domingo, 15 de julio de 2018

ADIÓS, CRISTIANO

FÚTBOL










Dos anécdotas leídas recientemente definen a Cristiano, a lo que ha demostrado en el Real Madrid y por lo que se ha convertido en leyenda. Lo esencial, lo importante, lo único, eso que muchos no valoraron.

Contaba Patrice Evra, que fue su compañero en el Manchester, que si por casualidad recibíamos una invitación de Cristiano para comer, dijéramos que no. Sin más. Lo decía en tono socarrón recordando el día que lo invitó a él.

Después de un entrenamiento, Cristiano invitó a Evra a comer. En la mesa tan solo encontró una ensalada, pollo y agua. Evra quedó un tanto extrañado, pero Cristiano sostenía que aquello era muy sano, que comiera. El invitado suponía que luego llegarían viandas de más calado, pero no. Ensalada, pollo y agua. Sano sí, pero rico, lo que se dice rico… Nada de refrescos o un buen filete, que es lo que le apetecía tras el entrenamiento y en casa de un colega…

Tras la decepcionante comida, Evra se disponía a pasar una agradable sobremesa de charla o jugando a la Play Station, esas cosas que hacen las estrellas del fútbol. Antes de que terminara de comer, apareció Cristiano con un balón diciéndole que se pusiera enfrente, que iban a dar unos toques… El jugador francés no salía de su asombro y, con el pollo aún en la boca, preguntó discretamente si podía terminar de comer... ¿Me da agua y ensalada y ahora quiere que juguemos al fútbol? Sí, a dos toques. Pas, Pas.

Y allí estaba el bueno de Evra dando toques al balón tras su frugal comida hasta que el bueno de Cristiano se cansó… Por fin, pensó. Cuando iba camino de uno de los agradables sofás de la casa de Cristiano, éste lo cogió y lo metió en la piscina a hacer largos… “Este tío es una máquina, no piensa más que en entrenar”.

La segunda anécdota tiene que ver con Rio Ferdinand. Los jugadores del Manchester pasaban ratos libres jugando al ping-pong en una mesa que tenían a su disposición. En una de esas partidas, Ferdinand ganó a Cristiano, para jolgorio del resto de la plantilla. Cristino no olvidó la afrenta.

Mandó a su primo a comprar una mesa de ping-pong que instaló en su casa, y se dedicó a jugar obsesivamente durante dos semanas… Cuando volvió nadie volvió a ganarle.





Estas dos anécdotas definen a una persona, un jugador, con una mentalidad y profesionalidad fuera de rango, que sorprende a sus propios compañeros. Un hombre al que le apasiona el deporte, que le gusta y disfruta, para el que nada tiene que ver con una obligación, sino con una pasión. Lo mismo que demuestra esa ambición y carácter ganador que le han llevado a estar donde está, a ser quien es: El mejor jugador del mundo, el mejor jugador de la historia del mejor club deportivo (junto a don Alfredo), y uno de los más grandes de toda la historia de este deporte.

Siempre me quedé y me quedaré con eso, porque eso fue lo que marcó el desarrollo de su talento.

Cristiano vino aquí cuando pintaban bastos. Con un Barcelona dominante a una Liga diseñada para ellos y un Madrid hundido y necesitado de recomposición. Aquella decisión de un jugador que era estrella en Manchester ya delataba su talante. 451 goles y 120 asistencias después, una media de 60 goles por temporada, 70 si nos centramos en su etapa dura (omitiendo el primero año con lesión y estos dos últimos con más rotación), y con 128 goles más que el segundo máximo goleador en siete temporadas menos (323 marcó Raúl), deja al Real Madrid en su segunda mejor etapa histórica, con la mayor hegemonía conocida en el fútbol mundial moderno, salvando la del propio Madrid de los 50 y 60, y al club como el mejor del mundo, algo que, más allá de la historia, no era a su llegada.

Aunque finalmente se ganó el respeto de todo el madridismo, no ocurrió lo mismo con el cariño, que se le resistió en ciertos sectores. Desde el principio recibió escepticismo y desprecio por muchos. Aún hoy, en el reconocimiento, algunos prefieren la ironía, el insulto o el gesto altivo y chulesco, que tanto reprochaban al portugués, para despedirle. A muchos madridistas les convencieron de que un gesto, una pose, un rumor falso o una discusión con su entrenador eran más importantes que su profesionalidad, talento y lucha en el campo. El tiempo, como tantas veces, puso y pondrá las cosas en orden.

