miércoles, 28 de septiembre de 2016

Crítica ADMIRADORA SECRETA (1985)

DAVID GREENWALT










Esta comedia romántica ochentera y juvenil sería uno de esos placeres culpables que todos tenemos. O quizá no, porque en realidad yo la reivindico con orgullo, porque es una de las comedias juveniles ochenteras que más me gusta… Desde luego no es la típica película de la que un cinéfilo presuma, pero todo tiene su momento y su punto, y su nivel dentro de su género.

Admiradora secreta” tiene aspectos que no contienen las películas de su estilo en la actualidad, ni siquiera en aquella época. Un punto de autenticidad y transgresión en su retrato del mundo juvenil que logra que muchos la recordemos especialmente.

Y eso me pasó a mí, recordaba haberla visto, recordaba que me había gustado, pero como la vi de pequeño no recordaba su título, perdido en el olvido y entre otras muchas comedias del estilo, pero la fortuna me sonrió e internet hizo el resto... La encontré, la volví a ver y me volvió a gustar… Años después me veo ante la hoja en blanco acometiendo un análisis que tenía que llegar.


La cosa fue que siempre recordaba dos escenas como mínimo: al bueno de C. Thomas Howell corriendo desesperadamente tras un coche para decirle a Toni que la quiere, y el polvo frustrado y torpe en el cumpleaños del propio Michael en una escena que me resultó atrevida y realista en su tiempo.



Y es que no recuerdo una comedia juvenil que supere o tan siquiera iguale a esta. En su descaro encuentra el punto justo de transgresión, tocando temas como el sexo, las relaciones, las infidelidades… de una manera plena de naturalidad, frescura, atrevimiento e ingenio, llena de momentos francamente divertidos sin necesidad de resultar estrafalario gracias a acertados enredos a los que se les saca un gran partido.

Una comedia que presenta situaciones realistas, en las que cualquier adolescente puede identificarse, desmitificando las relaciones sexuales y el puritanismo reinante en los 80 en los Estados Unidos, aunque finalmente, siendo fiel a las convenciones del género, apueste por el final didáctico y feliz, que en absoluto es un lastre en este caso ni en este título. Seguramente es mi favorita de aquellas, al menos de lo que recuerdo y por las sensaciones que tengo. Debo reivindicar también la aceptable “No puedes comprar mi amor” (Steve Rash, 1987). Hay otras como “La chica de rosa” (Howard Deutch, 1986), “Dieciséis velas” (John Hughes, 1986)… No incluyo “El club de los cinco” (John Hughes, 1985) porque la considero otro rollo, con más drama, más madura.




Uno estaba acostumbrado a comedias mucho más moderadas, que trataban con una excesiva sutileza, o donde se evitaban directamente, temas como el sexo o las infidelidades, presentando a los adolescentes asexuados o artificiosamente románticos. No, esto tampoco es “Porky’s” (Bob Clark, 1982), ni apuesta por desfases estrafalarios donde todo orbita alrededor del sexo, es una mirada mucho más amplia. Dentro de las convenciones de la comedia romántica juvenil resulta muy auténtica.



Todo ello no evita la candidez y cierta ingenuidad, pero esta variación de “Cyrano de Bergerac” triunfa donde fracasan la gran mayoría gracias a su desparpajo desprejuiciado y perfectamente medido, su agilidad, sus enredos imaginativos y unos personajes que desde sus definidos clichés logran humanizarse y que te identifiques con ellos.

No es raro, teniendo esto en cuenta, que todo aquel que ha visto la película, diga que el personaje de Toni (Lori Loughlin) es esa amiga que todos querríamos tener. Es imposible no quererla y enamorarte de ella. Además es fan de “Casablanca” (Michael Curtiz, 1942)...


El retrato de la vida de instituto, de la importancia de la popularidad y la ceguera que procura, de la desviación que propicia dicha popularidad y éxito, de la superficialidad que subyace en ello, de la inmadurez en las decisiones, de la apariencia por encima de los sentimientos… está realmente conseguido. Las pandillas, la importancia de los coches y la edad, las fiestas de instituto, la pérdida de la virginidad antes de la universidad…



Además es una excelente reflexión sobre la amistad sincera, capaz de anteponerse al amor por ese amor al otro precisamente, de la lealtad y la fidelidad, algo que personifica en su máximo esplendor el ya reseñado personaje de Toni.


La soledad, que se puede llegar a sentir de manera especialmente aguda en el instituto, también está bien retratada, aunque más desde un punto de vista romántico. Ese plano de Toni en soledad en el parque donde se reúnen las parejas, donde Michael llevará a Deborah, es tremendamente cruel.


