Desde el mismo inicio, con ese travelling que vincula a la
pantera con Irena y el viento que mece y muestra el dibujo de una nueva pantera
atravesada por una espada, es un ejemplo perfecto de cómo sugerir desde lo
visual, de cómo crear inquietud, extrañeza y a la vez ir dando información que
intrigue al espectador, metiéndole de lleno en la historia. Es pura poesía.
-Tourneur usa todos los elementos a su disposición para
crear atmósferas y usar la poesía, no en balde el terror es el género más
poético del cine, el más sugerente, y cuando está bien tratado es un auténtico
deleite. Y Tourneur era un maestro en esto. Todos los elementos encajan a la
perfección en una cinta de terror, pero es que además son elementos por los que
tengo devoción, me hacen sentir un placer indescriptible. Elementos sencillos,
mínimos, cotidianos, pero que dan un sabor inigualable a las escenas y a esta
película en concreto. El sonido de los pasos, la humedad en las aceras, las
luces intermitentes, las sombras, niebla atravesada por lámparas… es pura
sugerencia, pura atmósfera, pura tensión contenida. Alguien siguiendo a alguien, una
calle solitaria, el agobio creciente por un seguidor invisible… Excelso, tanto
que no se ha parado de imitarlo.
-Cuando Oliver regale un gatito a Irena, el felino
reaccionará de forma airada cuando nuestra protagonista intente cogerlo, una
aversión incontrolable la del gatito que vuelve a sugerir con otro detalle
extraño y de forma sencilla que Irena tiene algo oculto en su interior.
“No gusto a los gatos”.
-En esta misma línea irá la escena de la tienda de animales,
la escandalosa reacción de todos ellos ante la entrada de Irena, a la
que ven como alguien amenazante, es un nuevo elemento intrigante que aumenta la
tensión y el interés sobre ese personaje y lo que oculta, lo que lleva dentro.
-La mencionada escena que juega con la sombra de la jaula y
el dibujo de la pantera en el biombo de Irena termina de forma magistral. Es
francamente excepcional la sensación de amenaza, inquietud y terror que logra
Tourneur con lo mínimo. Cuando vemos a la encantadora Irena meter la mano en la
jaula para coger el periquito nos recorre un escalofrío ilógico, sin sentido,
un acto sencillo se convierte en algo casi violento, amenazador, extraño…
Cuando el pajarito muera de miedo por la presencia de esa mano, la mano de una
pantera reprimida, tenemos otro elemento más de extrañeza, sin aparente
sentido, pero que logra el impacto buscado: ir introduciendo en el
espectador una sensación cada vez más intensa de terror a través de la
sugerencia, de la sugestión, de lo intangible y lo inexplicable. La definición
máxima del miedo.
-Una vez Irena y Oliver hablen de matrimonio nuestra
protagonista comenzará a ir habitualmente de negro, con especial mención a su
abrigo. La excusa desde el guión para que veamos esa prenda es perfecta: es
invierno. Un negro simbólico y que relaciona a Irena con la pantera más
íntimamente aún.
-La dirección y la puesta en escena de Tourneur deslumbra en
esa capacidad de sugerencia usando todos los elementos a su disposición, con
una mínima cantidad de recursos. Otro ejemplo lo tenemos con su forma de mover
a los actores, integrando esta idea con la historia de forma perfecta y
excepcionalmente sugerente. La poesía del terror, la atmósfera inquietante que
logra Tourneur, son difíciles de superar, como en la escena donde los rugidos
despiertan y levantan a Irena. La noche, su visita al zoológico, al que debió
colarse… y los insinuantes paseos detrás de la cadena que la separa de las
jaulas, sinuosos, exactamente como los que dan las panteras, como los que da la
pantera que mira en ese mismo momento, a la que el director hará un plano más
corto a continuación logrando un vínculo sensacional una vez más. Un vínculo
cada vez más marcado que va acercando a Irena a su definitiva conversión.
-El sensacional y escalofriante momento en el que vemos a
Irena rasgar un cojín con sus uñas es tremendo, sugestivo, terrorífico, otro
detalle visual excelso.
