VICTOR FLEMING
No puedo estar más en desacuerdo con el genio vienés Billy Wilder, cuando decía que Escarlata/Scarlett O’hara estaba loca. Nada más lejos de la realidad. El personaje central de esta indiscutible obra maestra es, sin duda, uno de los más grandes personajes femeninos de la historia del cine.
Estamos ante una obra maestra en todos los sentidos y aspectos, especialmente en la impecable progresión dramática y narrativa. La película va como un tiro y el desarrollo de trama y personajes es abrumador, no ya a nivel de guión sino de todos los elementos complementarios (decorados, vestuario, fotografía…). Todo, tanto a nivel técnico como artístico, es magistral. Todo esto es especialmente brillante en la primera mitad de la película, absolutamente perfecta. En el último tercio nos metemos más en interiores, la película se hace más intimista y se encierra, apenas salen ya exteriores y casi todo se resuelve en los lujosos decorados de las distintas mansiones donde se desenvuelven los personajes.
“Lo que el viento se llevó” es la película más grande jamás rodada, el mito por antonomasia, la que nos decían nuestros "papis" que era la mejor. Ambientada en la época de la Guerra de Secesión, un conflicto que ha dejado títulos extraordinarios: “El maquinista de la general” (1926) de Buster Keaton, “El nacimiento de una nación” (1915) de David Wark Griffith, “La gran prueba” (1956) de William Wyler, “Misión de audaces” (1959) de John Ford, incluso un spaghetti western como “El bueno el feo y el malo” (1966) de Sergio Leone. La televisión nos dejó una gran serie sobre el tema, “Norte y Sur”. Grandiosos títulos. En esta cinta se mira con absoluto romanticismo y simpatía al Sur, mientras que los norteños vienen a ser los malos.
Esto lleva a la gran crítica hacia la cinta, su simpatía hacia ese Sur anti abolicionista que luchaba por mantener, entre otras cosas, la institución de la esclavitud. Los republicanos que promulgaban la abolición de la esclavitud en la figura de Abraham Lincoln, contra los progresistas demócratas que estaban a favor de ella en la voz de Stephen A. Douglas (norteño) y John C. Breckinridge (sureño). La victoria de Lincoln en las elecciones fue el remate. Ante el temor de la abolición de la esclavitud la suerte estaba echada y la Guerra de Secesión fue un hecho. La Unión, los norteños abolicionistas, contra los Estados Confederados de América, los sureños que querían expandir la esclavitud. Los esclavos en “Lo que el viento se llevó” son extremadamente felices y complacientes con su situación, incluso están perfectamente integrados en la familia que los esclaviza, algo que se daba con ciertos esclavos y en ciertas situaciones, pero que es una mirada extremadamente reduccionista y alejadísima de la realidad. Una crítica lógica desde la idea de que no se mira con distancia sino con afecto hacia esa situación. Por otro lado, si la película tuviera una actitud acrítica nunca sería censurable, tanto en cuanto era algo establecido así en aquella época, con lo cual si meramente se quiere mostrar sin más, sin tomar partido, es una opción válida (es decir, en las películas de romanos nadie cuestiona que no haya una actitud crítica contra la esclavitud, sólo se muestra). El problema viene cuando es parte esencial de la trama, como es el caso. Comentado este punto, el más polémico, lo demás va rodado en el elogio.
Una gigantesca producción, como no podía ser de otra manera siendo del brillantísimo megalómano David O. Selznick. Tan grande que contó con hasta cinco directores para lograr acabarla. Prevista en un principio para George Cukor, por problemas entre éste y Clark Gable, a cuenta de una marcada homofobia del galán que habría presionado para que el director abandonara el rodaje o porque el director conocía ciertos secretos de la estrella con las orejas más famosas de Hollywood, según los rumores, el hecho es que Cukor abandonó la producción tras un año de trabajo. William Cameron, Reeves Eason, Sam Wood (gran artesano y director de muchas de los hermanos Marx) y Victor Fleming son los otros cuatro que ejercieron las labores de dirección. El último de los mencionados fue el que firmó finalmente la cinta, y que al haber dirigido también “El mago de Oz” (1939) se convirtió en un director de gran éxito además de un pionero en el uso del TECHNICOLOR. No se escatimó en nada en esta adaptación de la obra homónima de la premio Pulitzer Margaret Mitchell.
El descomunal derroche de medios y virtuosismo cinematográfico, no se escatimó en nada, el lujo, la fastuosidad, la ostentación en todo lo que aparece en pantalla es absolutamente deslumbrante, pero no con intención meramente esteticista. El uso de los decorados y el vestuario, aparte de lograr un fresco de la época ejemplar, sirve como complemento al desarrollo y evolución de los personajes, especialmente el de Escarlata, que es el personaje vehicular, que tendrá un reflejo de dicha evolución en el vestuario, los decorados y todo lo que la rodea. Además, “Lo que el viento se llevó” es, junto a “El Mago de Oz”, el primer gran ejemplo de uso del TECHNICOLOR.
Una película bigger than life, épica, pero de las de verdad, regodeándose en la puesta en escena y los grandes planos generales que se sostienen siempre el tiempo debido, y que aunque parezca mentira, ahora resulta imposible que se logre algo semejante, parece un cine y un talento ya extinguido. Hay más épica en “Lo que el viento se llevó”, y se saca más partido a la puesta en escena y sus escenarios en exteriores, que en todo lo que veas actualmente junto. Repleta de personajes, no se deja ni uno solo al azar, todos están perfectamente desarrollados y dibujados, todos tienen sus grandes momentos y todos tienen principio, nudo y desenlace dramático. De todos, cuatro forman la columna vertebral de esta soberbia obra. Quizá la película más mitificada de la historia del cine.
Uno de mis personajes femeninos favoritos del cine dentro de una de mis películas preferidas (huelga decir que yo también estoy en desacuerdo con el maestro), película mítica que nunca me canso de ver y que siempre disfruto
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