La mirada a la familia por parte de Zemeckis es realmente
interesante y nada complaciente, aunque siempre amable y positiva. Es un punto
que bien podría ir en el apartado sobre Hitchcock que incluiré, pero merece
atención aparte.
-Lo primero que hará Zemeckis es mostrar las similitudes
entre Marty y su padre, George McFly (Crispin Glover).
El mismo Marty manifiesta que “ya habla como él”; el
director de su colegio le describirá como vago y mal estudiante, como era su
padre; y veremos a ambos hacer los mismos gestos (esa forma de atusarse el
pelo).
Al mismo tiempo, Zemeckis marca a la perfección las
diferencias entre padre e hijo. Teniendo cosas en común, Marty no es timorato
ni tímido, no es pusilánime como su padre. Lo primero que veremos de George es
cómo es ninguneado por el macarra de Biff Tannen (Thomas F. Wilson), el típico
matón de instituto que además es su superior. Marty es ambicioso, tiene afán de
protagonismo, es enérgico y activo, tiene ganas de gloria y fama, simbolizado en esa aspiración de ser estrella de Rock y tocar en público…
“Diría que ella nunca hacía esas cosas de joven”.
-Los McFly son una familia típica… y hastiada. Como resignada. La presentación de la familia es magnífica, sobre todo porque contradice la planificación y el estilo general y clásico tanto de la película como de Zemeckis, pero lo hace intencionadamente. Conoceremos a todos los miembros de la familia McFly en la cena de esa noche, pero se evita el plano general en casi toda la escena, apostando mayoritariamente por los planos escindidos y cortos. Una presentación curiosa: En un principio sólo veremos a George y Marty sentados a la mesa, los dos miembros de la familia que ya conocíamos, no se nos mostrará al hermano hasta que lo oigamos intervenir en la conversación en off, en un contraplano. Luego Zemeckis se fijará en la madre, aislada, cuando sale y habla desde la cocina, y, por último, pero ya en plano general con todos en el encuadre, descubriremos que también está presente la hermana, a la que veremos el rostro cuando el padre se eche hacia atrás…
-La descripción de la madre también es excelsa. Una
romántica empedernida que añora a aquella que fue en el pasado, en la juventud
que descubriremos. Decepcionada con la vida que tiene, pero resignada,
asumiendo lo que toca. Se insinúa que abusa del alcohol. Parece vivir más
cómoda en ese pasado, que luego contemplaremos, que en su presente. Marty
corregirá eso con su aventura.
Las interpelaciones de Lorraine a George, su marido, son
ignoradas en la mayor parte de las ocasiones por éste, más pendiente de la
televisión y de sus miedos y complejos pasados. El romanticismo de ella será
roto por la estulticia de él, riéndose a mandíbula batiente del programa de la
televisión, ignorándola. George era un pervertidillo que espiaba a una chica,
quizá Lorraine, mientras se cambiaba. El gran giro vendrá cuando Marty ocupe
por accidente el lugar de su padre en el atropello, cambiando aquel destino.
Es posible que Marty pervirtiera un tanto a Lorraine en su
viaje al pasado, pero a ella se la ve predispuesta y mucho más lanzada que a
él, como es lógico. Vamos, que le iba la marcha, como correspondía a su edad.
Lorraine Baines (Lea Thompson) simboliza el periplo
americano que observa Zemeckis. En ella se personifica esa América que ha ido
sumergiéndose en un hipócrita puritanismo desde la ingenua inocencia. Se nos
presenta Lorraine como una puritana mojigata que no era así en absoluto en su
juventud. De reaccionaria la veremos convertirse en una chica divertida y
vivaracha en su época de estudiante. En su cambio de opinión con respecto a
Jennifer, la novia de Marty, está el punto culminante de esta idea.
“No me gusta, Marty. Cualquier chica que llama a un chico
busca complicaciones”.
En 1985 se escandaliza de que una chica busque a un chico,
pero en 1955 pedirá a Marty que vaya con ella al baile…
En cambio, en el 1985 alternativo dirá: “¡Oh, cómo me gusta,
Marty! Es tan simpática. ¿No es esta la noche de la gran cita?” Y justo cuando
le han dicho que Jennifer acaba de llamar.