-La escena, hacia el final de la película, en la oficina con
la aparición de la pantera mientras Oliver (Kent Smith) y Alice (Jane Randolph) trabajan, es otra nueva
muestra de terror sugerido, una obra de arte de la sugestión y el saber hacer
cinematográfico. Una llamada; la alarma; las sombras; la puerta que parece
cerrarse sola; la escalofriante aparición de la pantera; las reglas, símbolos
fálicos, colgadas en la pared; reglas que tornan en cruz protectora contra el
demonio de Irena (Simone Simon), reflejándose su sombra en la pared; el ascensor que se cierra;
la puerta giratoria girando… Lugares solitarios donde sólo se intuye, ya que no
se ve nada, sólo se siente la constante presencia de Irena, de la pantera. Esa es la
sugerencia, esa es la maestría de Tourneur para crear una atmósfera.
-La escena de la muerte del doctor Judd (Tom Conway) retrata la película por completo, la escasez de medios y la abundancia de talento.
El doctor quiere seducir a Irena, que dejará salir su pantera interior. Un juego
visual brillante, ensombreciendo y distorsionando ligera y paulatinamente el
rostro de Irena tras el beso del doctor, las sombras frenéticas reflejadas en la
pared para la lucha entre ambos, los rugidos de pantera, el plano de la pantera
en el biombo… nos dan la sensación de estar viendo al felino en todo momento
cuando en realidad sólo aparece de forma fugaz al final de la secuencia… Pura
maestría y capacidad de sugerencia sin mostrar nada explícitamente.
La modulación de la tensión con estos detalles extraños e
inquietantes que van salpicando la narración es sencillamente extraordinaria,
un magistral trabajo de guión y, sobre todo, dirección. El dibujo de la pantera
de Irena, la historia sobre su pueblo, el rechazo del gato, el escándalo en la
tienda de animales… Una leyenda, una superstición, haciéndose cada vez más
tangible, patente, perfectamente modulada con elementos extraños e
inquietantes.
En los años 40 y 50 se puso muy de moda y pegó muy
fuerte el psicoanálisis, lo que dio para muchas intrigas psicológicas y películas sobre trastornos
psicológicos. Eran tramas interesantes, en muchas ocasiones, que jugaban con
dichos trastornos psicológicos, aunque habitualmente de forma algo burda o
simplista, con el especial defecto de que se recreaban en exceso en las
explicaciones verbales sobre esos trastornos… Satisface ver el talento e
inteligencia de una propuesta como “La mujer pantera”, una serie B, en la que
teniendo también como trasfondo un trastorno psicológico atractivo, morboso y
profundo, se usa la metáfora y la sugerencia con una historia absorbente e
inquietante repleta de genialidad narrativa y visual sin necesidad de
subrayados ni verbalizaciones excesivas, huyendo de lo fácil constantemente.
Irena manifestará a su marido su sentimiento, el complejo
que la atenaza, esa prisión interior de la que se ve incapaz de salir por el
miedo que le provocan sus instintos.
“Envidio a todas las mujeres que veo en la calle. Las
envidio. Son felices. Hacen felices a sus maridos. Llevan vidas normales y
felices. Son libres”.
Por supuesto dirá esta frase al lado de la jaula, de nuevo
simbólica.
Es muy divertido el momento en el que Oliver dice
“Necesitamos un psiquiatra”, con una afectación cómica casi paródica, y que irá
relacionado con lo mencionado anteriormente sobre el psicoanálisis. Esta
conversación en la parte final será frente a la estatua del rey Juan con la
pantera clavada en su espada.
En la escena de hipnosis Irena verbalizará sus miedos, gatos
simbólicos en su interior que la atormentan. Un miedo forjado en el pasado por
la muerte del padre antes de que ella naciera, dando veracidad a la leyenda de
las mujeres-gato. La idea de que el contacto sexual pueda convertirla en una, que
cualquier pasión la lleve a matar a su pareja.
Malditas sean todas esas películas con gaitas psicoanalíticas, parodiándolo y no entendiendo absolutamente nada. Ganas de quemarlas. Y de abofetear a Hitchcock.
ResponderEliminarJajajaja las hay muy buenas y entretenidas, pero muchas se ponen a explicar las cosas y claro, vistas ahora... jajaja.
EliminarEse final de Psicosis...