viernes, 15 de enero de 2016

Crítica: LOS ODIOSOS OCHO (2015) -Parte 1/2-

QUENTIN TARANTINO










Tarantino redondea un círculo en su filmografía con su octavo film, abrazando la que fuera su primera obra con la que fue su anterior película, “Reservoir Dogs” con “Django desencadenado”.

El brillante director americano coge un relato que hubiera firmado Agatha Christie, por ejemplo “La ratonera” o “Diez negritos”, y lo lleva a su sangriento terreno, encerrando a una serie de personajes en un reducido espacio, como en “Reservoir Dogs" (1991), la ópera prima del director, englobado en el género del western, como su anterior cinta, “Django desencadenado” (2012).



Un relato claustrofóbico de deducciones, alianzas y traiciones, cambios de bando, brillantes diálogos y violencia verbal y física. Todo el universo y las virtudes tarantinianas vuelven a destacar, desde los citados diálogos al pulso narrativo y la depurada dirección, logrando excelentes interpretaciones de todo el reparto, mezclando con acierto humor y violencia. Aunque queda lejos de sus mejores obras.

Un “Reservoir Dogs” donde se recurre a la clásica técnica de Agatha Christie del encierro de personajes en un lugar con un fenómeno meteorológico externo que justifique dicho encierro y potencie la tensión creciente. Exactamente como en “La ratonera”.


Es lógica la afinidad de Tarantino por el western, una vez su estilo, lleno de influencias de todo tipo, parece dar la mano firmemente al cine de Sergio Leone.

Los odiosos ocho del título se dividen en dos grupos de 4. El primero viene del exterior, en una diligencia. Dos cazarrecompensas, Marquis Warren (Samuel L. Jackson) y John Ruth (Kurt Russell); una fugitiva capturada por Ruth, Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), y un sheriff que va a incorporarse a su cargo, Chris Mannix (Walton Goggins). El segundo grupo espera en la mercería de Minnie y lo forman Bob (Demián Bichir), Oswaldo Mobray (Tim Roth), Joe Gage (Michael Madsen) y Jody (Channing Tatum). Me niego a considerar al general uno de los 8, aunque lo veamos en los carteles. Tarantino no quería spoilers, nada más.


Posiblemente estemos ante una de las cintas más alegóricas de Tarantino, si no la más alegórica de su filmografía, reflexionando, a su manera y de forma muy soterrada, sobre el conflicto racial en América tras la Guerra de Secesión.

Tarantino divide su film en capítulos, seis para ser exactos, y volverá a recurrir a la fragmentación narrativa a mitad de película con el uso de un flashback que aclarará ciertos aspectos de la historia. Cada capítulo tendrá un título. 1º Última parada para Red Rock. 2º Sinvergüenzas. 3º La mercería de Minnie. 4º Domergue tiene un secreto. 5º Cuatro pasajeros. 6º Hombre negro infierno blanco.

A mitad del tercer capítulo hay un fundido a negro que no da paso al cuarto, curiosamente.

Hasta llegar a la mercería de Minnie (Dana Gourrier) la película tendrá exteriores, aunque buena parte de esos dos primeros capítulos será en el interior de la diligencia en la que Ruth y su presa recogen a Warren y Mannix.



Los paisajes nevados y las nevadas que se suceden en esta primera parte del film son sencillamente maravillosos. La tormenta con ventisca a la que asistimos es visualmente sensacional, sentimos el frío que cala hasta los huesos. Una atmósfera extraordinaria y un deleite visual para todo cinéfilo. Un inicio con una solitaria diligencia que se cruza con un Cristo en su cruz clavado en el suelo, completamente congelado, en una maravillosa alegoría de lo que viene a continuación… un universo sin moral alguna.





Reseñable también en esa gélida atmósfera es esa nieve que se filtra entre las ventanas de la mercería de Minnie. Incluso el vaho que provoca el frío en contraste con el calor del café o los cuerpos. Puro sabor.




Un carromato como al inicio de "Django desencadenado", una larga conversación con alguien del camino, cazarrecompensas a lo Clint Eastwood o Anthony Mann, negociaciones  y argumentos variados, personajes tomándose todo el tiempo del mundo en ejecutar cada acción, como salidos de una cinta de Leone, un conductor que habla pero que es un convidado de piedra, un poco de Morricone, la presentación de Warren y Ruth, que lleva 10 mil dólares de recompensa en la forma del cuerpo de Daisy Domergue, y una colección de muertos en el techo del carro…




Amoralidad, desconfianza y alianzas de ida y vuelta.