-Cuando Marty sustituya a su padre comenzará una desesperada
carrera por intentar que George logre el amor de su madre, Lorraine, que se ha
fijado en él, su propio hijo, por estar en la misma situación en la que se
encontró su padre en su día. Esta circunstancia es vital y uno de los grandes
hallazgos de guión, de los más inteligentes, porque se expone el conformismo de
la época, donde sus padres se casaron dejándose llevar, porque a ella le dio
pena y a él se le abrieron los cielos, ya que siendo un friki marginado y
voyeur una chica guapa se le cruzó en su destino.
Lo que ocurre a continuación relata la historia de un enamoramiento,
de una verdadera conquista, una lucha, donde veremos a George, que era ajeno a
romanticismos en 1985, comportándose como un galán, a su manera, y mostrándose
lo más romántico posible, aspecto que encaja a la perfección con la
sensibilidad de Lorraine, como vimos también en 1985, lo que afianzará esa
unión con mucha más fuerza, con autenticidad, porque manifiesta el amor
verdadero y romántico, ahora de ambos.
Sus padres se casaron sin conocerse, sin una pasión
verdaderamente fundada, por convencionalismo. Esto queda brillantemente
expuesto en el diálogo entre Doc y Marty en el instituto, mientras planean cómo
hacer que sus padres se conozcan. Doc apelará al conocimiento de sus padres que
debe tener Marty, sus cosas en común, pero él no sabe que responder.
-Doc: Pero son tus padres, debes conocerles… Qué cosas
tienen en común, qué les gusta hacer juntos…
-Marty: Nada…
De manera divertida y en apariencia poco trascendente se
hacen reflexiones de verdadero calado, bajo la frivolidad y la diversión existe
una soterrada hondura reflexiva francamente reseñable. Nos dice Zemeckis que
pasamos por la vida sin mirar a los que nos rodean, sin conocer a los nuestros,
especialmente los hijos. Marty tendrá que empezar a conocer a su padre para
lograr que se una con su madre, empezar a conocer a los dos para encontrar sus
puntos en común, y se sorprenderá de lo mucho que ignoraba de ambos.
Marty descubrirá que George es un chico sensible, creativo,
al que le gusta escribir historias de ciencia ficción, pero tremendamente
inseguro y solitario.
“Oh no, no, no, no. Nunca… nunca dejo que nadie lea mis
historias”. “¿Y si no les gustan? ¿Y si me dicen que no son buenas? Creo que es
algo difícil que lo entiendas…”. Las mismas frases que oímos a Marty acerca de
su maqueta, Así que sí, lo entiende.
“No puedo ir al baile, me perderé mi programa de televisión
favorito. Teatro de ciencia ficción”.
Un viaje de madurez. Conocer a sus padres ayudará a Marty a
conocerse mejor a sí mismo. La timidez de su padre desesperará a Marty, que
dejará más perlas memorables en forma de diálogo.
“George, es un milagro que yo haya nacido”. “Tú no vas a
buscar pelea, papá… pa pa papagallo…”
Es muy divertida la reacción de George ante ese sobrevenido
acosador, su hijo/amigo, que insiste en que se cite con una chica,
persiguiéndole por todos lados.
“Mira, no estoy preparado para llevar a Lorraine a ese
baile, y ni tú ni nadie más en este planeta me hará cambiar de parecer”.
George es desastrado, nervioso, destartalado, incluso en muchos de sus looks, una especie de Woody Allen (comparte doblador, Miguel Ángel Valdivieso). Muchísima gente se identificaría con el joven George, el marginado y solitario de instituto, el poco popular muchacho al que se ignora o sirve de burlas. Su avergonzado tormento interior, su sufrimiento, su sensibilidad oculta, su carácter retraído, su desconocido interior, su titubeante romanticismo estimulado con un batido de chocolate… La escena de la petición para ir al baile de George a Lorraine es importante, porque es el primer contacto verdadero de la pareja, necesario para hacer factible y creíble la posterior relación. Es en apariencia intrascendente y poco elaborado dramáticamente, pero ese esfuerzo romántico, desconocido en el personaje en 1985, es un matiz que se añade a la personalidad de George y que contará finalmente para Lorraine, soterrada clave en el engranaje del film.
