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lunes, 3 de julio de 2017

NOTICIAS CINE (3 de julio, 2017)

CINE







MAHERSHALA ALI EN TRUE DETECTIVE

Todo apunta a que el oscarizado actor afroamericano, pletórico tras “Moonlight” (Barry Jenkins, 2016), encabezaría el cartel de la afamada serie que comenzó por todo lo alto pero desapareció de las preferencias de los espectadores en la segunda temporada.

Así, tras Matthew McConaughey y Woody Harrelson en la primera temporada, y Colin Farrel y Rachel McAdams en la esgunda, Ali sería la nueva estrella que intentaría levantar el vuelo de la serie.





JAMES CROMWELL Y LA CÁRCEL

James Cromwell, ese actor que está en todas partes, ha sido detenido como activista junto a otras cinco personas al protestar contra una planta de gas que pretende abrirse en Nueva York. Cromwell se habría negado a pagar la multa de 328 euros (375 dólares), por lo que debería pasar una semana en prisión, algo que hará si no ejecuta el pago antes del 14 de julio.

Otro actor comprometido.




LOS ZOMBIES PILOTOS DE ROMERO

Ya os anuncié el nuevo proyecto sobre zombies que va a producir George A. Romero. Pues ya tiene cartel.

La cinta, que será dirigida por Matt Birman y que contará la historia de unos zombies que son utilizados por unos millonarios como pilotos de carreras, busca financiación.





QUENTIN TARANTINO DE BODA

Se nos casa Quentin. La afortunada es Daniela Pick, con la que mantiene una relación desde 2009, cuando el director promocionó el estreno en Israel de “Malditos Bastardos”.

Quizá las siguientes (y últimas, según ha afirmado) películas del director tengan un componente romántico...





FECHA DE ESTRENO PARA LA NUEVA TOP GUN

Ya tenemos fecha de estreno para TOP GUN: Maverick. Será el 12 de julio de 2019. Será así uno de los puntos álgidos del verano de 2019.

El bueno de Tom lo volverá a "petar" un año más... Increíble.






MICHAEL KEATON Y TIM BURTON JUNTOS DE NUEVO

Michael Keaton y Tim Burton volverán a trabajar juntos. Será en “Dumbo”, la nueva cinta que prepara el director americano para Disney. La noticia ha sido confirmada por el actor en "Good Morning America", donde ha explicado que interpretará al villano en esta nueva versión en imagen real.

Será la cuarta colaboración de actor y director, que tras Beetlejuice” y las dos primeras entregas de Batman, al inicio de la carrera de Burton, no han vuelto a coincidir. Se une Keaton a Colin Farrell, que será el protagonista, y a Eva Green, que encarnará a la trapecista Collette.






DEATH NOTE A LA GRAN PANTALLA

Trailer de la película que estrenará Netflix adaptando el manga Death Note, serie de culto absoluta.

Me gustó mucho el anime que se hizo del manga, clave en el éxito de la historia. Esta sería la cuarta película en imagen real sobre dicho manga... No sé si es el medio más acertado para contar la historia ni si hacía falta, pero llegará en breve.

El 25 de agosto se acerca.






MANGOLD Y MAMET ADAPTANDO A WINSLOW

Dos novedades interesantes. Fox ha fijado el 1 de marzo de 2019 como fecha de estreno para “The Force”, adaptación de la nueva novela de Don Winslow (El poder del perro), y que dirigirá James Mangold.

La otra novedad es que el gran David Mamet será el encargado del guión en esta producción de Ridley Scott.





DOWNTON ABBEY AL CINE

La prestigiosa y elegante serie Downton Abbey pasará a la gran pantalla, como ha anunciado recientemente Universal. No hay muchas noticias al respecto, pero se pretende contar con el reparto original.










SUPERLÓPEZ Y DANI ROVIRA

Ya era hora de que el cine español se sumara a la fiebre de los superhéroes… supongo.

Viene SuperLópez, el superhéroe más castizo y famoso de nuestro país, y lo hará en imagen real encarnado por Dani Rovira. A Rovira lo acompañan Maribel Verdú, Alexandra Jiménez, Julián López, Pedro Casablanc, Gonzalo de Castro y Gracia Olayo, dirigidos por Javier Ruiz Caldera, en un rodaje que comenzará dentro de dos días, el 5 de julio, con el fin de estrenarse a finales de 2018.





