Buen pelotazo dieron estos chicos de New Jersey, cuna de
talentos de todo tipo, especialmente rockeros (Bruce Springsteen, Bon Jovi), a
principios de 2000, llegando a su máximo apogeo en 2006 con la publicación del
disco que nos ocupa, “The Black Parade”, una magnífica y original obra de Rock
dramático, excesivo y ampuloso.
Luego la cosa decayó, hasta que en 2013 anunciaron su
separación.
“My Chemical Romance” realizan una fusión muy
interesante y rica de la ampulosidad, lirismo y orquestación de unos Queen
hipervitaminados y hardrockerizados, mezclados con el Modern Rock de unos
Simple Plan o Muse y el Punk-Pop o Power Pop de Offspring o Green Day, desde
una visceralidad exacerbada y un sentido del exceso dramático y las armonías
extraordinario.
Mezcla de melodías y ritmos, armonías instrumentales y de
coros, superposición de líneas melódicas, cambios de ritmos ligados a cambios
de género... Una riqueza musical y melódica de amplio espectro rockero. Un barroquismo
musical, un estilo gótico, incluso en su look, que está muy logrado. Un estilo
grandilocuente y barroco de épica orquestal y ampuloso aliento sinfónico.
Sus grandes melodías encuentran su éxito y razón de ser, su
misma esencia y triunfo, en el exceso orquestal. Un estilo muy teatral, de
Ópera Rock, muy acorde con la propuesta y concepto del disco.
“The Black Parade” es un disco conceptual, como lo eran los
anteriores, que narra la historia de un enfermo de cáncer llamado “El Paciente”, que reflexiona sobre su vida cuando ve aparecer a la muerte en un desfile. En
un principio, el cuadro barroco “La caída de los condenados” de Rubens iba
a ser la gran inspiración del álbum, pero el concepto infernal cambió para convertirse en una reflexión sobre la vida y la muerte.
Los Queen, Pink Floyd o unos Valentine en ese sinfonismo,
junto a sus reconocidas influencias MC5, Black Flag, Morrissey, Misfits o
Teenage Fanclub... Muchísimo más ricos que unos Simple Plan, que lideraron el
Modern Rock a principios de 2000, ligados más a unos Muse que a aquellos, son
algunas de las múltiples referencias que pueden venir a la cabeza al oírlos, en
una mezcolanza y amalgama que funciona bastante bien en su estilo.
Con “The Black Parade” alcanzaron la cima de su éxito, con
más de 3 millones de discos vendidos y el beneplácito de la crítica, aunque su
mayor accesibilidad les granjeó más detractores (pasa siempre con el éxito).
Incluso el cantante, Gerard Way, llegó a decir que quizá había cedido a las
masas con el álbum. Lo cierto es que supone la sublimación de un estilo.
Las variantes melódicas sobre la melodía principal son un
aspecto muy usado por el grupo. Hay mucha producción, clave para lograr esa
ampulosidad y relleno sonoro característico del grupo. Los finales con coros en
armonías o definiendo la melodía sin más son habituales.
La edición en Cd es soberbia, guardando perfecta coherencia
con el estilo del disco y su esencia,
que se mantuvo en los videoclips. Un blanco y negro tétrico y a la vez
festivo. Un vestuario en negro que se asemeja al de los Beatles en Sgt. Peppers
Lonely Hearts Club Band.
La recuperación de los temas, es decir, cuando la canción se
toma una pausa y va retomando la intensidad, es uno de esos detalles que
merecen mucho la pena en las composiciones del grupo.
Una gran obra de descarada creatividad y ejecución, donde
juventud, madurez y riqueza de influencias se dan la mano en perfecta comunión.
Un disco atrevido que no teme a su exceso, que se encuentra cómodo en él.
Gerard Way a las voces, Ray Toro en la guitarra principal, Frank
Lero en la guitarra rítmica, Mickey Way al bajo y Bob Bryar en la batería. Como
curiosidad, mencionar que Liza Minnelli es vocalista invitada en el tema
“Mama”.
