Los inicios de Whitesnake estaban claramente entroncados con el Hard Rock
más clásico de raigambre puramente blusera, muy blusera, no en balde Coverdale
venía de Deep Purple (1973-1976), y tras salir del mítico grupo fundó la que
sería su banda y uno de los proyectos más grandes del género.
Su estilo típicamente británico varió, como digo, hacia una
mayor comercialidad, accesibilidad y gusto por las melodías y arreglos
cuidados, acercándolo al estilo americano y sobre todo al que tanto éxito tuvo
en los 80, especialmente en su segunda mitad.
David Coverdale, uno de los más grandes cantantes que ha
dado el Hard Rock y el rock en general, una voz y una garganta privilegiadas
capaces de la más absoluta fiereza y el más potente desgarro así como de la
más cálida sensualidad y perfecta sensibilidad. Una voz llena de potencia,
fuerza, delicadeza y matices.
Hay Whitesnake para todos los gustos, desde los fans de su
época setentera y de principios de los 80 a los fans de la segunda mitad de
esos mismos 80 con el disco que nos ocupa a la cabeza, o los que disfrutan con
todas y cada una de sus distintas facetas y estilos.
Si magistral, excelso, sublime, es el cantante los músicos
que le acompañan no lo son menos, especialmente los guitarristas, los cuales
siempre han tenido una importancia y presencia vital en Whitesnake, en este
caso para este álbum tenemos a John Sykes, y también a Adrian Vandenberg y
Vivian Campbell que realizan los solos de “Here I Go Again” y “Give Me All Your
Love” respectivamente.
“1987” es un disco para oír una y otra vez, repleto de
matices, melodías perfectas, virtuosismo instrumental y vocal, estructuras
repletas de cambios de ritmo... los cambios de ritmo finales en muchos de los temas
son una de las marcas de identidad de este disco, con esos solos increíbles de
Sykes, solos que también mezclan la perfección estilo clásico y velocidad y
técnica virtuosa.
Whitesnake es otro grupo que supo evolucionar o adaptarse a
las nuevas tendencias, y por tanto les costó las críticas de los puristas y
fans de la primera época aunque luego han asumido bien la trayectoria, ya que no
ha sido una banda especialmente prolífica y en algunos discos han vuelto a un
sonido menos melódico, como los últimos.
Pasar del sonido clásico muy enraizado en el Blues a
adaptarse a las nuevas tendencias y los sonidos más melódicos de los Bon Jovi,
Aerosmith o Europe es duro para muchos de estos puristas, pero lo cierto es que
la raíz, la esencia y la autenticidad de los orígenes se mantienen en todos
estos estilos, se note más o se note algo menos.
Lo bueno de "1987" es que cada tema es un impacto increíble,
de un nivel instrumental excelso, donde los solos de guitarra no te dejarán
indiferente, donde las melodías se te grabarán por los siglos de los siglos,
donde los cambios de ritmo te dejarán boquiabierto, donde su feeling te
pondrá los pelos de punta… Porque todo está tan conjuntado y fusionado que oyes
la magia en tu cadena musical.
La trilogía de “1987”, “Slip of the Tongue” y “Restless
Heart” es excelente aunque no siempre encontrara la comprensión, como he
comentado, además ha sido la más exitosa del grupo con el disco que comento a
la cabeza.
Como en el caso de “Casablanca” la grabación del disco fue
un auténtico caos repleto de problemas y malos rollos que incluso provocó que
la banda que grabó el disco, casi en su totalidad, no fuera la que lo defendió
en directo en la gira… Pero el caso es que la magia se produjo y nos dejó un
disco descomunal e irrepetible.
“1987” alcanza cotas que quizá hayan sido igualas pero difícilmente superadas
en esa fusión de melodía y contundencia, respeto a la esencia del grupo, a su
personalidad, y a su vez evolución y adaptación a sonidos más actuales, un disco
que resulta y resultará moderno, por su inconmensurable autenticidad, siempre.
David Covedale a las voces, John Sykes a la guitarra, Neil
Murray al bajo y Aynsley Dunbar a la batería.
