lunes, 23 de septiembre de 2013

Crítica: THE PURGE: LA NOCHE DE LAS BESTIAS (2013)

JAMES DEMONACO










Es innegable que el planteamiento inicial de “La purga” resulta atractivo, tan innegable como que ese planteamiento ha generado curiosidad y ha llevado a mucha gente a las salas para ver cómo se desarrollaba aquello. La cuestión es que la decepción ha sido generalizada porque el resultado no puede ser más mediocre. “La purga” es uno de esos claros ejemplos de una buena ocurrencia que sirve como planteamiento que luego no se sabe por donde cogerla o qué hacer con ella. Por si fuera poco, las reflexiones y la concepción  social, filosófica y de cualquier tipo que se exponen en la película no es que sean simplistas y ridículas es que son fallidas y tremendamente erróneas.



Estamos en un mundo casi ideal, como tantas distopías presentan, sin apenas paro ni violencia y una economía próspera. La causa, la purga anual. Una noche donde cualquier tipo de crimen, incluido el asesinato, está permitido.


La película es un desastre conceptual y una decepción como thriller y cinta de terror.

El mayor problema de “The Purge: La noche de las bestias”, es que la misma premisa es fallida y absurda, mal tratada, mostrada y elaborada, así que desde el mismo inicio y punto de partida, pretendidamente original, todo el entramado no es que se caiga, es que no llega ni a elevarse. No existe una correlación entre los presupuestos sobre la violencia que sostiene la película y la realidad de la naturaleza de la misma o la naturaleza humana. Los actos impulsivos, por interés, por ambición, por egoísmo, por excesos (drogas, celosos, reacciones viscerales, alcohol, intereses inmediatos...)… son obviados de forma bochornosa para simplificar toda la idea de violencia, que como se dice en la propia película es innata al ser humano, en una concepción cerebral basada en contenerla para liberarla un día en cuestión. Esto además de radicalmente falso y demostrar un desconocimiento total de la naturaleza humana, resulta absurdo.


La película se inicia con videos de violencia, grabaciones de cámaras callejeras que retratan en toda su crudeza la violencia sin matices. Imágenes de las purgas anteriores, los hechos violentos que han ido sucediendo por todos los Estados Unidos en los años anteriores como preámbulo a la historia que se nos contará, que se centrará en una casa. El desahogo que supuestamente ha creado un mundo idílico el resto de días.



Pasad una noche segura”.

La seguridad será una de las obsesiones de los protagonistas, todos se desearán una noche segura ante lo que va a acontecer y nuestro protagonista (Ethan Hawke) vende, precisamente, sistemas de seguridad para el hogar. Lo veremos a través de un retrovisor en ocasiones, casi toda la familia aparecerá reflejada en espejos en alguna ocasión, salvo el hijo pequeño, suponemos que por sus raptos de humanidad. Más allá de ese sentido no vamos, un recurso más esteticista que otra cosa.

La venta de sistemas de seguridad es una mera excusa, una apariencia de seguridad, un absurdo, ya que el resto de días no tendrá sentido y el día en cuestión si alguien decide entrar verdaderamente entrará en pocos minutos, como se demuestra en la película, ya que las casas están lejos de ser fortificaciones. Teniendo en cuenta que los sistemas de seguridad se basan en avisos a la policía entre otras cosas, necesita de un respaldo legal y protección exterior, que es precisamente lo que falta en el día de "la purga" en cuestión.




Se planteará también la idea de la riqueza y la pobreza en el sentido discriminatorio, los pobres sobran, los ricos estarán a salvo ya que podrán permitirse sistemas de seguridad y protección. Hay un cierto ramalazo nietzscheano mal entendido que tampoco lleva a nada. Los pobres sobran porque no aportan nada, son escoria social que hay que exterminar y la purga da la posibilidad para ello.

Se nos irá anunciando ocasionalmente el tiempo que resta para el inicio de “la purga”, un elemento habitual para ir generando tensión.

