No me disgustó la primera entrega de esta nueva saga
distópica adolescente que vuelve a remitir a planteamientos platónicos. Me resultó
vigorosa y más entretenida que otras primas hermanas suyas, con más acción y
violencia. Un aceptable pasatiempo adolescente que dejó en su final abierto una
atractiva continuación.
Lo que mantuvo mi interés terminó con prontitud a los pocos
minutos de la continuación, esta cinta que nos ocupa, que resulta un absoluto
desastre de principio a fin. Puro relleno saca cuartos para firmar las tres
entregas que, por lo que se ve, debe durar, como mínimo, cada saga de estas…
En “Las pruebas” no pasa absolutamente nada, una historia
insulsa e insustancial que no aporta nada a la mitología general de la trama ni
a su narrativa, una mera transición sin ideas para desembocar en la conclusión
previsible y que pinta ser un desastre similar al título actual. Ni siquiera el
cebo con el que se cierra esta segunda entrega es medianamente atractivo.
Les animas, bien sabe Dios que los animaba, a que pasara
algo, a que ocurriera alguna cosa de interés más allá de corretear de un lado
para otro sin sentido ni objetivo, pero no hubo forma. Es como ver a unos Goonies idiotizados en un entrenamiento de crossfit
huyendo de zombies o soldados sádicos.
Van a supuestos sitios que revelarán gigantescas claves y
nos darán a conocer a cruciales personajes que en realidad no importan un
rábano, y que conste me gustan los rábanos. Un truco que llega a ser desesperante y
gratuito porque ese objetivo a lo “Mago de Oz” nunca llega a interesar porque
lo van sacando de la manga repentinamente y una vez detrás de otra, por lo que se
intuye con horas de antelación que no es más que un mero recurso para que los
chavales estos sigan corriendo y sudando, poniendo cara de esfuerzo
intelectual, miren al horizonte con trascendencia y se relacionen torpemente.
Wes Ball repite en la dirección. Intenta imbuir a la
narración de cierto vigor y dosis de suspense, de una atmósfera inquietante con
ciertos recursos estilísticos que destacan en el inicio, pero que sucumben catastróficamente
ante lo insustancial de la historia.
Ball hace un seguimiento casi obsesivo a Thomas, con planos
muy cortos, asfixiantes, que dan un tono casi onírico en ocasiones, extraño,
donde sus compañeros, los que conocimos en la anterior entrega, aparecen de
forma tangencial, fugazmente. Lo aísla y, aunque puede resultar incómodo en
ciertos momentos, genera inquietud ante algún acto o gesto sorpresivo de lo que
queda fuera de campo. Todo ello tras salir de unas escenas oníricas,
precisamente, con recuerdos y sueños sobre su madre, sobre CRUEL y su jefa…
Es la llegada a otro lugar, un lugar misterioso al que los
rescatadores milagrosos de la primera entrega los llevan, recibidos por
“Cranks”, que son una especie de zombies. Una mega fortaleza donde la vida
pretende normalizarse, asegurando protección de las amenazas exteriores,
cuidados y exámenes médicos y físicos, interrogatorios y cobijo… Y separados y
seleccionados por grupos, en lo que es un estricto control policial.
Thomas, en su intuición sin igual, como demostró en la
anterior entrega, confesará al jefe del lugar, Janson (Aidan Gillen), que está
con CRUEL, a pesar del rescate recibido, el cordial trato y la amabilidad
general. Desconfiado… Intuyendo enseguida, en su valerosa intrepidez y
curiosidad, que esa amabilidad sólo encubre algo turbio, donde el control
resulta excesivo.
Allí Thomas se encontrará a chavales muy peculiares, que
dicen saber o quieren hacer creer que saben a dónde van los otros chicos que salen
de allí, como si fuera presidiarios institucionalizados, que llevaran allí
décadas, cuando sólo llevan un día (sí, un día exactamente) y nadie les ha dicho nada… Son de esas
licencias de guión absurdas que no se entienden y serían fácilmente
subsanables.
