martes, 4 de septiembre de 2012

Crítica: OPERACIÓN WHISKY (1964)

RALPH NELSON









Ver a Cary Grant siempre es un placer, incluso cuando no lleva traje ni va bien peinado. Y es un placer porque es un auténtico genio. Da igual de lo que haga o en qué situación se encuentre envuelto, siempre saldrá con la más absoluta dignidad y elegancia. 

Hay muchas películas del estilo de esta "Operación whisky" que comento, pero la sola presencia de Cary Grant le da un toque especial. Entretenida, bien contada, con buen ritmo, nos narra la historia de un solitario peleado con el mundo al que las circunstancias le llevan a una isla desierta a hacer trabajo de vigía para los ingleses, en la 2ª Guerra Mundial, contra los japoneses. Con una gran pasión por el whisky y aversión al contacto social, todo cambia cuando tiene que hacerse cargo de 7 niñas y su cuidadora (Leslie Caron), que han sido llevadas a una isla cercana a la suya por motivos de seguridad. 



Todo este planteamiento muestra la inutilidad del egoísmo en determinadas circunstancias como las de emergencia, donde un grupo social entero es afectado. Además añade la guerra de sexos, dos solitarios que han renunciado uno a su vida personal y otro a la vida social directamente, y define muy bien a los personajes en un buen guión. 

La transformación que se va produciendo en el personaje de Cary Grant al verse inmerso en situaciones límite, como cuando cree que Catherine va a morir, por ejemplo (una gran escena donde se ve obligado a emborracharla), saca a relucir su humanidad y muestra como al fin y al cabo todo el mundo, por individualista que sea, en determinadas circunstancias se muestra sociable. En este caso hasta el punto de ver como Walter (Cary Grant), finalmente entiende que no puede vivir sin esa chica. Poco a poco Walter va amoldando sus modales (se socializa), por un objetivo, al fin y al cabo egoísta también, como es quedarse con Catherine, en un ejemplo de buen trabajo de guión.


Cary Grant nos deleita con otra interpretación magistral, algo que es redundante decirlo, no es porque se trate de mi actor favorito, es que siempre está bien. Aquí no tiene un papel tan glamuroso como acostumbra pero vuelve a estar encantador. Una de las cualidades que siempre me han asombrado de Cary Grant es la capacidad que tenía para actuar de espaldas, son multitud las películas donde tiene planos de espalda y aún así sabes perfectamente lo que pretende transmitir, gracias a la excelencia de su expresividad cuando está de cara. El más grande.




En “Operación whisky” realiza un gran tour de force con muchas escenas en completo silencio haciendo cosas, como esa al inicio donde abre su primera lata para comérsela en su nuevo trabajo. Cada cosa que hace, en cada momento que aparece, logra hacerla fascinante.


Su barba de varios días, su camisa por fuera, sus pantalones deshilachados, su look aparentemente desastrado… ¡y qué increíblemente bien le queda todo!

La cinta tiene diálogos simpáticos que crecen si son recitados por Cary Grant, evidentemente.

La dirección de Ralph Nelson es correcta, sin muchos alardes, pero sabe sacar el partido a sus actores, la gran baza del film, y lograr un buen aliento aventurero. La película se beneficia de los exóticos exteriores además. Momentos de suspense, aventura, comedia y drama perfectamente regulados desde un guión bien modulado y escrito.


La escena donde Grant se encuentra por primera vez con Leslie Caron, rodada en la noche, es una gran secuencia de suspense aventurero.

 Vamos niñas”.



Otra escena de notable interés y suspense aventurero es la que tiene lugar con la llegada de los japoneses a la isla, la puesta en escena es muy notable y divertida, con esa niña que recoge cocos a la espalda de los soldados japoneses. Con otro tono también destacaré la de la enseñanza pesquera de Grant a Caron, donde los dos actores, especialmente Cary Grant, están magníficos. Y un matrimonio tras un concurso de bofetadas.

El gran mérito del guión está en el desarrollo y progresión de la relación amorosa de los protagonistas, así como de sus caracteres, contada y expuesta con mimo, coherencia, madurez y mucha simpatía. La caída paulatina de los prejuicios de ambos personajes como estructura general de ese desarrollo.

El viaje en la minúscula lancha de Grant con las siete niñas y la mujer es un gran momento de comedia.


Las dificultades en la convivencia y los choques en las relaciones van generando buenos y simpáticos momentos de enredo, luego la cosa se irá centrando más en el romanticismo pero todo está medido con precisión.

El clímax final es de puro cine de aventuras.

La lástima es que sólo veríamos a Cary Grant una vez más en pantalla, en “Apartamento para tres” (Charles Walter, 1966). El genio se retiró en todo lo alto y en la cima de su éxito.


 
Reseñable también la escena donde las niñas ayudan a arreglar el barco de Walter y la pequeña que no había hablado hasta ese momento y que vuelve a hacerlo. 


No se trata de una obra maestra de la comedia, básicamente recurre a la estructura y elementos más llamativos de “La reina de África” (John Huston, 1951). Es un sencillo y agradable entretenimiento lleno de encanto que saca todo el partido a sus virtudes.

Muy divertida y salpicada con elementos de aventuras, hace pasar un buen rato, en especial a los fans de Cary Grant, por supuesto. Tuvo bastante éxito en su momento y obtuvo el Oscar al mejor guión.



 

2 comentarios:

  1. Cualquier película, por sencilla o simple que sea, si la toca este hombre, se convierte en imprescindible. Operación Pacífico, Destino Tokyo, Apartamento para Tres, Cinthia, Luna Nueva...ufff...qué barbaridad!!!

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  2. Asíes, como decía el mismo, "Todo el mundo quiere ser Cary Grant. Incluso yo quiero ser Cary Grant"

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