La primera escena es un sueño, el mundo onírico, que tiene mucho que ver con todo lo que sucederá en la cinta, un mundo creado casi en su totalidad por la protagonista dentro del mismo mundo real, como manifestación de sus obsesiones y búsqueda interior para lograr extraer todo el meollo al papel que debe interpretar. Una chica en apariencia feliz, constante a pesar de no haber logrado sus propósitos aún, pero que sigue confiada y esperanzada.
Poco a poco se nos irá introduciendo en la atormentada cabeza de la protagonista, ya sea con la labor de puesta en escena, donde abundan los espejos que reflejan su rostro de múltiples maneras, en los camerinos o el cristal del metro por ejemplo, que nos muestra un reflejo oscuro de Nina, o con sus visiones, como cuando se ve a ella misma varias veces. Ese otro yo, por supuesto, será su contrario, más desenvuelto y con el pelo suelto, algo ya comentado, y que la propia Nina también se dejará con el paso del metraje.
Un detalle de la impecable labor interpretativa de Portman es esa sutilísima sonrisa al comprender que no haber sido tocada por el director de la compañía de baile es un premio para ella.
La entrada de Nina en el camerino de Beth (Winona Ryder), recuerda, en la mirada fascinada de ella, a “Eva al desnudo” (1950) de Mankiewicz.
Una vez le dan el papel a Nina de Reina Cisne, comienza su esfuerzo por lograr ser convincente, clavar el papel de Cisne Negro. Su director, Leroy (Vincent Cassel), comienza a trabajar su psicología, que se suelte, que saque lo que lleva oculto, su lado agresivo, peligroso, turbio. La besará para provocarla o elogiará a otra bailarina, Lily (Mila Kunis), lo que llevará a Nina a la obsesión con esa latente rival elogiada por su director. Mila Kunis está inmensa también en esa especie de Cisne Negro en la vida de Nina, una interpretación llena de naturalidad y frescura. Un papel muy distinto a aquel en el que se dio a conocer en la magnífica serie “Aquellos maravillosos 70”.
El sexo es uno de los principales vehículos que Leroy utilizará para que Nina explore lo más recóndito de su ser. Ella es una chica virginal, introvertida y poco espabilada, pero hará lo que sea por su sueño, algo que también hará Leroy, que no se aprovecha de ella pero usa todas sus armas para sacar lo que quiere del interior de Nina. Así procurará masturbarse o tendrá ensoñaciones lésbicas con Lily en algunas de las más potentes escenas de la cinta, que no dejarán indiferente a nadie, sobre todo al bando masculino. Al final, con su completa transformación, se lanzará ella a manifestar con un morreo su enamoramiento del director.
Nina visitará a Beth (Winona Ryder) en el hospital tras el accidente de coche que ha sufrido la última, un accidente que Leroy piensa pudo provocar a propósito para llamar la atención, como protesta por ser apartada del papel de Reina Cisne, lo que creará cierto sentimiento de culpa en Nina, su sustituta. En el hospital Nina observará los hierros que han puesto a Beth en la pierna mientras ésta duerme, algo que vuelve a entroncar de forma casi obscena a Aronofsky con Cronenberg, ¿cómo no recordar el “Crash” (1996), del director canadiense?
El último tercio, que es absolutamente frenético con sus impactantes imágenes, muestra con absoluta claridad y contundencia, aunque se hace durante toda la cinta, las claras influencias que tiene la película, y Aronofsky en general, de David Cronenberg, por ejemplo en la forma de expresar la transformación física, en este caso imaginada, en la forma de expresar la evolución personal, que en Cronenberg es la del hombre moderno que convive con ese otro yo interno que puja por salir manifestándose en una trasformación corporal, un hombre en transformación con su entorno, con respecto a él o por él, un nuevo hombre (“La mosca” (1986), “Existenz” (1999), “Crash” (1996), “Madame Butterfly” (1993), “Videodrome” (1983)…). La “nueva carne”, que Cronenberg siempre ha llevado como uno de sus temas esenciales y que Aronofsky recoge sin disimulo. La diferencia es que Cronenberg universaliza, estudia la evolución de un individuo en un entorno social y su cambio ante él, un hombre que tiene una pulsión interior que va saliendo, transformándole en otra cosa, un nuevo individuo, mientras que Aronofsky usa el mismo tema para centrarse en la evolución personal e íntima de un individuo concreto, en los términos expuestos, ligado a su obsesión o deseo.
