viernes, 30 de diciembre de 2011

Crítica: ¡QUÉ BELLO ES VIVIR! (1946) -Parte 2/4-

FRANK CAPRA







Se ha entendido, interesadamente o bien por superficialidad en la interpretación, que “¡Qué bello es vivir! es una cinta anticapitalista. Nada más lejos de la realidad. Capra en ningún momento cuestiona el sistema, ni él ni su personaje protagonista, que está perfectamente integrado en el sistema y se vale de él para lograr sus fines, propósitos e incluso para soñar con sus proyectos grandilocuentes. Capra defiende claramente al individuo, la libertad y la generosidad, como defiende la competencia contra el monopolio, que es lo que verdaderamente critica, ya que el monopolio es una forma de dictadura, una limitación de la libertad, la falta de competencia de hecho, sería lo que acabaría con el sistema, es lo contrario al sistema. Capra aboga por medios para evitar esas situaciones de monopolio para proteger dicho sistema, ya que si no peligraría o colapsaría.
Antes mencioné que a Capra se le ha tachado de muchas cosas, conservador, comunista, fascista, retrogrado, ñoño, superficial… lo cierto es que Capra, por sus películas, se aleja de todo lo que tenga que ver con comunismo o socialismo, aunque muchas veces hayan visto algo así. Los valores de Capra se acercan más al conservadurismo además de grandes dosis de liberalismo. Sus valores, principios e ideas son el individuo, la generosidad, la familia, la honestidad, el trabajo, el sacrificio, la sinceridad, el amor… los valores tradicionales de toda la vida.
En este punto debemos analizar un poco el personaje del señor Potter, un personaje que parece salido de Dickens, como ya mencionaremos, y su “Cuento de Navidad”, un señor Scrooge cualquiera. Si observamos por encima del caricaturesco personaje (alguien tan desagradable y mezquino o es muy brillante o no se entiende que tenga éxito), lo cierto es que Potter nunca incumple la legalidad, aunque se insinúe, hasta el robo de los 8000 dólares, y sus observaciones no son estrafalarias, el hecho de dar préstamos con cabeza y sentido común asegura la viabilidad de un sistema, ni más ni menos. Potter se ha hecho a sí mismo, igual que pretende hacer Bailey, y luego cada uno encauza su generosidad o falta de ella hacia distintos destinos. La caricaruta viene por una obsesión y hacer un personaje radical en ese sentido, su ambición sin límites y peligro monopolista es lo que se pretende criticar y evitar, pero Capra hace una creación más compleja de lo que parece, como la conclusión, que se ha vulgarizado y malinterpretado. Capra profundiza muchísimo en la conclusión final y omite voluntariamente a Potter del éxtasis final, un final que encierra mucha complejidad y una visión lucidísima de todo lo que plantea, no quedándose en el conflicto íntimo sino teniendo en cuenta todo el entorno social creado por él mismo. Potter es un personaje clásico y habitual del cine de Capra.
Una vez resuelto el papeleo por la muerte de su padre George decide irse tras discutir con Potter y dejar claras sus credenciales ante el resto de socios. Cuando estos le digan que si no sustituye a su padre Potter se quedará con la compañía, George volverá a ceder y renunciará a su viaje, por lo que mandará a su hermano a la universidad para quedarse allí llevando el banco durante cuatro años.
Otro de los rasgos estilísticos habituales de Capra es el uso expresivo del primer plano, es un auténtico maestro y aquí nos deja un buen número de pruebas de ello. En los momentos clave o más dramáticos de la vida de sus personajes, en este caso de su protagonista George Bailey, Capra planificará unos primeros planos asombrosos y tremendamente expresivos, de los que se quedan en la retina y no se olvidan jamás. Entre los ejemplos que podemos mencionar tenemos el momento en el que se nombra a Potter, cuando George pretende irse de viaje definitivamente, que expresa la tensión, frustración y desesperación del protagonista al ver que no tiene salida, y que su sueño de ir a la Universidad y salir de Bedford Falls se va a ver truncado por su forma de ser ante la situación planteada. Cuando George se entera de que su hermano se ha casado y le han ofrecido otro empleo, lo que hace peligrar su sacrificio de cuatro años esperando su llegada para marcharse él a estudiar, temiendo que no le sustituya, tenemos un nuevo ejemplo de lo mencionado. Hay más que mencionaré en su momento.
¡Qué bello es vivir! Una película profundamente cristiana, profundamente católica.
El sacrificio es el gran tema de la película, o al menos uno de los principales. Un profundo estudio sobre el sacrificio, su esencia. George Bailey define el sacrificio, sus sacrificios no tienen matices, no hay ego o satisfacción personal en sus actos de generosidad, no siente si quiera un bienestar egocéntrico por su propia bondad o se recrea para ser elogiado por ella. No. A George Bailey le fastidia, y mucho, tener que hacer esos sacrificios, pero antepone el bienestar de los demás al suyo propio, a costa de su propio sufrimiento y renuncia de lo que más anhela y desea. Siente profundamente no poder hacer realidad sus sueños y a pesar de ello sigue los pasos de su padre. Cuando somos generosos, generalmente, lo hacemos pensando en el reconocimiento o en la consideración de nuestros semejantes, que se valore nuestro acto y sacrificio, pero eso matiza y limita dicho sacrificio, esto no sucede con George Bailey.
