Un hombre de estado, con buenas intenciones, importantísimo
en la historia de Estados Unidos, de gran talento y genio que modernizó muchas de las estructuras de Estados Unidos, pero también un hombre obsesivo y tendente a personalizar en sí mismo
conceptos abstractos como la ley o la justicia, con el peligro que eso
conlleva.
“J. Edgar” casi ha coincidido en cartelera con “La dama de hierro” y las
comparaciones entre una y otra son sangrantes. La profundidad, complejidad, matices,
ausencia de simplificaciones, lugares comunes y maniqueísmos vulgares de la
obra de Eastwood deja aún más en ridículo la propuesta de Phyllida Lloyd.
Eastwood retrata a la manera clásica, con extraordinaria
seguridad, esta vez sí, desde la dirección y el estilo, la vida de un personaje
que corrió en paralelo a algunos de los años más convulsos de la última historia
de los Estados Unidos, siendo él de suma importancia en muchos de esos
acontecimientos. Un personaje que adquirió tal poder que incluso los presidentes
le temían, demócratas, republicanos… Conocía no sólo los entresijos del estado,
al que puso en extrema observación, sino las intimidades más ocultas de todo
personaje relevante del país. Puso una cámara oculta en la vida estadounidense.
Jugó desde su extremo puritanismo con las debilidades de todos, una libertad que
le llevó casi a la tiranía en la sombra.
Si algo tiene el cine de Eastwood son grises, saber sacar la
humanidad a sus personajes, el lado oscuro de los supuestos buenos (“Sin
perdón”, 1992), y el positivo de los supuesto malos (“Un mundo perfecto”, 1993).
Esto es común a sus mejores obras, centradas en personajes potentes, solitarios
en su mayoría, aunque capaces de amistades auténticas, si bien es cierto que en
otras cintas ha jugado más con los sentimientos y conceptos más abstractos, sin
que eso suponga una merma en la profundidad de los personajes generalmente,
pero eliminando esa ambivalencia (“Los puentes de Madison”, 1995)…
Entre esos retratos de personajes potentes, profundos, complejos,
ambivalentes, tenemos obras maestras de la talla de “Bird” (1988), donde
disecciona de forma magistral a Charlie Parker, “Cazador blanco, corazón negro”
(1990), donde retrata a John Huston, la citada “Un mundo perfecto” y el
personaje de Kevin Costner, los personajes de “Mystic River” (2003), el
protagonista principal de “Gran Torino” (2008)…
Eastwood insiste en que determinadas formas de ser,
determinadas opciones, no implican la bondad ni la maldad puras, que podemos
equivocar, confundir opciones u opinar contrario a lo establecido, lo
biempensante, pero a la hora de la verdad demostrar más humanidad que el más
respetable y viceversa… Así el protagonista de comentarios racistas de “Gran
Torino” será el que se sacrificará por el chaval oriental, o el protagonista de
“Un mundo perfecto”, despreciable en muchos aspectos, también tendrá su gesto
generoso.
En realidad esa complejidad, esa humanidad, suele estar
presente siempre en el cine de Eastwood, ya se trate de un personaje fuerte, de un
grupo o una sociedad, ahí tenemos esa obra maestra que anticipaba “Sin perdón”
que es “El jinete pálido” (1985), “Medianoche en el jardín del bien y del mal”
(1997), “Mystic river”, su visita a la 2ª Guerra Mundial en la discreta
“Banderas de nuestros padres” (2006) o la brillante “Cartas desde Iwo Jima”
(2006)…
El sacrificio, la responsabilidad, el valor... son temas y
también rasgos del carácter de muchos de los más brillantes protagonistas del
cine de Eastwood (“Sin perdón”, “Gran Torino”, “Space cowboys”, “El jinete
pálido”, “Million dollar baby”…).
Otro aspecto muy presente en este magnífico director y autor
es la desmitificación de la leyenda, de los mitos, como si de John Ford se
tratara, además de haber aprendido del maestro irlandés, y de Don Siegel y
Sergio Leone, ese estilo clásico de dirección y de narración, como un manejo
del tempo que incluso en sus películas más alimenticias y menos personales las
dota de una enjundia superior a la media. La desmitificación del oeste y sus
personajes en “Sin perdón”, la de la gloria estadounidense en la 2ª Guerra
Mundial en “Bandera de nuestros padres” o “Cartas desde Iwo Jima”, la de
personajes como Charlie Parker en “Bird”, John Houston en “Cazador blanco,
corazón negro”, o el mismo J. Edgar Hoover, en la que nos ocupa…
Eastwood siempre indagará detrás de lo ideal, de lo que
parece idílico y puro, de lo aparentemente perfecto e intocable, como el John
Ford de después de la guerra. El cine de Eastwood no gusta de quedarse en la
superficie, pero no lo hace con ánimo polemista sino de autenticidad, una
búsqueda de verdad sea esta oscura o clara. Es lo que sorprende a los hijos de
“Los puentes de Madison” o lo que se acaba descubriendo en “Medianoche en el
jardín del bien y del mal”, cuando una sociedad en apariencia reaccionaria
acaba seduciendo al protagonista, cuando el aparentemente más sofisticado de
los vecinos es el asesino…
Ya me entretendré en la temática de Eastwood, su estudio del
poder, de la ambición, sus reflexiones sociales, sus estructuras basadas en el
viaje o la búsqueda, la misión… cuando haga otra crítica de alguna película
suya aún más brillante, como “Sin perdón”, por ejemplo, por ahora sirva de
adelanto.
“J. Edgar” corresponde al grupo de películas con personaje
central potente y del que se sacan las luces y las sombras eliminando
maniqueísmos e ideas simplistas, y el director lo vuelve a clavar.
