Despreciada por algunos, esta película de exóticas aventuras
de Hathaway me resultó muy entretenida y atractiva por múltiples motivos. Una
pareja protagonista casi imposible, la brillante dirección de Hathaway, entornos
bellos y aventuras en las que sumergirse.
De nuevo recurre el director a la estructura de viaje que
tanto usó en este tipo de películas, como en “La hechicera blanca” (1953), “La rosa negra”
(1950) o “El príncipe valiente” (1954), aunque también en westerns como “Valor
de ley” (1969), “El jardín del diablo” (1954) o “Del infierno a Texas” (1958).
Joe January (John Wayne) es contratado por un francés, Paul
Bonnard (Rossano Brazzi), para buscar una mítica ciudad perdida en las arenas
del Sahara… y a su padre. Una prostituta (Sophia Loren) se sumará a la
expedición.
La fotografía es sencillamente deslumbrante, un punto común
en todo el cine de Hathaway, especialmente el más épico. Un maestro de los
exteriores, como bien saben los seguidores del blog.
Entornos exóticos africanos, entierros, mucha arena y
estupendos decorados en la ciudad que da inicio a la acción. La presentación de
los personajes es funcional pero se integra bien en la muestra de ese entorno,
algo que se hacía en el cine clásico con una facilidad y naturalidad pasmosa.
Magnífico escote de la gran Sophia Loren, como ladronzuela ocasional, en su
presentación.
Tugurios y la noche africana, estamos en Tombuctú, perfectamente
retratados también, anticipan la presentación del personaje interpretado por
John Wayne, encarcelado.
La dirección de Hathaway es, como siempre, impecable. Su
escritura es cristalina y su seguridad absoluta. El uso que hace este hombre del
plano general es una auténtica delicia, con ellos muestra cada entorno y cada
estancia, describiendo a la perfección la escena y dejando claro con asombrosa
sencillez donde está cada lugar y cada personaje sin que el espectador se
pierda nunca, perfectamente orientado.
Lo mismo ocurre con las conversaciones, cómo escinde los
encuadres incluyendo a los personajes que le interesan o dejándolos fuera según
convenga, como en la planificación del viaje una vez han soltado a Joe (John
Wayne).
Se plantea rápido un interesante triángulo amoroso donde Joe
se divierte con Dita (Sophia Loren), la prostituta a la que recurre para saciar
sus apetitos, y donde Paul aparece como figura idealista y romántica que
promete redimir al resto (dando el dinero a Joe para largarse por fin de allí y
dando el cobijo y el amor que saque a Dita de su mundo).
Paul es un seductor, prometerá y hablará de cosas que
obnubilan a la chica, acostumbrada a otra vida, como en esa noche que pasan en
vela charlando. Los hombres del triángulo supondrían una especie de bicefalia
donde uno sería la carnalidad y lo mundano y el otro lo espiritual e idealizado
para Dita.
La larga travesía por el desierto servirá a Hathaway para
exponer aspectos narrativos y motivaciones de los personajes, pero sobre todo
para desarrollarlos tanto a ellos como a sus relaciones. Así descubriremos en
Paul a un teórico (dice saberlo todo del Sahara) y en Joe a un práctico (se lo
ha pateado en primera persona).
Largos paseos, oasis, contraste de personajes, historias, la
noche, el viento que mece suave o salvajemente la arena, espejismos… búsquedas
del tesoro. Joe bebe de más, es impertinente y maleducado, su complemento y
opuesto es Paul también en esto. Ambos personajes son opuestos en todo, como
ven, pero su evolución les irá llevando a una progresión paulatina que tendrá
algún punto de encuentro antes de volver a separarse, cuando uno logre la
redención y la recomposición y el otro se pervierta por la ambición.
Paul busca una ciudad con un tesoro, pero sin ambición
personal en el reto en un principio, como homenaje a su padre. Hathaway
reflexiona con ello sobre la idea de los conceptos abstractos y el idealismo
predicado y la realidad tangible, que hace titubear esos antiguos principios y
que define el verdadero carácter.
Joe es como un guardián celoso, siempre vigilante para
puntuar cada acercamiento entre Paul y Dita, hacer su comentario despreciativo,
socarrón, insultante o cínico.
-Dita: Desde que vine no hace más que insultarme y llamarme
de todo.
-Joe: Sólo una cosa… Dita.
Como narrador inteligente que es, Hathaway salpicará el
vagar de los personajes con elementos de suspense y episodios aventureros que
amenicen las conversaciones y discusiones reflexivas de estos. Por ejemplo con
las apariciones de los tuaregs. Es a través de ellos como tendremos la
reaparición de Dita, que se presenta ante los dos machos en un magnífico
encuadre realizado por Hathaway, justo en medio de ambos, definiendo la
estructura dramática de la historia.
“Una ciudad perdida y una mujer chiflada”.
Hathaway se quejó de que parte del metraje con escenas de
conversaciones entre los personajes en travellings fue eliminado, otro de los
motivos por los que la película tiene mala fama, seguramente.
La relación entre Joe y Dita es dura, llena de reproches y
acusaciones injustas. Él insiste en los “pecados” de ella mientras que ella se
defiende retratándole como alcohólico insultante. Ambos necesitan una redención
y un perdón, aceptarse tal y como son, renunciar a focalizar en el otro su
frustración y la que les provoca el entorno que lo vició todo. Los dos se niegan
el uno al otro pero su atracción es irremediable y va haciéndose cada vez menos
disimulada.
“¿Estás malo? ¡No me has insultado en todo el día!"