“Creo que en realidad nadie sale nunca de aquí”.
Eso sí, luego llegará Thomas y en tiempo récord no sólo se
enterará de todo el percal -no le hace falta ni un día-, sino que además logrará
escaparse junto a todo su grupo, y algunos más, como ese chaval encapuchado
que se encuentra por casualidad y le da todas las claves, ya
que llevaba allí la friolera de una semana. ¡Con dos narices! Se ve que la
fortaleza estaba diseñada para impedir amenazas externas que quisieran entrar,
pero no para las internas que quisieran salir…
Muy visto está el recurso del mundo perfecto y feliz, muy
guay, que se les promete a los protagonistas y que en realidad es una farsa o
no existe y lo que espera es la muerte. “La fuga de Logan” (Michael Anderson, 1976) en los 70,
“Perseguido” (Paul Michael Glaser, 1987) en los 80, “Matrix" (Hermanas Wachowski, 1999) en los 90, “La isla” (Michael Bay) en 2005… y así hasta casi
el infinito.
Al final tenemos a un grupo de chavales descubriendo
misterios de diversa índole, indagando y resolviendo pistas, huyendo de los
malos continuamente para alcanzar sus objetivos, algo que siempre resulta
estimulante, como en “Los Goonies” (Richard Donner, 1985), sólo que aquí todo es muy absurdo, manido y
aburrido. Una veces se mueven y corretean por los laboratorios, espiando
y descubriendo chanchullos de gente muy mala, otras por el desierto y… bueno,
por todo sitio al que van, como digo les mola cantidad correr, lo que es una
buena apología para los chavales. Haz deporte. Es verdad que estos chavales
parecen todos dopados o drogados, pero no se puede tener todo.
Esas pequeñas expediciones, espionajes y descubrimientos
dentro del laboratorio, nos remiten en algunas escenas al universo “Alien” con
esos muchachos con los que experimentan. También me recordó a una serie de mi
infancia que merece ser reivindicada porque en su día, de muy niño, me encantó.
Se trata de “Ulises 31”, con esos chicos sedados en frías estancias. Será el
momento de nuevas revelaciones maquiavélicas, poco interesantes y nada
sorprendentes: el descubrimiento de la mentira del asesinato de Ava Paige
(Patricia Clarkson); un nuevo cebo con “El Brazo Derecho”, una supuesta
organización a buscar para tener entretenidos a nuestros protagonistas; evasiones y persecuciones varias con fríos azules decorándolo todo…
Esos azules, junto al tenebrismo, los claroscuros, las
sombras, las linternas, las apariciones de zombies cuando se hace la luz,
decorando las huidas y persecuciones así como los momentos de suspense, dan un
pasable clima, por ejemplo en las escenas en esa especie de centro comercial
abandonado. No será la última vez que se recurra a ese tenebrismo estético. Eso
sí, siempre recurriendo a tópicos manidos y previsibles de puesta en escena
para asustar y resolver situaciones de manera escapista.
Los zombies de esta película son también de esos que se
conservan en forma, pero nada comparado con nuestros superdotados
protagonistas, a los que veremos acosados en un plano por esos seres
desagradables y hambrientos para poco después comprobar que les sacan varios
metros, los suficientes para echarse un sueñecito en cualquier sitio, por
ejemplo unas ruinas que encuentran poco después. Son chicos tranquilos, que
pillan el sueño enseguida, especialmente cuando un fornido zombie que babea por
sus lustrosas carnes, sobre todo de las chicas, olisquea por los
alrededores. No tienen problemas de insomnio, ¡ni que estuvieran de exámenes!
Los chicos dejarán que los zombies, “Cranks” en terminología
de la película, mordisqueen un poco a uno de ellos, pero sólo para que veamos
qué ocurre al infectarse. El pobre infectado se suicidará, en uno de esos
gestos que parecía diferenciar esta saga de otras adolescentes. Tienen una
extraña cadencia estos chicos, una manía algo enfermiza, la de quedarse mirando
con cara de susto y asco a los malos que se acercan a ellos y no ponerse a
correr hasta el último momento. Unos “calientapollas zombie”.