No caíste bien. Ni siquiera cuando llegaste para que te recibieran 80.000 personas, más que a nadie. Tuviste que oír que el bueno, el que marcaría la diferencia, sería Kaká. Luego llegó lo de egoísta, chupón, chulo, “cierradiscotecas”, que no aparecías en partidos importantes, que no le marcabas al Barcelona, que sólo metías penaltis y faltas, luego que las faltas no las metías, que no te ibas en regate seco o húmedo, que perdías velocidad, que estabas acabado, en declive… Ahora te despiden algunos, que llevan tiempo queriendo hacerlo, recalcando desde hace meses que tienes 34 años, cuando te faltan siete para cumplirlos… Que patético, que ansias por perder de vista a una leyenda que da tanto cada año. Qué ignorancia… A todos ellos, entre los que se encuentran muchos madridistas, callaste la boca sistemáticamente, con esfuerzo y dedicación, sin pausa, durante nueve años seguidos, en la más grande lección de regularidad y excelencia vista en el mundo del fútbol (porque hay que añadir las temporadas en Manchester).

Te pidieron que te amoldases a lo que ellos querían y pretendían, porque aceptarte como eras les suponía un costo excesivo... Había que adecuar el discurso para que resultara lo más lesivo posible al Madrid, y tú eras el vehículo perfecto.

Te sobraron cosas, sobre todo esas quejas y esas insinuaciones públicas que bien podrían haberse resuelto en privado, sobre todo teniendo como tienes tu vida y la de toda tu progenie más que resuelta. Sinceramente, nunca les di demasiada importancia. Esas niñería, del niño que nunca dejaste de ser, sólo me parecieron una consecuencia más de tu carácter, forjado en la infancia, esa donde nada fue fácil ni para ti ni para los tuyos. Sí, también he escrito mucho sobre eso…

A mí no se me ocurrió pedirte jamás humildad o modestia. La primera la demostraste desde el primer día con tu intachable profesionalidad, entrenando como si tu vida dependiera de ello, como si padecieras una sed insaciable. Una profesionalidad pocas veces vista en este deporte. Llegabas antes que los porteros de la ciudad deportiva y te largabas el último. ¡Las llaves eran tuyas! ¡Hasta estimulaste a Benzema para el entreno! La segunda, la modestia, sólo la pedían los que no pueden aspirar a otra cosa, temerosos ante el espejo de su mediocridad, como expliqué en no pocos artículos que te dediqué. Te pedían humildad y modestia, sin entender la primera y a pesar del absurdo de la segunda. Te has hartado de demostrar humildad con esfuerzo y resultados. Rechazaste la modestia, porque los excepcionales no tienen motivos para serlo.

Es lógica, aunque a alguno le pueda extrañar, esta sensación de orfandad con su marcha. ¿Cómo no se va a echar de menos al jugador que nos enseñó lo que no existía, que llegó donde no se podía, que ha hecho creer a muchos que lo legendario era lo normal? Uno está un tanto hastiado de los tópicos. Por supuesto que la institución está por encima de todo, pero la institución son personas, y en esta etapa, en esta última década, hemos compartido pasión con una de las más grandes que han pasado por este club centenario que tanto amamos. No es poco. Ni él es cualquiera. No es uno más.

Esas reivindicaciones y apelaciones al club, como si fuera un ente abstracto o extraño a sus componentes, a sus más ilustres componentes, es un absurdo de moda en el que todos caemos, como para consolarnos o infravalorar… El Real Madrid y lo que simboliza es lo que aglutina entorno a ese escudo, porque ese escudo, sin eso que aglutina, no es absolutamente nada. El Madrid son sus jugadores, directivos y aficionados, los buenos y los malos, que así los ha habido y los habrá en todos los ámbitos. Y, joder, Cristiano ha sido de los mejores, en el campo, donde se forja leyenda y ensancha escudo, y fuera de él, llamando a más y más fans de todo el mundo a sumarse a la familia madridista. Que nunca se nos olvide, sobre todo ahora que no está aquí.




Dices que tienes 23 años de edad biológica. De ahí lo de retirarte a los 41. Te creo, tus actuaciones así lo confirman, contradiciendo a los que veían tu declive casi desde que llegaste… que habías perdido velocidad… Nunca comprendieron ni tu evolución ni tu adaptación a nuevos estilos de juego. No comprendieron casi nada, más allá del número de goles. Para colmo este año marcaste un gol de tijereta al alcance de… nadie, y batiste el récord de velocidad marcada a un jugador a sprint en un partido de competición, el que jugaste contra España en el debut del Mundial… Inaudito en un tipo de 33 años. No hay parangón.


Te vas a Turín, allí donde aplaudieron un gol de ensueño, algo que seguro has tenido muy en cuenta… Pues…

Te equivocas, como lo hace el Madrid. Te equivocas si te vas por dinero o por la presión que sufres de propios y extraños que parecen desear tu declive. Puedo comprender tu enfado si mañana viene uno a hacer croquetas, con amigos de juergas y escapadas imprevistas a cobrar bastante más de lo que estaban dispuestos a pagarte a ti… pero te equivocas.