Uno ve las cintas juveniles que triunfan ahora, llenas de heroínas “salvamundos” o héroes “matazombies”, de comedias insulsas de “radiofórmula”, y cae rendido ante pequeñas joyas despreciadas como esta que, si bien no ofrecieron, ni lo pretendían, revolucionarias propuestas, cumplían a la perfección con su propósito y objetivo, resultando francamente notables en su ejecución.

Los diálogos son ágiles y a menudo acertados. La dirección también es sumamente ágil y no se complica la vida, con un más que aceptable uso del plano general incluyendo a varios personajes en cuadro, y prescindiendo del montaje salvo necesidad en las conversaciones o lógicas circunstancias de puesta en escena y punto de vista.



-Roger (Casey Siemaszko): ¡Mierda! ¡Le está tocando el culo!

-Michael: ¡Esa mano debía ser mía!





El juego con esas románticas cartas sin firma que la romántica Toni escribe para su íntimo amigo Michael (C. Thomas Howell) sin que éste lo sepa es una auténtica gozada, especialmente si te metes en él y adaptas a las vivencias y recuerdos de aquellos tiempos y en aquellas edades.



Los amigos leerán la carta destinada a Michael, Michael creerá que la carta la escribió Deborah; la carta terminará en manos de la madre de Michael, interpretada por la eterna Dee Wallace, la madre de Elliott en “E. T. El Extraterrestre” (Steven Spielberg, 1982), en la que también coincidió con Howell, que creerá que su marido tiene una amante tras leerla… Habrá digresiones muy divertidas gracias a esas cartas, como la intervención del hermano de Michael, Jeff, interpretado por otro clásico de los 80 en las películas adolescentes y juveniles, Corey Haim. Imposible que no hayáis visto un buen números de sus entretenidas películas en esa década.






El padre de Michael, George, (Cliff De Young), también leerá la carta y creerá que se la ha entregado Elizabeth (Leigh Taylor-Young), la madre de Deborah (Kelly Preston).


El padre de Deborah, Lou (Fred Ward), leerá la segunda carta escrita por Toni, creyendo que se la han escrito a su mujer. Acto seguido la leerá su esposa, creyendo que la escribió George, el padre de Michael… Así se lían los dos matrimonios confundidos. Por supuesto, la sangre no llegará al río, y todo se aclarará para que haya paz. Los diálogos equívocos para complicar las relaciones, tan ingenuos y artificiales como divertidos.



Toni llegará a reescribir la desastrosa carta que Michael dedica a Deborah haciéndole un favor, convertida en una Cyrana adolescente de abnegada entrega hacia su amigo. En ella lo de “en el amor y en la guerra todo vale” no tiene cabida. Un bello momento, escribiendo una carta inspirándose en su amor, del que tiene una foto enfrente, que condena su relación con él… Luego descubriremos que Michael tiene una foto de ella.





Cartas de amor no correspondido, la necesaria expresión de esos ocultos sentimientos en una época donde no existían los whatsapps ni las redes sociales, fugaz y efímero alivio que son pequeñas tiritas para la soledad, la angustia y el desamor. Hay algo de trampa en la primera entrega de carta, ya que vemos a una chica introducirla en una taquilla, que es Toni, mientras al poco tiempo aparece Michael, la saca de la taquilla y, tras darse una veloz carrera por todo el campus, aterriza en la otra punta, justo cuando salen Deborah y… Toni.



Toda la consciencia y profundidad que vemos en Toni se convierte en cegada frivolidad y superficialidad en Michael, su íntimo amigo y del que está enamorada, interpretado por un atlético C. Thomas Howell, que se pasa buena parte de la película saltando, corriendo y brincando descamisado. Las cuidadas cartas que ella mete en secreto en su taquilla son ignoradas por él en su desorden y despreocupación, sin maldad alguna, completamente despistado y con las miras puestas en las exuberantes formas de la maciza Kelly Preston, que aquí interpreta a Deborah Anne Fimple, obnubilado por la chica popular, la apariencia y la popularidad de instituto.


Cierto es que Michael se muestra en todo momento absolutamente respetuoso con su amiga Toni, de la que nunca busca aprovecharse en otros terrenos, respetando su amistad, aunque comportándose con crueldad, unas veces involuntariamente y otras producto de su obsesiva ceguera. Toni es irónica y bromea sobre su relación con Michael, que la ve como una amiga pura, por lo que nunca se plantearía salir con ella.