Es obligado mencionar más influencias como la de David Lynch o la del Polanski de “Repulsión” (1965), con el miedo al sexo y el sexo como vehículo de transformación. Además a la mencionada referencia a “Eva al desnudo” (1950), podemos añadir la de “Ha nacido una estrella” de William A. Wellman (1937), o cualquiera de su remakes.
La transformación de Nina en pleno baile resulta excesivamente redundante, parece innecesario, un exceso de subrayado, efectista, excesivo, desde lo visual y desde los diálogos, por ejemplo, el auto asesinato es subrayado con la frase del director, Leroy, diciendo “la única persona que se interpone en tu camino eres tú misma”. La transformación psicológica, visualizada en la física, se subraya constantemente con los arañazos auto infligidos mostrados con insistencia, por la aparición de plumas en su espalda, por la transformación en el escenario en la última actuación o por la referencia en los tatuajes de su aparente rival. Ese exceso de subrayado acaba transmitiendo simpleza, falta de sutileza y profundidad. Es el mayor defecto de la cinta.
La música, como no podía ser de otro modo, es excepcional, Tchaikovski y la adaptación del compositor habitual de Aronofsky, Clint Mansell y también de Matt Dunkley.
El trabajo de Natalie Portman es absolutamente asombroso, se ha dejado la piel, literalmente, en esta película. Sus esfuerzos como bailarina y la visceralidad e intensidad de su encarnación hacen de su Oscar uno de los más merecidos de los últimos años, una actriz espectacular, además de guapísima, que eleva la película gracias a la autenticidad y sinceridad de su encarnación.
Media película es el rostro de esta soberbia y bellísima actriz, un amor platónico. El trabajo tanto físico como psicológico es absolutamente bestial, una interpretación intensísima, como hacía tiempo que no se veía en pantalla, con la enjundia, profundidad y peso de las más grandes y de las películas más clásicas. Aronofsky es un magnífico director de actores, por otra parte.
Una brillante cinta sobre la lucha y consumación del actor por convertirse, literalmente, en su personaje, el gran objetivo, duro y sacrificado. Un viaje trepidante, desasosegante e intensísimo que merece la pena ser recorrido, tanto para el actor o el artista como para el espectador que ve el trabajo. Una montaña rusa de sensaciones, un descenso vertiginoso a los más oscuros rincones del ser humano, una travesía al conocimiento del yo. Una cinta sobre la obsesiva búsqueda de la perfección.
Dedicada a Osiris, con más cariño aún que ayer.
Sambo ¿te puedes creer que no había visto la dedicatoria? ¡Gracias!
ResponderEliminarRespecto al hilo de ayer, tienes razón en que cuando más abarque el análisis, mejor. Pero lo que yo quiero decir es que no me influye tanto el hecho de que no sea original porque me ha conmovido. Y antepongo la emoción.
Por otra parte, ¿alguien ha mostrado así el ballet? Aunque creo que esto lo destacaste en tu crítica de ayer.
Leo la segunda parte.
Osiris jajaja claro que me lo creo, está siempre al final medio escondida.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, ten en cuenta que le pongo un 4, o sea un notable y además añado es alto, sería un 8 con algo, pero tengo que señalar los defectos y por supuesto, las virtudes. Creo que es en algún sentido lo que diferencia el blog que trato de explicar los porqués de todo y explicar por qué no le pongo un 5, explicando lo bueno y lo malo si creo que lo tiene.
No, es muy original en ese aspecto como señalé. Creo que la visión que hace del ballet, o del baile, es muy bonita y profunda, aunque hay más referentes donde se muestra el sacrificio de bailarines y artistas claro.
Es una gran película.
Añado un detalle al hilo de lo que comentaste ayer de "El corazón del ángel". Alan Parker también rodó "FAMA", lo cual lo uniría también como bien observaste.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo respecto a Portman. Portentosa, clásica, de lo mejor de siempre. Sostiene la película y la eleva.
ResponderEliminarEn cuanto a Cronenberg. No digo que no beba de sus fuentes, pero no veo la relación entre la carne de Crash y que Wynona tenga un accidente. En Crash el dolor de la carne es placer, es sublimación; aquí es fracaso. Me refiero a es escena y personaje en concreto. Ahora bien, es cierto que la transformación de la Portman sí sería más cronenberguiana. Aunque esta es irreal, onírica, y la de Crash es cierta.
Para mi gusto, lo peor de la película es la noche previa al estreno; esa salida por los bares me parece que baja el tono muchísimo y es obvia de manual.
La transformación en el escenario no me parece redundante: es el final lógico dentro de la locura. Por supuesto que es excesivo, es que no puede ser de otro modo.