La interrupción de la escena de cortejo por la muerte del padre es un buen ejemplo para desmontar a todos aquellos que han definido a esta obra maestra de sensiblera, ñoña y demás sandeces. La muerte del padre no puede estar tratada con mayor sobriedad y tacto, interrupción del cortejo, un comentario urgente sobre el ataque que ha padecido el padre, una marcha apresurada, fundido en negro y reunión de los accionistas para debatir que se hace tras la muerte, con un George Bailey que tiene un brazalete negro en el brazo en honor a su padre. No se recalca nada, ni se estiran o manejan sentimientos de forma gratuita, una simple reseña y punto final. Como éste hay muchos ejemplos.
James Stewart es el actor con mejor filmografía de la historia, no ya por número de obras maestras, sino porque en general son muy pocas las cintas en las que participó que no tuvieran un buen nivel. La calidad media de su trabajo está entre el notable y la excelencia, sus películas más discretas son buenas o notables y el número de obras maestras protagonizadas asombroso. Humphrey Bogart y Cary Grant estarían en el podio, pero si bien Bogart tendría un número similar de títulos indiscutibles lo cierto es que Stewart tiene un registro de géneros más amplio, tocó más palos. En cuanto a Cary Grant comentar que quizá tenga un número algo inferior de obras maestras, a pesar de ser mi actor favorito. “Vive como quieras” (1938), “Caballero sin espada” (1939) de Frank Capra, “El bazar de las sorpresas” (1940) de Ernst Lubitsch, “Historias de Filadelfia” (1940) de George Cukor, “¡Qué bello es vivir!”, “Yo creo en ti” (1947) de Henry Hathaway, “La soga” (1948) de Alfred Hitchcock, “Flecha rota” (1950) de Delmer Daves, “Winchester 73” (1959) de Anthony Mann, “El invisible Harvey” (1950) de Henry Koster, “Horizontes lejanos” (1952) de Anthony Mann, “El mayor espectáculo del mundo” (1952) de Cecil B. DeMille, “Música y lágrimas”(1953) de Anthony Mann, “Colorado Jim” (1953) de Anthony Mann, “Tierras lejanas” (1954) de Anthony Mann, “La ventana indiscreta” (1954) de Alfred Hitchcock, “El hombre de Laramie” (1955) de Anthony Mann, “El hombre que sabía demasiado” (1956) de Alfred Hitchcock, “El héroe solitario” (1957) de Billy Wilder, “Me enamoré de una bruja” (1958) de Richard Quine, “Vértigo” (1958) de Alfred Hitchcock, “Anatomía de un asesinato” (1959) de Otto Preminger, “Dos cabalgan juntos” (1961) de John Ford, “El hombre que mató a Liberty Valance” (1962) de John Ford, “La conquista del oeste” (1962), “ El gran combate” (1964) de John Ford… son algunas de las obras maestras o películas notabilísimas que ha protagonizado. Hay más obras de arte que podríamos mencionar, y otras más normales, pero siempre de buen nivel. Además ha sido dirigido por la mayoría de los grandes. Impacta la lista ¿verdad?
Aquí nos deleita con una de las más grandes interpretaciones que se recuerdan. La progresión dramática y en todos los detalles, gestos y comportamientos, denotan primero una dirección de actores magistral y luego un talento descomunal por parte del actor. De la jovialidad inicial y andares alegres, su vitalidad y el hablar siempre de viajes, su alegría y entusiasmo que contagia, vemos como poco a poco su comportamientos, tras varias decepciones y frustraciones vitales, se irá haciendo más grave, pausado, asentado, maduro conforme el metraje avance y los años le vayan cayendo al personaje, un paso a la madurez que Stewart muestra como pocas veces se ha visto. Es un deleite, fijaos bien en ello porque es espectacular, poder ver y apreciar este trabajo de unos de los mejores actores de todos los tiempos es un gozo y un placer que es casi contradictorio, uno purifica el alma viendo la película mientras seguro que peca con tanto gozo.
El deseo de George por viajar será recalcado de forma sutil con la presencia de medios de transporte a los que mira con deseo, o con sonidos en off, el silbato del tren, como vemos en la escena donde se ve a George, solo, fuera de la casa paterna, meditando que hacer ante la noticia del matrimonio de su hermano y su oferta de empleo. Cuando oímos el sonido del silbato del tren, George mira a la lejanía con añoranza, una sonrisa de resignación se asoma a su rostro… la decisión está tomada, no puede renunciar a su naturaleza, dejará ir a su hermano con su mujer al empleo que le han ofrecido y se quedará en Bedford Falls, su cárcel y a la vez su vida. George tiene 22 años, y fuma, va madurando, incluso en esos elementos se nota, vicios de adulto.
En esta misma escena hay una conversación censurada o cortada con su madre, que impulsa a George a ir a buscar a Mary, que siempre le ha querido y que en el fondo, en la sabiduría materna, sabe que él también la quiere a ella. Conocemos que Mary tiene un compromiso con Sam, adquirido por la creencia de que George se iría del pueblo y por tanto no tendría ninguna esperanza con respecto a él, un compromiso resignado que no llegaría a ningún lado, con un hombre que no ama en absoluto.