Los decorados naturalistas de la primera entrega son
sustituidos en este inicio por laberintos tecnológicos en esa gran
fortaleza/laboratorio que pretende usarlos como conejillos de indias. El
desierto, una vez escapen, recuperará brevemente esa estética naturalista.
Luego pasearemos por una ciudad desértica, que mezcla ambos entornos. Una
espectacular ciudad derruida.
Newt aparece algo más apagado y escondido en esta segunda
parte de la saga. Forma un perfecto binomio con Thomas, donde el primero es el
sensato y cerebral y el segundo el intrépido e instintivo. Me cae mal Thomas, y
cada vez más, siempre con ese afán de protagonismo, metiéndose en todo.
“Haces muchas preguntas”. Esto le dice Brenda a Thomas. Tiene toda la razón, pero además de cotilla
el tío tiene un instinto sobre humano para acertar y descubrir todo.
Sobre la hora de película los guionistas parecen no saber para donde coger, haciendo vagar sin descanso, para nuestro aburrimiento, a estos chavales. Tiempos muertos donde no pasa nada hasta que a alguno de los brillantes escritores se le ocurrió que algo habría que hacer: ¿Sacar algún zombie para que les persiga? Hombre, que aparezca uno en medio del desierto resultaría un poco raro, quizá habría que buscar algo más natural y creíble… ¡Una tormenta que los persiga tenazmente! Thomas, el listillo que tiene que hacerlo todo, verá a lo lejos un lugar solitario y bien grande, vamos, un polígono que no vio de día, porque estos chicos son deportistas y además ven mejor en la oscuridad; pero en ese momento una tormenta aparecerá en plan “os voy a dar por el brócoli”, así que empieza a perseguirlos lanzando rayos, por lo que Thomas avisará al resto para que corran mientras la tormenta los persigue tenazmente. De repente estará encima de ellos, porque también es una tormenta deportista y corre que se las pela. El caso es que llegarán al polígono, oportunamente colocado en su camino, para resguardarse. Uno de los rayos alcanzará a Minho, en lo que quiero pensar es un chiste interno de la franquicia, por aquello de que es muy rápido. Me parto…
Una escena entre bochornosa, ridícula y gratuita. Un suspense desesperado.
Por alguna extraña razón les cuesta mucho hablar y
comunicarse a los protagonistas de estas películas, por lo que problemas, dudas e
incertidumbres que se resolverían con una escueta charla se enquistan. Esto
fastidia muchas familias, esa falta de comunicación… Teresa (Kaya Scodelario)
desvelará a Thomas (Dylan O’Brien) ciertos recuerdos, pero se callará en el
momento culminante, que además será interrumpido por un disparo, y del que no
volverán a hablar… Se insinúa una culpabilidad en Thomas y la idea de volver. Esas
cosas.
Que lo mismo piensan ustedes que lo que pretenden en CRUEL
es buscar la cura para los zombies, de igual forma que posiblemente ellos
crearon el problemilla…
En el polígono misterioso, donde no hay dependientes de Ikea
pero si zombies guardianes, encontraremos a una resistencia poco hospitalaria
con un tal Jorge (Giancarlo Esposito) al mando… Bonito nombre, por cierto. Nos
llevaremos un sustico con tanto zombie, pero en realidad son gente educada que
no molestará al grupo hasta que haya reanimado a gritos histéricos al pobre
Minho. Una vez se despierte el muchacho los zombies empezarán a gruñir como desesperados.
Su mano derecha, Brenda (Rosa Salazar), es muy chulita y
pasa al lado de los zombies encadenados como si no estuvieran, claro que se
vale de que estos zombies son muy retrasados, porque los que no llegan a ella
intentan agarrarla y los que pueden agarrarla en vez de estirar los brazos
intentan morderla. En la versión original se puede oír a un zombie decir: “¡qué
te como, maciza!”