Se pretende retratar la cotidianeidad con la que se recibe el día de la purga, un día señalado pero ya habitual. La familia Sandin no variará un ápice sus rutinas y actuará con total despreocupación e indiferencia ante lo que va a acontecer, con la salvedad del hijo pequeño, cargante hasta la médula y estúpido a tiempo completo, aunque único referente moral digno inicialmente, que mostrará su incomodidad y contrariedad ante ese salvaje día.



Este inicio es lo único que se salva en cierta medida, aunque los conceptos y argumentos que maneja son burdos y torpes. Oiremos a médicos, científicos y demás personas comentar los beneficios de la purga anual, de la catarsis que supone para el bienestar social, así como se retransmitirán los hechos por televisión como si fueran un espectáculo. En este sentido se irá desarrollando la idea de frialdad y frivolidad social con respecto a la violencia. Una sociedad gélida y sin sentimientos con dichas justificaciones sociales y la aceptación y comportamiento del vecindario y nuestra familia protagonista. La familia Sandin se reunirá como cada noche para cenar y mantener su rutina habitual contándose sus cosas cotidianas y diarias. En esa escena de la cena es interesante, aunque de brocha gorda, el momento en el que los adultos se escandalizan por una broma sexual hecha por los niños mientras se muestran impasibles ante la violencia que supone el día en que se encuentran. Simplista, pero bueno. Las conversaciones se sienten algo impostadas, en cualquier caso. James Sandin (Ethan Hawke), mostrará su orgullo ante su familia por su éxito profesional, el número uno en ventas… algo que parece le condenará.


Lamentablemente en la película todo resulta estereotipado, tópico y previsible, sin ninguna imaginación en ningún sentido, así será la descripción de los miembros de la familia, unos padres cariñosos para integrados en el sistema, que apoyan la purga con un ramo de flores que lo simboliza, un hijo pequeño que es el que cuestiona esa idea y una adolescente rebelde y arisca que se lleva mal con su padre. Esta chica tiene un novio y según nos cuentan su padre se opone a esa relación, pero esta oposición jamás se nos muestra o insinúa en ningún momento, de hecho el retrato del padre es realmente comprensivo. Es decir, una arista de la trama sin sentido, mal contada, mal narrada, previsible y poco coherente.


DeMonaco va introduciendo elementos que pretenden aumentar la tensión, como planos donde vemos a vecinos afilando espadas, pero incluso en esto se muestra torpe e inseguro el director. DeMonaco realiza una puesta en escena tan convencional, previsible y torpe que ejemplifica a la perfección que lo único que tenía era una idea de inicio, pero que no sabía qué hacer con ella. El recurso del plano-contraplano donde una parte de la pantalla queda ensombrecida por una cabeza en primer plano lo usa hasta la saciedad. Guión y dirección se esfuerzan en mostrar su torpeza e inseguridad y van metiendo sustos que no asustan en esta primera parte para hacer crecer la tensión y generar una supuesta atmósfera amenazante, pero todos sabemos que hasta que no empiece la purga nada especial va a ocurrir, con lo que esos sustos gratuitos y que no llevan a nada resultan especialmente ridículos y una estupidez estructural. Como ejemplo la presentación del hijo menor a través de un pequeño vehículo con cámara incorporada que crea un falso suspense para dar un involuntario susto a su madre… Por si no había suficiente luego aparecerá de forma repentina tras la puerta del frigorífico para dar otro susto a su sufrida madre. Más inquietante resulta la rubia, Grace (Arija Bareikis), un rostro poco sutil y que deja pocas dudas sobre lo que supondrá su presencia. DeMonaco también querrá crear inquietud con insertos, como el que hace a las galletas que regala Grace a Mary Sandin (Lena Headey), la mujer de nuestra familia.




Como siempre y sólo por precaución”. 


