jueves, 14 de abril de 2016

Crítica EL TERROR DEL MÁS ALLÁ (1957)

EDWARD L. CAHN









Esta desastrosa y entrañable película tiene su lugar destacado en la historia, aunque parezca mentira.

Recuperada del olvido por los cinéfilos por ser un esencial referente de la obra maestra de Ridley Scott, “Alien, el octavo pasajero”. Una película de serie B sin apenas medios y llena de incongruencias e incoherencias, que gracias a su interesante trama y planteamiento inicial llamó la atención lo suficiente como para realizar en 1979 una cinta con muchos más medios y talento con la misma historia, que pasaría a convertirse en un icono cultural y una obra maestra de referencia.

No es moco de pavo para una película que es un auténtico desastre a todos los niveles, pero a la que hay que mirar con cariño.



Una expedición acude a Marte a rescatar a otra anterior (aunque no a Matt Damon), de la que sólo encuentran al coronel. Será acusado de matar a sus compañeros, detenido y llevado a la Tierra para su juicio. El coronel negará los cargos, acusando a un extraño ser. Nadie le creerá, pero poco antes de partir un monstruoso ser entrará en la nave e irá diezmando a la tripulación para su desconcierto y terror.

En plano sostenido y en sutiles panorámicas, que van de la nave destrozada a la de rescate dispuesta a partir, la voz over del coronel de la primera expedición nos relata las circunstancias de su aventura. Resulta divertida la pasión con la que dicha voz over, la doblada, dice su propio nombre, el coronel Edward Carruthers (Marshall Thompson). Tras encontrar allí la muerte y esperar seis meses, tiempo récord, será recogido por la nueva expedición.

La película, rodada en 1958, se ambienta en 1973, lo que denota un extraordinario optimismo en los futuros avances para llevarnos hasta Marte en poco tiempo.





Los mejores momentos los deja el uso expresionista de las sombras y los claroscuros buscando sugerir en vez de mostrar, algo muy necesario en esta película de escasísimo presupuesto, donde al pobre monstruo parece que se le va a caer el traje a pedazos… La primera aparición de la criatura será mostrada con una sombra y encuadrando sus monstruosos pies. Me atrevería a asegurar que cada vez que vemos los pies del monstruo se trata en realidad del mismo plano…




No se escatiman en recursos con el monstruo: efectos de sonido, el uso de sombras, humo difuminando su figura, planos escindidos de su cuerpo… Harán de todo para terminar con él, pero ni las granadas le provocarán más que unas simples cosquillas.



Un monstruo que hará varias exhibiciones de fuerza, dedicándose a doblar escopetas con las manos y destrozar puertas como si fueran de papel (seguramente lo eran), siempre tras una cortina de humo para que no se vea demasiado, haciendo de la necesidad virtud. Un monstruo que parece inmune a todo.

Su rostro, que aparecerá repentinamente, pretende impactar, aunque al espectador actual le causará hilaridad más que nada. Un monstruo con un disfraz que parece se va a abrir en canal o a descoser en cualquier momento, además de que es fácil que lo hayamos visto en alguna otra película, qué sé yo, alguna sobre monstruos de alguna laguna o parecidos… Suena a viejo conocido de la serie B.





Muchas de las escenas de acción serán sin palabras, la brillante inercia del cine clásico.

La prontitud en enseñarnos al monstruo busca que empaticemos enseguida con el protagonista, que le creamos, a la vez que se crea la figura del falso culpable. (En la foto de la izquierda pueden ver al monstruo recitando a Shakespeare).

El coronel Van Heusen (Kim Spalding), líder de la nueva expedición, acusará a nuestro protagonista argumentando que su móvil pudo estar en la comida, tener más para sobrevivir allí. Además le enseñará una calavera con una bala en la cabeza… (En la foto de abajo de esta serie, podéis ver a Van Heusen con la calavera de Yorick, también en honor a Hamlet).



Por el contrario, Carruthers tendrá el apoyo de Ann Anderson (Shirley Patterson), de la que se insinúa una relación con Van Hausen, creándose un triángulo amoroso. Una mujer sensata que será la cómplice del protagonista, una vez dé verosimilitud a la historia de Carruthers. No está mal llevada la relación y evolución, una desconfianza que se va matizando en función de un carácter sensible por parte de la chica y la necesidad de ser creído por alguien en él.

Los personajes tienen poco respeto por su nave y las reglas científicas. Allí les veremos fumando en la nave y poniendo granadas dentro como si no costara.

Los primeros pasos de Alien.

Los paralelismo con “Alien, el octavo pasajero”, van mucho más allá del simple planteamiento, lo que haría discutible que pudiera considerarse un referente de aquella. Ya la sinopsis expone con claridad las evidentes similitudes entre ambas historias, pero también en los matices y en escenas concretas encontramos parecidos clarificadores.



