El gran interés que suscitaba la película eran las escenas
de sexo, ante las que no había ninguna esperanza de que recrearan las del libro porque querían conseguir que entrara el mayor número de personas posible al cine. Si en
el libro las escenas son completamente explícitas, lo que llevaría a secuencias
pornográficas, aquí sólo tenemos dos o tres escenas de pseudo sexo o pseudo
sado para jóvenes cristianos vírgenes e inocentes. Vamos, escenas que no se la
levantan ni a un adolescente pajillero hasta las cejas de Viagra. No sé si
recordaréis las películas eróticas que ponían por las noches en Telecinco,
muchos veranos especialmente, en sus inicios, en los 90. Pues bien, cualquiera
de esas películas es porno duro al lado de lo que nos muestra aquí la señorita
Sam Taylor-Johnson.
Aquí tenemos una supuesta película erótica de más de dos horas con un
referente literario donde hay constantes escenas de sexo explícito que queda
reducido a 11 minutos, otros suben a 15, pero de los cuales al menos 10 y medio
o más son insufribles y fríos preliminares guardiolistas. Además nuestro
protagonista, Christian Grey (Jamie Dornan), es el amante del sado más delicado
y suave que ha existido, asegura que él “no hace el amor, sino que folla... duro”, pero es pura mentira, se mueve a cámara lenta y la toca como si se fuera
a romper… Dudo que penetre absolutamente nada.
No pido que se recreen las escenas del libro ya que si
pretendían una cinta mainstream es lógico que se evitaran ciertos planos,
aunque podría haber sido un impulso aún mayor que se hablara de las escenas
puramente sexuales por resultar atrevidas y conseguidas. Películas de prestigio
han sido celebradas y elogiadas por y con sus escenas sexualmente explícitas,
como “Deseo, peligro” (Ang Lee, 2007) o “La vida de Adele” (Abdellatif
Kechiche, 2012) por poner ejemplos recientes. Se podría haber echado el resto
en alguna siendo atrevidos, haber intentado rodarlas mostrando más y no que
películas como “9 semanas y media” (Adrian Lyne, 1986) o incluso “Instinto básico”
(Paul Verhoeven, 1992) parezcan porno duro a su lado. Y es que hay un término
medio entre ver un buen culo y pensar, “¡buen culo!”, a pensar “le iba a dar yo
candela a ese trasero con mi puño americano o mi Rotorazer”… Rotorazer sin
sentido alegórico, se entiende.
Pues aquí ni puño americano ni erotismo ni nada, lo que es
asombroso, porque quien más quien menos ha disfrutado de un cachetito, de un
pellizquito, de un mordisquillo… En esta película se tocan como si tuvieran llagas y las escenas eróticas no pueden estar peor rodadas, con todos los tópicos
de las escenas de sexo cutres y mojigatas. Así que cuidado con lo que hacéis,
¡qué lo mismo os llaman sádicos! Porque sí, el sado en “50 sombras Grey” son
tres cachetes y pasar plumas de pavo real por las teticas…
Cortes continuos, planos cortos donde apenas se ve nada de
zonas oportunamente encuadradas, caricias a cámara lenta, gestos retorcidos y
cuerpos arqueándose en planos cortos también y sin que se vea mucho desnudo, un
besito, algún plano general fugaz para que veamos un culo o un pecho,
esteticismo lamentable donde todo parece calculado y medido, como para que no
se corra el maquillaje... y así hasta el final. Es decir, como cualquier escena
de sexo vista en cualquier telefilm. Ver retorcerse a esta chica por un simple
roce resulta muy ridículo, es como aquella memorable escena de “Celebrity”
(Woody Allen, 1996), donde el personaje interpretado por Charlize Theron era
multiorgásmico y su cuerpo completo una zona erógena para entusiasmo de
Kenneth Branagh. Pues la Anastasia ésta es como Theron en “Celebrity”, la rozas
el labio y orgasmiza. Si le pasas plumas de pavo real por el pezón, levita…
Con todo, tenemos 3 frases que son lo más destacado de la
película si no fuera porque no pegan ni con cola con el tono general de la
misma, al haber reducido todo el elemento sexual explícito. Frases que parecen
salidas de tono y que sólo tendrían sentido con una adaptación más fiel, pero
que no dejan de ser divertidas:
“Si fueras mía no podrías sentarte en una semana”.
