Una peculiar cinta negra, de esas que posteriormente podían acabar poniendo
en apuros a ciertos autores por su crítica social en la época de la caza de brujas, que
mezcla con bastante acierto la intensidad del género negro con toques de
comedia.
El irregular Anatole Litvak ofrece una brumosa historia en
un puerto donde las pasiones incontroladas, las burbujas evanescentes de la
ilusión, la ambición por la adictiva y atractiva riqueza, el inconformismo, el
conflicto entre deseos y aceptación de la mediocridad, el sacrificio... se
desarrollan con completa naturalidad, dándole la vuelta a algunos tópicos del
género, pero siguiendo su mismo trazo.
Aquí será un hombre el que volverá loca a una mujer, al
contrario que en el rol habitual del cine negro, y aquí la poderosa mujer que
suele interpretar Ida Lupino queda reducida a una chica dispersa, ansiosa de luminosos,
riqueza y burbujas de champagne, decepcionada con su vida y con lo que la gente
que la quiere le ofrece, dispuesta a traicionarlos, embriagada por los ilusorios
y ficticios fuegos artificiales de un villano despreciable, un malote que
presume de ello como es John Garfield.
La historia se centra de forma especial en dos veteranos
personajes, que acabarán intentando hacer el trabajo sucio que suele hacer en estas
historias el hombre manipulado por la famme fatale. Estos amigos son el gran
Thomas Mitchell, padre de Lupino en el film, y John Qualen. Su amistad y
relación es lo mejor de la película, con momentos, a veces excesivos, de buena
comedia.
La presentación de la película no puede ser más explícita,
un travelling por un puerto casi oculto por la niebla que llega hasta Garfield
y su vandalismo quemando un bote amarrado. Un lugar claustrofóbico, tenebroso,
oscuro… Un lugar que parece ajeno, adecuado para la ley del más fuerte, para el
crimen.
En interiores Litvak hará vigorosos movimientos de cámara,
con rápidas panorámicas. Travellings de acercamiento a la cocina desde un
lateral del bar, de retroceso tras una panorámica, dentro de la cocina desde el
otro lateral… Movimientos casi siempre relacionados con la vehemente dueña del
recinto, sus apariciones siempre serán mostradas con estas vertiginosas
panorámicas en un acertado rasgo estilístico, si bien es cierto que al
personaje se le acaba sacando poco partido. También habrá comedia en la
presentación de la relación entre la contundente mujer, Caroline (Odette Myrtil),
y el cocinero Olaf (John Qualen).
Garfield encarna a un villano, un pequeño mafioso sin
fisuras que acaba resultando excesivo en algunos de sus comportamientos. Además
parece saber demasiado sin excesiva explicación, aunque en realidad lo hace
para recoger información. Curiosamente en lo que sí la tiene prefiere
mantenerse ambiguo, en este inicio. Su honestidad a la hora de presentarse como
un delincuente, su claridad, falta de escrúpulos y remilgos, es lo que acabará
seduciendo a Stella (Ida Lupino). Un extorsionador sin escrúpulos, que se gana
la vida abusando de los demás porque puede…
Garfield es un cazador, observa posible piezas para su
colección, en variados sentidos, unas veces para extorsionar y otras para
seducir. Stella, su padre y Olaf serán sus futuras víctimas.
Lupino tiene novio, George (Eddie Albert), pero pronto
veremos que la pareja tiene problemas, o más bien ella. Él es un honesto
trabajador, bueno, formal, fiel, tranquilo y que acepta la vida que lleva,
dedicado a trabajar e intentar un futuro con su novia. Ella tiene otras
ambiciones, no quiere una vida convencional ni tranquila, quiere fuegos
artificiales, que será lo que encuentre en el pérfido Goff (John Garfield).
Ella se avergonzará de su chico, cree que es capaz de hacer mejores cosas, que
desperdicia su talento en esa vida mediocre, subastando en el mercado… Acabará
por humillarle, no aceptándole, considerándole alguien uvlgar ante la atenta
mirada de Goff. Es una escena interesante ya que George ofrece una vida, un
trabajo y un futuro. Goff, en cambio, ofrece juegos de manos, una ficción,
ínfulas, dinero fácil conseguido de manera deshonesta… pero atractiva para
algunas chicas.
La virtud de Goff, su gran poder, es el miedo, conoce cómo
funciona y sabe manejarlo, es consciente de ello. El miedo es la clave y el
conocimiento del alma humana y su debilidad le sirven para aprovecharse, atacar
las debilidades, las bondades, los miedos, las servidumbres, los afectos…
Stella no siente afinidad por los valores que representa su
novio o su padre, ni siquiera por los más positivos. Odia la rutina, su
trabajo, su vida, el conformismo y la aceptación de esa vida sin lujos, sólo
quiere excesos y luces de colores. Lo que le dará Garfield, precisamente.
Como curiosidad hay que comentar que en una línea de
diálogo Lupino dirá “número equivocado”, que nos lleva a la obra maestra “Voces
de muerte” que el propio Litvak realizaría años después, en 1948. También, en
un impulso que no puedo controlar, debo comentar la increíble cara de viejo que
tiene el niño que interrumpe a la pareja mientras están hablando rodeados por
la niebla.
