“En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia, no hubo
más que terror, guerras, matanzas… pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo Da
Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor
democracia y paz… ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco”.
El gran Graham Greene escribió esta novela cuando le encargaron el guión de la extraordinaria “El tercer Hombre” (1949), que dirigió
Carol Reed, ya que según decía era la mejor manera de planificar y definir dicho guión. Así lo hizo, y siempre mantuvo que el guión y la película eran mucho
mejores que la novela, que se publicó de todos modos, evidentemente. Estaba en
lo cierto el autor. Un pequeño ejemplo lo tenemos en la frase que pongo al
inicio, mítica, uno de los momentos más recordados de la película que no
encontrarán en la novela.
Valoro muchos tipos de prosa, casi todos en realidad, pero
tengo especial apego a aquella que además de atraparte te abriga, como en una
envoltura cálida. Tanto la película como la novela logran esto, y es que Graham
Greene era muy grande.
La novela tiene las mismas virtudes que el guión que
escribió poco después Greene, como es lógico, aunque no tiene esos legendarios
momentos que han hecho eterna la cinta que protagonizaron Orson Welles y Joseph
Cotten.
La inteligencia que desprende cada frase, la adictiva prosa
llena de ironía, esa mezcla de intriga, suspense y humor, en una atmósfera tan
absorbente como nostálgica, son algunas de las virtudes que se disfrutan en la
novela. Muchos de estos aspectos se conservan y subliman en el film, como sabrán quienes hayan disfrutado de la película.
Ese halo romántico y nostálgico vienés aparece
maravillosamente descrito, pero claro, palidece ante la mágica forma en la que
lo mostró Carol Reed, con esas persecuciones por calles derruidas, norias y
alcantarillado.
Sí se potencia el humor más hilarante en la novela, con
momentos muy divertidos como la surrealista reunión literaria. En cambio, en la
película prima el humor inteligente y la ironía, eliminando los demás devaneos
cómicos.
Hay un algo metalingüístico en esos añadidos humorísticos
con la literatura y las adaptaciones cinematográficas como protagonistas, y una
despiadada crítica a la pompa literaria, sus ínfulas y sus prepotencias que
resulta atractiva y se explota más en la novela.
Nuestro protagonista,
Rollo Martins, (Holly Martins en la película por petición de Cotten), es un
personaje atractivo y descarado, rudo y de principios sólidos, terrenal, mundano e
incluso frívolo, romántico y leal, íntegro, perfectamente desarrollado por
Greene con pasmosa naturalidad.
En la novela tenemos un narrador omnisciente que nos cuenta
la historia en tercera persona siendo ajeno a ella en la mayor parte del
relato, ya que es la voz del policía, Calloway, la que encamina y ayuda a Rollo
hacia la resolución del caso. Una narración que juega con esa tercera persona
que se convierte en primera cuando es menester. Por supuesto, esto se
sustituiría por una voz over en la película (Cotten en la versión americana,
Reed en la británica).
No tenemos en la novela el pequeño monólogo sobre el reloj
de cuco; tampoco el impacto de la presentación de Henry Lime, notable en la
novela, pero sublime en la película, hasta el punto de que la presentación de
Orson Welles es considerada como una de las mejores en la
historia del cine; ni la impecable persecución por Viena y sus alcantarillas,
mucho más elaborada y brillante en celuloide; ni el final, mucho más amargo y
mágico en el film con ese plano sostenido en un eterno paseo en el que
gotean caducas hojas otoñales lánguidamente, en lo que es la imagen perfecta de
la decepción, el crepúsculo, la nostalgia y la melancolía.
Y a pesar de ello uno se la lee sin darse de cuenta, queda
hipnotizado por sus palabras, incluso más que por su historia, porque a Greene no le hacía falta escribir su mejor obra para lograr todo eso…
“El tercer hombre” es una película, una historia para ser
contada en imágenes. Era el destino, y seguramente Greene lo sabía, aunque se
exigiese escribir primero el libro, porque una vez la has contemplado no cabe
duda, “El tercer hombre” es cine, es imagen y una adaptación que mejora con
creces la obra literaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario