
Una surrealista mezcolanza que desde la nostalgia ha
despertado el cariño de los fans del cine de entretenimiento de los 80,
encontrando en su aparente desastre y desfasado despiporre, una parodia
brillante que mezcla géneros con un descaro y un espíritu lúdico que
representaba a la perfección el cine de aquella época.

El cine de acción, de artes marciales, el fantástico, el oriental, la comedia… en una orgía delirante.

Todo es delirante, empezando por la trama. Una banda que rapta chicas, especialmente con los ojos verdes, que son las deseadas por un pérfido ser demoniaco de increíbles poderes que busca su carnalidad, Lo Pan (James Hong), que cuenta 2000 años, mientras ordena a sus súbditos hacer y deshacer, que también tienen increíbles superpoderes, ocultos en las interioridades del barrio chino de San Francisco. Sólo un grupo de valientes, un anciano oriental, otro joven enamorado al que le han raptado la novia de ojos verdes y una reportera intrépida y pesada, comandados por un fanfarrón camionero, se opondrá a todo ello… ¿Cómo os quedáis?





Tanto Wang como la chica rubia que iba a recoger a una amiga que estuvo a punto de ser secuestrada, parecen conocer cosas sobre el mundo extraño en el que nos vamos a sumergir. De hecho, todo el mundo parece saber de qué habla y lo que ocurre menos Jack, nuestro guía en la aventura, el personaje con el que se identifica el espectador y a través del cual descubriremos todo. Un popurrí de información, una confusa y poco consistente mitología, algo absurda. A saber: Secuestros de chicas para venderlas, si son con los ojos verdes son más caras; tipos con súperpoderes; un brujo de 2000 años que quiere recuperar su carnalidad; una chica de ojos verdes para acabar con una maldición y dominar el mundo… Que digo yo que encontrar una chica de ojos verdes tampoco es que sea el reto más difícil del mundo, no son unicornios…

“¿No será un cuento chino?”


El no héroe.
Y todo gira alrededor de Jack Burton, el supuesto héroe, mal
llamado antihéroe, que no es héroe ni es nada. Es nuestro fanfarrón, torpe y
egocéntrico guía en ese mundo desquiciado e imposible, de reglas absolutamente
propias. Él será nuestro guía, es el personaje con el que se identifica el
público, que descubre ese universo desquiciado lleno de brujos y magias al mismo
tiempo que Jack. Un hombre que parece no enterarse de nada, mientras todos a su
alrededor parecen conocer absolutamente todo de ese mundo oculto en el barrio
chino de San Francisco.

Ya su presentación es significativa. Un charlatán camionero y radiofónico que divaga en reflexiones absurdas de camino a ejecutar su encargo. Un tipo alegre, carismático, engreído, dicharachero, egocéntrico, simpático, bien integrado con su entorno y con la comunidad china. La ambientación del mercado donde se desenvuelve Burton es acertada, lo mismo que la tormenta que allí acontece. Esto queda escenificado y personificado en su amistosa y desconfiada relación con Wang Chi (Dennis Dun), un joven y romántico chino que hace 5 años que no ve a su novia... y que seguirá sin hacerlo porque la secuestrarán nada más llegar a América. Burton acompaña a Wang al aeropuerto para asegurarse de que le paga una apuesta, confirmando una honda confianza y amistad.