FALLECE MICHAEL NYQVIST A LOS 56 AÑOS

Tristísima noticia. Michael Nyqvist ha fallecido a los 56 años de edad tras luchar contra un cáncer.

El actor sueco que alcanzó la fama tras protagonizar la trilogía “Millenium”, lo que le llevó a Hollywood para encarnar numerosos papeles en los últimos tiempos (el villano de “Misión Imposible IV, por ejemplo) no pudo seguir luchado contra el cáncer de pulmón que padecía, por lo que el 27 de junio terminó su batalla.

Hijo adoptivo, lo que le convirtió en un ser solitario, según sus palabras, este estupendo actor tiene algunas cintas pendientes de estreno aún, entre ellas su trabajo con Terrence Malick, “Radegund”.





LINDELOF ENCARGADO DE LOS WATCHMEN PARA LA HBO

¿Qué os parece una serie sobre Watchmen con Damon Lindelof al mando para HBO? Pues os parezca bien o mal es lo que vais a tener.




DAVID FINCHER DIRECTOR DE GUERRA MUNDIAL Z 2

Y el presidente de Paramount ha confirmado a David Fincher como director de Guerra Mundial Z. Noticia que no deja de sorprender tras la mediocridad de la primera parte. Sorprende que uno de los más brillantes realizadores actuales se embarque en una franquicia de este tipo, no especialmente reputada, pero quizá pueda darle la vuelta al asunto.

La pareja Brad Pitt-David Fincher es ya un clásico moderno. Seven, El club de la lucha y El curioso caso de Benjamin Button fueron los trabajos anteriores donde director y actor coincidieron.




jueves, 9 de febrero de 2012

Crítica: THE ARTIST (2011) -Última Parte-

MICHEL HAZANAVICIUS






El orgullo.
El descubrimiento de la película que tan apasionadamente guardaba entre sus brazos Valentin, intentando protegerla del fuego, por parte de Peppy, la impulsa definitivamente a ocuparse de él. Pese a todo y hacer todo lo posible por hacerle sentir bien, incluso rehabilitarle para el trabajo, su orgullo herido y frustrado, esa parte de su carácter que siempre se impone en Valentin, se resistirá a aceptarlo.  Pero si Valentin es orgulloso, el principal rasgo de Peppy es la tenacidad para lograr sus propósitos.
En casa de Peppy, la inconmensurable Bérénice Bejo, volveremos a sumergirnos en el universo de “Ciudadano Kane”. Allí el convaleciente Valentin descubrirá algo que lejos de satisfacerle le frustrará totalmente. Su ángel guardián compró y guardó todos los recuerdos que el actor se vio obligado a vender. Allí, como Foster Kane rodeado de todas las estatuas y antigüedades que iba acumulando, se sentirá humillado, llegando al clímax cuando descubre su enorme cuadro egocéntrico, que le recuerda lo que llegó a ser. Ahí está “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde, pero una vez más invertido, aquí es un retrato de belleza inamovible e imperecedera la que le devolverá el reflejo de lo que fue, y lo que en un principio enorgullecía a Valentin poco a poco, cada vez que ve el cuadro, le irá devolviendo el reflejo de su propia humillación. También está ahí “Rebeca” (Alfred Hitchcock, 1940). Una impresionante y emocionantísima escena, otra más…


Hazanavicius recoge de forma maestra las referencias y generalmente les da un giro imprevisto para sorprender al espectador. Así si en “Candilejas” él muere tras su último espectáculo aquí tendrá una segunda oportunidad gracias a la chica; si en “Ha nacido una estrella”, la no aceptación de su nuevo estatus a la sombra de otra estrella lleva al protagonista al suicidio, aquí el nuestro se arrepentirá; si Charles Foster Kane rememora “Rosebud” de forma nostálgica en su lecho de muerte, el “Rosebud” de Valentin, representado en su película con Peppy, le servirá para reinventarse; si en “Cantando bajo la lluvia” la falta de talento de una actriz le impedirá adaptarse, un talento para el baile dará la opción a los protagonistas para crear algo nuevo…
Es muy hermosa la entrega generosa de esa chica con el actor, entendiéndole mejor que nadie en sus frustraciones y desesperándose cuando no logra que libere su mente de complejos e inseguridades. Su defensa de él ante el mismo productor que intentó echarla del plató cuando no era más que una figurante muestra y define todo el carácter y evolución del personaje, una firmeza e iniciativa que recordará a la sutil defensa, que aquel día, donde estuvo a punto de ser expulsada del estudio, hizo Valentin de ella. Si recordamos la anterior escena, ésta está montada y planificada de forma similar, mostrándonos los tensos rostros de los colaboradores expectantes ante la decisión del productor. Algo similar también se ve en la escena del primer encuentro, con los fotógrafos atentos a la reacción de la estrella George Valentin tras el encontronazo con la joven admiradora. Un nuevo eco.