Tarantino retrata a un grupo de seres despreciables de los cuales no se salva ninguno (quizá alguna víctima con poco desarrollo, a las que en algún caso también podríamos ponerles peros racistas…). Una colección de personajes impecable, llenos de rincones oscuros, pero también alguna luz, en lo que es un duelo de inmoralidades que van haciendo cambiar las alianzas entre ellos. Ruth decidirá confiar en Warren, pero luego rectificará al encontrar a otro personaje en el camino… una vez conozcan a ese nuevo personaje, Mannix, Ruth volverá a confiar en Warren...


Si bien Warren nunca lleva a sus víctimas vivas, Ruth hace todo lo contrario, suele cogerlas prisioneras y llevarlas para que las ajusticien, es lo que hace con Domergue, precisamente. Dos formas distintas de ver el “Vivo o muerto”.




Con la subida a la diligencia de Mannix se sucederán las acusaciones de aberraciones en la guerra que acaba de terminar. Mannix resaltará el pasado de Warren, sus salvajadas quemando blancos incluso de su bando (lucho con la Unión, lógicamente). Mannix, por su parte, proviene de familia militar racista y asesina que luchó con los Confederados. Un Mannix (Walton Goggins) que es una provocadora mosca "cojonera".


La desconfianza sobrevuela toda la narración, y con razón, generando una atmósfera tan asfixiante como opresiva, acorde con el escenario único. Warren (Samuel L. Jackson), comenzará a intrigar al personal acerca de sus dudas sobre la versión que le da el mexicano, al que se supone Minnie habría dejado al cargo para irse a ver a su madre… Luego descubriremos los porqués de esa desconfianza. Queda muy bien retratado en el encuadre este aspecto, con Warren marcando las distancias con Bob.



Jackson hará de Poirot, sospechando y observando cada detalle, cada pista. Primero dudando del testimonio de Bob (Demián Bichir), luego observando un tarro de cristal que falta en una estantería y una gominola suelta que ve en el suelo, suponemos que correspondiente a ese tarro que falta… Posibles indicios de una pelea… Esto cobrará sentido con el quinto capítulo, “Cuatro pasajeros”.




-Warren tendrá un primer encontronazo con el general sudista, que será defendido por Mannix. Un general de pasado sádico y asesino racista. Se inicia así un minimalista duelo que parece retratar el de la guerra que acaba de concluir, donde se propone dividir la estancia entre unionistas y confederados. Norte/ Sur. Filadelfia/Georgia.





-La estancia parece dividirse entre unionistas y confederados. Los unionistas serán tres: Warren, Ruth junto a su inseparable Domergue, y el conductor de la diligencia, O.B. (James Parks). Los confederados serán Mannix y el general Smithers, mientras que Gage se mantiene al margen y Mobray neutral. Más desconfianza.



Ruth expondrá sus sospechas de que Domergue pueda recibir ayuda de alguno de los allí presentes, aumentando dicha tensión y desconfianza. Por ello se pondrán manos a la obra para desarmar a todo el mundo, con mención especial para el momento donde se la quitan a Gage.


-Cuando Mannix se ría de la carta de Lincoln que guarda Warren y éste reconozca que, efectivamente, es falsa, generará una gran decepción y también desconfianza en Ruth hacia el personaje que interpreta Samuel L. Jackson, ya que creía verdaderamente que el presidente se carteaba personalmente con el allí presente. Es como si se le rompiera algún tipo de esperanza e ilusión.




-Una de las mejores escenas del film, quizá la más violenta sin que haya violencia física, sólo verbal, es la conversación entre Warren y el general sudista. Tras un primer encontronazo, ambos volverán a conversar, al principio cordialmente, hasta que Warren relate cómo mató y humilló al hijo del militar. Tarantino incluso dedicará un flashbacks en pequeños retazos, a lo Leone, para el momento.




La escena y el relato de Warren son tremendos, brutales y provocadores, con un irónico Tarantino que ambienta el momento con un dulce villancico navideño, “Noche de paz”, que Bob toca erráticamente al piano. Además ese hecho servirá narrativamente para que las sospechas no recaigan sobre Bob acerca del asunto del envenenamiento del café. Bob cerrará oportunamente el piano tras la muerte del general.



