Las panteras tendrán una presencia constate en la película, ya
sea de forma verbal, visual o sugerida, todo desarrollado y tratado por
Tourneur con una maestría sensacional. Es evidente que las panteras resultan simbólicas, representando los instintos sexuales reprimidos, el deseo ansioso
del sexo, el miedo al mismo, representado en la pantera enjaulada, pero habrá
muchas más apariciones de panteras de muy distintas formas, en lo que es una
película fascinantemente simbólica y sugerente.
-La pantera enjaulada es el evidente símbolo de los impulso
reprimidos, algo que se acentúa con el dibujo de Irena, una pantera con una
espada clavada, que supone dos cosas, la idea de matar esos impulsos que lleva
en su interior, así como un cebo que tendrá su eco en algo que veremos en su
apartamento, una estatua del rey Juan con una pantera clavada en su espada.
Además supone, en cierta medida, un trágico presagio para su propia vida.
-En el apartamento de Irena, Tourneur se centrará en la
sombra de la mencionada estatua del rey Juan, una estatua con una pantera como
protagonista, muerta por la espada del rey que monta a caballo y la eleva en
alto. Es otro recurso simbólico que juguetea con la idea de los deseos
reprimidos, los excesos y las pulsiones incontroladas y a evitar… Es la
sexualidad sobrevolándolo todo.
-La relación de Irena con la pantera es, evidentemente,
ambivalente, le atrae y la odia a partes iguales. Es el símbolo de su deseo,
algo que quiere probar, que la seduce, pero es un deseo al que teme por lo
que puede suponer entregarse a él. Un sentimiento de culpa. Ella verbalizará
que los rugidos de la pantera, su alter ego, “no me gustan”, “grita como una mujer”, mientras
que los de los leones la relajan. Los rugidos de león pueden suponer un deseo
carnal, la masculinidad, ella teme a su propia feminidad, la pantera.
-De forma fugaz en esta primera escena en el apartamento de
Irena -con mayor claridad posteriormente-, veremos el dibujo de una pantera en
un biombo. Es un ejemplo más de esa ambivalencia, esa
repulsión que siente hacia la pantera, a la que dibuja con una espada clavada,
de la que no le gustan sus rugidos porque parecen una mujer gritando, pero a la
que va a visitar siempre que puede al zoológico e incluso la incluye en la
decoración de su propia casa.
-Cuando Irena cuente la historia de su pueblo y el rey Juan,
lo hará encuadrada junto a un cuadro
donde unos gatitos, de nuevo los felinos, miran con deseo a un ave. También hay
un reloj. El cuadro al lado de Irena resulta realmente aterrador, como si
Oliver, y todo aquel que se acerque a Irena, quedara convertido en esa ave ante
los ojos ansiosos. El perfecto retrato del deseo, ese que siente Irena hacia
Oliver y que reprime, ese miedo a ceder a sus impulsos.
-La presencia de felinos, panteras, gatos… es constante,
sobrevuela de forma continua la película, como la sexualidad, sexualidad
contenida. Otro ejemplo lo tenemos en el gatito que Oliver (Kent Smith) compra
a Irena (Simone Simon). El gato huirá de Irena, por supuesto.
Al gatito lo veremos por primera vez en el trabajo de
Oliver -trabaja en una constructora-, y es un gran recurso de guión, ya que en
apenas diez minutos tenemos los nombres de los protagonistas, el nacimiento de
su relación, elementos extraños de la intriga explicados y la dedicación de los
personajes.
-Hay otra mención a los gatos, es con la aparición de la
extraña mujer de negro de rostro gatuno mientras los amigos de Oliver cenan con
la pareja. Allí se dirá “parece un gato”, y ella se dirigirá a Irena llamándola
hermana. Un vínculo para una superstición que va haciéndose cada vez más
tangible. Es significativo que Irena se santigüe tras las palabras de la mujer.
Una represión vinculada a la religión.
-Incidiendo en el tema de la religión tenemos una
interesante conversación entre Irena y el encargado de la jaula de la pantera. Allí se mencionará a la Biblia y el carácter demoníaco que ésta otorgaba a la
pantera. Irena, en cambio, la ve “preciosa”. Una vez más la ambigüedad de Irena
hacia la pantera.
-La conversión de Irena en pantera es paulatina, una
evolución fascinante de pasos muy sutiles. Si primero es una ambigua relación
de atracción/odio, poco a poco la fascinación por la pantera irá aumentando,
siempre vinculada a sus emociones, instintos e impulsos más primarios: ira,
celos, pasión… Un nuevo paso lo tenemos cuando entrega a la pantera en sacrificio el
pajarito que Oliver le dio, una vez éste murió de miedo. Un momento
truculentamente sutil.
-Irena confesará mediante hipnosis un angustioso episodio de
su pasado, cuando los niños se metían con ella llamando a su madre “La bruja de
las mujeres gato” por la muerte de su padre antes de su nacimiento.
-Un paso más en la evolución: acercándose a la jaula para
tocar la llave de la misma y finalmente robarla.
-Otra maravillosa escena que es puro deleite visual y
maestría en la dirección de Tourneur. La soledad en penumbra de Alice en su
estudio con un gato, elemento excéntrico y presencia permanente en la
película, justo al lado del teléfono, que sonará a continuación con Irena,
vestida de negro, al otro lado. Un gato junto a un teléfono que usa Alice en un
nuevo vínculo. Cuando Irena oiga la voz de Alice al otro lado del teléfono la
invadirán los celos, comenzando una de las partes más tensas y terroríficas de
la película, modulada de forma magistral por Tourneur.