Michael comprenderá sus propios sentimientos ante la pérdida y tras caer en la tentación. Desde el guión se avanza que Toni se marchará a estudiar a otro lado, alejándose de él. Será cuando ella se vaya cuando el chico reaccione y cobre conciencia de todo… como tantas veces. Esta retratada con sencillez y eficacia la diferencia entre las relaciones que Michael mantiene con las dos chicas. Con Deborah sólo hablará de frivolidades cuando empiece a salir con ella, de compras y ropa y donde no podrá meter apenas baza, ella se siente el centro de la relación; con Toni, en cambio, hablan de sentimientos y de aspectos más profundos, donde todo rezuma confianza.




Cuando hablen de “Doctor Zhivago” (David Lean, 1965), él querrá destacar una escena romántica (antes había hablado de otras cintas u obras románticas como “Tierna es la noche” o “Tal como éramos”), pero Deborah se centrará en los vestidos de Julie Christie, en otro simpático diálogo.



Así lo vemos en la primera escena, cuando este ligón se hace el encontradizo con las dos amigas, que también son íntimas (más o menos), para sólo mirar a la rubia, que parece ignorarle. Bromas sobre homosexuales y la masculinidad suman al asunto. Michael sufre el mismo rechazo por Deborah que Toni por él, si bien su actitud es más activa que la de la chica. Deborah es consciente del interés del chico, pero prefiere al musculoso y automovilizado Steve Powers (Scott McGinnis), que además es más mayor.





Homosexuales; pajas; infidelidades en esos puritanos 80 donde los matrimonios parecen estar esperando la más mínima oportunidad para poder echar una canita al aire; fanfarroneos sobre polvos juveniles que jamás existieron para desconsuelo de sus respectivas virginidades; los magníficos pechos de Kelly Preston, que podemos disfrutar en todo su esplendor (también da gusto verla comer helado, por cierto); píldoras o preservativos; la escena en el mirador donde se bromea con el sexo oral entre los dos padres, Lou y Connie; polvos torpes…





Dijo que le habías vuelto loco sexualmente en su furgoneta…”

¡Madre mía! ¡Eres una virgen con dos narices!

Tienes un brazo muy fuerte, debe ser de lo mucho que te la machacas, ¿verdad?


Los tíos en la película son retratados como auténticos garrulos, y lo cierto es que la mayoría a esas edades no difieren mucho de ese retrato. Comen, beben, eructan y piensan en fiestas y sexo. No hay mucho más. Se burlarán de la madura y sensata Toni, que no sé vosotros, pero yo la veo muy guapa como para que pase desapercibida de esa manera…

El mundo femenino es más complejo y rico, hay de todo, desde la frivolidad y el egoísmo de Deborah a la madurez y lealtad de Toni





La relación entre Toni y Michael es encantadora, una complicidad auténtica y sincera, pero focalizada de distinta manera por la ceguera de él. Sus íntimas conversaciones, su confianza absoluta, sus gestos altruistas y desinteresados, su continua defensa mutua… bueno, más de ella que de él… funcionan a la perfección. Es tan tierno como divertido oír como Michael le dice a Toni que la carta que leyó es lo más bonito que ha leído. Suponemos que no ha leído mucho y le vemos más bien “garrulesco”, pero se ve que tiene un alma sensible que va lenta en esto del amor. Por supuesto no sabe que la carta es de su amiga…









La conversación de ambos en la noche, tras la fiesta, donde Toni debe soportar los elogios efusivos de su enamorado hacia Deborah, está rodada en planos escindidos una vez se tumban, escenificando la ocultación de ella del autor de la carta. Una bonita escena con ellos abrazados. Cuando Michael dé las gracias a Toni, la cámara los capturará a los dos juntos, en una mirada cómplice y una caricia amistosa.






Tal es la devoción por su enamorado, que Toni lo protegerá y salvará de varias palizas, incluso coqueteando con Steve para lograrlo. Un Steve que tendrá su redención cuando le diga a Toni que no deben llegar a más y que está enamorado de Deborah, aunque nadie le escuchará…



La parte final seguramente es de las más recordadas de la película, es la que tenía grabada a fuego con varias escenas, como comenté al principio. Observad como Toni aparece en escena inicialmente, en la fiesta de cumpleaños, desenfocada, limpiando su casa mientras el resto, incluidos Michael y Deborah, se divierten.



Es una escena tremendamente cruel, habida cuenta de que antes habían confesado su virginidad, por lo que ceder tu casa para la fiesta de cumpleaños y que el chico que amas se acueste con tu amiga allí, en el dormitorio de tus padres, es forzar la situación emocional al límite. Ese polvo que acaba en desastre, desmitifica el sexo perfecto y lucido de sábanas mecidas por el viento y perfección coreografiada, en lo que es una estupenda escena que retrata ese momento de una manera muy realista.