-Contra todo pronóstico y ante la nueva situación, con dos envenenados por el café, la desconfianza crece y se crean nuevas e inesperadas alianzas. Por ejemplo entre el negro asesino de blancos Warren y el sudista Mannix. Una alianza afianzada en la lógica que expone Warren, al entender que Mannix no pudo envenenar el café porque estuvo a punto de tomarlo y si no lo hizo fue por el aviso in extremis de Ruth antes de expirar. Tarantino retrata esta alianza de forma virtuosa con un encuadre: Un plano de Warren (Samuel L. Jackson) al fondo, y la mano ejecutora de Mannix (Walton Goggins) en cuadro, en primer plano, con su arma.



La teoría de que Domergue tiene aliados entre los presentes va cobrando fuerza.

Depurado Tarantino.

Tarantino hace gala de una seguridad narrativa y estilística insultante. La dirección de Tarantino sigue tan precisa y depurada como siempre. Su forma de manejar la tensión y el tempo, muy tributaria de Leone, es sencillamente magistral. Además, al contrario que en otras ocasiones, sorprende con las abruptas apariciones (o no) de la violencia. En otros títulos suyos, la violencia llega como consecuencia inevitable, tras una larga conversación y cuando todo parece más tranquilo. En “Los odiosos ocho” varía esta tendencia, usada en ocasiones, pero donde en otros muchos casos tras estas negociaciones no desembocamos en violencia o la violencia se prepara concienzudamente, avisándonos hasta su irrupción.



La escena del flashback en la mercería de Minnie, el capítulo “Cuatro pasajeros”, sí se plantea en ese clásico estilo tarantiniano, modulando y estirando la tensión, pero sin hacerla imprevisible, es decir, sabemos que va a saltar e incluso cuándo va a saltar, porque nos va avisando. Digresiones como distracción hasta la explosión. Una fachada de cordialidad para definir una misión de rescate, como John Ruth va advirtiendo durante el metraje. Concretando la puesta en escena que vimos cuando llegamos con la diligencia. Una mercería que se ve luminosa y con gente feliz que se tornará oscura y truculenta. Allí conoceremos a Minnie y a Sweet Dave (Gene Jones), de los que se habla durante toda la película.




Con todo, el director alarga en demasía el film, que sobrepasa las dos horas y media con creces y que supera las tres horas en su versión roadshow de 70 mm  que sólo se verá en determinadas salas. Eternos planos de transición que no llevan a nada aunque den sabor a la cinta, lastrando el ritmo. Es cierto que el tono y el ritmo están cuidados y se hacen voluntariamente morosos, pero también lo es que podía haber mantenido estas ideas e intenciones dando algo más de agilidad al conjunto.




-El recurso de la conversación/negociación es uno de los recursos tarantinianos más apreciados por los fans del director. Aquí ya vimos una con Warren intentando convencer a Ruth de que le llevará en la diligencia en la primera escena, por ejemplo.

Vemos varias a lo largo de la película -estas conversaciones/negociaciones-, pero la más destacada será al final, con la banda de Domergue intentando llevarse a su terreno mediante atractivas ofertas económicas a Mannix, aliado ahora a Warren, y apelando a su anterior antagonismo sudista contra los negros.





Negociaciones y argumentos varios basados en el conocimiento mutuo, donde Warren se bate contra la banda de Domergue con Mannix como objetivo. Esto desemboca en otro tiroteo a cámara lenta.




-Tarantino mima con devoción las conversaciones. Algunas las rueda de forma muy detallista. Por ejemplo la de Mannix con su admirado general (Bruce Dern), que se inicia en plano general con ambos de perfil frente a frente, con ocasionales planos escindidos de los dos cuando se hacen reconocimientos personales.




Habrá otra conversación posterior con la misma planificación, también con Dern como protagonista sentado en el mismo lugar, pero esta vez junto a Channing Tatum. Rimas constantes y tablero de ajedrez.



