Un nuevo universo infantil en creación. El de Bonnie. Woody
conocerá allí a los juguetes de la cría, los cuales se consideran actores, otro
estupendo detalle de guión, la labor del muñeco como actor. Es allí donde
veremos a Totoro, siempre silencioso y a menudo sonriente. Con esa aparición si
quedaba algo, que no quedaba, para ganarme, lo hicieron de forma
irrebatible e incondicional.
“¡Lo haces bien!”
“¿Has hecho arte dramático?"
Woody no puede ocultar que disfruta al volver a sentirse útil, usado, querido, admirado… en casa de Bonnie. Ese ego le crea cierto sentimiento de culpa. Tampoco pudo evitar admirarse de las comodidades que ofrecía la guardería. En cierto sentido Woddy siente que está traicionando a Andy por esos sentimientos.
Picados salvajes en la guardería para ver las consecuencias
de la apisonadora infantil que pasó por el aula oruga.
“Andy no jugaba con nosotros así”.
De las aventuras, el drama, la acción… pasamos al thriller de suspense con Buzz ejerciendo de espía. Luego recopilaremos, en lo que podamos, la amalgama de géneros con los que se juega en esta descomunal obra maestra.
Buzz descubrirá la verdad de Sunnyside, indagando como si de
un agente especial se tratara, descubrirá a la mafia que controla la guardería,
aunque lamentablemente caerá prisionero.
La iluminación de la película es francamente esplendida, de
los vivos colores en los momentos de aventuras pasamos de forma muy sutil a
tonos más ocres en momentos más tiernos o dramáticos, como la despedida de Woody
de sus amigos, o se le saca partido a la noche para generar un gran suspense en
la escena que comento de Buzz espiando, o en la misión de evasión al final de la
cinta que protagonizan nuestros amigos. Cada iluminación perfectamente acorde
con las emociones que se quieren transmitir y el momento dramático concreto que
se trata.
“¡Yo no soy un juguete para niñas! ¿Por qué siempre decís
eso?”
Del thriller de suspense pasamos al thriller psicológico en
la trama y secuestro de Buzz y su cambio de personalidad. Aquí se toca todo, es
un no parar.
Uno de los aspectos técnicos más notables es el montaje, uno de los grandes culpables del ritmo frenético, trepidante y a la vez depuradísimo, que logra congeniar los tonos y ritmos diversos de la película con total perfección. Desde fluidos cortes a grande escenas con planos muy sostenidos y virtuosos. El director Lee Unkrich se encarga del trabajo junto a Ken Schretzmann. Como curiosidad comentar que Lee Unkrich, director de esta entrega de “Toy Story”, también fue montador, junto a otros, de las dos entregas anteriores.
Latso querrá sumar a Buzz para su causa, pero al ver que el
astronauta no renuncia a sus amigos decidirá controlarlo reseteándolo para
devolverlo a su configuración original, eliminando su personalidad.
“… por el bien de la
comunidad”.
Con este panorama no queda otra que el sometimiento. Latso
usará al Buzz manipulado como camorrista y soldado para tener a su propio grupo
de amigos presos y reprimidos.
La señora Patata descubrirá, gracias al ojo que perdió en la
habitación de Andy, en una de esas leyes tan características de los niños,
manipulando todas las leyes físicas y lógicas habidas y por haber que vuelve a
demostrar el profundo conocimiento de la psicología infantil de sus creadores,
que Woody no les mintió y Andy quería llevarlos al desván, con lo que su rencor
hacía su dueño se desvanece por completo. No cabe duda de que los responsables de esta
saga siguen manteniendo intacto su espíritu infantil.
Buzz se comportará eficazmente para su jefe.
“¡Vaya día!”
De esta forma natural pasamos del thriller de suspense y el
psicológico al cine de gángsters puro y duro, donde el capo Latso,
sensacionalmente retratado en ese camión que lo lleva y lo trae y ese bastón de
mando que siempre lo acompaña, dirige todo el cotarro. Buzz pasa a ser un
lacayo más.
Y de aquí al cine carcelario donde nuestros amigos serán
encerrados en cajas que hacen las veces de prisión. No falta nada.
Mientras tanto Woody sigue su periplo para intentar volver a
casa con Andy. Para lograrlo recibirá la ayuda de los juguetes de Bonnie, en especial
de Trixie, el dinosaurio que maneja los ordenadores como una ingeniera
informática. Es magnífica la broma que se hace con ella y el otro dinosaurio
internauta. Aquí tendremos la presentación de Sonrisitas, que nos contará el
oscuro pasado de Latso en un flashback y cómo se generó en el oso “abracitos”
su rencor al sentirse reemplazado, su rencor hacia los dueños.
La excelencia no cesa. La aparición de Sonrisitas es
espléndida. Es cierto que el uso de la voz en off redunda en lo que vemos ya en
imágenes, un error en su uso.
Momentos muy tenebrosos de estética terrorífica en la
llegada de Latso a Sunnyside. La lluvia, como siempre, simbólica. Un magistral
cambio de tono de nuevo.
Con toda esta trama gangsteril protagonizada por Latso, su
cambio y transformación, “Toy Story 3” muestra otra de sus grandes reflexiones
y postulados. “Toy Story 3” es una película profundamente individualista, y
cuando digo individualista no me refiero a egoísta como se suele transmitir
desde sitios de ideología panfletaria, “Toy Story” defiende de forma férrea al
individuo de igual manera que apuesta por valores como la lealtad o la solidaridad…
siempre desde la libertad individual de decisión.