El destino al que está abocado George parece provocado por el deseo que pidió Mary cuando lanzaron piedras a los cristales de la que será su casa, una paradoja potente.
La naturalidad de los diálogos es total, con todos interrumpiéndose o montándose en las frases del resto de actores, ayudados además con interpretaciones magistrales, especialmente la de James Stewart, claro, pero también las de Thomas Mitchell, Henry Travers, Donna Reed o el propio Lionel Barrymore. Esto comenzó a desarrollarse de forma novedosa en “Ciudadano Kane” (Orson Welles, 1941), cuando por primera vez y conscientemente los actores se interrumpían sin problemas, al menos fue una de las primeras veces donde este rasgo se hizo más evidente.
George vagará por la ciudad negándose a cumplir la recomendación de su madre, encontrándose con Violet, en otra escena censurada o cortada, donde le propone escapar para vivir una noche salvaje, algo a lo que ella se niega escandalizada. Cuando por fin para frente a la casa de Mary, como si estuviera frente al patíbulo, renegando de su amor por Mary aunque en realidad está loco por ella, sintiendo un conflicto interno entre dos cosas que desea, irse de allí y a esa chica especial, fiel y leal que siempre le espera y tiene todo lo que busca, todos los valores que puede apreciar y más, tenemos una escena realmente conseguida que logra cohesionar elementos profundamente dispares. La tensión, la incomodidad del momento en la relación de ambos personajes, sobre todo por la actitud de George, la presencia de la madre, siempre estorbando y molestando, la llamada de Sam… y a la vez una gran comicidad en ese conflicto interior que Stewart no logra disimular y donde volvemos a ver al niño de las primeras escenas, algo asombroso, inquieto, transparente, celoso… Una escena perfecta rubricada con la declaración definitiva de amor entorno a un teléfono con el pretendiente de Mary al otro lado. Un beso de teléfono como aquel de “Encadenados” (Alfred Hitchcock, 1946), película del mismo año. Magistral.