Still Of The Night: El disco no se puede iniciar de forma más
contundente, un temazo de Hard Rock clásico al más puro estilo Led Zeppelin de
ritmos pesados, secos, voces agudas, descarnadas, chillidos… pero también una
gran producción y elaboración, además de fases melódicas de grandísimo talento.
El inicio no se deja nada dentro, una vigorosísima y agresiva guitarra, que lo
serán durante todo el disco, entra junto a la voz de Coverdale, la alucínate
voz de Coverdale, y los ritmos pesados que marcarán la pauta del tema. Puro
estilo Zeppelin donde muchas de las partes vocales son casi a cappela y sin
acompañamiento, un acompañamiento que estalla una vez acaba la estrofa en todo
su esplendor, con los riffs y ritmos pesados y contundentes. Pura esencia
setentera con ciertos toques ochenteros en la producción y el gancho de
estribillo y algunas fases melódicas. Un derroche de riffs potentes, variados y brillantísimos.
Es un placer como se suceden las estrofas con esta estructura y los matices del
descomunal Coverdale, esa separación entre parte vocal y riffs que se unen en
el estribillo. Igual de fascinante es la parte onírica y melódica, pura sensualidad y atmósfera sensitiva. Sentimiento a raudales y un
Coverdale que cuando eleva el tono pone los pelos de punta. Cuando se reinicia
el ritmo, pura sensualidad, con esos arreglos aviolinados, la espectacular
entrada de la guitarra y el primer solo, alcanzamos el clímax. La canción
perfecta para mover la melena. La concluimos como la empezamos sumándole una variación
final con todo el grupo a todo poder cambiando el ritmo. Inmejorable inicio.
Bad Boys: Entramos en los 80 de lleno. Ritmos mucho más
rápidos, melodía pegadiza y el mismo sabor y autenticidad en un magistral Hard
Rock melódico. Riffs trepidantes, un aullido dedicado y la batería a todo tren.
Excelentes guitarras y partes vocales. Aunque la estructura sea más típica de
los 80 el peso, la autenticidad, la contundencia, la fuerza y esa raigambre
blusera están totalmente presentes, y más con esa voz portentosa de Coverdale.
La guitarra acompaña con una melodía el estribillo, tras el segundo de ellos
llega un excelente solo de Sykes, como será costumbre, y que al acabar nos
deleita con una brillante melodía. Nuevamente el estribillo y parón dedicado a
las guitarras y sus riffs. Recuperamos el tema con nuevas estrofas y un trabajo
de guitarra de fondo mastodóntico. Encaramos el último estribillo y la potencia
se dispara con un cambio de ritmo, algo que será costumbre como ya vimos en el
anterior tema. Con este segundo tema ya vamos viendo las coordenadas que nos
esperan, todo el espectro del Hard Rock y su vertiente más melódica sublimado.
Give Me All Your Love: Otro tema de inicio contundente, de
potente batería y riffs sangrantes y pesados de estilo ochentero como el
anterior, aunque algo “menos heavy”. Base melódica acompañando con potencia las
estrofas y una batería que parece salirse de los altavoces, estribillo
magnífico y sensual. La modulación vocal de Coverdale es escalofriante, ese
toque blusero y potentísimo de lo más sensual a lo más agresivo y agudo abarca
todo el espectro imaginable. El segundo estribillo mucho más intenso en lo
vocal antecede al espectacular solo del tema, una vez más Sykes sublime, como a lo largo del disco, tapping, “caballitos”, deslizamientos, sweep pickings, punteos varios… Parón
clásico y tenso donde Coverdale recita el título sugerentemente, nos canta el
estribillo deseando estallar de nuevo… como así hace… Encauzamos el final con
la potencia por las nubes, un Coverdale pletórico y la base de ritmos y
melódica atronado sin compasión mientras los estribillos se van sucediendo. De
los pocos temas sin cambio de ritmo final.