Es importante además, porque acto seguido Marty eclipsará
esta esforzada acción y avance en la pareja dando una espectacular lección a
Biff con su monopatín, para deleite nuestro y, sobre todo, de Lorraine.
-La sustitución de Marty por su padre no es sólo con el
accidente. Su relación en 1955 se invierte, siendo el rol de Marty el de guía y
padre y el de George el de alumno e hijo… En esa sensación se justifica su
apego por Doc, también.
Marty será el paternal guía de su padre, su consejero, su
mentor, mientras que George aparece completamente infantil, desorientado,
perdido, necesitado de ese impulso que su hijo le dará. Marty incluso se
convertirá en su Cyrano, dictando las notas que George deberá recitar a su
amada Lorraine.
Marty a George: ¿Sabes? Si te lo propones, puedes
conseguirlo todo.
“¡Sí claro, maldita sea, George, suelta tacos!”
Marty, proveniente de la puritana América de los 80, termina
convertido no sólo en padre de su padre, sino también de su madre. En el baile tendrá un curso intensivo de aprendizaje acerca de su madre,
descubriéndola también.
-Marty: ¿Te importa si… paramos… un rato?
-Lorraine: ¡Buena idea! ¡Me encanta parar un rato!
“Marty, tengo casi 18 años, no es la primera vez que estoy
parada en un coche”. “¡Marty, no seas tan anticuado! Todo el mundo que tenga
clase, bebe”.
-Marty: ¡También fumas!
-Lorraine: Marty, empiezas a recordarme a mi madre.
Es hilarante el comentario de Doc al ver a George en el
instituto: “Tal vez te adoptaron”. O este otro: “Es el síndrome de la
compasión. En los hospitales las enfermeras acaban enamorándose de sus pacientes”.
-La cena en casa de sus abuelos, con todos esos
rejuvenecidos familiares, incide en esa reflexión sobre la familia y el legado
que también es “Regreso al futuro”. Allí Marty observa sus rutinas, su
juventud, sus diferencias y sus similitudes, se sumerge en el pasado de su
familia para entenderla y entenderse mucho mejor.
-Una de las reflexiones más interesantes la tenemos en la
irónica descripción de esos vínculos invisibles que nos unen a nuestros
familiares, el afecto. Vínculos que nos llevan a valorar lo mismo de forma
distinta según proceda o no de la familia. El abuelo despreciará a su nieto
porque no sabe que es él, de haberlo sabido su opinión sería distinta, es
distinta, porque desde luego Lorraine tuvo a Marty y… no la desheredó.
Magistral.
“Es un idiota, y con mala educación. Es probable que sus
padres sean idiotas también. Lorraine, si algún día tienes un hijo así, te
desheredo”.
Marty acaba madurando tanto o más que sus padres, asumiendo
y entendiendo la dificultad de la paternidad y su función educadora y como
guía. Un gran punto en la despedida de sus jóvenes padres, un logro conseguido
gracias a esa faceta que tuvo que sacar, guiándolos y conociéndolos más a
fondo.
Impagable la ruborizada mirada y sonrisa de ambos pipiolos
cuando Marty les habla de un futuro con hijos antes de irse.
Por supuesto, George se quedará con los consejos que le dio
ese desconocido y Lorraine se quedará con el nombre para bautizar así a uno de
sus hijos. También inspira su propio nombre…
“Marty… Es un bonito nombre”.
Dos problemas o defectos. Es más que evidente que George y
Lorraine deberían recordar a Marty en el futuro, es más, George promete no
olvidar jamás los consejos que su hijo le dio, cosa que cumple, como
comprobamos en el futuro. Y más siendo causa directa de que George y Lorraine
estén juntos. Por tanto, y más teniendo en cuenta que Lorraine es una romántica
que recuerda cada instante de aquella noche y aquella época, que recuerda a la
perfección la versión anterior, deberían reconocer en su hijo a aquel
misterioso desconocido que los unió cuando crezca. O al menos apreciar cierto
parecido. No es muy creíble que no sea así.