La narración que nos propone Eastwood es caleidoscópica,
flashbacks dentro de flashbacks, viajes al pasado con vueltas al presente,
viajes al pasado sin un orden fijo… Saltos continuos en el tiempo atrás y
adelante.
Eastwood también se ha destacado con un gran director de la
amistad, ya sea en tono paternal (“Un mundo perfecto”, “El principiante” 1990,
“Gran Torino”, “Million dollar baby”…), o de igual a igual (“Sin perdón,”,
“Space cowboys”, “Mystic river” que supone la más compleja reflexión sobre el
tema, siendo uno de los más reseñables de esta película…)
“J. Edgar” es una nueva muestra de una amistad de igual a
igual, aunque ésta esconde un amor, frustrado en esencia, como aquel de “Los
puentes de Madison”. Una maravillosa relación. En esta película la relación
entre Edgar Hoover y Clyde Tolson (Armie Hammer), tiene todos los elementos
mencionados, una amistad verdadera de igual a igual con un personaje más
potente, como es el de Hoover (un extraordinario DiCaprio, una vez más), y que
se acaba convirtiendo en una bella relación amorosa, sutil y nunca consumada.
Eastwood retratará las claves de la personalidad de
este genial personaje tanto en su vida privada como en la pública, su devoción
por su madre, su renuncia a todo lo que no fuera su trabajo, incluso a sus
propios impulsos, instintos y naturaleza, un trabajo que se convirtió en
obsesión y sustitutivo para todo aquello a lo que renunció…
Fue el primer director del FBI con su actual estructura con
tanto solo 29 años, un innovador en las técnicas de investigación, las
profesionalizó y modernizó hasta límites jamás conocidos, su legado será ya
eterno. Un hombre de principios, de gran honestidad que acabó confundiendo sus
competencias y elevando su ego a la categoría de ley, un personaje tan
fascinante y brillante como despreciable en muchos aspectos, una complejidad
tratada con sumo cuidado y respeto por el maestro Eastwood. Luchó denodadamente
contra el gangsterismo, logrando éxitos excepcionales pero también luchó
denodadamente contra otras causas no tan loables, como su persecución a Martin
Luther King Jr., además de los censurables métodos empleados.
“J. Edgar” es una película oscura desde el punto de vista
estético, su inicio además es muy nocturno, algo estupendo, la noche y el cine
siempre han compaginado a la perfección. Se nos muestra el suceso que influyó a
Hoover para emprender su lucha anticomunista y sus firmes principios en todo
momento, llegando a un puritanismo exacerbado. Una decidida lucha contra el terrorismo.
Mitchell Palmer fue una gran influencia para él y su atentado, junto a otros
que se sucedieron, marcó a Hoover.
Se recrea así la influencia que tuvieron los acontecimientos
y su familia, su madre especialmente, en su forma de ser y actuar. Una relación
con su madre de respeto, admiración y amor casi obsesivo. La palabra de la
madre era ley para él, aunque tuviera que renunciar a sí mismo.
Tengo reciente esta película.
ResponderEliminarLa dirección de Eastwood y la interpretación de Di Caprio, magistrales.
No me gustó que se incidiese de manera tan expresa en aspectos personales del protagonista, digamos, que son bastante especulativas, aunque tengan cierta base. Creo que le restan fuerza a la cinta.
Buenas Eddie79, es posible que sea la parte más polémica de la película pero creo que es vital para hacer un retrato completo y además entenderlo, es una película sobre él, no sobre su trabajo en exclusiva, de ahí el nombre, por ello creo que se ha mostrado todo lo concerniente a su vida.
ResponderEliminarYo creo que se podía haber sido menos explícito con detalles que se basan en especulaciones, aunque resulten verosímiles.
ResponderEliminarNo quiero extenderme más porque no quiero dar más claves sobre la película que seguro que desgranas tú estupendamente y bastante mejor que yo en la 2ª parte del hilo.
Así que quedo a la espera.
:-)
Puede ser, pero es una opción plausible para comprenderlo mejor.
ResponderEliminarTú aquí puedes hacer lo que te salga del níspero. Es tu casa y eres un TOP jajaja.
Al final he visto, 'J Edgar' de Clint Eastwood y ha superado mis expectativas. Me la habían puesto muy floja y resulta ser, más allá de algún que otro maquillaje terrible, una película interesante y reveladora. Di Caprio, de nuevo, magnífico. Toda una sorpresa. Un saludo!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario "Manipulador de Alimentos", me alegra que te haya gustado, comparto tu parecer.
EliminarEsta película es magistral. Leyendo ciertas críticas uno pensaría que es una película mediocre pero la verdad es que se trata de una película entrañable y profunda. Pienso al igual que Mr. Sambo que uno de los méritos de Eastwood es haber trazado un retrato profundamente humano, con sus grandezas y miserias. No quiero imaginarme una película sobre Hoover realizada por un director "progresista"
ResponderEliminarAsí es Giovanny, imagínate, de ahí algunas críticas que buscan lo que buscan en el plano ideológico. Es una auténtica joya, cine de talento mayúsculo.
EliminarUn abrazo y muchas gracias por el aporte.
Una cinta en la que podemos apreciar un Leonardo DiCaprio inspirado, original, emocionante y único en el cuerpo de Hoover. Una cinta que está lejos de formar parte de lo mejor de la filmografía de Eastwood, pero que igualmente es una propuesta para ver y debatir. Hace poco la vi a través de Filmes Online y es de verdad una cita que disfrutas mucho, además no sólo te entretiene, la historia en general logra cautivar al espectador. Muy recomendable.
ResponderEliminarMuchas gracias por la opinión Sofia y me alegro de que la hayas disfrutado. Un gran Di Caprio, como de costumbre.
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