“Yo no hago el amor. Yo follo… Duro”.
“Te follaría sin parar hasta la semana que viene”.
El chico enseña varias veces los pectorales, sus músculos,
que tampoco son para tanto, el culito en un par de ocasiones, una de ellas
copulando dulcemente en plano fugaz, y un atisbo del pene de su doble y vello
púbico. Más o menos como a la chica, que la vemos los pechos, el culo y más
vello púbico. Pudorosos son para gustarles tanto el sado y el fornicio.
Primer amago sexual en el ascensor, siguiendo con el tono de
comedia romántica. Una escena de humor sencillo.
“¿Qué será lo que tienen los ascensores?”
Luego se recurrirá a las sutilezas cuando en el helicóptero
Grey amarre firmemente a Anastasia a la silla, para que no se caiga y esas
cosas, en supuesto recurso morboso que adelanta futuros amarres a otros sitios…
La dirección tiene tan poca fuerza que jamás se logra transmitir nada de ese
morbo o tensión sexual, entregando todo eso al subconsciente del espectador que
haya leído el libro y que es el que finalmente pone en su imaginación lo que la
dirección, imágenes e interpretaciones son incapaces de plasmar. Esto con
suerte, imaginaos si no habéis leído el
libro siquiera…
Hay más morbo en Chicho Terremoto buscando bragas blancas
que en “50 sombras Grey”.
Primer polvo. El desvirgamiento. Aquí observamos que ella está pasando frío o él le hace cosquillitas porque tiene los pelos de las piernas como púas de erizo. Un polvo de sobremesa, frio, tópico hasta la nausea, convencional, lleno de planos cortos y caricias suaves para describir alguna parte del cuerpo mientras la actriz se retuerce de gusto sin que sepamos porqué… Dos minutos y medio de escena de los que dos son preliminares de Ikea. Luego en el baño los volvemos a ver desnudos, el culo a los dos, las téticas también a los dos… Luego en la cama tenemos un momento fugaz de vello púbico de ella, inicio de juego con una corbata, la transgresión suprema, y un futuro polvo interrumpido por la madre. Fin. Un par de tetas y dos o tres embestidas azoradas y embarazosas, como con reparo… Otros 2 minutos para nada. Quizá faltó una gitana para comprobar la virginidad de Anastasia, pero no se puede tener todo.
“Yo antes tomaba leche Pascual, hasta que probé la tuya,
Christian”.
-Anastasia: Verás Christian, es que soy virgen y no sé cómo
va esto. ¿Quieres meterme esa cosita en mi cosita?
-Christian: Bueno sí, quizá después, pero primero te quiero
meter estos 3 o 4 aparatitos y zurrarte con estas 3 o 4 cosas hasta que chilles
y sangres un poco por varios sitios. ¡Pero es guay, a mí me pone muchísimo!
-Anastasia: Eso me da igual, pero si metes eso en mi cosita
puedo quedarme embarazada, porque así es como vienen los niños, que lo he visto
en una serie de dibujos que se llama “Érase una vez… la vida.
-Christian: Bueno, eh, si la meto por este otro sitio no hay
problema, pero tú deja que te vaya atando…
“Firma aquí y aquí”.
Segundo polvo. Para acelerar la firma. Este polvo es el no
va más, juega con agua e incluso ¡con un hielo! Lo nunca visto. Es la escena
más morbosa y “vigorosa”, la pone a cuatro patas y le da un cachate en el culo. ¡Un
bruto del sado, este Grey! 2 minutos escasos. "¡Uy! Le ha vendado los
ojos. ¡Uy! Un hielo. ¡Uy! La ata a la cama con una corbata…" ¡¿Pero
vosotros qué hacéis en la cama, abuelos?!
Más sexo, unos azotes tras el día de la graduación, 3 para
ser exactos, una barbaridad violenta y sadomasoquista a la que es sometida esta
Anastasia. En el libro al menos son bastante más…
Se pretende cierto morbo en la escena de la comida familiar
de los Grey, cuando él intenta meterle mano bajo la mesa a ella. Falsa alarma,
Anastasia cortará de lleno tal osadía…
Cuarto polvo. Destensar. Se sugiere un problema,
indeterminado, en el trabajo de Grey, por lo que para destensar dará unos cuantos
latigazos, tres para ser exactos. El sadismo le sale por los poros al chico.