El otro punto cuestionable sería el del nombre. Si Marty fuera
el mayor no hay problema, pero no siendo así es dudoso que a él le
correspondiera el nombre de Marty…
Podríamos añadir que hay algo de complacencia en la ausencia
de venganza en el rencoroso y asilvestrado Biff en el final de la película, en
el baile.
El maquillaje para retocar los rostros se limita al
presente, 1985, porque es donde menos tiempo pasamos en la narración. Esto
permite contar con actores jóvenes en casi todos los papeles importantes.
Guión de anticipación… Los cebos y ecos.
En las escuelas de cine se estudia el guión de “Regreso al
futuro”. No es para menos. Un ejemplo paradigmático de guión de anticipación
escrito por Bob Gale y el propio Robert Zemeckis. Todo lo que ocurre en la fase
de planteamiento sirve de cebo y base narrativa a todo lo que ocurrirá después,
remitiéndonos constantemente al pasado en un diálogo ingenioso e inteligente
perfectamente hilvanado e integrado con la concepción y temática del film. Todo lo que
ocurra en el pasado, cuando viajemos a él, tendrá una incidencia directa en ese
presente que vemos al inicio de la película, transformándolo, del mismo modo
que todo lo que se mencione en este inicio que transcurre en 1985 tendrá su eco
posterior en 1955. El diálogo pasado-futuro en un guión perfectamente elaborado
y trenzado. Perfectamente trenzado, porque veremos como el futuro influye en el
pasado y viceversa. Guiños continuos, constantes.
-La primera escena, que es una obra de arte en sí misma, ya
comienza este juego de anticipaciones. Un reloj con un muñeco de Harold Lloyd
como homenaje a “El hombre mosca” (Fred C. Newmeyer y Sam Taylor, 1923) sirve de cebo y guiño al que será el clímax
de la película; la presencia del plutonio cobrará sentido después, cuando
sepamos que es ingrediente indispensable para realizar los viajes en el tiempo;
una guitarra rockera; la videocámara que se usará posteriormente; una radio que
nos dice el año en el que estamos… Todo en la primera escena.
Unos nacionalistas libios buscarán su plutonio, robado por
Doc, lo que obligará a Marty a viajar en el tiempo huyendo de ellos…
-Habrá un cebo y un eco divertidos a cuenta del plutonio. Marty
dirá en 1985 a Doc: “Doc, no se puede entrar en una tienda y comprar plutonio”.
Por su parte, en 1955, Doc le dirá a Marty: “¡Seguro que en 1985 se puede
comprar plutonio en la farmacia de la esquina, pero en 1955 es un poco
difícil!”.
-La escena de transición que sigue a la inicial, al ritmo de
“The Power Of Love”, siguiendo a Marty en monopatín por las calles de Hill
Valley, deja otro buen número de cebos que luego cobrarán sentido: Pósters de
Goldie Wilson (Donald Fullilove), el alcalde, al que veremos de camarero en una
cafetería con sus crecientes ínfulas políticas, que tendrá en el comentario de
Marty el impulso definitivo para emprender esa carrera política…
-Conoceremos a Strickland (James Tolkan), el director del
instituto, un obsesivo perro de presa que se dedica a limar la moral de todo
estudiante. Él describirá a Marty y lo comparará con su padre, al que califica
de vago y mal estudiante. Desaconsejará, además, su relación con Doc, pero el
momento culminante será cuando Marty diga: “Sí, pero la historia va a cambiar”,
en otro guiño en forma de cebo.
Al mismo tiempo conoceremos a Jennifer Parker (Claudia Wells), la novia de Marty, que nos servirá de enlace para otros cebos, por ejemplo sirviendo de apoyo a su novio en sus ansias por convertirse en estrella de Rock y con un objeto que será importante en el futuro, como es la octavilla donde se pide el mantenimiento de la torre del reloj, donde ella pondrá el número de teléfono de su abuela. En esta escena, Marty ve el 4x4 (Toyota, como los que destacaban en la radio al inicio) de sus sueños que al final veremos en su garaje, y la señora que reparte octavillas comentará de pasada que hacen una recolecta para salvar el reloj de la torre, al que le cayó un rayo hace 30 años… motivo por el cual la octavilla será importante en el plan de regresar a 1985, ya que marca el día y la hora concretas del suceso.