No sé si ayer destaqué la fotografía: maravillosa.
Para mí lo es porque la transformación se ha mostrado en todo lo anteriormente mencionado, queda clara, es subrayar porque sí, la clave está en, ¿si no hace eso quedaba claro exactamente igual? La respuesta es sí, por tanto hay subrayado, otra cosa es que a algunos moleste o guste más o moleste o guste menos. Es la culminación, pero queda igualmente clara, en toda su actitud sus gestos, su morreo al profesor, su diálogo y auto asesinato…
ResponderEliminarCon respecto a la secuencia que nombras no hablo de que en esa escena mantenga la tesis de Crash, sino que recurre una vez más a Cronenberg en lo visual, en la transformación, los personajes de Crash están en un infierno, desean la muerte, el final de Crash es desolador como ésta. Que las tesis de Aronofsky sean clavadas a las de Cronenberg en la transformación, con las diferencias que explico, y veamos la pierna de Ryder con hierros como en la película de Cronenberg simplemente es una prueba más de lo que expongo, no es coincidencia vaya.
Fama, Leroy.... Todo encaja.
ResponderEliminarQué cosas. Me encanta.
En cualquier caso, citemos a James Graham Ballard, autor del libro que versiona Cronenberg (porque la historia esta de la metacarne no se la inventa el autor de La Mosca) para el cine y que no recuerdo si me gustó o no.
ResponderEliminarUno de los ejemplos de mejor película que libro, el Crash de Cronenberg.
ResponderEliminarMuy buen análisis de, para mí, una de las mejores películas que he visto este 2011.
ResponderEliminarcomo bien dices, es memorable el papel de la increible Portman... una de mis musas desde su aparición en V de Vendeta. Una actriz destinada al éxito más absoluto, si no lo ha cosechado ya.
La película consiguió envolverme en el clima oscuro y paranoico del que hablas muy de forma convincente, añadiendo que no estaba muy "metido en situación" cuando la ví.
Pero lo dicho, muy buena película, actriz... y crítica... (bajo mi punto de vista).
Estas hecho un figura, MrSambo... y perdona la tardanza en los comentarios. Voy como loco con el trabajo, ultimamente.
Un abrazo.
Muchísimas gracias, qué me vas a contar... cuesta seguir y ponerse al día, pero yo tarde más o menos intento hacerlo. Te sigo siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario y la opinión, siempre interesantes.
Hola Lince soy Ángel,cucopri:
ResponderEliminarEs ésta una de esas películas que nunca elegiría si fuera sólo al cine.De entre una terna de tres o cuatro,jamás contaría con mi voto. No sé,quizá por ese gen masculino desconocido que califica de inmediato a ciertos títulos y carteles como pelis de "tías".
Una vez superada esa dificultad con compañía, me encaminé sin mucho entusiasmo a visionarla.Hoy he de reconocer que hubiera sido un craso error pasarla por alto.He de agradecérselo a una encantadora amiga que practicamente me arrastró a la sala.
No empieza bien,el tema de la bailarina de ballet no hacía más que ir confirmando mis sospechas de que la tarde de cine se me iba a hacer muy larga.
Después de esa primera y erronea impresión, mis cinco sentidos fueron engullidos por la trama hasta que el delicado cisne cayó herido de muerte en la colchoneta.
La manera de manejar las realidades,tan sútil, me impedía en ocasiones saber con certeza si lo que veía estaba pasando de verdad o era producto no ya de la imaginación o paranaioa del cisne, sino ya de la mia propia.
Esa sensación que a veces tienes de que ya vas pillando la peli y que adivinas el final,de repente se me desvanecía sin poder siquiera determinar otro final o desenlace más o menos plausible.La trama me amortajó desde el minuto dos y no fui más que un pelele en sus manos.Yo no hacía más que dar tumbos como un pollo sin cabeza.
Aparte de los actores,que me parecieron fantásticos (salvo Cassel que tengo un poco cruzado, ni Ocean's ni Largo Winch...)el guión..., todo, resaltaría la tensión que transmite, brutal. Ésta me proporcionó un par de agarraditas de mano de los más placenteras.
Resumiendo,se la recomendaría a cualquiera y de hecho lo hago.
Sin más,un saludo. Nos leemos crack.
Hola Ángel, estupendo y sensitivo comentario, que de alguna manera es lo más destacado de la película, esa facilidad para traspasar la pantalla.
ResponderEliminarMe ha gustado lo de las agarraditas de mano placenteras jajaja. Muy bien descrita la experiencia sensitiva de ver una película que además trituró tus prejuicios.