Kurt Russell nos deleita con una fantástica interpretación
llena de autoparodia, donde su Jack Burton actúa como un héroe, tiene pose de
héroe y es más chulo y engreído que un ocho, además de aspirante a ligón, pero
luego nada de esto se confirma, es pura pose, porque el pobre no puede ser más
inútil. Quizá por ello sorprende que ganara la apuesta a Wang al inicio de la
película, pero sin ella no hubiéramos llegado a su demostración de
incompetencia. Es el gran detalle y punto creativo de la película, uno de esos
aspectos que la han hecho de culto y especial.
Jack Burton es un no héroe, no confundir con un antihéroe.
Un antihéroe es un héroe al fin y al cabo, que cumple con su misión con
competencia, que tiene el mismo papel del héroe, pero sus principios y valores
serán cuestionables cuando no profundamente intolerables (Ethan Edwards en
“Centauros del desierto" de John Ford en 1956); donde sus métodos son injustos o
sencillamente inadecuados, alejados de la moral y virtud que adornan al héroe
(es algo que se estila mucho entre los protagonistas modernos en las cintas de
peripecias, acción o aventuras); o incluso cuando sus rasgos físicos se alejan
del modelo clásico, usando el esperpento o la monstruosidad (Shrek, por
ejemplo); personas normales en funciones de personas excepcionales, o sea, los
héroes. El antihéroe tiene gran tradición incluso en la literatura clásica de
todo género.


Un hombre que lo mismo se quiere ir que se ofrece voluntario
para precipitarse hacia donde sea sin pedir explicación alguna, que pide explicaciones
urgentes porque no entiende nada o se enfrasca en cualquier aventura
inconscientemente… con la única obsesión de encontrar su camión.

-En el callejón, ante la tremenda pelea de bandas, una
auténtica guerra, se limitará a mirar y sujetar su cuchillo, absolutamente
superado, antes de huir a la carrera junto a su amigo Wang.


-Jack: ¡Qué va!



-Jack: Ehhh… sí… sí…
...
-Wang: ¿Estás dispuesto?
-Jack: Yo nací dispuesto.
Jack se vendrá arriba en el último tercio, haciendo suyas
frases de su amigo Wang, por ejemplo sobre la policía: “… tienen cosas más
importantes que hacer”.


-El clímax es impagable, con un Jack sublimando sus actos
ridículos, y confirmando uno de los mejores puntos de la película al
convertirlo en ese héroe paródico. Gracie perderá y recuperará la consciencia sin sentido ni motivo alguno. Los buenos irrumpiendo en la boda de Lo Pan para
interrumpirla. Un nutrido grupo de chinos dando carreras y poniendo cara de
malos a la cámara para defender la ceremonia. Wang dando unos brincos aún más
grandes de los vistos hasta ese momento. Y Jack quedando inutilizado por su propia incompetencia (disparando al techo y quedado
inconsciente por los cascotes que le caen en la cabeza justo antes de entrar en combate). Luego le
quitarán la metralleta y tendrá que ser salvado por Egg Shen (Victor Wong). Al
menos tendrá una especie de redención matando a un lento vigilante con su
cuchillo, que en la parte final sí tendrá actividad, aunque le costará sacarse
el cuerpo muerto del cadáver de encima. Luego será Gracie la que lo salve del monstruo
que lo sorprende por detrás. Jack encara el final con los labios pintados tras recibir un beso (el piensa en lo que piensa) de Gracie. Su trascendente discurso con esos labios pintados
tiene que despertaros la sonrisa.
“Tengo una navaja”.
-Jack: ¿Sabes lo que suele decir Jack Burton en un momento
como este?
-Trueno: ¿Quién?
-Jack: ¡Jack Burton! ¡Yo!
“Jack siempre dice “¿pero qué pasa?”
No hace falta decir que en su enfrentamiento con Trueno (Carter Wong) no
durará ni tres segundos, pero Wang saldrá al rescate.


Y por ello debía tener un final en consonancia, un final
sorprendente, atípico, rechazando a la entregada chica una vez ya ha conseguido a
su amado camión, huyendo de la estabilidad y sus besos para seguir con su
independencia simbolizada en dicho camión.
Carpenter definió a Jack Burton como un perdedor que cree,
erróneamente, que es un líder. Lo dicho.
"Un tipo alegre, carismático, engreído, dicharachero, egocéntrico, simpático"
ResponderEliminarY encima se dedica al negocio del transporte. Y además su amigo el pardillo luego resulta que es poco menos que un superhéroe. Si es que sólo le falta un compañero Wookie y que su camión supere en cinco puntos la velocidad de la luz :)