La fotografía, tanto diurna como nocturna, es un deleite, deja momentos esplendorosos durante toda la película. Hay muchos ejemplos, mencionaré la espléndida y sensual tormenta de arena que deja los primeros atisbos de atracción entre Joe y Dita, evidentes pero ahora más explícitos, cuando el rudo guía proteja y roce sus labios con los de la chica bajo la lona que los cubre de la arena. La posterior acampada, con Dita dándose un refrescante baño desnuda y sólo oculta por un inoportuno burro que nos la tapa, provoca los desvelos de los hombres… Normal, la Loren estaba en aquella época para desvelarse bien a gusto.
Joe (John Wayne) intentará seducirla, especialmente cuando
le vea las piernas desnudas, y es que las noches en el desierto son duras y
solitarias… Ella lo rechazará. La divertida pelea de gallitos posterior rubrica
la escena, con Wayne revoleando a la Loren indiscriminadamente antes de recibir un
sartenazo que le dejará K.O.
En la parte central del film, los personajes van
comprendiéndose y admirándose, llegando a un punto de encuentro, como dije
anteriormente. Esto no durará, pero servirá para profundizar en sus caracteres
y relaciones. Así Paul demostrará valor cuando se adentre inconsciente en una
ceremonia ritual para curar a un agonizante hombre, lo que despertará la
admiración de Dita, pero sobre todo de Joe, que elogiará su valor. Esto se suma
al acercamiento entre el propio Joe y Dita.
Arena y sol, sed y calor, desesperación, frustración contra
determinación y decisión. Así llegarán a la deseada y desconocida ciudad que el
padre de Paul aseguró que existía, dando inicio a la segunda parte de la cinta.
Una ciudad dedicada al emperador Trajano. Las escenas en sus ruinas son
extraordinarias visualmente, Hathaway rueda como los ángeles. La ciudad a la
que se refiere la película es la romana de Timgrad, aunque se rodó en la Leptis
Magna, de Libia, que es donde se rodaron todos los exteriores. Los interiores,
por el contrario, fueron grabados en los italianos estudios Cinecittá.
El descubrimiento de tres cadáveres, incluido el de su padre,
en extraño crimen, resulta un elemento muy interesante en la trama que
desestabilizará al personaje de Paul. Además descubrirá una carta que
desmitificará completamente la imagen que tenía de su idealizado padre. Una
decepción.
Búsquedas frustradas y aumento del alcohol, nihilismo
creciente… El descubrimiento del tesoro en realidad empeorará la situación
psicológica de Paul, que encuentra en él la determinación y excusa para
asegurarse el amor de Dita, sin entender que los sentimientos no pueden comprarse.
Su ambición, avaricia y deseo sexual crean un peligroso caldo del cultivo.
Es dura la escena donde trata de forzar a Dita, extrañado
porque la chica no le corresponda, sin entender que a él lo ve de otra manera,
no como a sus clientes. En su desesperación le ofrecerá riquezas, las joyas que
encontró, rubricando inconscientemente la humillación al tratarla como los
otros, pagando por sus placeres.
La parte final se convierte en un duelo: la locura del ser
idealista contra la sensatez del tipo carnal y realista, protector de la amada
esquiva.
Abandonados a su suerte en la ciudad: Paul robará los burros
y huirá, con lo que Joe y Dita deberán emprender una aventura a pie, pasando
sed. Es divertido el comentario de Wayne sobre la gravedad de la situación
cuando pide que vacíe su botella de licor para llenarla de agua. El desierto se
convierte en un enemigo aún más mortífero que Paul.
El retorno deja sufrimiento y trucos de guión para favorecer
la supervivencia de la pareja, con oportunas latas de melocotones y caballos
solitarios que aparecen cuando más se les necesita, sin que se explique muy
bien los motivos de ello.
Un sufrimiento y un Dios piadoso que reafirmará el amor y
vínculo de la pareja. Por si fuera poco encontrarán, andando como iban, al desdichado
Paul, que tenía varios burros en su poder, tirado en el desierto. Para acabar
de rematar la fortuna, encontrarán agua, aunque tendrán que cavar, cosa que
Wayne hará con garbo tras pasarse el día entero en el desierto y arrastrando a
Sophia Loren, que para eso es John Wayne… Paul le premiará apuñalándole por la
espalda, porque Paul está sediento, pero sobre todo es desconfiado, momento en el cual la Loren decide coger las riendas, matar al loco y buscar ella el
agua.
La redención será plena, con perdón y ausencia de rencor,
con comprensión de las debilidades humanas… Final de un tránsito y madurez
vital.
Una nueva coincidencia, una caravana que pasaba precisamente
por allí, salvará la vida de la pareja…
El trío protagonista está acertado, así como la evolución de
sus relaciones está muy conseguida. Otra buena película de aventuras de Henry Hathaway con Ben
Hecht de guionista.
Qué guapa Sofía Loren…!!!
ResponderEliminarY Wayne siempre tan gallardo…
Q saturación de colores no?
Gracias Sensei!!
Bss
Sí que lo era. Wayne era un héroe incontestable. La fotografía es hermosa y retrata muy bien el desierto, la verdad.
EliminarGracias a ti!
Estupenda película, si señor. La he visto unas cuantas veces y me parece magnífica, interesante y entretenida.
EliminarLo es!
Eliminar"Joe bebe de más, es impertinente y maleducado..."
ResponderEliminarVamos, que sólo le faltan el parche en el ojo, el chino y el gato. ;)
Tal cual!
Eliminar