La permanente niebla que vemos en el puerto, casi siempre de
noche, recalca la duda, lo difuso, lo indeciso, la desorientación de los
personajes, la incomodidad, la necesidad de elegir un camino…
Así oiremos los sueños de Stella y poco después los de su
padre y su amigo en uno de sus paseos pesqueros, en divertidos diálogos. Sueños
de algo mejor, comprar un barco, poder viajar a otros lugares a pescar. Sueños
lícitos, donde lo que se cuestionará serán las formas para conseguirlos.
-Jonah: Entonces no hay problema. Dile que no es tu tipo.
Que te gustan las mujeres jóvenes y con curvas.
-Olaf: Entonces me despedirá… o se ceñirá el vestido.
Todos los personajes parece atrapados, asfixiados, quieren
huir de allí, anhelan algo mejor, unos un barco, otras huir de la rutina… salvo
quizá George, contento con su trabajo y con Stella.
La cuestión que acabará contrastando Litvak será la forma de
hacerlo, unos intentarán escapar y cumplir sus sueños trabajando y ahorrando,
los otros robando…
El retrato familiar que Litvak desarrolla en su película no
puede ser más desalentador. El matrimonio entre Jonah y Florence (Aline
MacMahon) se tienen el cariño justo, la mujer es chillona y criticona, siempre
cuestionando a su marido que encuentra la verdadera libertad y evasión en su
relación de amistad con Olaf. Stella, la hija de ambos, no tiene ninguna
confianza con su madre, a la que ignora, aunque con su padre sí se lleva bien. A
pesar de esto preferirá al matón y extorsionador antes que a él. Sólo Jonah
mostrará apego familiar, luchando y haciendo todo lo que está en su mano por
evitar que su hija vaya por mal camino… y George, que añora el ideal de
familia.
En este mismo sentido tendremos la opción de un matrimonio
de conveniencia para Olaf con Caroline, poco deseado por parte de él, y en el
juicio al que asisten los amigos por su denuncia a Goff, veremos un caso de maltrato de
un marido a su esposa, otra familia bien avenida…
La decepcionada con la vida, la mustia y amargada Stella,
volverá tremendamente luminosa y feliz de una secreta cita con Goff, lo
prohibido, la aventura, el dinero y las burbujas de champagne… hasta el punto
de mentir al padre. La adicción haciendo mella en ella, no tiene salida, capaz
de vender a cualquiera por esa relación.
-Jonah: Usted morirá joven.
-Goff: Pero no será de hambre.
Goff hará exhibición de poder y dinero, pagando sin mirar
regalos para Stella y mostrando una actitud prepotente, chulesca, altanera y
presuntuosa, orgulloso de que le conozcan en sitios de moda y poder pagárselos
para obnubilar a Stella. En otra exhibición de cinismo, en este retrato de una pieza
que encarna Garfield, lo veremos pagar un perfume a Stella con el dinero recién
extorsionado a su propio padre.
Es interesante la conversación que mantienen padre e hija
tras la nueva cita con Goff. Se desarrollarán los aires de grandeza de ella
mientras que el padre hace una apología de la mediocridad, una filosofía
conformista que tampoco hace bien a su hija, aunque su idea sea mantenerla con los pies en la tierra. Un
conflicto de difícil solución, con Goff al fondo, que sólo puede resolverse de
forma traumática, dándose de bruces con la realidad y exponiéndose la máximo.
Esta exposición la hará al padre, que comprende que la
inacción, la cobardía, la mediocridad y la aceptación no son actitudes válidas,
que hay que involucrarse y actuar ante los abusos… Es decir, “Para que el mal
triunfe basta con que los hombre buenos no hagan nada”, como dijo Edmund Burke.
En contraste a esto Lupino reivindicará la ley del más
fuerte, a los despiadados, porque le conviene y porque es débil, incapaz de
renunciar a sus obsesiones y ambiciones, sus aires de ficticia grandeza.
Stella se embriaga con el glamour, los locales de ambiente y
el lujo, emborrachándose de irrealidad, sostenida por una nube que no aguantará
mucho tiempo.
Será el propio Goff quien confiese sus negocios y lo que
hace con su propio padre, y aunque la reacción visceral será de repulsión,
Stella, más húmeda que la bahía, no logrará resistirse a los cantos de sirena, y la testosterona,
que emite ese malote. La muñeca que cae al agua de mano de Stella, al recibir el beso de Goff, anuncia la futura muerte del villano y cómo será.
George, el personaje del novio, acaba resultando algo
cargante en su conservadurismo, su falta de iniciativa, dignidad y orgullo, un
calzonazos en toda regla que se arrastrará en todo momento por ella, apelando a
su corazón y a la vida convencional que él ofrece, a la felicidad no
materialista. Ella tiene otras ideas, cegada por cócteles y vestidos largos.