John Goodman, que es un mito casi, vuelve a estar excepcional. Siempre da gusto verlo.
Enternecedora relación.
Cuando debe irse al plató a rodar una escena, Peppy captará al instante el gesto decepcionado de Valentin. Ella, como actriz, entiende sus sentimientos mejor que nadie, al instante.
La aparición de James Cromwell, el antiguo chófer de Valentin, para llevarle el guión del proyecto que Peppy quiere realizar junto a él, nos da otro pequeño giro en la historia y explica cómo y por qué supo que estaba borracho en el bar. Los hilos de Peppy, en el cuidado de su antes mitificado actor y ahora querida persona, son interminables. En el diálogo, ese chófer siempre fiel, le mencionará su tendencia al orgullo y le aconsejará que corrija eso, que Peppy lo merece, un chófer que también comprende a su antiguo jefe y hace hincapié en uno de los temas principales de la cinta y rasgos más destacados del protagonista.
La parte final es de un lirismo intensísimo, de una belleza onírica que entronca con “Vertigo” (Alfred Hitchcock, 1958), por muchos aspectos. Es magistral el plano donde George se ve reflejado en un cristal superponiéndose al traje del escaparate, que le recuerda el suyo de los tiempos gloriosos, un fantasma reflejado, como la Kim Novak de la cinta de Hitchcock, y el tema “Scene d’Amour” de Bernard Herrmann atronando en toda esta parte final, también prestado de la cinta del maestro inglés. El uso de este tema ha creado cierta polémica debido a las palabras de Kim Novak que lo ha considerado una violación de su trabajo. Añorando un pasado que parece no volverá, obsesionado con él. Un policía “hablador” le devolverá a la cruda realidad, primeros planos de la boca del agente le harán recordar la presencia de lo sonoro.
No se pueden escapar las reminiscencias a la tragedia griega que contiene la película, estamos de nuevo ante el mito de Orfeo rescatando a Eurídice, pero una vez más con los papeles cambiados, así como su final.
Atormentadores planos de bocas, constantes bocas, bocas por todas partes, bocas mudas que gritan.


Este intenso final, con la llegada de George a su casa, símbolo físico de su deterioro, dispuesto a suicidarse porque no se aguanta más, acabará con la música de Herrmann en lo más alto y alcanzando una redención en forma de evolución y transformación. De alguna manera, aunque no comete el suicidio, el antiguo George Valentin muere para renacer de otra forma, evolucionado y desprejuiciado, trasformado en Gene Kelly.
Así de donde no pudo rescatar la protagonista de “Ha nacido una estrella” a su marido, sí lo rescatará la nuestra, Bérénice Bejo. De la muerte.


Es maravillosa la redención y la declaración de Peppy, verdaderamente emocionante, y el perro, que esta vez parecía no lograr evitar la tragedia, los unirá en risas. Llorar aquí, de felicidad y de muchas otras cosas, no será raro. Hacedlo, no os cortéis, sobre todo si estáis solos.
Un ejercicio de arqueología cinematográfica, como se ha comentado, que no deja de ser coherente con la idea mitológica.
Memorable, maravillosa, magistral, excepcional es la última escena, cuando Gene Kelly o Fred Astaire con Ginger Rogers, perdón George Valentin y Peppy Miller, muestran al productor la genial ideal. La comedia musical, otro paso en la evolución, la reinvención, el uso del sonoro sublimado y…
Y se hizo el sonido. De una infinita coherencia y maravilloso talento, rizando el rizo del discurso metalingüístico, nuestros protagonistas hablan. Les oímos respirar y hablar. Viven. Y, por supuesto, bailan claqué.

 

La palabra “ACCIÓN”, para la escena que acabamos de presenciar, redondea el mencionado discurso dando fin a la película. Veremos cómo las claquetas que abren la coreografía es un juego más de metacine, y la cámara se elevará mientras el equipo se prepara para la repetición de la escena, siendo testigos desde nuestra butaca de un rodaje dentro de un rodaje. Algo que remite a aquella grúa excepcional de “Cautivos del mal” que remarcaba este mismo hecho elevándose hasta el último de los colaboradores que presenciaban aquella escena. Callar y aplaudir.


Como dije, sin una buena historia no pasaría de ser una curiosidad, pero la historia y el trasfondo es excepcional y de una emoción desbordante. Si el uso de referencias no resulta novedoso la mirada lo es de forma contundente.
Reirás, llorarás, te emocionarás, pensarás…
La banda sonora de Ludovic Bource es una auténtica maravilla, como he insistido varias veces.
Centrándonos en la relación de los protagonistas, lo más brillante es la idea de que se forje en pequeños detalles u objetos, momentos, recuerdos, lo aparentemente nimio en suma. Una película protegida de las llamas, el primer encuentro recreado en una película, la compra de los objetos de él por parte de ella, un lunar…
La escena final justifica, e incluso explica, la decisión de que la película sea muda. Ese discurso metacinematográfico y metalingüístico carecería del más mínimo sentido sin esa decisión que evoluciona al oírse las voces en esa escena final. Así “The artist” es una profunda reflexión sobre el prejuicio, ya sea desde lo clásico a las innovaciones o desde lo moderno a lo más antiguo. Siendo muda se aprecia verdaderamente el necesario respeto al pasado, es la única forma de hacer sentir y entender al espectador un mundo olvidado y desaparecido y hacerle consciente de los elementos que componen el arte cinematográfico, por eso es tan importante que al final de la cinta se oiga hablar a la gente, ese signo evolutivo pero respetuoso. Mucho más allá del recurso snob.
La fusión de lo clásico, George Valentin, y lo moderno, Peppy Miller, que crea algo nuevo, el musical, y queda refrendado con la propia película, “The artist”.
La dirección y el guión de Hazanavicius, las interpretaciones de Dujardin, Bejo o Goodman, de todo el reparto en suma, la banda sonora, la recreación de época y cualquier aspecto que queramos destacar, es una absoluta maravilla.
Una dirección que respetando los cánones clásicos no omite rasgos estilísticos modernos, en sutiles guiños una vez más, como el abundante uso del primer plano en contraposición con el mayoritario uso del plano general en los años 20.
Se es cruel con los clásicos, despreciándolos en muchas ocasiones, como se reniegan de las innovaciones, y renegaron. Se tiende a dar importancia a lo accesorio, estética clásica, blanco y negro, no hay sonido… que a lo esencia. Es el signo de los tiempos. Lo esencial es que te cuenten una buena historia. La forma sobre el fondo. La forma matando al fondo. La superficialidad. “The artist” es plenamente consciente de los prejuicios que tendrá que sobrellevar sobre sí misma y muestra esa doble vía de reflexión desmantelando así los análisis más simplistas y prejuiciados, alzándose contra cualquier tipo de prejuicio artístico. Reivindicadora.
Así si en “Origen” de Christopher Nolan (2010) se plantea la idea y la reflexión del cine como generador de sueños, ilusiones y su vinculación con nuestro propio ser, en un encubierto mensaje también metacinematográfico, “The artist” se plantea como un juego de espejos entre la vida, la ficción y la verdad, con un mensaje de fondo muy similar.
La colección de referencias es extensísima, como podéis comprobar, y muchas se me pasarán o no las habré visto. Podéis divertiros sacando más. Añadiendo otras mencionar a Jacques Tati, si se homenajea a los grandes del humor mudo americano, también estará presente el grande del mudo francés, incluso habiendo sonido ya… También se intuye a “La rosa púrpura del Cairo” (Woody Allen, 1985), en esa reflexión sobre la ficción, así como muchas otras que la han tratado. La sutil comedia de Lubitsch o Wilder, los homenajes al serial del cual Fritz Lang era un fan absoluto, "Y el mundo marcha" de King Vidor (1928)…
Renunciar al pasado, a los maestros, a los forjadores y creadores del invento, del lenguaje que posibilita cualquier película, la base de todo, es caer en el absurdo. Regodearse en la ignorancia y el “paletismo”, creerse algo cuando en realidad está inventado, inventado por dichos maestros, es profundamente prepotente. Es por ello obligada la reivindicación de esos directores que crearon innumerables obras maestras, recursos e innovaciones sin las que no se concebiría absolutamente ninguna película hoy. D. W Griffith, Eisenstein, Murnau, Dreyer, Fritz Lang, Alfred Hitchcock, John Ford, Howard Hawks, Georges Méliès, Chaplin, Buster Keaton, Tod Browning, Jacques Tati, Cecil B. DeMille, King Vidor, Henry King, Ozu
Y obras maestras como “El nacimiento de una nación” (1915), “Intolerancia” (1916), “El acorazado Potemkin” (1925), “Nosferatu” (1922), ”Amanecer” (1927), “La pasión de Juana de Arco” (1928), “Metrópolis” (1927), “Spione” (1928), “Las tres luces” (1921), “El doctor Mabuse” (1922), “El gabinete del doctor Caligari” (1920), “El enemigo de las rubias” (1927), “El caballo de hierro” (1924), “El chico” (1921), “La quimera del oro” (1925), “Luces de la ciudad” (1931), “Tiempos modernos” (1936), “El maquinista de la general” (1926), “Garras humanas” (1927), “Rey de reyes” (1927), “Los 10 mandamientos” (1923), “He nacido, pero…” (1932)…
Casi nada.
Que en la época del 3D, los efectos digitales, las más avanzadas tecnologías, aparezca esta rara avis, que además se aleja de la idea de peculiaridad gratuita, sólo puede hacer que los amantes al cine, los verdaderos amantes, estemos de enhorabuena y esperanzados ante la perspectiva de que siempre habrá obras maestras como ésta para nuestro disfrute total y absoluto. Podemos entusiasmarnos y regocijarnos sin disimulo, una vez más, ante una nueva obra arriesgada en su extrema sencillez, aparente sencillez.


Vayan a verla, obliguen a verla a todo el que puedan, cuando las fanfarrias de los títulos de moda se desvanezcan, la sinceridad y honestidad de esta estruendosa obra maestra seguirá en sus subconscientes.



Dedicada a Parisina que espero haya llegado, de nuevo, hasta aquí y a O'Flint.


Lee aquí la 1ª Parte del análisis.

Lee aquí la 2ª Parte del análisis.

Lee aquí la 3ª Parte del análisis.



miércoles, 8 de febrero de 2012

Crítica: THE ARTIST (2011) -Parte 3/4-

MICHEL HAZANAVICIUS






Nuestros protagonistas pasarán de ser amigos a rivales en taquilla.
En casa veremos el único momento donde Valentin sube una escalera, tras hacer caso omiso a su mujer, pero ese momento no se ve en plano ya que Hazanavicius nos mostrará el gesto desesperado de ella. Nunca le vemos subir.
Mencioné anteriormente los intertítulos maravillosos que aparecen en pantalla y elogié el montaje. El montaje de estilo clásico es de una fluidez y armonía majestuosa y con el uso de sobreexposiciones rinde pleitesía al estilo clásico de este arte. En el apasionado rodaje de la película de Valentin veremos un buen ejemplo de ello.
Esa decisión de coger él el toro por los cuernos y dedicarse a la dirección de su propia película nos lleva a otra referencia como es “Cautivos del mal” (Vincente Minnelli, 1952), película con la que tiene más puntos en común, por ejemplo la escena donde Valentin ve la audición sonora de una actriz o el final que ya comentaré.
Peppy Miller triunfa con “Beauty Spot” en referencia a su peca, todos los títulos serán simbólicos y tendrán que ver con los personajes, y es que no se puede escindir la obra del autor, como nosotros no podemos liberarnos del influjo que el arte nos provoca.


Un matrimonio al borde del precipicio, el derrumbe del matrimonio y su vida personal va muy ligado al derrumbe de su vida profesional, la ruptura definitiva se corresponderá con el fracaso de Valentin y su película.



En una comida en un restaurante otro encuentro casual de los protagonistas pondrá sobre el tapete las distintas concepciones sobre el progreso y la defensa del arte de cada uno, será el primer encuentro tenso de la pareja. Ella despreciará en un entrevista las formas y modos de los actores mudos mientras él la escucha, sin que ella lo sepa, en la mesa de al lado.
Una confrontación en la forma de ver las cosas perfectamente mostrada en la puesta en escena con las sillas dándose la espalda, un plano general lo mostrará de forma contundente. Aquí la disparidad de discursos es clara, de la firmeza obcecada de Valentin en mantenerse fiel al mudo y sus tremendos prejuicios a las innovaciones, a las ansias de novedad que representa Peppy, unas ansias que la llevan a despreciar el pasado y a los maestros que han logrado que ella esté allí de alguna manera, ella representa la modernidad y faltará al respeto, es decir, se muestra a las claras la absurdidad de unos prejuicios en un sentido o en otro, especialmente subrayado por la decisión de Hazanavicius de realizar una cinta muda en pleno siglo XXI, una cinta muda refrendada por el éxito y multitud de premios. La absurdidad de negar lo opuesto. Un bellísimo discurso en fondo y forma.