Tras esto, como si de “Pretty Woman” (Garry Marshall, 1990) se tratara, nuestro
protagonista tocará el piano.
Último polvo. Que no es polvo. La escena cumbre, el clímax,
que podemos situar entre los más ridículos del cine moderno. Tras confesar su
tormento interior a Anastasia, la chica le pide que le haga lo más fuerte que
se pueda hacer en la habitación roja, lo más doloroso. Christian se resiste un
poco, medio minuto, pero como ella insiste empieza a notar que se le acumula la
sangre en otra zona, se va poniendo pálido y comienza a sudar, con lo que tras
esta dura lucha interior acaba diciendo: “venga va…”. Recuerden, ella se lo pide a él.
Puede que lo que voy a relatar hiera la sensibilidad de alguno ya que contiene altas dosis de violencia gratuita, sangre y vísceras. Quedan advertidos para saltarse esta parte.
Así que en la habitación roja el chico anuncia que la va a
azotar con un cinturón en el culete, 6 latigazos… La flexiona para apoyarla en
la mesa, con los pechos sobre la superficie y de pie. Yo pensé, “madre mía,
aquí vamos a ver la segunda parte de “12 años de esclavitud” (Steve McQueen,
2013)… Pero no, el chico, con su delicadeza habitual, sin siquiera tensar un
musculo para que los latigazos sean suavecitos, le da los 6 mientras pone una
cara indefinida, parecida a la del resto del metraje donde no se sabe si está
estreñido, siente cierto pesar o está gozándolo al máximo… El caso es que de
repente ella, que le había pedido eso mismo, se levanta y ofendidísima le dice
de todo, no en balde semejante violencia no merece menos, un monstruo
desaprensivo y sin sentimientos, así que se va y le deja sin polvo ni nada.
Fin.
La segunda parte queda perfectamente encauzada, y así
recaudar más dinerito fresco.
Hay múltiples testimonios de personas mayores, treintañeros
e incluso chavales y niños que aseguran que sus progenitores han llegado a
zurrarles más veces y más fuerte que el Grey éste a la alelada Anastasia cuando
hacían algo mal… Educaciones eróticas desviadas, supongo.
Se hace evidente que la historia de la mujer que
descubrieron masturbándose al asistir a una sesión de esta película fue puro
producto de marketing para vender más entradas, porque no hay quien se lo crea…
Es desolador que esta película cree cierto morbo como es
desolador que las novelas sean un referente del erotismo, desolador porque sólo
demuestra que se folla muy mal, rematadamente mal, y que cuando ven un hielo o
alguien atado a la cama se ve como la panacea, el súmmum de la cópula, lo nunca
visto, lo que denota la falta de imaginación, interés o dedicación a esto del
sexo en las camas de medio mundo. Aplíquense señores, porque da vergüenza
escuchar las risitas nerviosas e histéricas, ver los codazos espasmódicos en
las salas al ver un pezón o se insinúe un vello púbico que apenas se ve, ¿es
que acaso se acuestan con el cinturón de castidad y no se quitan las enaguas
para estos menesteres? ¿Qué clases de polvos tienen ustedes? O se folla muy mal
o no han follado en su vida o si lo hicieron no se acuerdan… No hay otra
explicación.
La película tiene momentos ciertamente tronchantes, como
cuando Grey va a comprar bridas y cinta aislante a la ferretería donde trabaja
Anastasia, todo muy natural, normal y poco estrafalario, nada forzado. Un tipo sencillo.
"Anastasia, tengo unos gustos muy peculiares que no
puedo contarte... Por cierto, véndeme unas bridas". "Anastasia, tengo
unos gustos muy peculiares que no puedo revelarte... A todo esto, agáchate un
momento para que el látigo impacte mejor". "Anastasia, tengo unos
gustos muy peculiares que no puedo decirte... Me pasas la cinta aislante y la
cuerda". Sutilezas made “50 sombras de Grey”. Las frases son inventadas,
pero podrían ser verdaderas.