Looking For Love: La primera balada del disco, un tema
absolutamente espectacular, asombroso e imprevisible, pura sensualidad, tórrida
desesperación y pasión a raudales, un tema suave y frenético, íntimo y brutal,
tranquilo y épico… El inicio es extraordinario, misterioso, sutil, sonidos
extraños de percusión, guitarra y una voz sensual que inicia la melodía, una
melodía exquisita, el bajo, realmente sexy, acompaña y cuando entra la batería
los ritmos no pueden ser más sensitivos. La noche, el despertar, la búsqueda... el puente
se hace intenso y estallamos en un sublime estribillo con la portentosa voz
de Coverdale en todo su esplendor. Volvemos a la relativa calma, el sentimiento
de Coverdale es desbordante y todo se va haciendo cada vez más intenso, un
nuevo estribillo, ahora entero, nos muestra las cualidades mencionadas, una
primera parte melódica y sensible, una segunda contundente y agresiva, y una
conclusión bella y potente, todo en el mismo estribillo. Cuando acaba tenemos
un parón donde dejamos que la atmósfera inigualable del tema nos envuelva, el
inicio perfecto para una de las grandes entradas de solo guitarra que podrás
oír, excelsa, donde la sensualidad alcanza cotas inimaginables, donde los
ritmos se hacen sinuosos, suaves, alargados, con un bajo que acaricia y donde
todo se contonea insinuante mientras la guitarra se luce espectacularmente
una vez más. Nuevo estribillo, agresivo, potente, furioso, guitarrero que pasa
a sensible y dramático, pura melodía, todo se vuelve cada vez más intenso, más
hardrockero, la batería retumba, la guitarra atruena y la atmósfera se hace
eminentemente épica, casi un himno donde
un solo de guitarra aparece por detrás de un Coverdale pletórico haciendo
punteos vertiginosos. Todo estalla y un cambio de ritmo absolutamente
primoroso nos sorprende y alucina. El solo de Sykes es simple y llanamente
perfecto, magnífico, maravilloso, tiene de todo, especialmente feeling.
Para deleitarse y pecar sin miedo. La perfección.
Crying In The Rain: Uno de los dos temas del “Saint and Sinners” que se adaptaron para este disco, uno de los temas más heavys y duros.
Puro Hard inicial, con ritmos y estrofas vocales a capela como en el “Still of
the Night”, luego estalla la tormenta instrumental, riffs, ritmos pesadísimos,
y la melodía potentísima del tema. Pura esencia blusera convertida en Hard Rock
de primer nivel. Coverdale pasa por todos los matices con una suficiencia
insultante, uno de los grandes maestros del rock capaz de ponerte los pelos de
punta con una estrofa o un alzado de su voz en cualquier momento. Cuando
Coverdale fuerza un poco la voz se eriza todo, es puro felling, capaz de cantar
por Janis Joplin, de clavar la balada más dulce e intensa y el Heavy más
agresivo. El estribillo es convencional, repite el título, algo clásico en el Hard menos melódico, como lo es éste. El solo de guitarra con cambio de ritmo
es otra virguería que no parece tener fin, cambios de ritmo, sweet pickings, cromáticos, diatónicos, hammer on, pull off, tappings… de todo, como
a lo largo del disco. Esta fase instrumental, que al acabar el solo tiene también su parte de lucimiento para la batería con unos redobles espectaculares y un uso del platillo virtuoso, en la transición para las nuevas estrofas vocales, es
sublime. Coverdale vuelve con toda la tormenta de la serpiente blanca desbocada
encaminándose al final del tema, algo que cuando llega se rubrica con un
magnífico agudo del maestro. Uno de los preferidos para los
hardrockeros menos melódicos. Espectacular.
Is This Love: La balada del disco, segunda del álbum, uno de
los mayores éxitos del grupo y tema inmortal conocido por todos, seas o no
amante del Rock. Una de las grandes baladas de los 80 que sólo odiarás si has
oído mucha veces, como ocurre siempre, pero esa señal, el oírla tanto, siempre
es buena. La sensualidad, el sexo, la pasión, la tórrida atmósfera que
transmite, la hipnótica y acariciadora voz de Coverdale, esos ritmos
inimitables, alargados, donde cada golpe de batería parece esconder todo el peso
de la herencia clásica, repletos de sabor, sentimiento y suntuosidad. Un inicio
con un bajo extraordinario, como de costumbre también, clave en los temas.
