Alfred Hitchcock sostenía que cuanto más logrado es el retrato del villano más lograda será la película. Esto en boca de quien dejó villanos o “malos” memorables en películas como “Con la muerte en los talones", “Encadenados” o “La sombra de una duda” haciendo que actores como James Mason, Claude Rains o Joseph Cotten resultaran inquietantes, seductores, atractivos, terribles, que produjeran una atracción evidente a la par de un miedo irrefrenable, va a misa.
La labor del villano es básica, un buen villano mejorará la película porque estimulará el intelecto del espectador que viendo la inteligencia o carisma de ése malo quedará enganchado o intrigado para ver como se logra salir de las manipulaciones o complicaciones que éste propone. Si es un malo más plano pero carismático hará la función de contraste para una mayor efectividad del conflicto dramático, apoyo e identificación del espectador con la trama y con el personaje antagónico, el bueno, para que acabe con ése malo, despertando instintos salvajes incluso, y logre su objetivo. Sin villanos no hay cine. No hay cine porque ¿qué sería del cine sin crímenes, asesinatos, robos o manipulaciones? Nos faltaría una inmensa parte de lo que hace grande a este arte.
No habría cine, ni literatura novelada, ni arte dramático alguno.
Hay muchos tipos de villanos con muy diversas características que les hacen inolvidables, por ejemplo los Serial Killers como los de “Seven” (David Fincher, 1995), “El silencio de los corderos” (Jonathan Demme, 1991), “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960)…
Gente normal que poseída se hacen auténticos seres salidos del infierno como el Jack Torrance de “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980). O el mismísimo demonio en “El exorcista” (William Friedkin, 1973).
Los villanos más considerados son los más complejos y ricos en líneas generales, con matices, irónicos, cínicos, sarcásticos, con gracia, bondad, complejidad psicológica, evolución. En ellos el espectador puede incluso identificarse o comprender en cierta medida sus motivaciones, psicología o problemas, crear cierta ambigüedad aunque sigan siendo despreciables.
Darth Vader, es uno de los villanos más completos y carismáticos, más inolvidables que ha dado el cine, lo tiene todo, carisma, profundidad, evolución, incluso una apariencia aterradora. Merece la pena ver las 6 películas de la saga Star Wars aunque sólo sea por seguir la evolución del personaje.
Hay otros destacadísimos villanos sin tantos matices, villanos de una pieza pero con un carisma o rasgos característicos que se han quedado grabados eternamente en el imaginario colectivo de los aficionados al cine, unos tienen grandes poderes que les hacen casi inmortales, otros grandes capacidades. Así podemos destacar al Terminator que interpreta Schwarzenegger o Robert Patrick en las cintas de James Cameron (obvio las siguientes), Depredador (“Depredador” de John McTiernan, 1987), la versión humana del primero interpretada por Bardem en “No es país para viejos” (Joel y Ethan Coen, 2007)...

Al hilo de los villanos sin matices, de una pieza, suele recurrirse a ellos a menudo para que sean una personificación del mal sin más, el puro mal representado en una persona, que en realidad no es tal, adquiere un carácter mitológico. En estos casos es básico que el villano sea atractivo visualmente, poderoso, con carisma aunque este villano dependerá en gran parte de que la historia y la película funcionen, sea interesante, si no pasará desapercibido o acabará cayendo en el ridículo. Así tenemos a los Michael Myers, Freddys Krueger o Jasons (“La noche de Halloween”, “Pesadilla en Elm Street”, “Viernes 13”). En ellos tenemos una buena prueba de la búsqueda del look vistoso y llamativo (máscaras o caras monstruosas) y también lo fácil que es caer en la vulgaridad y el ridículo, recordando un poco sus imitadores así como las propias secuelas de las sagas mencionadas.

La variante del monstruo o criatura es también muy socorrida, ya sea un extraterrestre o la consecuencia de algún experimento radioactivo (típica idea de la ciencia ficción clásica como recurso moralista que advirtiera de los peligros nucleares). Criaturas ha habido casi desde los inicios del cine con la Sci-fi de los años 40 o la entrañable serie B. “Alien”, de la cinta de Ridley Scott (1979), ha acabado siendo el principal referente y, como en los casos anteriores, un gran ejemplo de lo difícil que es no caer en el cliché, la copia o el ridículo. Los imitadores han sido cientos, salvándose muy pocos de la quema o de la mínima comparación con el monstruo creado por Scott.

En cada género podemos destacar grandes villanos, muchos han salido y han sido favorecidos por ese mismo género, el oeste dio a gente como Liberty Valance por ejemplo. El cine negro ha dado incontables gangsters míticos, desde “Scarface” de Howard Hawks (1932), a los Corleone del “Padrino” de Coppola, pasando por los múltiples interpretados por James Cagney, mencionando por ejemplo al Cody Jarret de “Al rojo vivo” de Raoul Walsh (1949).


Las mujeres tienen un lugar preeminente también en esta categoría de villanos, sin ir más lejos, en el mismo género negro la femme fatale supone casi la desinhibición de la feminidad, dando villanas inolvidables como la Barbara Stanwyck de “Perdición” (Billy Wilder, 1944), la Jane Greer de “Retorno al pasado” (Jacques Tourneur, 1947) o la más moderna Kathleen Turner de “Fuego en el cuerpo” (Lawrence Kasdan, 1981). También en este apartado, aunque pensaba mencionarla en el de dibujos, debemos incluir a la fatalísima Jessica Rabbit de “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (Robert Zemeckis, 1988).
Otras mujeres malísimas, aunque no englobadas en el género negro son las hermanas, de "¿Qué fue de Baby Jane?” (Robert Aldrich, 1962), a cual peor pero con mención especial para Bette Davis, o la obsesiva fan de ”Misery”, interpretada por Kathy Bates (Rob Reiner, 1990).
Los dibujos animados no se han quedado atrás a la hora de dejar para la posteridad villanos terroríficos e inolvidables, desde la madrastra en “Blancanieves y los siete enanitos” a Cruella de Vil en “Los 101 Dálmatas”, pasando por el Capitán Garfio en “Peter Pan” al más reciente Scar de “El rey León”. No puedo olvidar a un villano televisivo como el señor Burns de “Los Simpson”.
Los comics han dado también grandes villanos, uno de los más grandes ni siquiera es un superhéroe, ni tiene súper poderes y aún así es capaz de medirse al ser más poderoso de la Tierra, Superman, él es Lex Luthor.
Es frecuente que se recurra a rasgos físicos potentes visualmente con la pretendida intención de dar un aspecto más amenazador o carismático, a menudo caen en el ridículo pretendiendo suplir la falta de ideas de guión con estos trucos, aunque en otros casos añaden más potencia, como alguno de los comentados. Los villanos de la saga Bond tenían más carisma en sus inicios, más personalidad y generalmente estaban dotados de rasgos llamativos como las manos de hierro del Doctor No ("Agente 007 contra el Dr. No" de Terence Young, 1962), Tiburón y sus dientes de acero, al que además le dieron una evolución a lo Vader, Ernst Stavro Blofeld y su lindo gatito…
Los villanos en la actualidad cada vez se hacen más estrafalarios, con todo tenemos auténticas genialidades como el Joker de “El caballero oscuro” de Christopher Nolan, (2008), o el singularísimo nazi interpretado por Cristoph Waltz en "Malditos Bastardos" de Quentin Tarantino, (2009).
En este artículo no me puedo resistir a mencionar algunos villanos literarios, los ha habido de todo tipo y condición desde el mismo demonio, que ha sido un grandísimo villano en no pocas obras, ahí tenemos el "Fausto" de Goethe y a Mefistófeles, a otros más mundanos pero igual de demoniacos. La historia de la literatura siempre ha estado ligada a la maldad, en unas ocasiones para hacer reflexiones morales, para mostrar lo que no se debe hacer y en otras por puro entretenimiento.
Desde el tratamiento a los mismos dioses griegos y romanos, que no eran nada buenos, los villanos se han sucedido sin descanso hasta nuestros días, un buen ejemplo de los quehaceres de esos dioses lo tenemos en las “Metamorfosis” de Ovidio, donde además de narrar sin ningún tipo de contemplaciones las correrías divinas hacía hincapié en las transformaciones, manipulaciones y máscaras que éstos usaban para lograr sus muy variados objetivos. Dioses envidiosos, vanidosos, lujuriosos, vengativos. Una gozada. El mismo Zeus sufrirá una gran evolución en la historia de la mitología, siendo en un principio un auténtico golferas, copulador compulsivo, obsesivo, tenaz, constante, insistente, un pertinaz violador que pudiendo, en teoría, seducir a cualquier mujer presumiendo con sus imponentes atributos, sobre todo, con ese gigantesco… rayo… él prefería violarlas de forma salvaje. Si veía a una jovencita apetecible él se transformaba en toro y a montarla se ha dicho. Muy sutil Zeus. Antes eran más románticos, y a las violaciones las llamaban “raptos”. Poetas. Un dios bastante arbitrario que acabará representando la justicia máxima. Una gran evolución también.

En la misma Biblia tenemos villanos a tutiplén, por ejemplo Caín, ese hermano celosón que mató a su hermano Abel al elegir Yahvé la ofrenda que éste hizo antes que la suya.
Grandes genios de la literatura nos han dejado grandes villanos, Arthur Conan Doyle, J. R. R. Tolkien, Robert Louis Stevenson, Bram Stoker, Mary Shelley, Alejandro Dumas… y sus Moriarty, Sauron, el señor Hyde, Drácula, Frankenstein, Milady de Winer o el Cardenal Richelieu…
Incluso Dickens y su inmensa gama de personajes despreciables.
Por encima de todos ellos pondré a los villanos creados por el mayor genio de la literatura universal, junto a Cervantes, mi adorado William. En concreto citaré a tres de sus múltiples e inmortales personajes, aunque la lista sería larguísima, de los englobables en la categoría de villanos. Yago de " Otelo", la manipulación pura sin escrúpulos, un maquinador maquiavélico, Shylock en el "Mercader de Venecia", un personaje consumido por su avaricia, tanto que la ejemplifica, una avaricia que despierta el instinto criminal y esa femme fatale que tan bien captó Orson Welles en su adaptación cinematográfica que es Lady Macbeth. Estos tres representan, junto a otros, lo que debe ser un gran villano, ya sea en cine, literatura, teatro o lo que sea.

Me gustaría destacar que también en televisión hemos podido ver últimamente grandes villanos que han acabado siendo de los mejores personajes de sus respectivas series, recientes e incluso de la televisión en general. Mencionaremos un par como el Benjamin Linus de "Lost"o el Al Swearengen en "Deadwood" por poner algún ejemplo actual, o los J.R. (“Dallas”), Angela Channing (“Falcon Crest”), o la lagarta de Diana (“V”), como ejemplos menos recientes.
Nunca prefería al villano, pero ¿qué sería de todo esto sin ellos?
Desde luego la lista dista mucho de ser exhaustiva y lo más seguro haya tenido imperdonables olvidos, pero como acercamiento al imprescindible mundo de los villanos es completa, con todo seguro que daréis muchos más nombres.
Pd. Quizá alguno se pregunte si Michael Bay debería incluirse en este especial. Por supuesto que SÍ.
Muchas gracias a Norita, que fue la ideóloga de esta entrada y a Rikku, que me dio varios nombres imprescindibles.