Llegados a la mitad de película, una vez ha cesado un tanto el tono el comedia romántica, se pretende indagar en la personalidad y pasado de Grey, que se supone blindado, pero en cuanto Anastasia le pregunta él contesta sin problemas, contándole que él mismo fue sumiso durante 6 años. Sumiso de una amiga de la madre a los 15, una Mrs. Robinson. Sentirse seguro al renunciar al control. Confesiones en paraje natural donde él parece, una vez más, más enamorado que ella. En el libro ese hermetismo está más recalcado, claro, pero el desarrollo en la película, su exposición y descripción es sencillamente lamentable. Un guión chapucero que se basa en dos personajes y no sabe qué hacer con ellos.
Un montaje paralelo muestra las dudas, disquisiciones,
tensión, incertidumbre ante la firma del contrato de Anastasia, una espera que
él tratará de reducir con otro polvo “vainilla”. Chateos, lecturas, esperas…
Es patente también la enorme torpeza de la puesta en escena
de Sam Taylor-Johnson, que más bien parece una directora amateur. Hasta en tres
ocasiones veremos a Christian sorprender por la espalda dando un susto,
involuntario se supone, a Anastasia, hasta en tres ocasiones tenemos que
aguantar la misma chorrada. ¿No hay otra forma de hacer las cosas? ¿No se le
ocurre alguna forma de variar los encuentros? En la ferretería, en el apartamento
de ella y en la cocina de él tras un polvo…
La graduación, Grey presentado como novio de Anastasia a su
padrastro, bautismo y celebración con champagne por la graduación y la firma
del contrato, y regalo de un coche rojo. El rojo se descubre como un color
vinculante, así es la habitación de juegos de Grey. En la siguiente escena
veremos a la madre de Anastasia bebiendo vino de rojo intenso.
“50 sombras de Grey” es una película tremendamente fría, pero no una frialdad buscada como en “Crash” (David Cronenberg, 1996), sino porque no tiene alma alguna, rezuma artificiosidad, es un producto manufacturado, una película Ikea, en serie. ¡Si Cronenberg hubiera cogido esta película! No hay conflicto alguno durante todo el metraje, ni siquiera con las revelaciones que se van descubriendo, y los que se pretenden resultan forzados y ridículos. En la escena de la cena con la familia de Grey se pretende exponer el carácter posesivo y controlador de él cuando descubre que su amada se va a ver a su madre sin decírselo, un reproche hasta cierto punto entendible, y más en la forma en que lo hace… Ese es el mayor conflicto que vemos a la pareja, salvando el final, que también tiene tela…
Ver a la madre de Anastasia con su pareja pretende retratar
la normalidad que le es ajena a ella. Una normalidad donde el hombre es sumiso
y complaciente con la mujer, que parece dominarlo.
Si queréis ver una película erótica, morbosa o con buenas
escenas de sexo, mirad mejor “El último tango en Paris” (Bernardo Bertolucci, 1972), “La vida de Adele” (Abdellatif Kechiche, 2013,
“Lunas de hiel” (Roman Polanski, 1992), “Crash” (David Cronenberg, 1996), “El imperio de los sentidos” (Nagisa Oshima, 1976), “El amante” (Jean-Jacques Annaud, 1992),
"Soñadores” (Bernardo Bertolucci, 2003), “La mano” (Wong Kar-Wai, 2004), “Deseo, peligro” (Ang Lee, 2007)… cualquiera de las películas eróticas
que ponía Telecinco en sus inicios, como comenté, cualquiera donde salga una
teta…. Si queréis ver torturas o cosas así escoged una película de Tarantino o
“Saw” (James Wan, 2004) incluso. Si os gusta el goce de la violencia, podéis recurrir a “El club
de la lucha” (David Fincher, 1999), pero jamás apostéis por “50 sombras de Grey” salvo por puro
masoquismo o ganas de conciliar el sueño por insomnio… Esto es pornoDisney y es
lamentable que genere esta polémica y morbo con los grandes y provocativos
títulos que se han dado en otras décadas. Las comparaciones son muy odiosas.
Muchos han ido a ver este bodrio y más que irán, aunque no
los padres de la criaturita, de Dakota Johnson.
Cualquier parecido con el tono del libro y sus escenas más
comprometidas es pura coincidencia. Allí Anastasia, que va de virginal, es una
experta en el sexo oral sin haberlo hecho antes siquiera… Se ve que los
tutoriales del Youtube funcionan bien…
“50 sombras de Grey” es un bodrio, basura. Un telefilm y de los malos. Una película fría, convencional, tópica, incoherente, sin sentido ni tono definido, un proyecto de marketing puro y duro, descarado, vergonzoso, anodino, vacuo, manufacturado para la venta al por mayor y que lo consuman abuelas picaronas y jovencitas inexpertas, más otras muchas mujeres poco “complacidas”… El punto positivo es que si al menos saca al cine erótico del ostracismo y el tabú absurdo, pues bienvenido sea…
Insistir, si esto te gusta o te pone es que algo falla en tu
vida sexual… se folla muy mal.