Melodía preciosa de guitarra y Coverdale iniciando las imprescindibles estrofas,
ritmos que son como pases de modelos de movimientos de cadera
perfectos. El puente nos avecina que vamos a vivir un estribillo único, como
así sucede. Si has tenido la suerte, casi impensable, de no oír el tema no lo olvidarás nunca. Puro sentimiento. Inolvidable. Transición de guitarra
bellísima y Coverdale susurrándonos por las estrofas, donde cada vez que fuerza
un poquito la voz lo flipas. Nuevamente llegamos al estribillo, tras el puente
magnífico, y nos deleitamos a placer. El solo es impecable, con un tempo
perfecto acorde con el tema, el uso del bending es pura magia, algo común a los
guitarristas más auténticos y mágicos, que alcanzan cotas de sentimiento con
estos recursos que los guitarristas “técnicos” no suelen lograr nunca. Los
sutiles arreglos de teclado, así como los coros, dan el perfecto broche de oro a
la parte final del tema donde Coverdale nos sigue deleitando. Una vez más
alcanzan la perfección.
Straight For The Heart: Puro Rock melódico, un tema ejemplar
del estilo que aunque pueda ser de los que pasen más desapercibidos es de los mejores. Fuerza, potencia, y una melodía conseguidísima y adictiva, pura energía y
ritmos vivos. Unos teclados y una melodía de guitarra que te engancharán
irremediablemente, grandísimas estrofas de ritmo frenético, Salta, salta. La
melodía se desliza con total perfección y naturalidad, llegando al puente,
estupendo, casi sin querer y pasando por un estribillo perfectamente acompañado
por coros simplemente perfectos... Repetimos estructura hasta llegar al segundo
estribillo donde se produce un suave parón donde hacen acto de presencia los
teclados y la melodía principal como transición para que vuelva a aparecer el
estribillo en todo su esplendor. Teclados casi a lo Journey. El estribillo nos
lleva a un solo clásico y frenético, puro shred guitar, que acaba con una
melodía sumamente pegadiza. Parón y transición con una recuperación memorable
repleta de teclados sublimes. Arrancamos de nuevo con otra estrofa para
encauzar el final, nuevo puente y estribillo que ya no nos abandonará hasta
el final, puro clímax desbordado con una batería desbocada y un Coverdale
pletórico como de costumbre.
Don’t Turn Away: Maravillosa melodía que te enamorará
enseguida, uno de esos temas que no entiendes como no se habían hecho antes, un
medio tiempo perfecto. Solemne inicio que nos presenta este exquisito tema. La
sensible y maravillosa voz de Coverdale desbroza las primeras estrofas,
arranques de batería dan fuerza y sentimiento al puente para introducirnos en
el estribillo, perfecto, clásico, pegadizo, alegre… una maravilla. Volvemos a
las estrofas, tras la transición solemne, acompañadas de melódicos redobles,
repetimos estructura, nos desborda Coverdale forzando y nos entregamos y
rendimos de nuevo al estribillo. Sencillo, en comparación con el resto, y
hermosísimo solo de sentimiento total para seguir en este placer musical. Una
vez acaba, transición solemne de nuevo, las fases instrumentales del disco son
magia pura. Parón y estrofas sutiles, más sutiles aún que antes, hasta que
Coverdale sube y explota la parafernalia de instrumentos y volvemos al
puente y el estribillo… y por supuesto, cambio de ritmo final, no podía faltar,
batería atronando, platos sonando a tope, Coverdale improvisando por detrás,
detalles guitarreros extraordinarios… ¡Qué gozada!