-Al inicio tendremos una escena de colegueo y camaradería entre los tripulantes de la nave, pura distensión y digresión que nos recuerda a escenas similares en “Alien, el octavo pasajero”, al inicio y a mitad del film, cuando el alien sale del vientre de John Hurt, por ejemplo.

Además tenemos el toque machista de la época, con las mujeres sirviendo a los hombres, aunque están sobradamente preparadas.


-Cuando encuentran el primer cadáver hay un momento que también recuerda a “Alien, el octavo pasajero”. Es cuando buscan a los desaparecidos y la mano de uno de los cadáveres sale en segundo plano tras la cabeza de Carruthers. Imposible no recordar la escena de la enfermería en “Alien, el octavo pasajero” y el facehugger que aparece sobre la cabeza de Ripley.


-Una de las escenas más recordadas de “Alien, el octavo pasajero” transcurría en los conductos de aire. Pues bien, aquí también tendremos una escena con los personajes arrastrándose por conductos con linternas para descubrir a agonizantes víctimas y apariciones del monstruo… todo en plan “de todo a 100”, claro…






-Sucesivos planes se van acometiendo, todos ellos fracasarán, menos el último, que también nos remite a “Alien, el octavo pasajero”.

-El final, con la tripulación abriendo la puerta para dejar salir el aire y así matar al monstruo, vuelve a remitir a “Alien, el octavo pasajero” y el clímax, con Ripley abriendo otra compuerta para que el monstruo salga disparado. Una misma idea, sólo que en una se hacen las cosas bien, con lógica y rigor, y en otra...




El esquematismo es evidente durante la narración, se aprecia muy bien en el inicio, mientras nos presentan a la tripulación. Siete más el preso… y el monstruo. El noveno pasajero, supongo.


La narración usa transiciones que muestran el vagar de la nave por el espacio. Los efectos especiales son simpatiquísimos en muchos momentos. Destaco ese paseo por el exterior de la nave que es absolutamente surrealista. Obvian el tema de la gravedad con un indiscutible salero.

Colocando una cámara haciendo un ángulo de 90 grados simulamos que andan por la nave en vertical. En el plano general se aprecia el añadido en fotograma con los astronautas andando por la maqueta…





El uso de las alturas, con múltiples escaleras, como vehículo de conflicto y escenario de muchos de los ataques del monstruo, así como medio para generar suspense, funciona aceptablemente. La misma función, en un buen recurso, tienen los distintos pisos de la nave. También el uso del plano general.



Derroche de desastres.

Hay que mirar con cariño a esta entrañable y desastrosa serie B, que despierta más carcajadas que inquietudes. Un película realizada con cuatro duros, aprovechando y readaptando decorados y a la que se le ve el cartón desde que empieza hasta que acaba. Decorados que a veces parece que se van a venir abajo. Lo del guión y sus increíbles incongruencias es más difícil de explicar, pero es parte de la diversión.

-La primera de la continua sucesión de catástrofes de guión la tenemos en la primera secuencia, la que sucede a la presentación con la voz over, donde un comité decide la misión y nos explica lo allí ocurrido. Es un error porque esta secuencia sólo redunda en lo que ya nos habían explicado, salvo por el consejo de guerra que pretenden hacerle a Carruthers por el asesinato a la tripulación que lo acompañaba…

-Aunque pretenden justificarlo vagamente, resulta desconcertante y pasmoso que dejen vagabundear por la nave a un sospechoso de 9 asesinatos…




-Carruther: Agradezco la libertad de movimientos.

-Van Heusen: ¿Por qué no? ¿Se le ocurre una cárcel mejor?

Tenemos frases memorables: “Marte es tan grande como Texas… puede que haya monstruos”. Y lo dicen en serio, ¡eh!


O este espléndido diálogo:

-Ann: ¿Sabes de qué ha muerto Kienholz (Thom Carney)?

-Mary (Ann Doran): Debe de tener todos los huesos rotos, pero no conozco la causa.

Hombre, tener todos los huesos rotos como causa no está mal…



-En las primeras muertes sorprende la discreción de los asesinados, discretos y sigilosos, ya que se dejan matar cruel y bestialmente por un monstruo salido de Marte y no muy guapo precisamente, sin apenas emitir sonido. El primero, de hecho, no dice ni mú. El segundo se queja algo más, pero poca cosa.


Eso sí, tendremos suspense y sombras con el descenso a la enfermería, lugar de dichas muertes. Luego caerá algún otro personaje.

