viernes, 31 de octubre de 2014

Crítica: LOS REYES DEL CRIMEN (2001)

DEMIAN LICHTENSTEIN











Todo cinéfilo debe ser consciente de la enorme influencia que Tarantino ha tenido en el cine moderno y sus cineastas, ahora quizá algo menos presente, pero que en los 90 y los primeros años del nuevo milenio fue indiscutible y abrumadora, donde unos cogían unos rasgos de su reconocible estilo, otros cogían otros y los de más allá los cogían todos… ofreciendo en ocasiones películas de calidad y en muchos casos subproductos infumables… Lo que siempre ocurre con los grandes cineastas que se convierten en referentes.




Con esta introducción ya supondréis que voy a escribir sobre una cinta de influencia tarantiniana, como lectores listos y avispados que sois, una cinta que dista de ser de las mejores salidas de dicha influencia, pero que tampoco es de las peores para ser justos. Aquí el director Demian Lichtenstein coge el tono de humor mezclado con el thriller y la violencia sangrienta, ingredientes típicos de Tarantino, en especial de la primera época, y los pasa por el tapiz del videoclip, ritmo trepidante, los colores chillones y un inseguro frenesí visual mezclando neones de Las Vegas y las lentejuelas de Elvis, alejándose del mayor clasicismo del gran Tarantino.

Aprovechando la convención anual de imitadores de Elvis en Las Vegas, una banda de atracadores se dispone a dar un gran golpe en los casinos. A partir de aquí comenzará una persecución continua y una despiadada lucha de ambiciones por quedarse con el dinero.



Como en las cintas de Tarantino hay algún que otro guiño cinéfilo curioso y friki. En la primera escena de la película, un crío roba los tapacubos del coche de Kurt Russell y al ser descubierto da una patada a nuestro protagonista. Esta escena resulta divertida por dos razones, una porque uno de los primeros papeles de Kurt Russell, con 12 años, fue junto a Elvis Presley, y la otra porque el mítico cantante le pedía que le diera una patada fuerte en la espinilla para fingir una lesión, a lo que el pequeño Kurt accedía. Aquí es al revés, este imitador de Elvis que interpreta Russell, uno de los muchos que salen en la película, recibirá la patada en la espinilla de un crío, aunque sin pedirlo. La película era "Puños y lágrimas" (Norman Taurog, 1963). Por si fuera poco Russell interpretó al Rey del Rock en 1979, en “Elvis”, un telefilm dirigido por John Carpenter.

 

En esta escena se nos presenta a Cybil Waingrow, interpretada por Courteney Cox, en el que es su papel más sensual, sexual y excitante, muy exuberante, atractiva y vulgarmente seductora en esta película, poniéndole ojitos al bueno de Russell, que interpreta a Michael Zane, uno de los fanáticos de Elvis que robarán en Las Vegas. Una pícara lasciva que no tardará en tirarse al bueno de Michael y sacarle todo lo que pueda. Buen trasero y buena gimnasia sexual. Dando buenas enseñanzas a su hijo… Transgresión, comedia, descaro y presunta osadía siguiendo a Tarantino de nuevo. 




El otro gran protagonista es Murphy, interpretado por Kevin Costner, en un rol oscuro. Los dos actores son de lo mejor de la función, sacando a relucir todo su carisma y elevándose por encima de los efectismos, la aparatosidad, el estrépito y los giros reiterativos de la trama.


David Arquette, Christian Slater y Bokeem Woodbine son los otros miembros de la banda, entre ellos charlarán largamente en una burda imitación de los diálogos tarantinianos.



El asalto al casino está rodado con un montaje muy sincopado, para dar ritmo al asunto, buenas dosis de violencia, mucho colorido y el estilo hortera digno de Las Vegas. Costner se hace con las riendas, un tipo duro, sin contemplaciones ni escrúpulos. Esto contrasta con el personaje interpretado por Russell, más civilizado y que no mata a sangre fría, sólo quiere su dinero con el menor daño posible. Costner mantendrá su aspirado de nariz, uno de sus tics de tipo duro. Buena escena.



Tiroteos desfasados, sangre, bajas entre los ladrones, heridos a mansalva, cámaras lentas para dar esteticismo a la violencia, supongo que deberé citar a Peckinpah aquí, metralletas, pistolas... para una huida accidentada… Tampoco está lejos el Oliver Stone de “Asesinos natos” (1994) y cintas del estilo en ciertos aspectos.