Es notable el juego de contraste que se propone en la cinta,
los anhelos de los personajes y sus distintas formas de conseguirlos, los
distintos puntos de vista sobre la vida en familia…
La escena del juicio resulta algo superficial, una justicia
poco diligente. La firma a la que se vieron obligados los amigos a punta de
pistola por Goff acabará siendo concluyente.
Un espejo reflejará a padre e hija tras la paliza que Jonah
recibe de Goff, por haberle acusado y llevado a juicio, un espejo testigo de la
conversación de ambos, donde se pondrán las cartas sobre la mesa. Todos los
esfuerzos del padre por reconducir a su hija han sido inútiles, ella se irá con
Goff a Cuba con el dinero que el extorsionador pretende quitarle y que él
quería dar a su hija para el mismo viaje…
La escena de la sauna es importante. Allí, depurándose,
Jonah y Olaf planearán acabar con Goff, con la compañía de un rudo ruso que nos
cuenta su vida y sus desgracias por un embargo…Al que vimos en la escena inicial. Da el contrapunto cómico aunque
carga un poco. Los diálogos de Olaf sí funcionan muy bien en ese sentido.
Los inactivos y nada violentos amigos obligados, con Jonah a
la cabeza, a actuar… Renunciando a la civilización donde nada sirve para hacer
justicia, por ello la mención en esta escena a la selva y los animales es
completamente adecuada y coherente.
La película presenta debilidades en determinados aspectos de
la historia, algunos pueden ser asumibles, pero todos resultan excesivos.
Además la resolución del “crimen” es la mayor debilidad de la cinta,
artificiosa y absurda, supongo que por servidumbres de la censura.
En este sentido podemos comentar algunos aspectos y momentos.
-El cinismo de Goff es máximo, no tendrá problemas en ir a
la casa de los Goodwin a esperar a Stella tras haber extorsionado al padre.
Esto resulta algo forzado, ya que si le interesa una cosa sus métodos no son
los más eficaces ni sutiles para ello, la justificación del miedo puede valer
en cierta medida para algunas cosas, pero aquí resulta precipitado y necesitado
de más desarrollo.
- Resulta absurdo que el padre no le cuente toda la verdad a
su hija sobre los abusos de Goff con él y Olaf… Un ligero truco de guión que,
como he comentado, tiene determinados aspectos algo forzados en la descripción
del personaje de Goff, con l aintención de justificar las posteriores consecuencias que este
comportamiento tendrá.
-Que Stella acabe desvelando los ahorros del padre al hombre
del que éste la previene resulta nuevamente forzado… aunque muchas chicas
puedan llegar a hacer estas cosas.
-La escena del intento de asesinato por parte de Olaf y
Jonah es el colmo de lo artificioso. El director y su guionista, supongo que
por obligación de la censura, evitan que estos cometan el crimen, que no logren
hacerlo, pero se acabe produciendo la muerte de Goff por accidente, incluso se
evita que puedan negarse a prestarle socorro porque se hunde inmediatamente (anuncia
que no sabe nadar)… De esta forma se pretende salvar, liberar moralmente, a los
personajes, pero todo queda forzado y artificioso, incluso se hará mención a
algunos pasajes de la Biblia en el colmo del subrayado.
Por el contrario, que Goff acceda a ir con los dos amigos en
el bote es creíble porque no teme nada de ellos, se siente superior, que los
tiene controlados y atemorizados, la confianza en sí mismo le acaba
traicionando, los infravalora… aunque la excusa para acceder a acompañarles de
“coger color” siendo de noche y que se decida a perder el tiempo con ellos también puede resultar cuestionable…
Esta escena en el bote en medio de la noche y de la nada,
cubiertos por la niebla, deja excelentes momentos de tensión mezclados con
humor, donde ambos aspectos funcionan a la perfección, con la salvedad
comentada.
Al final Mitchell recuperará su dinero y demostrará una gran
inteligencia, el valor de la acción y la inteligencia contraponiéndose a la
fuerza y la intimidación de Goff, algo que el villano infravaloró.
“Tienes más sesos que un banquero”.
Lupino acabará su tránsito por las nubes con el anunciado
golpe de realidad, el reconocimiento del cadáver, los interrogatorios
policiales y la comprensión del sacrificio y consejos de su padre. Un padre y
una hija, que junto a Olaf, podrán salir de la bruma a cumplir un poco sus
sueños, camino a Cuba. Una reconciliación lógica donde se perdonan los errores
y donde es el padre el que pone casi todo de su parte. Incluso el paciente
George puede que tenga su opción.
Chicas seducidas por los malotes, con nefastas consecuencias. Hummmm…ninguna lo hace inconscientemente. Ni obligada por una pistola. Y es probable q no gaya siquiera pretensión d cambiar nada.
ResponderEliminarY en el pecado se lleva la penitencia. O no.
:-)))
Me gusta Ida Lupino. No conocía la peli. Gracias Sambo!!
Un beso!!!
Es lo que suelen verbalizar, que "en el fondo no son así", "que tienen buen corazón" y piensan, y en general no lo desmienten, que pueden cambiarlos. Puede que en alguna de ellas haya cierto sentimiento masoquista, peeeero... jajaja
EliminarUn beso