Mary también maneja bien sus armas de mujer, sabe ser manipuladora, hacerse la misteriosa y provocar celos, pero tiene y comparte los mismos valores y principios, la misma honestidad, fidelidad y lealtad que George, los valores que el padre de éste le enseñó.
De ahí a la boda, como no podía ser de otra manera, y de ahí al adiós a los sueños grandilocuentes de viajes y proyectos faraónicos, tendrá que conformarse con una luna de miel e intentar llevar a cabo en su pueblo los proyectos que pueda a escala adecuada.
En la escena del beso, justo anterior a la boda, George dirá que no se casará, que nunca lo hará. Por supuesto valga que George diga algo para que sea lo contrario, en este caso sólo tarda en cumplirse esta máxima un beso y un encadenado, ya que de su afirmación a la escena de la boda es lo que sucede.
Cuando todo parece preparado para que George haga un viaje fuera de Bedford Falls, aunque sea de luna de miel, el destino se cruza, una vez más, en su camino. El crack del 29, el pánico de los inversores, clientes, accionistas, las bancarrotas, hacen que los bancos se tambaleen, que todos quieran sacar el dinero que tienen en ellos para no perderlo. Este hecho obligará a George a cancelar nuevamente un viaje para solucionar los problemas de su empresa y a la vez impedir que Potter se haga con el monopolio absoluto de nuevo. Potter, hay que mencionarlo, demostrará otra vez su competencia al aguantar el crack y no sucumbir a la crisis, como lo hará George. Capra de forma muy taimada valora el talento de los dos, por tanto no condena el sistema, sino la concepción, las intenciones que cada uno tiene, el uno hace peligrar el propio sistema con sus ansias de monopolio y el otro sólo hace peligrar su empresa, a sí mismo, uno sólo mirará por él mismo, el otro elige ayudar a los demás, sin que eso impida su propio beneficio, recordemos que cuando se va de luna de miel se lleva todo el dinero que tiene acumulado para gastarlo sin mirar, un dinero que usará luego para pagar las deudas a los que quieren sacar su dinero de allí. Capra contra la ambición cruel, desmedida, castradora de la libertad.



Mary será la que ofrezca el dinero de su luna de miel para ejecutar los pagos, ahí demuestra que está a la misma altura moral que su marido, no mira por ella, no pone caras raras o pesarosas, no se lamenta, no duda, no reprocha, simplemente entiende las circunstancias, el pesar de su marido y hace lo posible para solucionarlo, con gran visión y brillantez, como hará también al final y siempre. Una mujer generosa al máximo y que vive por y para su amor, por y para el amor, un amor que da igual que recibe, no hay el más mínimo atisbo de egoísmo.
La lluvia, como la nieve, los fenómenos atmosféricos, tiene carácter simbólico y aparecerán en múltiples ocasiones en momentos de gran dramatismo, como presagio de algún pesar o como purificación. A la salida de la boda cae una densa lluvia que nos avisará de la noticia que impedirá a George ir de luna de miel.

Es magnífico el detallismo y el talento observador, que además huye de la sensiblería, otro director haría que el cliente que quiere sus 242 dólares al final cediera y pidiera menos para ir tirando una vez George explica la situación, pero la realidad será que se mantendrá en sus trece y eso es lo que se le pagará. Será el resto de clientes los que comprendiendo la situación pidan sólo lo que necesitan.
La ficción de la luna de miel que prepara Mary con ayuda de algunos amigos, con una rudimentaria decoración en la casa deseada por ella y posters de los lugares que George quiere ver en sus viajes, es una reivindicación de la imaginación, de la importancia de las cosas pequeñas, aquello que quería el padre de nuestro héroe y que también acaba buscando él, de lo verdadero, lo esencial, los sentimientos, el amor, sobre lo accesorio, de lo que se tiende a valorar más cuando la necesidad lo exige. Este tema de la ficción y la fantasía lo retomaremos con el universo alternativo de la parte final, uno de los temas imprescindibles en Capra, una de sus claves.
La casa de la pareja está en la calle Sycamore, que es el apellido del personaje interpretado por Jean Arthur en “Vive como quieras”, (1938). Las autoreferencias están muy presentes en la cinta.
La escena en el parque Bailey (unos apartamentos creados por la empresa de George que mejoran los de Potter, que son muy cutres, y que recordará a lo que planeaba el personaje, también interpretado por James Stewart, en “Caballero sin espada”, 1939) también debió estar censurada o cortada, es de esas escenas con doblaje distinto. Mary y George, como si de los tres Reyes Magos se tratara, entregan una casa a una familia, los Martini, y como ceremonia Mary dará pan, sal y vino como ofrendas, remedo del oro, el incienso y la mirra.
El parque Bailey en una prueba de la defensa capriana del sistema, así como en otros ejemplos similares de otras películas suyas, no es una medida gubernamental, sino la decisión de un individuo de acometer esa empresa en el uso de su libertad.