Las fisuras en el grupo no tardarán en aparecer cuando uno de ellos muera y se quieran repartir su parte, la ambición jugando en contra del grupo, otro clásico. Así que Hanson (Christian Slater), no tardará en morir a manos de su compañero Murphy (Kevin Costner), por avaricioso… Bueno, y Gus (David Arquette) y el propio Michael (Kurt Russell), estos por querer la parte que les correspondía… Así que Costner se descubre como el auténtico villano de la función, algo que ya se veía por su manera de proceder. Por desgracia para él Michael llevará chaleco antibalas y la cinta se convertirá en una persecución constante. Estos giros en la trama son de agradecer, muy folletinescos, incluso pueden recordar al inicio de “Misión Imposible” (Brian De Palma, 1996), con la banda protagonista muriendo casi en pleno.




Policías buscando a los ladrones, ladrones buscándose entre sí, alianzas obligadas afianzadas en la lascivia y el interés, uniones y traiciones... Una ensalada típica en el thriller noventero y tarantiniano sin muchos alicientes, lleno de efectismo y muy ruidoso.

Lo excéntrico y estrafalario siempre tienen buena acogida en el film, especialmente colocando a estos anacrónicos personajes en todo tipo de entornos vestidos de Elvis, porque una vez robado el casino ni siquiera se molestan en cambiar de look. El “blanqueador” rodeado de animales disecados; el niño pícaro y ladrón que roba mientras su madre tiene sexo; el robo de coche, dinero y contraseñas mientras se deja como canguro de tu hijo al hombre al que has robado, algo bastante alucinante… El niño resulta bastante repelente. Los flashes, sobre impresionados, carteles luminosos, trucos de montaje, cortes gratuitos, planos oblicuos o con inclinaciones muy marcadas… son ejemplos del toque excéntrico que también tiene el film desde la dirección, gratuitos y esteticistas, videocliperos.



La parte entre Costner y Cox queda poco clara y poco coherente…



Aunque toda la película tiene cierto ramalazo western, ya mencioné a Peckinpah antes, en la parte final estas similitudes se acentúan. Persecuciones en coche bastante potables, como si fueran caballos, eso sí, sacada de la nada y porque sí; picaduras de escorpiones, estilo “El día de los tramposos” (Joseph L. Mankiewicz, 1970); un duelo final como del viejo oeste entre el redimido y en el fondo generoso y bondadoso Russell y el despiadado Costner armas en mano, y un tiroteo con Costner en plan “Dos hombres y un destino” (George Roy Hill, 1969) y “El precio del poder” (Brian De Palma, 1983) así lo atestiguan.





Final feliz con familia disfuncional en un barco llamado “Graceland”, para dar coherencia rockera hasta la conclusión al conjunto, redondea un film mediocre en líneas generales, de buen reparto y apariencia lujosa y hortera. Los títulos de crédito y la música son molones.


El resultado final es una discreta película con mucha acción, violencia exagerada y gratuita y un sentido del humor bastante estúpido. Giros de guión constantes y sin excesivo fundamento, algunos aprovechables, y un ritmo frenético en una trama que podía dar para algo más. Los personajes carecen de interés y su construcción es casi nula. Buen reparto aunque usado de forma algo irregular, incluso desaprovechado en algunos casos. Kevin Costner, Kurt Russell, Courteney Cox, Christian Slater, David Arquette...

El guión es mediocre, basado en giros y saltos gratuitos para sostener una estructura de persecución constante. Consecuencia de la influencia tarantiniana mal entendida. Algunas escenas de acción son buenas y en líneas generales entretiene a pesar de sus tópicos, excesos y trazo grueso.







2 comentarios:

  1. No me acordaba de esta película, pero ha sido ponerla y recordar las patillas de Kevin Costner modo "El algarrobo" y me ha entrado la misma risa que cuando por casualidad la vi.
    La película entra dentro de mi saco de las "prescindibles" pero visto lo visto por lo menos me estretuve.
    De tu análisis solo decir que profundamente certero, como siempre. Un beso

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    1. Jajajaja es verdad, es onda Algarrobo rockero. Sí, tiene ese pase, para pasar el rato, pero muy discretita.

      Muchas gracias Sara, siempre agradecido.

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