El caso es que los apresarán porque al venir de CRUEL son
muy valiosos, así que se plantean venderlos… ¡Miserables mercenarios! La cosa
es que resulta extravagante y extraño que tarden tanto en liberarse tal y como
están retenidos, colgados bocabajo.
Jorge hablará del contagio zombificador por “la llamarada”
mientras un comando de CRUEL llega a molestar y meter presión. ¿Y qué haces
cuando te cuelgan bocabajo para sacarte información a la espera de venderte o
matarte, logras liberarte in extremis y cuando estás a punto de escapar con tus
amigos y vienen a por ti aquellos de los que llevas huyendo toda la saga, una de tus captoras, a la que no conoces de nada, se pira a buscar vete a saber
qué? Exacto, renunciar a la huida para ir a buscar a esa desconocida para
pedirle que se dé prisa… Así, con dos narices. Es cierto que la chica los
protegió poco antes, pero estos absurdos comportamientos resultan ridículos. En
su huida por el túnel oscuro descubriremos un homenaje zombie a “El señor de
los anillos”, con esos “zombieárboles” que aparecen a traición…
La falta de rigor dramático y los comportamientos gratuitos
es algo que me exaspera sobremanera, por lo fácil que es de solucionar. Quita
unas cuantas explosiones y dedica unos minutos a desarrollar esa relación para
que sean comprensibles y justificables esas actitudes y comportamientos, y no
un bochorno patético.
Tras la huida por el túnel, entre sombras rasgadas por
linternas, desembocamos en una interesante escena que juega con la arquitectura
paradójica, pero lo más divertido es el comportamiento de los zombieárboles que
vimos en dicho túnel, que apenas podían moverse allí dentro, en su hábitat
natural gótico, de esos a los que no les mola mucho el sol, moviéndose como con
artrosis y achaques de la edad en las distancias cortas, torpes como un topo borracho,
para transformarse en superatletas olímpicos, rápidos y ágiles, cuando toca
lanzarse a la persecución. Escalan como Juanito Oiarzabal y corren como Usain
Bolt, ¡incluso estando tullidos! Además, nuestros disimulados protagonistas les
plantan el haz de luz de sus linternas en la cara, para pasar desapercibidos en medio de
la oscuridad, se entiende, sin que haya la más mínima reacción, distraídos como
estaban en sus cosas de zombies. Así que viendo que les ignoraban, Thomas
decide darle un machetazo a uno, así por las bravas y sin provocación que lo
justificara, algo que me pareció muy desagradable, para ver si así les hacían
caso, por lo que vista la insistencia, los tranquilos zombies, que estaban allí
sin meterse con nadie, decidieron salir a defender a su amigo… Por si no lo han
notado, yo por esta parte iba más con los zombies que con Thomas…
El caso es que le pegarán un mordisquillo a Brenda,
condenándola en principio, aunque se salvará de la muerte gracias a un cristal.
Puede extrañar que nuestros chicos salgan a una gigantesca
ciudad desierta en un mundo zombificado y no encuentren ni un dichoso “zombie”,
pero por lo que se ve son “zombies” de “After”, les va la noche y la oscuridad,
no les gusta ni el sol ni madrugar. Imposible no quererles.
Y hablando de “afters”, la psicodélica fiesta en el garito
tiene tintes homéricos, simulando la estancia de Ulises con Calipso y la
seducción de las sirenas… Entre truculencias varias asistiremos a una mediocre
tortura de Jorge a Marcus (Alan Tudyk), que dará las claves sobre el lugar
donde se esconde “El Brazo Derecho” y que así Thomas pueda seguir igual de
cargante y pesado.
