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miércoles, 2 de mayo de 2012

Crítica: KEN FOLLETT: Los Pilares De La Tierra

LITERATURA









Ken Follett es uno de los escritores de más éxito en el mundo, cada libro suyo es un Best Seller inmediato, algo de lo que el autor de “La isla de las tormentas” es plenamente consciente. En el prólogo de este libro que nos ocupa reconoce que sus libros de espionaje, sus thrillers, son entretenimientos que no tienen nada que ver con la “alta” literatura, y que en “Los pilares de la tierra” en cambio, se dejó los cuernos para lograr una obra que trascendiera todo eso. Me parece una demostración de modestia de un autor del cual se puede disfrutar siempre. No es ningún genio literario pero sí un excelente narrador y contador de historias.

El hombre de Petersburgo”, “La clave está en Rebeca” o “Las alas del águila” son algunos de los thrillers que le dieron fama mundial, novelas de espionaje de aliento clásico y siguiendo la estela de Frederick Forsyth. Novelas apreciables y muy entretenidas de las que se han vendido millones de ejemplares.

Con esta obra que nos ocupa, mucho más compleja y ambiciosa que las anteriores, como él mismo reconoce, y que pretendía ir más allá del mero entretenimiento, comienza otra época donde se centrará en las novelas históricas. “Un lugar llamado libertad”, ambientada en la Escocia del siglo XVIII, y el mundo de la minería o “Una fortuna peligrosa” que se ambienta en la época victoriana, son algunos de los ejemplos.

 “Los pilares de la tierra” tiene muchos aciertos narrativos. Una epopeya vital donde los personajes van pasando, se nos cuenta la historia de varias generaciones de una familia, y de los que vemos su nacimiento y su muerte. Una novela imprevisible donde el que parece el protagonista sólo lo será hasta un punto determinado de la narración.

Esta estructura alargada en el tiempo se vehicula en el tránsito artístico del románico al gótico y su evolución, una estupenda idea muy bien llevada mostrada en la construcción de una catedral.

El protagonismo se irá alternando aunque hay un personaje que lo aglutina de manera más firme. Philip, un monje que llega a ser prior de Kingsbridge, jugará una gigantesca y cruel partida de ajedrez contra Waleran Bigod, un poderoso clérigo de infinita influencia. Jack Jackson también será uno de los principales personajes en la parte final de la novela, junto a Aliena de Shiring. En la primera parte serán Tom Builder y Ellen quienes protagonizarán la mayor parte del relato.

Lazos familiares secretos, ambiciones, injurias, mentiras, traiciones, conspiraciones, intrigas políticas, revelaciones, confesiones, el amor, el deseo, la maldad, la bondad, sexo, violencia… todo muy bien narrado y estructurado, como digo, como si de una partida de ajedrez se tratara en la parte central de la novela.

Eso sí, todo muy medido y digerible, apto para todo público.

Una vez te sumerjas en ese mundo medieval del siglo XII es seguro que el libro te atrapará.

He denominado la estructura general del libro, cuando Philip se tiene que enfrentar a Waleran, como una partida de ajedrez porque en cada capítulo se desarrollan ingeniosas ideas que nuestro protagonista debe poner en funcionamiento con decisión para defenderse de las artimañas del malvado clérigo. Philip no sólo se defenderá sino que pondrá en jaque a Waleran para intentar subsistir y defender su priorato de los ataques de aquél. Un constante juego de inteligencias, ambiciones y conspiraciones con un solo vencedor posible. El movimiento de uno respondido por el otro y viceversa.

Los pilares de la Tierra” es un gran retrato de época, en todos sus aspectos, y una adictiva historia con personajes bien dibujados, cuidados y usados, además hay muchos y muy variados, donde en general se intenta huir del puro maniqueísmo, aunque “haberlo haylo”, donde la miseria, la crueldad y dureza de la época quedan perfectamente retratadas, donde la historia es imprevisible en todo momento, está muy bien narrada y tiene un pulso absorbente.

Ken Follett es indiscutiblemente un gran escritor de entretenimiento que aquí consiguió su mayor éxito con su obra más ambiciosa en la que, sin renunciar a sus habilidades comerciales, dio algo más de lo acostumbrado. Un elaborado tránsito vital, sobre el fluir de la vida y sus imprevistos, donde el destino se lo forja uno mismo.

Uno de los mayores defectos que mucha gente suele otorgarle a la obra maestra de Follett son sus elaboradas descripciones arquitectónicas. No veo el problema, si son densas, sólo están al inicio de algunos capítulos y sirven para estructurar la narración con brillantez. Tampoco resultan ni excesivas ni muy complejas, pero ya se sabe lo que suele ocurrir con los excesos de descripción en algunas novelas con algunos lectores.

Algo tendrá el libro cuando crítica y público se han puesto tan de acuerdo, cuando ha vendido esa barbaridad de millones de ejemplares y es incluido en las listas de los títulos más prestigiosos. Sin ser una obra cumbre de la literatura estoy convencido de que la disfrutarás con pasión si te pones a ello.