Preparándose para la noche, con sus armas incluidas, por si acaso. 101382, la clave del sistema.
Se nos contarán las reglas justo al inicio de la fatídica noche, al tiempo que se sigue reiterando la oposición suave del hijo pequeño (Max Burkholder). Hawke también reiterará lo bueno que es para todos, y lo mucho que purifica esa noche.

El novio de la chica, que también resulta muy insoportable, es un topo, algo previsible cuando le vemos dentro de la casa contando una historia sobre resolver sus diferencias con el padre para que lo acepte. Así se dispararán las incidencias en casa de los Sandin, que acaba con la muerte del chico. Esto es previsible porque cualquier espectador verá absurdo que este chico se decida a hablar con el padre justo el día de la purga… Eso sí, la niña, Zoey (Adelaide Kane), llevará una provocativa minifalda escolar.




Toda la puesta en escena es tópica hasta la repulsión, planos subjetivos o primeros planos cercanos para dar sustos imprevistos con repentinas apariciones, vistos miles de veces. Sustos por aquí y por allá, uso de sombras, ruidos repentinos y juego con los segundos planos desenfocados son recursos que veremos varias veces.




Todo se dispara de forma conjunta, al intento de asesinato del chico se junta la desesperada huida de un hombre negro que Charlie, el hijo pequeño, ve por un monitor… y al que acabará ayudando.

Que la hija se ponga ayudar al novio herido tras intentar matar a su padre resulta extraño o extravagante, pero en esa casa, que a menudo parece excesivamente gigantesca, todo es un tanto gratuito y absurdo. Cada miembro de la familia acabará extrañamente separado, como si se escondieran y negaran a contestar a las voces lógicas que los llaman… un suspense y tensión tan artificioso que resulta absurdo y alejan al espectador, haciéndole perder el interés por lo que ocurre.



Al comienzo de la película se habla y muestra la magnitud de la casa, enorme y ampliada, esto justifica de alguna manera que los personajes se pierdan de vez en cuando por ella, desaparezcan, aunque como excusa es débil en muchas ocasiones, por ejemplo con las desapariciones de Zoey, la hermana mayor. Estas dimensiones provocarán búsquedas continuadas, en especial al hombre negro que Max dejó entrar. Oscuridad, ya que los cercadores cortarán la luz, linternas, sombras, el uso del vehículo con cámara del crío… y los habituales tópicos del thriller violento y de terror. Este cachivache inventado por el niño lo encuentra absolutamente todo, más que un juguete es un todoterreno capaz de atravesar cualquier lugar y dificultad…



Se añadirá otro elemento a todos estos sucesos, el cerco que unos jóvenes con caretas hacen de la casa de los protagonistas para que les den al hombre que han dejado entrar. Allí les tendremos deambulando, esperando a que nuestros protagonistas se decidan a cumplir su petición, perdiendo el tiempo y saltando en camisón… al menos ellas. Estos personajes cercadores, personificados en su líder, interpretado por Rhys Wakefeld, nos remiten de alguna forma a “Funny Games” (Michael Haneke, 1997/2007). De hecho “The purge: La noche de las bestias”, es un pastiche infumable y mal elaborado que coge elementos de la mencionada “Funny Games”; de “Atraco a la comisaría del distrito 13” (John Carpenter, 1976), de la cual se rodó un remake “Asalto al distrito 13” (Jean François Richet, 2005), que protagonizó el propio Ethan Hawke; incluso de “Battle Royale” (Kinji Fukasaku, 2000) con esa ley donde se permite matar sin ningún problema…





Que el niño ponga en peligro a su familia y a sí mismo para proteger a una persona que no conoce puede resultar absurdo aunque coherente con lo que se ha pretendido mostrar del personaje, una oposición a la purga y una mayor humanidad que el resto.

