Uno de esos regalos de Navidad que tradicionalmente nos
hacemos en casa, en Nochebuena. Un libro de puro entretenimiento, de terror, en
una sutil onda trash, ideal para fans del género.
De hecho, los libros de Dean Koontz tienen mucho público. El autor se
ha hecho un nombre entre los seguidores de las novelas de terror y ha vendido
millones en todo el mundo.
Esta novela que traigo aquí es la primera de una trilogía,
aunque luego se ha expandido a una segunda trilogía para ejecutar 6 títulos.
Una actualización, recreación, reinterpretación y variación del mito de
Frankenstein que creara Mary Shelley, llevado a los tiempos modernos.
El doctor Frankenstein está vivo. No murió, es un ser casi
inmortal que se ha ido adaptando y camuflando para eternizarse en el tiempo.
Ahora es un reputado, exitoso y millonario empresario que saca partido de sus
descubrimientos científicos. Mientras tanto, dos agentes de policía, Carson O’
Connor y Michael Maddison, buscan a un asesino en serie que parece querer
absorber los rasgos de humanidad que le faltan a través de sus víctimas. Pronto
se darán cuenta de que luchan contra una especie superior, hombres
artificiales, casi inmortales. Estos dos agentes recibirán la inesperada ayuda
de Deucalión, la primigenia creación de Frankenstein, que llegará a Nueva
Orleans.
No es que sea gran cosa, el libro abusa de ciertos golpes de
efecto y tópicos, pero es justo reconocer que plantea ideas curiosas o
atractivas en su argumento, originales. Literatura trash con momentos de vigor
y aspectos inquietantes.
Lo más logrado está en que fusiona el género de terror en su
variante de ciencia ficción con el género policíaco, oscuro y viciado, de
atmósferas nocturnas, tensas y amenazantes, en una onda “Seven” (David Fincher, 1995), bastante conseguida.
Una novela neogótica que con sus limitaciones sirve eficazmente para pasar el
rato si te gusta el género y no eres exigente.
Deucalión era el hijo de Prometeo en la mitología griega.
Aquí, la criatura creada por Victor Frankestein que conocimos en el libro de
Mary Shelley se bautizará a sí mismo de esta forma. Un nombre adecuado. Por su
parte, Victor Frankestein se llama ahora Victor Helios, un filántropo millonario
que al aplicar sus propias investigaciones sobre sí mismo es casi inmortal y
extiende su vida sin miramientos.
La degradación moral a todos los niveles (la sexual es
interesante), de Victor Helios es uno de los aspectos que más me gustaron de la
novela. Una degradación que viene provocada por alargar su vida
indefinidamente, lo que crea interesantes reflexiones. Se degradan también
ciertos postulados nietzscheanos en su proceder. Creyéndose superior aspira a
sustituir la raza humana por una mejorada y creada por él, esos seres semi sintéticos
e inmortales. Hombres sin moral, sin miedo, sin dolor. Sus vínculos con los
peores monstruos y dictadores de la humanidad buscarían subrayar esta idea, más
tópica.
Si bien es cierto que
la novela no es nada del otro mundo, sí tiene su atractivo e invita a seguirla,
a pesar de ciertos excesos y recursos un tanto ridículos para crear tensión y
hacer avanzar la trama. Burdos.
Cuando la terminas (se lee muy rápido y fácilmente) no te
importaría seguir con la historia, que yo aún no he leído porque no había
llegado a nuestro país. Desconozco si ya lo habrán hecho algunos de los
siguientes episodios, pero que ya sean dos trilogías lo que se pretende parece
algo excesivo.
La relación de la pareja de policías es eficaz, así como
algunos elementos de la vida cotidiana de esos extraños seres que aparecen en la
novela. Como ese hombre que busca lograr el equilibrio perfecto en su dieta
para no tener que ir jamás al baño…
Esta primera novela no pierde pie del todo en excesos
fantásticos y divagaciones de ciencia ficción que hagan su trama surrealista,
pero ya se insinúan cosas que llevarán a ello en posteriores títulos…
Sólo para amantes del género o si te cae en las manos de
repente, ya que, como he dicho, se lee fácilmente.
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