Children Of The Night: Quizá el tema más Heavy de todo el
disco, increíbles riffs a todo tren, martilleante batería y un Coverdale
altísimo de tono mezclando agudos, con su varonil voz, agresividad y fiereza
perfecta para el tema, estrofa melódica como el puente, y estribillo potentísimo y
muy duro. Nuevas estrofas a toda pastilla y momentos de puro Heavy en la voz
del genio Coverdale. El melódico puente es extraordinario, la batería "redobladora" en el estribillo te deja seco. Solo espectacular con unos tapping y
un uso del trémolo sensacional, sumado a unos vertiginosos punteos que lo
redondean. Retomamos el estribillo y repetimos la clásica estructura hasta
llegar al estribillo de nuevo. La parte final con el arranque de la batería
mientras se repite el estribillo nos deja un nuevo cambio de ritmo, tan
contundente y genial como los otros, aunque breve. Pura adrenalina.
Here I Go Again 87: El otro gran éxito del grupo, quizá el
mayor. También un tema rescatado del “Saint and Sinners” pero adaptado a los
nuevos tiempos. Una canción perfecta, un himno eterno. Inicio de balada, de
preciosos teclados y una entrada vocal espectacular que te acaricia de forma
cálida e inolvidable, una primera estrofa que deslumbra y avisa de que oyes
algo especial. La suavidad de los teclados y la voz de Coverdale siguen
navegando por el tema hasta que el cantante comienza a subir el tono y ponerte
los pelos de punta, momento en el que entra todo el arsenal de Whitesnake y el
estribillo estalla en tus oídos con Coverdale comandado con rutilante talento
el placer. El AOR entra de lleno en las estrofas, en el puente y en el
estribillo, ritmos frescos, uso maestro de los teclados y la melodía, riffs
melódicos que dan la contundencia adecuada, el estribillo larguísimo y con
variantes es absolutamente ejemplar. Intermedio al final del segundo estribillo
con un Coverdale lanzando agudos para llegar al solo de Vandenberg. Volvemos al
puente y estribillo, a la gozada de su melodía con esa voz desgarrada
inconfundible de Coverdale, un cantante con miles de imitadores y uno de los más
influyentes de la historia del rock. El estribillo se va repitiendo una y otra
vez con variaciones vocales hasta que la melodía se va diluyendo para despedir
uno de los temas indispensables del grupo y del rock.
Your’re Gonna Break My Heart Again: Con el último tema
volvemos a la contundencia, riff trepidantes, ritmos pesados y rápidos,
guitarras espectaculares, épica y Coverdale deslumbrante. Grandísimos riffs,
melódicas estrofas y estribillo magnífico, siempre cuidado. Cada riff y parón
instrumental para oír esa batería es un gusto, repetimos estructura clásica,
estrofa, puente, estribillo y llegamos a
un suave parón, muy melódico, una
estrofa sentida y volvemos a arrancar para meternos de lleno en un vertiginoso solo, como de costumbre. Sykes luciéndose. Un riff enmarca las
nuevas estrofas, todo es carismático, conseguido, elaborado y atractivo…
Encauzamos el final con el estribillo, cada vez más intenso y más rápido, hasta
que los riffs principales, los detalles de teclado y la contundencia de la base
de ritmos nos despiden de esta descomunal obra maestra.
Banda que ha influido en multitud de grupos, ahí tenemos a
los magistrales Gotthard, majestuoso grupo que navega desde Bon Jovi a
Whitesnake, cuando no pasa por los Zeppelin directamente, Mr. Big, Blue Murder,
banda del guitarrista John Sykes, que es el guitarra principal del disco que
nos ocupa, Tesla, Ten, Firehouse, Cinderella, Dokken, Great White, House of
Lords, Jorn, Damn Yankees, Thunder, Badlands, Shakra… Infinidad.
No hay defectos, una joya sublime, indiscutible, magnífica,
de un nivel instrumental excelso, con un vocalista irrepetible en todo su
esplendor, con una producción de primer nivel, con un sentimiento y una
autenticidad fuera de toda duda, con una adaptación a su tiempo ejemplar y de
una modernidad eterna. Esencial, imprescindible, obligado…
La capacidad de Mr. Coverdale para modular la voz se adapta como un guante a esos riffs tan propios del blues; sin ser el mejor, aunque sin duda uno de los más grandes, nadie podría suplirle como frontman de la banda con ciertas garantías. Un fuera de serie.