-The End: A modo de introducción, este tema marca las
pautas de estilo del disco. Un sonido de máquina de hospital que toma las
constantes hace renacer a unas acústicas y una melodía que mezcla lo desnudo
con lo grandilocuente, cambios de ritmo, ampulosidad festiva y garra rockera
con coros barrocos. Una perfecta toma de contacto yendo de lo acústico a lo
eléctrico, de la solitaria voz a los coros, de la melodía desnuda a la orgía
sonora…
-Dead!: Y sin solución de continuidad pasamos a un
trepidante y vibrante tema rockero de ritmos desenfrenados y una guitarra
solista abriendo paso a la voz. Juegos de voces característicos y estribillo a
coro gozando de su festivo barroquismo dramático y lúdico a la vez. Modern Rock
de primera categoría, muy superior a lo que harían luego “Simple Plan” de un
modo más básico. Festivo es también el solo de guitarra, una particularidad que
no suele darse en el Modern, que nos presenta otro cambio melódico de barroco
jolgorio y armonías vocales con coros entremezclándose, una de las
características más llamativas y gustosas del grupo. Un gran final.
-This Is How I Disappear: Otro gran tema enérgico y lleno de
intensidad dramática. Menos lúdico que el anterior, más dramático, como digo, y
con todas las constantes de estilo del grupo. Siempre manteniendo ese sonido
Modern. La latente intensidad con una batería deseosa por estallar revienta en
unos trepidantes riffs guitarreros y una percusión histérica que te hará
saltar. Los ritmos se mantienen pero las guitarras rebajan su fuerza para ceder
protagonismo a la voz principal. Gran juego de los ritmos guitarreros.
Estribillo pletórico y largo con toda la ampulosidad sonora típica del grupo. Tras
el segundo estribillo pasamos por una estrofa suave de transición con final
chillón y desgarrado que desemboca en una magnífica estrofa en forma de
variante sobre la melodía principal, otro rasgo distintivo. En los estribillos
del clímax recuperamos los juegos y armonías de coros con melodías
superpuestas. Estupendo.
-The Sharpest Lives: Un tema muy melódico, aunque inundado de
la típica producción recargada del grupo. Impaciente inicio, latente. Percusión
acelerando ladinamente en una progresión incesante camino del estribillo
rockero de estupenda melodía. Juegos vocales en el reinicio de las estrofas, el
puente y la recaída en el estribillo. Solo agudo y psicodélico de guitarra
acompañado de coros y mucha producción. El estribillo se desboca hacia una
parte final trepidante con la voz principal dejándose llevar y definiendo la
melodía del tema en otra estupenda conclusión.
-Welcome To The Black Parade: El gran tema del disco y uno
de los grandes temas rockeros de la década de 2000, elogiado hasta la saciedad y
que está en lo más alto de las listas realizadas por las revistas más
conocidas. Una de las canciones con las que se recordará al grupo. Cambios de
ritmo, lirismo orquestal, acompañamiento recargado, superposición de coros y
armonías de todo tipo… Un piano suave inicia la preciosista y sensacional
melodía de este barroco, recargado y extraordinario tema que sublima el estilo
del grupo. Batería casi militar se añade. Una guitarra y el sintetizador. Todo
crece. La orquestación haciéndose cada vez más barroca hasta que la batería se
desfoga una vez definida la melodía y los coros se desgañitan. Majestuosa
introducción. Preludio para un brutal cambio de ritmo que de la solemnidad y el
lirismo nos lleva al Modern Rock. Ritmos acelerados y melodías lindantes con el
Punk-Pop y el Modern Rock que se sublima en un esplendoroso y glorioso
estribillo. Unos Queen punkerizados. Tras el paso por el segundo estribillo entramos
en una estrofa igualmente trepidante y alternativa, que descansa en la solemnidad
del principio y el solo de guitarra haciendo armonías. De nuevo en el
estribillo con los teclados por todo lo alto llegando a un final realmente
lírico y extraordinario repleto de armonías y coros entrelazados. Un
espectáculo.
-I Don’t Love You: Un tema más lento, entre el medio tiempo
y la balada poprockera. Acompañamiento melódico de guitarra y cadencia lenta de
ritmos. Estrofas sucediéndose y creciendo en fuerza hasta llegar al sentido
estribillo en el que no faltan sutiles coros. Gerard Way lo da todo, como de
costumbre, en su exagerada interpretación. Solo de guitarra tras el segundo
paso por el estribillo y parón con recuperación drástica del tema para
rematarlo con una desgarrada ejecución del estribillo. Una bonita canción, más
contenida que otras por su tono más tranquilo y sentimental, pero que conserva el
estilo característico del grupo.