Valentin bajará de nuevo sus escaleras para recibir el periódico que anuncia el crack del 29, se le enfocará en ligero picado, tras enfocar al periódico sobre la mesa, al recibir la noticia de su quiebra, que salvo éxito de su película como director será un hecho. Pero la película fracasará.
La lluvia, simbólica de nuevo, creará el ambiente adecuado.
El estreno de “Tears of love”, la película como director de Valentin, es otro de los inolvidables momentos que “The artist” deja para la historia del cine. El título, simbólico de nuevo, indica a las claras el tono que va a tener el film. En él veremos como un valeroso héroe, al final de la película, queda atrapado en unas arenas movedizas, poco a poco se irá hundiendo en ellas. Personaje y actor fundidos una vez más en otro ejemplo maestro de metalingüismo y metacine. Valentin se hunde en su carrera igual que el personaje que él mismo interpreta en su película. Peppy será de los pocos espectadores que asistirán al estreno y se identificará con la mujer que nada puede hacer por salvarlo. Él la dirá que no la ama para que lo deje hundirse solo. Peppy llorará desconsolada, la vida, el arte, una vez más fundidos. Y nosotros, identificados con ambas capas de significación, emocionados también. El viejo actor, la joven y moderna actriz y nosotros más modernos aún, emocionados por ese momento mudo de celuloide. Sin palabras.


A la salida del cine, Valentin verá su fracaso aún más resaltado por el éxito de la película de Peppy Miller. En el travelling que sigue al actor veremos sutiles y brillantes matices de puesta en escena cuando vemos a algunos de los futuros espectadores de la película de la actriz reconocer, en segundo plano, a nuestro protagonista, sin más hincapié.
La lluvia sigue siendo eterna.
Abatido, fumando y bebiendo, como el Rhett Butler de “Lo que el viento se llevó”, nuevamente, cuando sufre por la muerte de su hija, nuestro actor se lame las heridas. La visita de ella, con buenas intenciones, no hace más que aumentar el dolor. Es muy profunda la relación aunque parezca estar tratada con ligeros esbozos. Ella, a la que ama y le fascina, representa de forma humillante lo que le ha dejado obsoleto y fuera del estrellato. Luego aprenderá que lo que ella representa no es lo importante, si no la persona que es en realidad.
La visita de Peppy a George es cerrada con un plano general del actor, apesadumbrado, que recuerda a los porches que tan magníficamente rodaba John Ford.
Dos imágenes rematan las distintas trayectorias, los posters de George Valentin pisados bajo la lluvia como símbolo de su caída, y la mirada al espejo antes de pintarse su postizo lunar de Peppy Miller, que precede a un montaje de las sucesivas películas que va rodando y encumbrándola en la cima. “Shadows”, “Young and pretty”. Todo rematado con un zapato a lo Cenicienta, que se encadena con el zapato de él, que será lo opuesto.
De la lujosa mansión nada queda, ahora es un modesto piso y su acomodada vida ahora depende de los préstamos y empeños. Estamos en 1931.
James Cromwell, el fidelísimo chófer, una especie de Sancho de ese Quijote que vivía la ficción del éxito, será despedido en contra de su voluntad a pesar de llevar un año sin cobrar. Un personaje que ejemplifica la fidelidad, la tradición y los valores clásicos, que siente afecto por su empleador y se marchará profundamente decepcionado cuando éste le eche, aunque sea, aparentemente, por su bien. Preciosa la escena donde espera todo lo que puede a que su jefe, y amigo, rectifique.
Todo su patrimonio subastado, todas sus obras de arte e incluso su gigantesco retrato, con su perro, vendido para poder pagar deudas. Una caída libre sin red. Evidentemente a la salida de la subasta le veremos bajar más escaleras. El descenso interminable. En esta escena no lo veremos con el perro.
Como en la gran mayoría de escenas, nada es lo que parece, como simulando una planificación cinematográfica, del primer plano que nos muestra una información limitada, pasamos a abrir el plano para ver toda la verdad. Aquí uno de los pujadores era un chófer de la mismísima Peppy Miller, que sin olvidar a su mentor le observa y vigila. Todos y cada uno de los planos encierran algo, por ello cuando vemos cómo Peppy mira a su idolatrado actor venido a menos, veremos un plano general desde su punto de vista donde él vaga distraído y apesadumbrado, lo que provoca que casi le atropelle un coche, mientras se pierde por una calle que tiene al fondo del encuadre un cine donde proyectan una película, “Lonely Star”. Una vez más un título simbólico con respecto a los personajes.
Despojado de todo.
La partitura de la película es una auténtica maravilla.
1932. Nuevo uso de un espejo, Valentin no aguanta mirarse, le ofende su retrato, verse acabado, por ello derramará licor sobre su reflejo. No le gusta quién es. Divertidos momentos de humor surrealista en su alcoholizado lamentar en el bar. Incluso un cuadro mal colocado mostrará su desequilibrio. Su fiel chófer reaparecerá momentáneamente para llevarle a su casa tras caer borracho allí. Seguidamente veremos un colosal poster con el título de la nueva película de Peppy Miller, “Guardian Angel”, título nuevamente simbólico, ya que tanto ella, como el chófer que acabamos de ver lo son para George Valentin.