-A nuestros amigos no se les ocurre otra cosa para terminar con el monstruo que llenar de granadas el recinto donde apareció y la escotilla por donde creen que podría salir la criatura… No sé a vosotros, pero me parece un pelín exagerado y arriesgado estando en el espacio… Además tenían un auténtico arsenal los tíos…



-La tripulación creará unas bombas químicas para intentar acabar así con el monstruo, las crearán como último recurso. Incluso verbalizarán explícitamente: “Sólo como último recurso”… Pues bien, justo en la escena siguiente cogerán las bombas químicas y las usarán, con dos narices…

Además, por si no han demostrado la suficiente torpeza e insensatez, abrirán la escotilla para ver si el bicho ha muerto. Como resultado tendremos el “brutal” ataque del monstruo al pie de un miembro de la tripulación… al que deja inconsciente…


-Las explicaciones científicas son para echarlas de comer aparte. 

-Lo del oxígeno en el clímax es tronchante. Un vistazo a un control y les llega la inspiración: sacar el aire de la nave para asfixiar a un monstruo que se ha paseado toda su vida por Marte…





Mejor explicación aún debe tener lo de que un bicho como ese, que no es pequeño, sobreviva en Marte sin comida ni bebida… debe ser que abundan y no lo sabíamos... como el oxígeno.

-Uno de los magistrales planes consistirá, tras salir de la nave para rodear al monstruo, en pegarle unos pequeños calambrazos… Claro, teniendo en cuenta que ni bombas químicas ni granadas han funcionado, unos calambres eran la siguiente opción lógica… Por supuesto, no funcionará, así que se irán como han venido…



-Para protegerse de la criatura, deciden poner peso en la última escotilla, aunque nunca había logrado entrar… Lo cierto es que viendo cómo colocan el peso poca resistencia puede hacer, aunque al final colocarán algo más… Así se confirmará en cuanto el monstruo le dé el primer meneo a la escotilla: adiós pesos. Tres segundos de resistencia… Brillante.


-A la chica de la función, Ann, le importa un pimiento el cadáver del que era su medio novio, Van Heusen, pasando al lado suyo sin mirarlo si quiera, dedicando en exclusiva sus atenciones a ese héroe que acaba de conocer.



Marte es sinónimo de muerte”.

La acumulación de problemas y peripecias sí es un aspecto bien buscado, otra cosa es la coherencia y resolución de todo ello. Por ejemplo, a todo esto se sumará que los heridos por el monstruo necesitan constante sangre para poder sobrevivir, lo que genera un nuevo problema.

En definitiva, tiene todos los defectos y más, a los que podemos sumar diversos baches narrativos, problemas de ritmo con escenas alargadas gratuitamente, y eso que la película es muy corta. Es reiterativa, torpe y plana.



Dirigida por un clásico del género, Edward L. Cahn, “El terror del más allá” es pura serie B, simpática y desastrada. Una mala pero novedosa película con una estupenda idea inicial que la acaba haciendo entretenida, aunque dura poco más de una hora. Ni que decir tiene que cuenta con mis respetos por ser el germen y uno de los grandes referentes de “Alien, el octavo pasajero”, ya saben.



4 comentarios:

  1. Bueno, ahora también reutilizamos, no sólo en la misma película (ver el honest trailer de una de las últimas transformers) sino entre diferentes. Snokes es Gollum retocado. Doomsday es un troll de las cavernas con muy pequeñas modificaciones...

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    1. Una cosa es parecido o digital y otra vestirse con el mismo disfraz eh jajajaja

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  2. Pues siempre pensé q Alien se les había ocurrido d cabo a rabo!!
    Muy interesante, aunq la peli…joer, con cuatro duros no, sin los duros. El mostro mostruoso es un disfraz de halloween de tia Maggie, lo de la cámara en vertical en definitivo, y las soluciones varias en escenarios, en el porche de tia Betty con la ayuda de tio Walter, q es el q hace los decorados d las obras d final d curso en la High School de Chattelfield Highs.
    Jajaja!!
    Eh, la causa q no sabe es el porqué d q se le hayan roto todos los huesos, hombre!!!
    En fin esas pelis no serie B sino J son recuerdos d tardes d vacaciones d Navidad en mi infancia.
    Y la foto del mostro declamando a Shakespeare es ideal!! Me he reído a gusto, y la gente m miraba!!
    Gracias Sensei. Bromas aparte, ha sido interesante el hallazgo. Por cierto, no sé si los implicados en esta peli llegarían a ver Allien y de ser así q pensarían…
    Gracias por las risas y besos!!

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    1. Sí, sí, lo que tú quieras, pero lo que le pregunta la otra es la causa. Infame diálogo! Jjajajaja.

      Hay series B extraordinarias, muchas, pero casi todas tienen un toque entrañable. Siempre son interesantes verlas, tienen ideas realmente originales en muchas ocasiones.

      Te ha gustado la foto del monstruo shakespeariano eh! Jajajajaja. Me alegra que rieras.

      Un beso.

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