También se comentará el puritanismo de la madre de Marty,
que pronto se verá contradicho.
-El rechazo a su banda, “The Pinheads”, para el concurso es
otro cebo. Allí tocan también, sólo una parte instrumental, “The Power Of Love”,
ante un jurado presidido, precisamente, por el propio Huey Lewis, el cantante
de la banda que nos deleita con ese tema. El mismo Huey los rechazará porque son
“demasiado ruidosos” en una fantástica broma. Esta frustración es otro cebo, ya
que se compensará cuando Marty pueda ejecutar “Johnny B. Goode” en público en
1955, en el baile de “El encantamiento bajo el mar”, el baile en el que se
conocieron sus padres.
“¿Algo con mucha marcha?” Con esa frase cumplirá Marty su
sueño en 1955.
Un jurado muy soso y anticuado con una broma irónica en el
citado cameo. Eso sí, impagables los cardados de pelo en el resto de grupos
participantes.
-La historia de la madre sobre cómo se conocieron ella y
George es otro cebo. “Además, si el abuelo no lo hubiera atropellado ninguno de
vosotros hubierais nacido”. “Sí, pero sigo sin entender lo que hacía papá en
medio de la calle”. "¿Qué hacías, George, observar a los pájaros?” Nosotros
asistiremos a ese momento, lo que me resulta profundamente fascinante y
misterioso, y descubriremos la verdad.
Lo que George hacía era espiar a una chica mientras se
desnudaba. O sea, un voyeur. La cara de George cuando Lorraine le pregunta por
lo que hacía aquel día cuando fue atropellado es un hilarante poema.
También hablará de la terrible tormenta de esa noche, a la
que asistiremos, por supuesto. Se cita también “El Baile del Encantamiento Bajo
el Mar”, que es donde George besó a Lorraine por primera vez.
-El casete con sus temas que reivindica Jennifer tendrá un
eco posterior cuando Marty utilice otro casete de Van Halen para aterrar a su
padre en el pasado.
-En la televisión pondrán un programa que en 1985 es
considerado un clásico, pero cuando lo veamos en 1955 será de estreno. El juego
con la televisión y el cambio social que produjo es interesante. Es un programa
de Jackie Gleason, “The Honeymooners”. Es cierto que es mucha coincidencia que
se repita el mismo programa 30 años después, el mismo día para Marty, por muy clásico
que fuera. El de 1985 sería una reposición en plan homenaje…
-Uno de los cebos más evidentes es el del reloj, que lleva
30 años roto debido a que le cayó un rayo, como presenciaremos en su momento.
Lo irónico de la primera mención es que Marty donará 25 centavos para que se
conserve así, roto.
-Los abusos de Biff a George McFly también funcionan como
cebo. En su primera escena juntos, en 1985, veremos como Biff (Thomas F.
Wilson) humilla a George (Crispin Glover), del que es superior, ninguneándole, destrozándole
el coche y encima exigiéndole responsabilidades, incluidas laborales, que no le
corresponden. Ahí se describe a otros dos personajes en una simple escena, el
pusilánime padre y el chulo y abusón Biff, y cómo está la situación con
respecto a ellos. El eco lo tendremos en 1955, ya que esa situación que
presenciamos es un objetivo a cambiar.
-Se hablará de que el “tío Joey” está entre rejas,
encarcelado. Cuando Marty viaje al pasado verá al tío Joey de bebé entre las
rejas… de una cuna. En ese momento, Marty nos recodará el cebo diciendo: “Con
que tú eres mi tío Joey, ¿eh? Será mejor que te acostumbres a estos barrotes”.
Este detalle está única y exclusivamente para incidir en este juego de ecos y
cebos, el diálogo entre presente, pasado y futuro. ¡Los diálogos referidos a
Joey no tienen precio!