Nuestro protagonista irá a ver la mencionada película, y disfrutará con la joven actriz. En la cinta tendremos un nuevo guiño metalingüístico cuando el personaje de Peppy choque con un hombre, lo que resulta un eco del primer encuentro entre nuestros dos protagonistas, algo que le llevará a bonitos y nostálgicos recuerdos. Una escena que posiblemente impusiera la propia actriz, que tampoco olvida a George.
Si más salida que regodearse en su desgracia, George se sumirá en sus recuerdos viendo sus antiguas películas que nadie parece recordar. El éxito pasa a velocidad de vértigo y películas con un par de años ya son consideradas antiguallas.


Tendremos un extraordinario uso del blanco y negro en sentido expresionista en la escena de la sombra proyectada en la pantalla. Otra memorable escena imborrable. En la pantalla ahora no se ve al clásico héroe del cine de aventuras, sólo a su sombra, una sombra que lo dejará también solo. Asumiendo defectos. El orgullo. Una catarsis que comienza en ese momento. No se aguanta a sí mismo por tanto no le importa morir. Ahí está Murnau, ahí está “Nosferatu” (1922), “Amanecer” (1927)…
La locura, evidentemente, no está muy lejos, que le pregunten a la Norma Desmond de “El crepúsculo de los dioses”. Comenzará a destrozar todos sus recuerdos, su pasado, un pasado que le recuerda la esplendorosa imagen que tenía, algo que no aguanta. Debe destrozarlo porque es un pasado opresor de sí mismo.



Su perro, una vez más, demostrará que es la parte positiva de él, y en un momento dramático Hazanavicius se saca una escena de humor clásico de cine mudo a lo Buster Keaton, con ese perro salvador que avisa a un policía. Un perro que salvará a su amo, como en “Umberto D” (Vittorio De Sica, 1952)
Como en la escena donde Peppy usaba un fetiche, el traje de Valentin, para simular una seducción agarrándose fuerte a él, el mismo Valentin tendrá su propio fetiche y entre todas las películas destrozadas se agarrará con fuerza a una de ellas en exclusiva. Un fetiche más cuando no nos queda otra cosa.
Esta película será la que contenga la escena que rodó con Peppy, esas tomas falsas que vimos. La película del amor. Los sentimientos.
En el destrozo la sombra volverá en su desenfreno enajenado, como la habitación que destroza Charles Foster Kane en “Ciudadano Kane”.
Peppy Miller jamás se muestra orgullosa con respecto a él, y sin duda hará primar sus sentimientos a su carrera. Nuestro actor protagonista, en cambio, es puro orgullo de estrella vanidosa, pero que por encima de eso es un profesional que añora su trabajo, hacerlo bien.
La vitalidad y expresividad de ambos actores es una maravilla, enamoran en cada escena.


Dedicada a Parisina, apreciada y fiel seguidora, y a O'Flint, ese fan de Buster Keaton.


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