Crítica: LINTERNA VERDE (2011)

MARTIN CAMPBELL

Nuevo superhéroe, en esta ocasión de DC Comics, se añade a la enorme lista de superhéroes que han visto su adaptación cinematográfica. Protagonizada por el musculoso actor de moda Ryan Reynolds y dirigida por Martin Campbell, esta “Linterna verde” no muestra nada nuevo bajo el sol. Con un inicio de estética irregular que en algunos momentos resulta en exceso kitsch, con esos tonos verdes chillones, que recuerda de forma algo desagradable a los Batman de Schumacher, nos introducimos en esta nueva cinta que no parece salirse ni un ápice de la fórmula de las pelis de comic que se están haciendo a mansalva, es decir, relación de la pareja protagonista que mezclan amor y odio, conflicto o trauma paterno filial, tanto del protagonista como del villano, universo extraterrestre, miedos a superar, héroe en apariencia poco adecuado que demuestra serlo...

De profundidad infantil y juvenil sus reflexiones son totalmente naif, como pasa en este tipo de películas, un planteamiento sencillo que en Spiderman fue el “un gran poder requiere una gran responsabilidad”, aquí se convierte en la superación de los miedos, pero todo ello como explicado por los teletubbies y repetido varias veces sin análisis, profundidad o cierta complejidad o ambigüedad que pueda resultar atractiva a un público más exigente. Los Batman de Nolan aparte de una complejidad conceptual amplia y variada, trataba también el tema de afrontar los miedos, sonroja ver lo que hace una película y otra con esto. Aquí vemos a un protagonista que carece, en apariencia, de miedo salvo por un trauma infantil al ver morir a su padre, un protagonista que es básicamente temerario y confiado en sus posibilidades, salvo por su trauma.

Un piloto de pruebas, Hal Jordan, después de tener un accidente en uno de sus ejercicios es captado por un extraterrestre moribundo (Abin Sur) que le entrega un anillo que le dotará de extraordinarios súper poderes. Una vez esto sucede pasará a formar parte de un grupo de guardianes del universo llamados “linternas verdes”, que en esta ocasión se enfrentan a un temible enemigo, Parallax.

La evolución del protagonista se reduce, por tanto, a repetir que él no tiene miedo y presumir de carácter intrépido para acabar reconociendo que lo tiene y que es innato a todos los seres humanos, lo que le hará madurar. Sencillo ¿no? Lo cierto es que la forma de congeniar la madurez y el tema del miedo no está muy bien definido que digamos, pero no le pidamos peras al olmo.

El flashback en los momentos de tensión al principio de la película recuerda de forma entrañable a Oliver y Benji, en esas rememoraciones de minutos, horas, incluso semanas, justo antes de pegar un tiro a puerta.

El inicio y la presencia de los linternas verde con forma humana, menos el prota, resultan algo desagradables y recuerdan de forma incómoda al personaje amarillo de Sin City.

Curiosamente entre lo más brillante de esta cinta está la imaginería, en el planeta Oa, de la fase de instrucción de nuestro protagonista, sus armas y elementos para el combate se crean de los pensamientos que alimentan la voluntad, según explican, y la gran libertad que da eso resulta muy entretenida en esa parte de la película, además de permitir a los encargados de los efectos especiales lucirse y lograr sorprender, divertir y deleitar al público.

El villano está cogido con alfileres, sin desarrollar, como suele ocurrir, un villano del montón con traumas paterno filiales, complejos por vivir a la sombra de su padre al que tiene mucha tirria y del que el miedo que pueda producir se reduce a la eficacia que logren, una vez más, los encargados de efectos especiales y maquillaje (el bueno de Peter Sarsgaard lo hace bien pero de donde no hay se puede sacar más bien poco). Al final se acaba pareciendo al protagonista de “El hombre elefante” de David Lynch.

El villano extraterrestre, Parallax, es una especie de ángel caído. Se resume todo su periplo y caída en desgracia, su conversión, en un par de frases de guión. Uno de los mayores defectos de la película, un guión con muchas lagunas y muy poco trabajado que busca la agilidad prescindiendo de dar consistencia a la historia.