Jojojo.
ResponderEliminarToda la razón.
Q se hacen muy mal las cosas.
En fin, gracias por el esfuerzo, me he reído mucho.
Bss
Me alegra mucho que lo hayas hecho Reina, era la idea principal :))
EliminarMuy maaaal se hacen jajaja.
Besos.
El problema, mr Sambo, es que lo has visto mal. Sólo hay una escena de sado: cuando toca el piano. Una tortura para cualquier amante de la música. El problema es que Anastasia no es amante de la música sino de la literatura. En vez de tocar el piano tendría que haberle leído "50 sombras de Grey: el libro" y entonces sí que iba a pensar que eso era peor que el potro.
ResponderEliminarJajaja pues al menos hubiéramos visto algo más auténtico, algo de sufrimiento de verdad. A mí lo que más pereza me da es que quedan dos, y aunque luego me divertiré escribiéndolas, prometen ser un coñazo de los grandes.
EliminarCreo que lo del piano y el sufrimiento es para la segunda parte de WHIPLASH, donde Grey es protagonista y se fundamenta la causa de su trauma o algo así jajaja
lo que me he podido reir con esta parte de la crítica. hay frases muy ingeniosas y demoledoras
ResponderEliminarmuy buena Sambo
Muchas gracias Chu4che jajajaja. Me alegra que te haya gustado, lo pasé bien escribiéndola, que no viéndola jaja.
EliminarUn abrazo.
Enhorabuena, una crítica muy completa y en un tono divertido. Debo reconocer que me defraudó bastante la película pero es que yo soy un poquito rara... Para mi ni la novela (tanto jadeo y suspiros) ni la película... Yo me quedo con el audiolibro, que es como si te contaran un cuento y puedes "dejar volar tu imaginación..." :P
ResponderEliminarOs dejo el enlace por si le interesa a alguien... http://audioteka.com/es/audiobook/cincuenta-sombras-de-grey
Un saludo!!
Jajajajaja pues ahora que lo dices puede que sea la mejor opción. Muchas gracias Anónima :))
Eliminarjajaja pues no sabía yo la existencia de estos audiolibros... se lo comentaré a mi novia, ya que le da pereza leerse las novelas... :P
EliminarPor cierto MrSambo, enhorabuena por el artículo.
Un saludo.
Muchas gracias Rubén jejeje.
EliminarReconozco que leí los libros, por las escenas eroticas, más que nada, ya que la trama en si es una mala copia de la "gran saga" crepusculo. Sabía que la peli me iba a defraudar porque el contenido erotico iba a ser nulo, por supuesto, pero lo que no sabía es que el prota era d ecartón piedra. La pobre Dakota hace lo que puede, pero es muy difícil expresar nada con ese guión de mierda a un muñeco.
ResponderEliminarGracias por el artículo MrSambo, me han encantado los nuevos diálogos! jajaja
Totalmente, esas son las sensaciones, Anabel, aunque a él tampoco le voy a matar, no pega en el papel pero es que su guión es lamentable, da bandazos sin sentido y se regodea en la ilógica. En eso él no es responsable ni puede hacer nada. Luego el chico no intimida ni resulta amenazante y en eso sí tiene responsabilidad, pero el guión es tan ambiguo y mal trabajado que esto lo sabemos por el libro...
EliminarGracias Anabael, ¿a que están mejor que los originales? Jajajaja
Habiendo visto la serie "Spartacus" esta peli es como Caperucita montando a Doraemon, me quedo con las risas leyendo el artículo y si llego a ver que voy a pisar playa este verano igual me bajo el audiolibro este de audioteka para escuchar en el android en vez de radio makuto... Me pregunto si se oirán gemidos y tal o si me los tendré que figurar...
ResponderEliminarUn saludoooo!
Jajaja gracias Christian, desde luego al lado de muchas series también es un título Disney... No apostaría por los gemidos, pero quizá... jajaja
EliminarUn saludo.