“Sí, a Joey le encanta estar en su parque. Llora siempre que
lo sacamos, así que lo dejamos ahí todo el día”. Ahí se gestó su afición
carcelaria…
-Doc le pedirá a Marty que recoja su videocámara antes de
reunirse con él, videocámara que, efectivamente, vimos en su casa, en la cama,
y que tendrá protagonismo en la trama. El Doc de 1955 lo llamará “un estudio de
televisión portátil”.
-El lugar donde Doc prueba la máquina del tiempo, el
Delorean, es el centro comercial Twin Pines. Doc recordará el pasado del lugar,
con pastos hasta donde alcanzaba la vista, un terreno propiedad del “viejo
Peabody”, que “tenía la estúpida idea de plantar pinos”. Cuando Marty viaje al
pasado se llevará por delante uno de los pinos, con lo que al regresar a su
época, el centro comercial habrá pasado a llamarse “Lone Pine”. De los pinos
gemelos al pino solitario. Una película repleta de detalles de este tipo.
¡No me podéis negar que es genial!
-La muerte de Doc es una genialidad de detalle que acentúa
la increíble sensación de imprevisibilidad que tiene esta obra maestra. No te
esperas semejante cosa.
-Los descubrimientos en forma de eco en el futuro serán
resaltados con un efecto de sonido, similar al polvo de estrellas. Empezamos
con un ejemplo nada más llegar al pasado: Me fascina que el cine permita viajar
en el tiempo, recrear épocas pasadas y mostrar la nada donde ahora hay sitios y
lugares emblemáticos que pensamos que siempre han estado ahí. Aquí la nada es
un anuncio de una agencia inmobiliaria, Lyon, donde irá la futura casa de los
McFly. Detrás del cartel esconderá el Delorean.
Cuando ocurre esto con edificios emblemáticos me pone los
pelos de punta. En esta película no sucede, pero sí en otras, donde vemos la
Casa Blanca a medio hacer, por poner un ejemplo.
-Nada más llegar a 1955 entramos en la plaza de Hill Valley
y comprobamos los cambios, la mayor vivacidad e ingenuidad, la decoración de
los 50, el mayor mimo y cuidado por las cosas, la mayor limpieza. Aquí
comprobaremos que el reloj de la torre una vez funcionó perfectamente al oírle
sonar en un contrapicado con Marty en primer plano…
Observen el mimo con el que atienden al coche en la
gasolinera Texaco en 1955. Observen los toldos agujereados en 1985… Lo que no
parece cambiar son los mensajes de los políticos (las furgonetas de
propaganda), aunque en 1985 uno será negro.
Un delator periódico nos dirá la fecha concreta, que se
corresponde, efectivamente, con la que marcaba el coche. 5 de noviembre de
1955.
-Biff humillando a George también en 1955, exactamente igual
a como lo hacía en 1985, con los mismos gestos (el toc toc golpeándole la
cabeza), pidiéndole los deberes donde antes le vimos pedir unos informes.
Incluso dirá las mismas frases: “...y tú no querrías eso, ¿verdad?”
Biff, el clásico aprovechado, el clásico matón de instituto.
-Una vez Marty sustituye a su padre en el accidente, los
ecos se multiplican. Asistimos al relatado accidente y a una historia de
atracción donde Marty está usurpando involuntariamente el papel de su padre.
-Donaciones. Unas señoras pedirán dinero para mantener el
reloj de la torre en 1985. Doc intentará adivinar los pensamientos de Marty
observando su look en vez de por la utilidad de la máquina que ha inventado,
pensando que quiere una donación para los jóvenes guardacostas… El inolvidable plumas
sin mangas de Marty, que tanto desconcierta en 1955.
“Doc, soy del futuro, he venido aquí en una máquina del
tiempo que tú inventaste. Ahora necesito tu ayuda para regresar al año 1985”.