-House Of Wolves: Un tema macarra y Punk, con sus dosis de
melodía gamberra en el estribillo y el desenfreno habitual con una entregada
ejecución. Así vamos pasando de estrofas a estribillo, que se alarga cada vez
más, enriquecido con armonías de guitarra punteando frenéticamente. Un trallazo
sin concesiones en tres minutos.
-Cancer: Bonita balada a piano, que desgrana su primera
parte sin más acompañamiento. Luego la percusión, los coros y el resto del
potencial melódico del grupo van incorporándose, elevando y haciendo crecer en
intensidad al tema, convirtiéndolo en una bella y corta Power Ballad. Emotiva
canción.
-Mama: Inicio vacilón y creciente, que estalla en otra bomba
dramática y melódica en el poderoso estribillo. Estrofas muy teatrales y
originales, que le dan un toque muy especial y a la vez coherente dentro del
conjunto al tema. Los estribillos son rupturas drásticas con el resto de las
estrofas, potentes y contundentes de ritmos pesados. Pasada la mitad del tema
todo cambia, las estrofas se hacen salvajes, los ritmos cambian, se hacen
pesados y psicodélicos para una transición realmente contundente. Variantes
melódicas en el último tercio de un tema alocado y cambiante, característico
del grupo, que escenifica el carácter dramático y teatral del mismo y su estilo,
vagando de la comedia al drama. Curioso y acertado.
-Sleep: A pesar de los chillidos enfáticos de Way, sí tiene
un deje nocturno esta canción que empieza con un suave piano y un sonido
radiofónico. Una oscura épica tiene su melodía. Ritmos entrecortados marcan el
cambio junto a las trepidantes guitarras. Primeras estrofas, puente con mayor
acompañamiento y otro estribillo bastante conseguido, donde esos ritmos
entrecortados sobresalen junto a unas poderosas guitarras. La calma llega tras
el segundo estribillo, sucedida de una excepcional recuperación que nos lleva
de nuevo al estribillo, sencillo y desgarrado. El final, con sonidos
distorsionados y gritos desaforados, es puro desgarro, entregados al
acompañamiento instrumental. Certero.
-Disenchanted: Una preciosa balada de Modern Rock, sentida y
desgarrada, con su sentimental espíritu juvenil predominando. Unas acústicas,
poco vistas en el disco, despiertan el tema para las primeras estrofas. El
arranque con toda la electricidad y la percusión, funciona realmente bien. Los coros enriqueciendo las estrofas junto a un lírico sintetizador para alcanzar el
magnífico y melódico estribillo. Poderosa melodía guitarrera de ritmos
contundentes y lirismo sentido. El juego de los coros en el puente es excelente.
Tras el segundo estribillo tenemos una estrofa alternativa con punteos
guitarreros y quejidos vocales limpios y melódicos. Sinfonismo orquestal y el
estribillo a todo tren para rubricar el tema con armonías guitarreras y épicas.
De forma circular nos despedimos con las acústicas. Precioso tema.
-Famous Last Words: Espectacular tema para concluir el
disco. Un estribillo descomunal y una contundencia sin fisuras. Intensidad
dramática y épica lírica con cambios de ritmo guitarreros y el barroquismo y
estilo gótico característico del grupo. Latente y agresivo inicio que desea
estallar. La cosa sube con la entrada de la percusión hasta el estallido
definitivo con los riffs de guitarra y toda la ampulosidad melódica del grupo
desgranando estrofas camino del portentoso estribillo, de los más brillantes e
hímnicos del disco. Un trallazo auténtico de puro Rock melódico. Tras pasar por
segunda vez por el sublime estribillo, una tormenta de decibelios cae sobre nosotros
con desenfrenados punteos y desgañitadas voces. Parón y estupenda recuperación
con armonías vocales y coros, marca compositiva de la casa. Estrofa de melodía
alternativa sobre la principal, muy lírica y brillante, y final épico y excelso
con armonías de coros y líneas melódicas y vocales. Un temazo perfecto.
Intensidad, dramatismo, talento compositivo y riqueza
musical en el que es el mejor disco de la banda. Si te gustan los referentes y
quieres escuchar algo realmente potente, personal, grandilocuente,
descaradamente ampuloso y vibrante,
rico, este álbum no te defraudará.
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