Por supuesto el sistema de seguridad creado por Hawke no es tan seguro como presume…



El líder malote mostrará su frialdad asesinando a uno de sus compañeros, el único propósito de esto es hacerlo más amenazante y capaz de todo. Nuestros protagonistas cederán a la presión, localizarán al hombre negro, lo torturarán, atarán y dispondrán para entregarlo… pero de repente todos cambian de opinión al ver lo que están haciendo, la paliza propinada y la lucha, y deciden enfrentarse a los cercadores. Así, sin solución de continuidad, ahora una cosa y un segundo después la contraria, una coherencia psicológica asombrosa… Curiosamente deciden enfrentarse a los asesinos que esperan a las puertas de la casa para defenderse y defender al negro, pero no se les ocurre desatarlo para que les ayude… Esto tendrá explicación al final, en una supuesta sorpresa que sublima el artificio de forma asombrosamente cutre. El negro estará dispuesto a sacrificarse para no involucrar a la familia en la masacre. Otro personaje positivo…


Los personajes no son planos, son lo siguiente, la niña parece un fantasma huyendo de su familia de forma absurda con la que está cayendo y el niño parece tonto, tanto que aunque tenga buenos sentimientos casi quieres que se lo carguen. En realidad los dos niños son cargantes y casi deseas que sobre ellos sí se haga una purga.


“¿Qué está pasando?”. Santas narices las del niño…

Esta orgía de tópicos, falta de imaginación en la puesta en escena y de recursos tiene el mejor ejemplo en las innumerables veces que se usa el Deus ex machina, donde se salva in extremis a uno de los personajes. Al niño, a la hija, a la familia al completo…




Lena Headey está correcta y Ethan Hawke hace lo que puede, siendo lo más potable de la cinta. Lo veremos en plan Bruce Willis, con camiseta blanca incluida, para nuestra sorpresa. Parece adiestrado. Matará a un buen número de invasores con algunas escenas muy violentas y contundentes, como esa en la sala de billar donde acaba con hasta tres de ellos, aunque el líder invasor acabe hincando un cuchillo en nuestro vigoroso protagonista. Una escena seca y con un villano frío y despiadado.




Nuestra desesperada familia, tras matar al más malo de todos, se reunirá en torno al padre para dedicarse un rato a llorar, sin preocuparse mucho por si hay más malotes por los alrededores. Afortunadamente recibirán la momentánea ayuda de los otros vecinos, con la inquietante rubia a la cabeza, que por fin muestra su verdadera cara, si es que alguien dudaba de cual era… La envidia, el odio y el rencor motivaciones del grupo de vecinos para querer matar a nuestros protagonistas. Ya se sabe, las rencillas típicas de los vecinos.




Supongo que os acordaréis del hombre negro protagonista y motivo de todo este conflicto, al cual dejamos desatándose. Pues bien, aparecerá justo en el momento oportuno para rescatar a la desdichada familia, dando finalmente por buena la acción del pequeño…



El final, con un plano del encantador vecindario, es un punto positivo de la película. Un vecindario que es pura fachada y falsedad, de odios latentes y agazapados. Una amenaza permanente.

Un título que se las prometía muy felices, que engañó a mucha gente pero que resulta una completa decepción, mediocre, previsible y conceptualmente absurdo. Una película que falla desde la misma premisa, desde la idea inicial, que con un poco de elaboración y molestándose en elaborar una historia con unas ideas más profundas podría haber sido interesante… pero todo queda en un ¿y si…?




5 comentarios:

  1. Nacho:Vi el trailer de esta pelicula y me dio un miedo horroroso.¡Que panico!

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  2. Empiezas el curso con un desastre!!!
    No me gustan lad pelis de miedo sanguinario, pero gracias por avisar, así me mantendré muy lejos.
    Me lo parece a mí o a Ethan Hawke esta peli le pagaba muchas facturas? Porque para elegir algo así…

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    1. Llamó mucho la atención pero el resultado es muy lamentable. Quizá le llamara la atención también a Hawke, que suele ir bastante por libre, pero el caso es que es una basurilla.

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