“Susurros del corazón” demuestra que los estudios Ghibli
están lejos de ser infalibles. La película dirigida por Yoshifumi Kondo es
correcta pero fallida, de una sensibilidad algo cargante y tendente en exceso
al simplismo en casi todo. No es un mal trabajo pero lo cierto es que la cosa
prometía bastante más con la historia de esta niña que va dando sus primeros
pasos hacia la madurez. Una historia iniciática que deja algo frio y no logra
conmover de verdad en ningún momento.
A pesar de todos los defectos que se le puedan achacar
“Susurros del corazón”, como suele suceder con la mayoría de las películas del
estudio al que da fama el majestuoso director Hayao Miyazaki (aquí encargado
del guión), que tampoco es infalible por cierto, nos deja algunas escenas
realmente logradas y de una sensibilidad exquisita en ese talento por el
detalle y su facilidad por encontrar magia en lo cotidiano.
Las películas Ghibli suelen dejar retratos de la infancia
absolutamente perfectos, saben captar ese universo con una sensibilidad y
precisión exquisitas en la mayoría de las ocasiones. “Susurros del corazón” no
es una de las excepciones. La fascinación, la magia, la sorpresa, la búsqueda…
Una estudiante, Shizuku, apasionada de la lectura descubre
que alguien ha estado alquilando en la biblioteca los mismos libros que ella.
La curiosidad y un destino irremediable la impulsan a encontrar a esa alma gemela
que se le anticipa. Él es Seiji, y está aprendiendo a hacer violines.
La banda sonora de la cinta tiene temas gosspel e incluso
country, una banda sonora ciertamente peculiar que tiene en el tema “Country
Roads” su punto álgido, un tema que suena en varias ocasiones, compuesto por John Denver y que ha cantado incluso Olivia Newton John.
Uno de los grandes aciertos de “Susurros del corazón” es el
retrato de lo cotidiano (las escenas en familia, por ejemplo), lleno de
detallismo y sensibilidad y que contrasta con los numerosos planos de la gran
urbe en la que se enmarca la narración. El universo íntimo de los personajes,
su vida en casa, es mostrado con una naturalidad sorprendente.
Otro punto interesante está en la elección de los dos
personajes protagonistas, dos personas que poco tienen que ver con la juventud
actual, obsesos de la lectura que usan como evasión. Que la cinta repare en
ellos, ratas de biblioteca soñadoras e idealistas, es una declaración de
intenciones. Idealista y sumamente ingenua pero reivindicadora del arte y de
una juventud con intereses más allá de pasar el rato con botellones y consolas.
La lectura crea unos lazos y unos vínculos invisibles entre
Shizuku y Seiji, quedan unidos a través de
la lectura, el azar y otro elemento muy presente en la cinta, lo tradicional.
Lo tradicional tendrá un peso importante, por ejemplo en el
cambio para la catalogación en la biblioteca, el padre de Shizuku tendrá que
adaptarse. Shizuku y su propio padre manifestarán que prefieren las tradicionales
tarjetitas de toda la vida, además será a través de ellas como la chica dará un
impulso a su madurez encontrando a Seiji. El trabajo artesanal al que Seiji
quiere dedicarse también va en esa línea. Todo esto contrasta con la
fascinación por lo nuevo y la novedad de lo que están viviendo los dos
protagonistas.
La curiosidad puede con Shizuku que de alguna forma dejará
de sentirse sola al descubrir que hay alguien por ahí que tiene sus gustos y la
puede comprender mejor que nadie, ya que a esas edades, como sabemos, pocos nos
comprenden, o eso pensábamos.
Por mucho que lo veamos en multitud de títulos,
especialmente en los del estudio Ghibli, no deja de sorprender la facilidad de
los orientales para captar los pequeños detalles, los pequeños gestos y los sentimientos
más íntimos que conectan con nosotros con una fuerza realmente poderosa. Como
ejemplo, de los muchos que podemos poner, tenemos la escena tras el primer
encuentro de los protagonistas donde Shizuku muestra su frustración en casa sin
poder quedarse quieta en un lugar.
Amistad, enamoramientos, vergüenzas, descubrimientos… todo
el mundo preadolescente retratado pero con un exceso de azúcar y falto de
verdadero sentimiento. Confidencias con las amigas, hombros donde llorar,
confidencias de amor, líos amorosos, fidelidades… Todo queda algo artificial en
esa ingenuidad e idealismo que le resta eficacia dramática e intensidad
emocional. Cuando todo se va resolviendo no nos conmueve verdaderamente, aunque
nos deje una sonrisa.
No podemos evitar sentir que estamos en el universo Ghibli y
el mundo de Miyazaki, aunque la película sea realista y los elementos
fantásticos estén suprimidos, o casi, cuando vemos a un gato (tendremos otro
gato en la figurita que fascina a Shizuku, protagonista de una historia romántica)
o a un cerdo, presentes en multitud de títulos. Con respecto al gato comentar
que simboliza el tránsito o la evolución hacia otro lugar o estado. Así el
gato en “Mi vecino Totoro” (1985) será un gatobus, que llevará a los
protagonistas y aquí otro gato hará que le sigan, juguetón, para que Shizuku
acabe encontrando lo que busca... y a Seiji.