La decisión tomada es absurda, y lo es en todos los sentidos. No te faltaba nada, aunque no lo veas ahora. Aquí lo tenías todo, y es donde podías tener más. Y aunque ganes cosas, que no me extrañará que lo hagas… no hay nada como ganarlas en el Madrid. Eso, querido Cristiano, es otra cosa, es otro nivel, y tú lo sabes mejor que nadie. Me resulta triste que por unos cuantos millones o unos problemas con Hacienda que, aunque te sorprenda, muchos tienen, y con menos medios, que con una tonta excusa de cambio de aires y nuevos retos te desvíes del camino. Nos pediste comprensión en tu carta de despedida, pero no explicaste qué debíamos comprender.

Y me resulta absurdo que el Madrid te dejara escapar, por mucho que tú quisieras o pidieras. Si el Madrid no hubiera querido jamás habrías podido irte, tenía el toro por los cuernos.

A pesar de la decepción, no permitiré que otros aspectos se antepongan a lo esencial. Para mí, como para muchos otros, la mayoría, eres una leyenda, desde hace mucho. Algo que no te niegan ya ni tus detractores, a los que callaste sistemáticamente la boca. Aquella final contra la Juventus derrumbó cualquier oposición dialéctica. Eres una leyenda que llevaré grabada a fuego en mi pequeño alma madridista.

Cuánto me hubiera gustado no tener que escribir este artículo, o al menos no haberlo hecho tan pronto. Yo soy y seré de Cristiano. Nos merecíamos, al menos nosotros, los que siempre te defendimos, verte aquí hasta el final, hasta el declive, que atisbo lejos aún, hasta la suplencia y la retirada. Lo merecíamos porque lo queríamos.

Desde luego querré que te vaya bien, que te vaya muy bien… y que sigas viendo las victorias madridistas, aunque ahora las veas saboreando el amargor de la derrota.

No sé qué habrá pasado, pero sí sé que te arrepentirás con el tiempo, aunque no lo reconozcas. Como sé que volverás. El que mama esto queda contagiado y poseído de por vida. Tú te fundiste y entendiste este club como pocos. Por eso te arrepentirás. Y volverás.


10 comentarios:

  1. Admiro a futbolistas que quieren vivir otras experiencias en otros clubs. Intentar conseguir logros fuera de los tres o cuatro equipos grandes mundialmente.
    Que se va por dinero, puede ser. Está claro que es uno de los 3 mejores goleadores de la historia del fútbol. Otra cosa ya es como jugador total por así decirlo. Ahí ya está por debajo de muchos. Lo que me gusta es que su presencia en el Calcio hará que esta liga levante un poco el vuelo desde finales de los 90.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo contigo en todo ojalá se hubiera hecho algo más por las dos partes! Y ojala tengas razón y vuelva será de nuevo otro de los mejores días de mi vida!un saludo y HALA MADRID!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo dudes, volverá. Es irremediable.

      Gracias por la lectura y el comentario. Un saludo! Hala Madrid!

      Eliminar
  3. Una vez más no defraudas con tus artículos. Un placer leerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Alberto. Placer el mío por recibir tu lectura y visita :)

      Eliminar
  4. Gran artículo, Mr Sambo. Suscribo cada palabra. Un abrazo desde México.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por la lectura y tus palabras, Chui. Un abrazo desde España hacia México!

      Eliminar
  5. Grande como siempre MrSambo. Cristiano se merece una afición que le idolatre como lo que es, una leyenda, y aquí por desgracia no lo hemos hecho. Además, el "Sistema", a partir del 14 y de las continuas Shempions y bolones dorados, ha apretado el acelerador con la pistola de Hacienda.

    No estoy de acuerdo con Cristiano en el sentido del cariño del club. Si bien los aficionados quizás no le hemos dado todo el que se merecía, el club, al menos desde fuera, lo ha dado todo por él. Cada vez que ganaba el balón de oro homenaje en el Templo, todo el equipo giraba en torno a él, todos los jugadores intentando que Cris marcase, rotaba y jugaba cuando quería, tiraba todas las faltas y los penals.
    Y en cuanto a lo del cobrar como hormonado o croquetas, Cris el deportista, no futbolista, deportista que más cobra del mundo, con 80 millones. Cris se quejaba, y con razón, que ha dedicado muchos días al año a hacer anuncios en vez de entrenar. Pues Cris, con todo el cariño, tienes pasta para vivir 100 vidas, baja un poco los ingresos si quieres entrenar más, y olvídate de los otros. Que ganen más en sus equipos de octavos y cuartos, que estar en Kiev, vale más que 5 millones brutos más o menos al año. Y te darás cuenta cuando pasen los años. Recordarás esa noche de Kiev, que quien sabe, igual es la última final que juegues, y pagarías todo lo que has ganado de más por volver a estar allí con el gran Karim a tu lado.

    Cris, yo como sambo te deseo lo mejor en Turín, menos por supuesto, si te cruzas con nosotros en orejona. No te deseo suerte porque sé que no lo necesitas. Vas a triunfar seguro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por la lectura, querido amigo Setecaba, y por este magnífico comentario reflexivo. Un abrazo fuerte.

      Eliminar