Aquí ya los paralelismos con “The road” (John Hillcoat,
2009), “Mad Max” (George Miller, 1979) o “Soy leyenda” (Francis Lawrence, 2007)
son evidentes. Un refrito sin frenos, si es que alguien no se había percatado antes.
Es interesante que el pasado de Thomas se desvele a través
de otros personajes, un traidor rebelde a CRUEL. Su sangre será clave para
sanar a Brenda, con la que se empieza a generar un vínculo para un triángulo
amoroso. Una escena íntima en la que hablarán de sus pérdidas (el hermano de la
chica y Chuck, el chaval que murió en la primera entrega). Momentos para el
recuerdo, la reflexión y la camaradería del grupo.
La traición de Teresa no puede ser más previsible, se ve
venir desde casi el inicio con su extraña actitud. Además nos dejará una
escalofriante historia sobre su pasado.
El clímax es una completa decepción, otra más. Confuso y
lleno de golpes de efecto con una puesta en escena muy mejorable para la
acción. Todos capturados y Thomas en plan heroico como siempre.
Los golpes de efecto y las sorpresivas muertes son una de
las características de esta saga que contiene cierta violencia y crueldad. En
este caso le toca a la doctora interpretada por Lili Taylor, y digo crueldad
porque la pobre sale al final, demuestra su bondad, promete dar mucho juego y
¡zas!, se la cargan…
El caso es que tras la batallita final, mediocre a más no
poder, se suceden vagas reflexiones sobre el bien común, una cura para los
“Cranks”, la rebeldía de la resistencia en busca de liberarse del sometimiento
de CRUEL y demás historias, pero todo repleto de confusión y poca claridad
expositiva buscando guardarse secretos que mantengan el interés en la
siguiente entrega. Esfuerzo baldío.
No quedan nunca claras las motivaciones de cada uno, ni el
porqué de sus decisiones, tanto si conocen más de lo que cuentan como si no lo
hacen. La justificación e integración de los actos (pruebas) en la trama
tampoco están bien ejecutados o resultan embarullados.
El caso es que se llevan a varios, algunos incluso se van
voluntariamente, y Thomas decide ir a CRUEL, vamos, hacer el viaje de vuelta al
que hemos asistido, para machacar a todos…
Parecía haber un interesante universo detrás de la primera
entrega, pero en esta segunda descubrimos pura vacuidad y fuego de artificio.
Un timo, vamos.
Se deja todo reducido a una venganza para la tercera parte,
una lucha entre esa resistencia y la organización llamada CRUEL, donde
descubrirán algunos de esos secretos que ya se ven venir desde el inicio de la
saga. Todo muy trillado y artificial. Puro refrito que tira por tierra las
virtudes, que las tenía, de la primera película.
pues la tercera tiene que ser como las de los juego del hambre que las 2 ultimas no hay quien se las trague...pense que no habia terminado de ver esta del Corredor del laberinto,pero despues de leer todo el articulo ,creo que si me la terminé....sera que n o me aburrí tanto o que no tenia otra cosa que hacer?grande Mr sambo
ResponderEliminarEs que es lo peor, Metaleros, que entretienen, se pasan sin darte cuenta, puedes pensar en tus cosas incluso, ir a prepararte un tentempié, y no pasa nada jajaja.
EliminarExactamente, la de LOS JUEGOS DEL HAMBRE se podía haber ahorrado 2 películas tranquilamente, pero ya se sabe...
Un saludo, crack.
Jajajaja!!
ResponderEliminarDesde q se lee lo de los goonies haciendo crossfit ya todo es carcajada.
Me parto con estos análisis en los q se te ve el colmillo goteando en cada frase.
Muy divertido leerlo, aunq imagino q desesperante verlo!!
Gracias por el buen rato!
Bss
No te creas, Reina. Si asumes lo que son pasan sin darte cuenta. Son entretenidas. Esta no tanto porque ha sido una decepción comparada con la anterior, pero sí que me lo pasé bien destrozándola. Me alegra que te hiciera gracia. Jajajja.
EliminarBesos!