-La tirita que vemos en la cabeza de Doc en 1955 nos remite
al accidente que nos contó en 1985, cuando le vino la inspiración para inventar
la máquina del tiempo mientras colocaba un reloj en su baño y se golpeó. Marty
contará la historia del chichón que oímos a Doc relatar en 1985, lo que
convencerá al Doc de 1955.
Luego Doc mostrará su dibujo del “Condensador de Fluzo”, que Marty le enseñará físicamente en
el coche. Es una idea fascinante y un impacto sensacional el ver tu descubrimiento
recién pensado plasmado y creado al instante ante tus ojos y ser tú mismo, sin
saberlo, quien lo ha logrado… Es uno más de esos infinitos detalles e ideas
profundas, sutiles e ingeniosas que hacen tan grande y eterna esta obra
maestra. Esta escena será bajo la niebla, lo que dota al momento de un halo
mágico.
-Marty: ¡Ya lo creo que funciona!
-Los cuadros de científicos que vimos en la primera escena
volverán a aparecer en la casa de Doc en 1955.
-He explicado que el guión de “Regreso al futuro” es el
paradigma perfecto del “guión de anticipación”. Hay un ejemplo sublime de
anticipación que se regodea en su genialidad. Marty saca la octavilla sobre el
reloj estropeado por el rayo para mostrar el “I love you” con el número que
Jennifer escribió en la parte trasera de la misma, acto seguido Doc menciona
que el rayo es lo único que podría generar esa energía necesaria para hacer
funcionar la máquina… Magistral.
Un rayo que se sabe dónde y cuándo caerá. Perfecto. A las
22.04 del sábado.
“El sábado por la noche te enviaremos de regreso al futuro”.
El mismo gesto de Doc al decir esta frase que cuando envió a su perro Einstein
de expedición.
-El instituto en 1985 estará bochornosamente sucio y lleno
de grafitis, algo que no sucede en 1955, donde aparece casi impoluto. El que no
cambiará será Strickland (James Tolkan).
“¡Guau! ¡Cómo han limpiado todo! ¡Está como nuevo!” “¡Es
Strickland! ¿Pero es que nunca ha tenido pelo?”
-Cuando Doc se entera de que George le ha hecho frente a
Biff y lo ha tumbado de un golpe, insinúa con sus gestos los posibles cambios que
eso provocará en el futuro, imprevisibles. Esto se confirmará cuando regresemos
a 1985 y asistamos a un radical cambio de comportamientos y relaciones,
especialmente entre George y Biff.
-Hay un detalle que me encanta y me parece maestro. Aunque
Doc rompe la carta que Marty le escribió avisándole de su muerte en 1985, vemos
fugazmente como se vuelve a meter los trozos en el bolsillo, lo que explica que
finalmente decidiera recomponerlos y así tomar precauciones, como volveremos a
ver en 1985.
Estos continuos juegos de espejos, estos cebos y estos ecos,
podrían sugerir anteriores viajes al pasado. Por ejemplo en el tema del alcalde
Goldie Wilson, ya que vemos que Marty le inspira la idea, pero al inicio en
1985 comprobamos que, efectivamente, es alcalde, sin la intervención,
supuestamente, de Marty. Lo mismo con Chuck Berry. Se sugiere que el sonido de
Berry lo inspiraría Marty con su actuación en el baile, pero Marty lo conoce
por haber sido creado por Chuck sin su intervención. Influencias inocentes,
vacuas o poco reseñables, pero existentes. Las ricas paradojas temporales.
Completísimo!!! Me entusiasma!!! Bravo Sambo!!!
ResponderEliminarBss
Gracias, Reina! Este tenía tela. Jajaja
EliminarMuy buenas las dos primeras partes del análisis MrSambo, como siempre, estoy ansioso por leer la que le dediques a Zemeckis, uno de mis directores de cabecera.
ResponderEliminarMuchas gracias, Eddie! Pues hay varias desentrañándole. Mañana una primera donde le compra con Hitchcock! Jajaja
EliminarSiempre me han gustado esas expresiones de Doc, con la mirada perdida ,reflexionando sobre la paradoja temporal de cada momento.Es como si parase la película por un instante para pensar contigo.
ResponderEliminarEstá fantástico. personaje eterno.
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