-Sus encuadres, siempre precisos y perfectos, sus movimientos de cámara, siempre con sentido narrativo, son ejemplares. Describe cada entorno a la perfección, como queda patente en “La mercería de Minnie”. Siempre sabemos dónde está cada personaje en todo momento sin atisbo de duda, incluso jugando magistralmente con los puntos de vista. Allí se nos presentan al resto de personajes, a casi todos, ya que tendremos que esperar al flashback para completar la terna. Extraña que el personaje interpretado por Tim Roth, Oswaldo Mobray, sepa dónde está todo habiendo llegado 40 minutos antes, pero es un observador… No queda claro tampoco cómo sabe que Warren tiene una carta de Lincoln.


En el inicio nos llevará de planos generales a primeros planos en el interior de la caravana.

En “La mercería de Minnie” el director nos sitúa a la perfección, mostrando a cada personaje y su situación en plano general, por ejemplo un misterioso viajero al fondo al que no distinguimos y que luego descubriremos que es Joe Gage (Michael Madsen). Centrado, sentado frente a Tim Roth, vemos al general Sandy Smithers (Bruce Dern), más visible y también sin intervenir.



-Tarantino usa planos largos, subordinando el estilo a las necesidades de puesta en escena, recurriendo a panorámicas o travellings cuando los movimientos naturales de los personajes lo requieren. Por ejemplo, ese plano en retroceso que lleva de la ventana donde vemos a lo lejos a Warren y Bob charlando en el establo, a la persona de Gage escribiendo tranquilamente en su mesa, para girar con una panorámica que nos muestre a Ruth con Domergue y Mobray



Otro travelling de retroceso desde Mobray hace entrar en plano a Warren, el general Smithers y Mannix, que mantenían una acalorada discusión.




-Hay un travelling circular curioso. Retrata la confabulación que el grupo norteño planea, con la teoría de Ruth de que su presa tiene algún socio en esa estancia. Ese travelling los abriga, pero Tarantino hace un extraño corte para mostrar como Bob alimenta la chimenea, un gesto simbólico para la tensión creciente.



-La fotografía y uso de la luz es magnífico, como ese foco lumínico que alumbra la mesa en la que se sienta Roth, que dice ser un verdugo, precisamente de la ciudad de la que Mannix es sheriff.

Y esa carencia (de emociones) es la esencia misma de la justicia. Porque la justicia impartida con emociones, siempre está en peligro de no ser justicia”. La filosofía del frío y cerebral Oswaldo Mobray.


Aunque la película tiene un irremediable y voluntario aire teatral, Tarantino lo domina y lleva a su terreno, logrando una narración puramente cinematográfica, aunque con algunos defectillos.




-El humor tarantiniano siempre está presente, tanto en los brillantes diálogos que surten toda la película (ya que sabe que en un film de Tarantino los personajes hablan por los codos y gozan escuchándose), como en los ocasionales gags físicos, como los maltratos a Domergue (Jennifer Jason Leigh) o las reacciones ante la puerta que no cierra bien, a la que se van sumando los recién llegados gracias a la experiencia. Bromas sobre Buffalo Bill… Violencia y humor siempre muy unidos. Observen como Dern mira a cámara a la entrada de los nuevos invitados.




-La habitual fragmentación narrativa del cine de Tarantino también está presente con tres momentos muy concretos. El flashback que dedica al relato de Warren sobre cómo mató y humilló al hijo del general sudista; el capítulo “Domergue tiene un secreto”, donde veremos de nuevo la muerte del general a manos de Warren, pero desde otro punto de vista para hacernos partícipes de dicho secreto (el envenenamiento del café a manos de un personaje que se mantiene en secreto), y contado por una voz over ajena al relato; y por último el capítulo “Cuatro pasajeros”, donde en un flashback se nos relata lo sucedido en la mercería de Minnie antes de que llegara la diligencia de Ruth y Warren.








8 comentarios:

  1. Me ha encantado!!!
    Q gran pulso y tono!!
    No soy una gran fan de Tarantino, pero nunca me han dejado indiferentes sus pelis, llenas de recursos innovadres, de una violencia bien filmada, aunque cruda, su ritmo y sus historias, me parece un director interesante, si bien de todas las pelis q he visto (no todas, pero unas cuantas) me quedo con Reservoir Dogs, q me parece magistral, y Pulp Fiction…
    Genial análisis, como siempre estupendamente apoyado por la selección de imágenes; iba leyendo y pensaba en la fotografía, la iluminación, q me parecen estupendas, y cdo he llegado a tu comentario al respecto me ha gustado q tú lo hayas visto como yo!!
    Con ganas de leer la 2/2!!!
    Gracias por tu trabajo!!!
    Bss!!

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    1. Me alegra que te haya gustado. La siguiente parte me satisface más aún porque tiene ciertos aspectos muy sugerentes. A ver qué te parece.

      Gracias a ti. Besos

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  2. No pienso degustar esta crítica sino después de verla pero, ¿dónde consigues los fotogramas de la peli?

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  3. Me ha gustado la crítica aunque no coincido en ciertos aspectos, no demasiados, pero si alguno. Por ejemplo, no encuentro a los personajes despreciables simplemente una versión bastante realista de la muchedumbre que pululaba por los pueblos fronterizos y que medidos con el patrón de aquella época y geografía, algunos eran hasta gente decente, por ejemplo Russell.
    Es verdad que al observador no experimentado con esa sociedad y sus pautas los protagonistas le pueden parecer gentuza pero no lo son en realidad, no debemos cometer el error de juzgar a los romanos con sestandares del siglo XXI.

    Como te dije en tuiter la película tiene sus cositas pero en general me pareció floja. El deus ex machina final, es un completo bajón, propio de ( y ahí lo has clavado amic, guiño, guiño) Agatha Christie.Es una historia que está predeterminada desde el principio como tantas de Tarentino, pero no por la historia en sí, sino por la inabilidad del director de acometer la narración en un estilo diferente.
    Dices que Tarentino refleja a Leone, y es cierto en cuanto a la disposición artística y la fotografía, aunque bebe de otrs fuentes también como The white Buffalo con Charles Bronson, y Wild Bill con Jeff Bridges, pero el motor principal en todas las películas de Tarentino, su leif motiv son blackxplotation y el sexplotation de los 70. El caso de Samuel Jackson es especialmente sangrante.
    me gusta que con Tarentino (o gustaba) que el "malo" triunfase, al contrario que mainstream Holywood, pero se ha vuelto una constante, una trampa en la que cae continuamente.
    En resumén, la película es demasiado larga, lo que no habla bien del editting, por momentos se arrastra en anécdotas que ofrecen poco al desarrollo del film y se regodea en detalles que podrían haber sido trasmitidos más efectivamente con menos rodaje. Me encontré por momentos saltando trozos en el DVD, cosa que raramente hago, en escenas donde la trama se empantanaba y perdía toda inercia. Un saludo amic

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    1. Te aseguro que no hay confusión alguna ni se juzga con mentalidad del siglo XXI, no se precipite, amic. Tarantino se esfuerza en presentarlos despreciables e incluso lo explicita en el título, no es una cuestión sociológica, donde, por supuesto, en aquella época lo que primaba no eran los cazarrecompensas ni los asesinos racistas, sino vaqueros y granjeros que iban a lo suyo. Una cosa es la clase social y otra lo que Tarantino pretende retratar, un infierno amoral.

      Conozco bien las influencias de Tarantino, que son amplias y eclécticas, pero ha formado un estilo propio con todas ellas, siendo la más reseñable, entre otras cosas porque es lo que prima y sirve de base, la estilística entroncada con Leone, y otros muchos. Por lo demás tienes razón, en la segunda parte comento que sus arranques sangrientos me cansan, sobre todo por su exageración en su última época, porque tiene un algo de concesión comercial.

      Un saludo y muchas gracias por el interesante comentario, muy apreciado :)

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  4. Muy buena crítica. Detallada y explicadora, que recomiendo solo a quien como yo, ya haya visto la película. A mí me ha parecido un auténtico peliculón. Y, a pesar de que soy impaciente, no se me ha hecho nada lenta. Tampoco estoy de acuerdo con el "Deus ex machina" final que dice un comentarista. A mí el final sí me gusta, y ni la violencia ni la manera de acabar me parecen inadecuadas.
    Coincido en lo fascinante que resulta el espacio de la "mercería de Minnie".
    En lo que sí coincido con el comentarista anterior, es en que me parece un poco sesgada la referencia al general o a Mannix como racistas, cuando Warren lo es tanto como ellos, en sentido contrario. Lo que pasa es que hoy en día el racismo anti negros siempre está mucho peor visto que el anti blancos.
    Gran artículo, un saludo.

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    1. Gracias Iván, le invito a leer la siguiente parte, verá que no hay sesgo alguno y en las dos partes se menciona el racismo producto de la venganza, de Warren.

      Un saludo. Está en su casa.

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