Esta idea está mostrada de una forma tan sutil como
profunda, es de una brillantez asombrosa la manera que tienen en esta saga de
lanzar mensajes de calado casi sin esforzarse. Así veremos como Latso no para
de reivindicar “a la comunidad” en la típica demagogia de postulados
socialistas o comunistas para luego someter a todo el que no obedezca. Veremos
cómo se anula la personalidad del rebelde, en este caso Buzz, cuando no hace lo
que Latso quiere, puro comunismo o socialismo que pretende anular al individuo
en beneficio de la comunidad… El propio Latso argumentará con Ken que hay miles
de Barbies como la del grupo de nuestros amigos y que son todas iguales.
Latso transforma la idea de su reemplazo en su ideología, pero él mismo sabe
que no es igual que el oso que lo sustituyó.
En este paralelismo con el comunismo-socialismo que se
muestra en la película tendremos a un vigilante que es una especie de Gran
Hermano, el mono, así como diversas manifestaciones presuntamente atractivas e
idealistas con olor a fresas que abogan por ser sus propios dueños… en lo que
supone la renuncia a la individualidad bajo su control.
Así “Toy Story 3” insiste continuamente en la defensa y
desarrollo de una personalidad única, independiente y libre, definida, como la
de Buzz que contrasta con su “sometimiento de serie”, el propio Woody en su
difícil decisión de lealtad o el ejemplo de Ken, cuando dice que para él no
hay nadie igual que nuestra Barbie…
Woody está en su encrucijada de lealtades, volver con Andy o
ayudar a sus amigos. Acertará priorizando al que más lo necesita, sus
secuestrados colegas.
Una armónica extradiegética que se transforma en diegética
nos marca el tono en el que están nuestros amigos presos, sometidos por una
banda de pandilleros juguetes. Otra broma estupenda.
Las reflexiones sobre la lealtad siguen desarrollándose de
forma ejemplar, las dudas de los juguetes sobre la falta de lealtad de Andy son
rectificadas, llegamos a una paz interior en ese sentido para nuestros
juguetes. Woody, mientras tanto, irá en su ayuda al enterarse de la mafia que
gobierna Sunnyside.
Así veremos escenas típicas del cine de evasión carcelaria
que nos ha dado tantos títulos míticos, “La gran evasión” (John Sturges, 1963),
“La evasión” (Jacques Becker, 1960), “Un condenado a muerte se ha escapado”
(Robert Bresson, 1956), “Cadena perpetua” (Frank Darabont, 1994)…
Woody presenciará el horror pero recibirá la ayuda del “Teléfono
con ruedas”. Aquí tenemos que volver a destacar el trabajo absolutamente
memorable de guión y dirección. El teléfono que ayuda a Woody intentó ya, en la
escena donde Latso muestra la sala oruga a nuestros amigos, comunicarse con él en un sutil momento que pasa casi desapercibido. Otro cebo tan sutil que
demuestra a las claras el mimo y detalle con el que se ha cuidado esta obra
maestra. En esta ocasión el “Teléfono” si ayudará y dará información a Woody para
facilitar el rescate de sus amigos. Woody recuperará su sombrero, una cosa que
me tenía en un sinvivir.
La vigilancia de Buzz a sus amigos remite al cine militar,
incluso en la banda sonora con redobles.
Más momentos memorables al ver al señor Patata convertido en
señor Tortita y esa paloma que lo encuentra tan apetitoso, o con esa increíble
escena del pase de modelos de Ken, completamente tronchante e hilarante.
“¡Oh Barbie, son vintage!
También tendremos homenaje hispano, con ese romántico Buzz doblado por “El Cigala” de ritmos flamencos, y a Barbie haciéndose pasar por Ken, a nadie le extraña que el bueno de Ken lleve tacones, su fama le precede. El personaje de Ken y su lado femenino están explotados con una sutileza y genialidad apabullantes. Los Gipsy Kings cantan la versión flamenca de “Hay un amigo en mí”.
El señor Patata también se convertirá en el señor Pepino por
necesidades. Lo que dará lugar a grandes diálogos y picardías…
-Señor Patata: Me siento fresco y sano… ¡Es horrible!
-Señora Patata: “¡Has adelgazado… y estás más alto!
Todos los personajes tendrán, en brillantes digresiones,
momentos geniales.
Supongo que creeríais que el cine de terror no tenía cabida,
pero os equivocabais. El mono de ojos desorbitados que actúa de Gran Hermano y,
sobre todo, el “Bebé exorcista” que gira su cabeza completamente en una
escalofriante escena de suspense, entran de lleno en el género. En la
mencionada escena del “Bebé exorcista” tenemos un ejemplo de error de puesta en
escena o puesta en escena escapista, ya que al volverse el Bebé la única forma
de meterse en el cubo que servirá de salvaguarda a nuestros amigos es
cruzando por el ángulo de visión del vigilante “Bebé”, justo enfrente, pero de
repente están a salvo bajo dicho cubo.
Barbie demuestra todo su talento y que está alejada del
estereotipo de rubia tonta, así logrará sonsacar a Ken la forma de restituir
a Buzz su personalidad y lanzará una impactante soflama democrática al bueno de
Lotso. ¡Barbie citando a John Locke! Magistral.
“La autoridad emana del consentimientos de los gobernados,
no de la amenaza de la fuerza”.
¡Mira que es malo el dichoso oso!
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