Michael confesará la verdad del polvo frustrado e intentará, sincerándose en un bonito momento, que Toni salga con él, pero la cosa no será tan fácil y deberá luchar un poco más. Finalmente, en un pequeño truco de guión, Michael podrá comprobar que la letra de la carta que recibió, coincide con las que le llegaron a Deborah, concluyendo que la autora fue Toni.

Es ahí donde comienza el otro momento que más recuerdo, la descamisada y frenética carrera en pos de Toni, que se marcha en barco. Lo del coche que le coge “prestado” a Steve se borró de mi memoria, pero la imagen de él esprintando se me grabó. Además, el clímax, llegando tarde y forzando a Toni a tirarse al agua, renunciando a su viaje en barco, tiene un punto especial que no tienen otros clímax de su estilo, porque hay algo de visualización de esos hilos invisibles de los que hablo tantas veces, como si no fuera posible que esa chica se fuera por puro sentimiento, porque esos hilos impiden que se aleje más. Se hace perfectamente comprensible. Un emotivo final.





Son muchas las escenas divertidas, desde los intentos de ligue de Michael con Deborah a la huida en furgoneta de la pandilla de los protagonistas de la persecución de los universitarios. La bronca de Michael al cartero. Tonterías como la cena que pide Michael al camarero. Toni destrozando con un bate la furgoneta de Roger tras enterarse de que mintió diciendo que había tenido sexo con ella. El hilarante momento en el mirador, con las dos parejas de padres infieles descubriendo a sus hijos liándose en el coche que está a su lado. La partida de bridge de los cuatro padres…




Sin duda, la película tiene muchos defectos. Cinematográficamente es simplemente correcta, se abusa de los trucos de guión y los artificios, además de que las digresiones y subtramas no aportan nada a la principal, pero a pesar de todo el conjunto tiene un indiscutible encanto que sedujo a mucha gente, que aún la recuerda…

Las interpretaciones son más que correctas, divertidamente desfasadas en algunos casos, como en el del protagonista C. Thomas Howell, que se lo pasa pipa fardando.






Los que me conocen creerán que mi pasión por ella procede de la banda sonora, aorera al 100%, pero lo cierto es que fui consciente en la revisión, cuando la encontré años después tras buscarla con denuedo. Flipé, bien es cierto, con el hecho de que un grupo como Van Stephenson, que no conoceréis la mayoría, dejara aquí su temazo  “No secrets“ de su discazo, que recomiendo con entusiasmo, “Suspicious Heart” (1986), pero sólo fue un punto más a su favor en mi ya firme devoción. También suena “You’ve been lied before” de Van Stephenson, tema del disco “Righteous Anger” (1984). Además tenemos algunos temas de Autograph, Tony Carey, Kim Wilde, Don Felder (guitarrista de los Eagles), Nik Keshaw o Timothy B. Schmit (bajista de los Eagles) entre otros.







No es una gran película, pero sí una película con encanto, superior a muchas de su género en su época, que si la ves sin prejuicios estoy seguro te seducirá, si no, no pasará de un ejercicio de nostalgia y de su tiempo. La tengo un gran cariño.



4 comentarios:

  1. recuerdo cuando la vi por aquel 85,que uno desde el principio de la pelicula sabes quien es ....cuando entrega la carta la muestran una falda con unos bolsillos caracteristicos,que a los 5 minutos ella sale de la escuela y lleva esa falda y sabes quien es la dicha admiradora secreta

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    1. Sí, se le ve el reloj y la ropa, pero resulta raro que le dé tiempo a llegar andando al mismo sitio que al otro corriendo jaja

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  2. Jajajaja!!! Aaaay los enamoramientos de los amigos!! Problemónnnn!!!
    No la he visto y, hombre, la lista q tgo es muy larga como para darle prioridad, pero me alegra q la hayas traído. Entre otras cosas, lo q más m gusta de esta tu casa es la ausencia de prejuicios, la verdad q se destila en los análisis, sin tener en cta el dominio de los mismos, cosa q he glosado millones d veces.
    Cuando lo cool y lo q prima x ahí es señalar títulos por dárselas d cinéfilo, y calzar rollos infumables al respecto, saltas tú, con naturalidad, para poner el foco en cintas curiosas.
    No recuerdo pelis de esa franja de edad ahora…a no ser q sean dramones…desde luego, 30 años supondrían una mirada absolutamente distinta…
    Gracias x traerla!!
    Bss

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    1. Sí, el dogmatismo genérico, en una u otra dirección, es absurdo y fácil de desmontar, por eso soy tan defensor del individuo jaja. Hay cosas buenas y malas en todos los géneros y épocas.

      Para pasar un rato es ideal y divertida, aleja preocupaciones jajaja.

      Gracias a ti, Reina.

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