ResponderEliminarY una superbanda, con un directo increíble.
Sensacional crítica, una vez más. Enhorabuena. Me voy a escuchar "Still of the night" ahora mismo :)
Sabbath9
Muchas gracias Sabbath9, la verdad es que es muy grande, tiene un rasgado que me emociona como pocos, una debilidad. Creo que haré como tú y también me la escucharé jejeje.
ResponderEliminarUna cosa. Coverdale se chutaba gasolina porque su voz de los principios competía con Florence Foster Jenkins. :o
ResponderEliminarEs posible, es un portento, y en disco se defiende de lujo aún jajaja
ResponderEliminarCoñe, que me he liao. Florence Foster Jenkins
ResponderEliminarAhora sí.
Sí, ahora salió el enlace, no sabía que se podía hacer jajaja
ResponderEliminar(... sigo desde la entrada de Hardline) ... para mi Coverdale siempre ha sido el mejor, cuando ha sabido cuidarse y el hacer pasta no ha sido su principal preocupacion. Me explico: en los ochenta este tio saco sus discos cantando en cuatro octavas, lo cual me parece perfecto y ademas son muy buenos, pero la verdad es que despues de su supuesta operacion de garganta (previa creo incluso al 1987) nunca ha sido capaz de reproducir en directo lo que hacia en estudio, ni de acercarse siquiera, y si no ahi esta el youtube para quien quiera comprobarlo (yo lo he visto en directo en Leganes hace unos años y aunque el tipo tiene todo el oficio del mundo, cualquiera puede ver lo que digo)... ahora bien, a mitad de los noventa saca el "Restless heart", usando unas tesituras mucho mas variadas, razonables y sacandole un partido a su voz como no se lo ha sacado en ningun otro disco (a mi parecer), ademas con el acompañamiento de una clase sublime de Adrian Vanderberg... pero por lo visto aquello no vendio lo suficiente y volvemos de nuevo a los excesos de produccion y las giras interminables tocando los exitos de los ochenta para los que ya no esta (ademas la banda es buena, pero lo siento pero ninguno de estos guitarristas me parece a mi a la altura de Vanderbergs, Vais o Sykes). Si, es cierto que hay temas y baladas muy buenos en los ultimos discos, que son muy disfrutables y tal... pero os imaginais lo gloriosa que hubieran podido ser las dos ultimas decadas, en terminos puramente de musica, de este tio si en vez de a hacer millones y quemarse en esas giras se hubierda dedicado a componer, a utilizar su voz de forma razonable y sacar un buen disco cada uno o dos años, aunque fuera de versiones? Aunque claro, todo esto es mas facil dicho que hecho y algunos fans no estamos nunca satisfechos con nada. Por cierto a mi me parece una joya su primer disco en solitario "Northwinds", en una onda por momentos casi a un Joe Cocker (el de principios de los setenta, no el de los ochenta con la voz totalmente destrozada). En todo caso Coverdale es muy grande, aunque sea cantando aquello de "you are cheap and nasty, cheap and nasty... come'on and do the dirty with me!"
ResponderEliminarDavid (creo que desde ahora aka "en busca de la cuerda vocal rota de Mr.Coverdale")
Qué magnífico análisis, muy elaborado y argumentado, además coincido con lo que comentas, el RESTLESS HEART me parece la útima gran joya del grupo. Sería un estupendo disco para analizar. Una joya en una onda distinta y muy matizada, con esos toques Joplin y esa calidez vocal incomparable...
EliminarMuchísimas gracias por el aporte David.
ESTA PLACA ES IMPRESINDIBLE PARA CUALQUIERA, TENGO TODAS, PERO ESTA ES LA QUE MAS ESCUCHO, TENGO TODO DE WHITESNAKE, ES EL SOUNDTRACK DE MI VIDA, LOS VI EN VIVO VARIAS VECES ESPECTACULAR.
ResponderEliminarTambién es de mis discos favoritos Alejandro, me alegra que los disfrutes así. Un saludo.
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