A menudo los comic albergan una mayor profundidad de la mostrada en las películas que los adaptan, éstas suelen coger la parte más superficial de los modelos escritos, la más espectacular y frívola, la que entretendrá más pero vulgarizará sin remedio el resultado y el propio modelo, esto en ocasiones se debe a la mayor extensión que permite el formato escrito, pero no siempre, ya que en varias ocasiones las adaptaciones han hecho justicia o superado a sus modelos literarios. Si además la película es una primera parte donde se nos presenta a los personajes y el universo que los acoge, se debe cuidar mucho más la historia y el guión. Si hay cierta enjundia y profundidad en estos comics veo recomendable, si es necesario para contar una historia competente y con calado, una mayor duración en estas películas que permita introducir al espectador en estos fascinantes universos y a la vez desarrollar unos personajes más complejos y una trama medianamente atractiva. Una vez más debemos mencionar el Superman de Donner o los Batman de Nolan como ejemplos de todo esto.

El líder de los “linternas verdes”, nombre que parece una paráfrasis del de las fuerzas especiales de los EE.UU, Sinestro (Mark Strong), tiene la cara colorada, asemeja un guiri intergaláctico que se durmió al sol de las playas gaditanas… es un poner.

Con todo, los personajes estéticamente están bastante logrados con respecto a los comic, según he podido comprobar, teniendo en cuenta que desconozco, salvo alguna referencia, los mismos.

El cupo de actores de prestigio en este tipo de películas lo tenemos con Tim Robbins. También podemos ver a Angela Bassett. La banda sonora copia notas de Superman o al menos eso me parece escuchar.

El duelo entre los dos antagonistas en el laboratorio es un poco tronchante, la súper linterna es abatida por una especie de extintor (son como bombonas de oxígeno)… cuando de todos es sabido que las linternas no se apagan con un extintor, sino con un interruptor que suelen incorporar. Todo para tener una especie de batalla mental secundaria.

En general los duelos son muy discretos, aparte de la pirotécnica parte final, y el guión es muy gratuito en no pocas ocasiones, sacándose cosas sin la menor preparación y evolución (la historia del monstruo malo, incoherencias con los poderes de los protagonistas…)

Con el tema del anillo uno no puede evitar acordarse del “El señor de los anillos”, la frase “el anillo te eligió a ti”, oída sin mirar te hace creer que estás viendo “El Hobbit” antes de su estreno.

Mensajes tópicos de siempre, algo que no tiene porque ser malo si no fuera porque la película se empeña en tratarlos de la manera más tópica posible también, recreándose en frases hechas que hemos oído mil veces, generalmente pronunciadas por nenes pequeños.

La película tiene también algunos diálogos que parodian o quitan trascendencia a la solemnidad de la temática de los superhéroes y sus tópicos, aunque esto también está siendo común en casi todas las pelis de este tipo.

Ryan Reynolds siempre me ha parecido que tiene un poco cara de panoli, está cuadrado y creo que debe tener por contrato quitarse la camiseta varias veces en todas sus películas, pero la cara de panoli no se la quita nadie. El reparto en general está correcto, discreto, quizá destacaremos un poco más a la chica, Blake Lively, famosa por la serie Gossip Girl.

Como un clásico en estas pelis, hay que quedarse hasta el final de la proyección para ver una escena más que preparará la segunda parte, por supuesto.

El director Martin Campbell se ha mostrado competente dentro del género de acción, con alguna obra más que notable, como “Casino Royale”, el primer Bond protagonizado por Daniel Craig, aunque ya dirigió otro de Pierce Brosnan, “Goldeneye”, que también era su primero. Campbell es, por tanto, un desvirgador de Bonds. Un buen artesano que ha mostrado imaginación para la puesta en escena como en “La máscara del zorro”, pero que aquí salvo en algún momento mencionado realiza un trabajo correcto pero convencional y poco llamativo.

Una película que se sumerge en la mediocridad habitual de las películas de superhéroes, ni mejor ni peor que otras y que tendrá sus adeptos que la preferirán y sus detractores que la denigrarán, lo cierto es que no desentona dentro de este tipo de cintas… ni destaca.

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