-Mediante un encadenado pasaremos de la pantera del
zoológico donde Irena roba la llave de su jaula a una esculpida en la maqueta
de un barco. Lo felino siempre presente, inquietando, siempre relacionado con
Irena, siguiéndola y ahora expectante, al acecho de la pareja Alice/Oliver.
-En la escena de la piscina veremos un gato negro, mal
presagio, en la recepción, como antesala a la situación de terror que va a
vivir Alice.
-En la secuencia final, Irena liberará a la pantera de su
jaula. Ese acto de liberación es de nuevo simbólico, asume por fin su
condición, libera sus miedos, los exorciza, se redime justo antes de morir. Se
impone su fascinación a su temor, entiende que debe liberarse de prejuicios y
represiones, muriendo víctima de ese pecado original que la perseguía, pero
redimida justo antes.
Alice, el personaje que interpreta Jane Randolph, será el
vértice del triángulo amoroso que se desarrolla en “La mujer pantera”,
personaje desencadenante de buena parte de los sucesos que ocurren en la cinta,
primero por su vínculo amoroso con Oliver y luego por los impulsos y pasiones
incontrolados que despierta en Irena: envidia, celos, ira… Si bien Irena evita
descontrolarse con su marido para protegerle, con personajes como el doctor Judd
(Tom Conway) y la propia Alice no hará lo mismo, dejando salir lo peor de sí
misma, ese mal interno que la atormenta, liberando sus pulsiones. Lo cierto es
que aunque la situación de Oliver es complicada, algo de razón tiene Irena al
enfadarse con su marido por su relación con Alice. Las menciones a Alice
desencadenarán los celos en Irena.
Irena está sufriendo un proceso de cambio, de madurez
incluso, donde la pantera es el símbolo de esa transformación. No sólo el sexo la lleva a su transformación, es cualquier pasión, ya sean celos, envidia, ira…
“Jamás había sufrido hasta ahora”.
“El amor es tú y yo y dejar que el mundo siga su marcha”.
Alice confesará su amor a Oliver, definiéndose por completo
el triángulo amoroso y justificando los celos de Irena. Él irá renegando de
su mujer y dejándose querer por su compañera de trabajo, cuestionándose el amor
que siente por Irena. El sexo se descubre así como parte esencial de una
relación, evidentemente, pero de forma exclusiva para Oliver, ya que Irena es
capaz de controlar ese impulso, aunque sufriendo. La frase final de Alice en
esta conversación con Oliver es muy sugerente.
El cebo con la relación de Alice está perfectamente
planteado, un triángulo romántico perfecto y desarrollado de manera ejemplar
desde el guión, y todo en una cinta, hay que hacer hincapié, de poco más de una
hora y diez minutos.
En la escena donde Alice, Oliver e Irena visitan una
exposición se sugiere con brillantez que Irena y Oliver, ese matrimonio, no
tienen nada en común. Ella se sentirá desplazada, es más, Oliver la desplazará
explícitamente con buenas palabras haciéndola ver que allí se aburriría, impeliéndola a que se
marche para que no se aburra, mientras se ensimisma junto a Alice viendo los
distintos objetos. Un desplante en sus mismas narices acentuado por los celos que Irena siente hacia Alice y que Oliver conoce. Hay
crueldad en esta escena por parte de los amigos hacia Irena, demostrando sus
afinidades sin miramientos ante ella. Celos irremediables y, hay que decirlo,
algo justificados, si bien es cierto que el bueno de Oliver aguanta bastante. El caso
es que la cinta logra transmitir la angustia, el desasosiego y los celos de
Irena, su punto de vista.
Irena se detendrá en una escalera, símbolo del tránsito, al
lado de una estatua de Anubis, símbolo de la resurrección, la transformación,
incluso la fertilidad, lo que marca un contraste con nuestra protagonista y la
impulsa en su decisión final. Matar a Alice.
El agua.
El agua es un elemento interesante en “La mujer pantera”. Aparece en tres ocasiones y de alguna forma es significativa en su relación con
Irena (Simone Simon).
La primera vez que vemos agua en la película es en la
conversación donde Alice confiesa su amor a Oliver. Es un surtidor del que bebe
la pareja, Oliver comienza a alejarse de Irena ante él, comienza a depurarse de
esa relación junto a Alice. El agua es un elemento depurador, positivo.
Luego aparecerá con el baño depurador que se da la propia
Irena tras seguir a Alice con intención de matarla y haber tenido que saciar su
apetito homicida con unos corderos. Un baño depurador en una bañera con patas
de ave, de nuevo esa fusión con lo animal unido a Irena.
La última será con la famosa escena de la piscina, donde
Alice se lanzará al agua para protegerse de Irena convertida en pantera, que la
vigila amenazante. De nuevo el agua acaba siendo protectora.
Además tenemos la nieve, fenómeno climatológico mencionado y
de carácter simbólico también.
Me encanta cdo explicas la simbología de los elementos de las pelis!!
ResponderEliminarGraciasss!!
Bss!
Pues queda el broche simbólico final, que es donde trato la mayoría, en la última parte jajaja.
EliminarGracias a ti, Reina!