Aparte de lo cotidiano, Kondo retrata lo urbano, el metro,
la muchedumbre que todo lo invade… en el metro precisamente será donde Shizuku
descubra al gato que le llevará a la tienda de antigüedades. Un lugar para la
magia y el romanticismo.
La evolución en la relación entre los dos chavales está bien
conseguida.
Una de las escenas más conseguidas la tenemos cuando tras
una noche musical con su amigo Seiji, Shizuku comienza a plantearse su futuro.
Tumbada en la cama la veremos reflexionando hasta que debe apagar la luz para
dormir, en ese momento Kondo nos dedica un guiño realista, cotidiano, cuando la
chica no acierta a apagar el flexo que ilumina la estancia y tiene que
incorporarse un momento para apagarlo. Un extraordinario momento. Redundando en
todos estos elementos cotidianos tenemos la escena en la que vemos el entorno
de la amiga de Shizuku, en él veremos cómo esta chica está enfada con su padre
y no le habla, pero ni sabemos por qué ni nos lo explicarán luego. Otro
magnífico detalle.
Descubriremos que lo que creíamos causa del destino, el tema
de las tarjetas, no lo es en realidad, sino que Seiji se esforzó en leer muchos
libros para llamar la atención, precisamente, de Shizuku. Del destino se
encargará el gato.
Una película sobre vocaciones, sobre la idea de que la vida
sólo tiene sentido si seguimos el camino de lo que sentimos y nos gusta, no
caminos preconcebidos por los demás. Una película tierna, pero no conmovedora,
interesante pero ingenua y ligera en cuanto a emoción. Muy humanista.
El final con la declaración de matrimonio excede todos los
límites de glucosa y vuelve a resultar bastante artificioso y poco auténtico.
Un resultado correcto pero que queda lejos de las grandes obras maestras del
estudio donde el componente emocional tenía más peso, manteniendo además las
virtudes que, indudablemente, tiene esta cinta también. Técnicamente es
excelente, una pena el exceso de ñoñería en algunos momentos y la sensación
general de una excesiva dulzura impostada.
Recomendable para todo fan de las películas Ghibli pero no
tanto para los más exigentes.
Dedicada a Reina, que aunque sé que esta película no le entusiasma al igual que a mí, es un avance para cuando lleguen las que sí le gustan.
Querido sensei!!! Qué emoción!!! Mil gracias por la dedicatoria!!!
ResponderEliminarGracias por destinar tu tiempo a las películas de Ghibli y Miyazaki, que sabes que tanto me gustan.
Sí, coincido contigo en que esta es una de las más ñoñas, y estoy plenamente de acuerdo en lo que expones: hay escenas muy interesantes, y casi todas relatan de forma muy minuciosa y tremendamente realista lo cotidiano, aunque al final es tan pastelosa que dan ganas de comer guindilla para compensar!
Espero con interés nuestras favoritas, cuando sea, a tu buen criterio. Porque lo que traes aquí siempre aporta muchísimo.
Un abrazo muy fuerte, y otra vez gracias!
Bss,
R
Los que babean con Chihiro, disfrutarán más de la "segunda parte", Haru en el reino de los gatos, peli mucho más sencilla a todos los niveles pero plagada de eso que tanto les gusta a los nuevos fanáticos de Ghibli, la imaginación desbordante en reinos mágicos cercanos al nuestro.
ResponderEliminarA mi me encanta la ñoñería, y Susurros me pareción una excelente película costumbrista. Es más, Ghibli ya no sabe hacer películas como esta. Chihiro supuso un cambio de rumbo que no me acaba de gustar.
R, me alegro que te haya gustado. Sí, irán cayendo pelis Ghibli porque me gustan mucho, veremos también qué película gana la encuesta, que eso también cuenta.
ResponderEliminarUn placer dedicártela guapa. Un besazo.
3, bienvenida. Yo soy un romántico ñoño muchas veces también jejeje, ésta está algo coja.. Los aspectos que destacas son muy buenos, ciertamente existe un gran talento para el retrato íntimo y cotidiano. En realidad esos universos tan mágicos han existido siempre en Miyazaki, antes de Chihiro.
Muchas gracias por participar y un abrazo fuerte.
Esta no la he visto, yo entre con el link de elige la que más te ha gustado... puedo añadir La tuma de las luciernagas y todo un clásico reeditado como Mi vecino Totoro?
ResponderEliminarUn saludo!
Claro, las tienes en la encuesta, vota por una, está en la parte derecha.
ResponderEliminarTotoro es una debilidad jejeje
Un saludo
Bien! soy el unico que ha votado a Totoro!!! XDDD Aunque el rey león también me tira porque es la primera que vi :D
ResponderEliminarBueno yo aún no he votado, y Totoro es una posibilidad muuuuy atractiva mmmm jajaja
ResponderEliminarBuenas!
ResponderEliminarA mi esta me ha gustado mucho, aunque se queda coja en algunas cosas. Si que es cierto que el final es muy pasteloso y choca con la "seriedad" que muestra Seiji al pedirle matrimonio, en un sitio especial, eso si...
Yo es que soy muy ñona e infantil y me he sentido identificada en varias cosas :P
Gracias por mostrarme esta película y ahora voy a por "mi vecino Totoro"
un besote
Me alegro de que te gustara, a ver que te parece TOTORO. SUSURROS es una buena peli pero irregular, se les va la manos en algunas cosas.
ResponderEliminarUn beso Luna.