Potter y George tiene un nuevo cara a cara. Potter pretende contratar a George en una nueva maniobra para conseguir sus objetivos de monopolizar el pueblo, y que mejor forma que haciendo que tu enemigo se una a ti. Una escena y conversación brillantísimas donde Capra muestra el talento del villano que cala a la perfección la psicología de George, pero sólo en los aspectos relacionados con “lo profesional”, ahí radica su fallo de percepción, un aspecto muy coherente con la idea de la falta de alma y humanidad del personaje, que no sabe leer ese aspecto de George. Por eso vuelve a fallar el tiro. Pero el hecho es que todo lo que describe sobre nuestro protagonista es acertado.

Una escena donde Dickens se mezcla con Goethe, nos adentramos en Fausto, con un Potter- Scrooge que se transforma en un Mefistófeles monopolístico que busca captar almas, eso que a él le falta, tratando de tentar a George Bailey, para que se una a él, contratándole y así resolviendo ese problema que le impide controlar todo el pueblo de una vez. Una oferta que, en teoría, no podría rechazar. Pero es rechazada.
Todo en el despacho de Potter quiere representar poder, como si el complejo de inferioridad que le provoca su minusvalía tuviera que ser compensado, así el sillón en el que George se sienta estará a un nivel muy bajo en comparación con el de Potter, habrá un retrato majestuoso presidiendo el despacho y una pequeña calavera, muy acorde con esa idea demoniaca antes mencionada, en la mesa.
Después de la tentación viene el descanso del héroe, que resistió como un jabato una propuesta irrechazable y tiene su recompensa con el embarazo de Mary, que se lo menciona de forma sutil. Esta escena es una nueva muestra de sobriedad y ejemplo de manejo de los sentimientos de forma maestra por parte de Capra, sobrio y sin alardes, lo opuesto a la sensiblería de la que se le acusó… y sigue acusando en algunos sitios sorprendentemente.





Dedicada a JuanchoFurquet y su espíritu navideño. Dedicada a mi prima Nora y su eterna generosidad. Dedica a mi amigo Cisco, porque sé que es una peli especial.








7 comentarios:

  1. Como siempre excelente!! La generosidad con quien se la merece, como tú :D

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  2. Bueno ahora parece q me deja escribir!!!

    Quería decirte q este esfuerzo q has hecho ameno, detalladísimo y con tantas cosas q no sabía, m ha hecho apreciar mucho más una cinta q he visto mil veces. La 1001 será apoteósica.

    He aprendido mucho de Capra, de detalles qsobre él y su obra q no sabía apreciar, por falta de conocimientos, y que ahora, gracias a tu análisis, ya puedo valorar.

    Estoy disfrutando de lo lindo....

    Espero con ilusión, el resto de partes.

    Mil gracias, sensei. Eres grande!!!

    Un beso!

    R

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  3. hola mr sambo.

    con todo respeto a los que aman "que bello es vivir" tengo que decir que es otra más de las pelis sobrevaloradas de la historia del cine. un bluff sólo comparable a "lo que el viento se llevó", Charlot y algún otro pestiño similar.


    de todas formas querido mr sambo, no dejo de leer tus comentarios tan propios de una persona inteligente, buen tipo y que ama al cine.

    gracias por tu blog.

    a todos los que leais esto, amigos, conocidos y saludados, un muy buen año 2012.
    laus deo.

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  4. R, muchas gracias. Es un placer que aprecies mi crítica así. Engordando el ego. Cuando la veas de nuevo ye me dirás. Sin falta ehh.

    Ispiriux si es que ni tienes espíritu navideño ni nada, además como en todo clásico es obligado que haya un par de despistados a los que no les guste jajaj. Un abrazo crack.

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  5. Qué bello es vivir, como bien se ha apuntado, es deudora del cuento de Dickens, creo que sin ese precedente sería inimaginable el filme. James Stewart está portentoso, anunciando además ese giro de tuerca que explotará definitivamente con Hitchock y Anthony Mann, con un carácter mucho más oscuro en sus personajes.
    Yo creo que Capra es ante todo un liberal, en el sentido estadounidense del término, que no coincide con la acepción europea...y sobre todo un entusiasta de Roosevelt y sus políticas, aunque eso creo que se aprecia más en "Vive como quieras".

    Un placer haber descubierto este blog. Saludos.

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  6. Muchas gracias Tirador Solitario, estupendo nick. Grandes aportaciones y muchas gracias por tu opinión y por pasarte por aquí. Más que cualquier idea política creo que en Capra los valores católicos predominaban siempre.

    Un saludo.

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