Las escenas de acción son buenas en general, con todas las
licencias que se quieran. La que acontece en la autopista, con las 12 balas,
define muy bien las esencias de la película. Espectacularidad, violencia
sangrienta y explícita pero controlada por el humor, e ironía constante. En
ella vemos las habilidades y superpoderes de Deadpool. Supér fuerza, súper
agilidad, rapidez, resistencia y regeneración rápida de toda herida o
enfermedad.
Con un montaje poliédrico se retrata la búsqueda de Wade al
maquiavélico Ajax, mezclando siempre humor y violencia en distintos episodios
mientras su traje va haciéndose más sofisticado. La broma apartando la cámara
para dar una paliza a su reclutador (Jed Rees), recuerda al Tarantino de
“Reservoir dogs” (1992).
“¿Es sexista pegaros? ¿Es más sexista no pegaros? No sé, los
límites son muy difusos…"
El clímax, provocado por el rapto de Vanessa en un
lúgubre y tenebroso callejón, nos dejará grandes momentos, uniendo, como
siempre, violencia y humor. Son hilarantes las conversaciones con el taxista,
Dopinder (Karan Soni), así como las circunstancias imprevistas (el olvido de
las armas). Además nos permitirá descubrir los poderes de “Negasónica”, que
habían permanecido discretamente en secreto hasta este momento.
Eso sí, hay un exceso de flipadas con ese Deadpool que unas
veces parece sentir dolor y otras no… Con todo, es un estupendo clímax, con
buenas peleas y dosis gore medidas. Es irónico el momento moralista del final,
con Colussus (Stefan Kapicic) intentando reconducir a Deadpool, pero debido a
la continua frivolidad y amoralidad de la película, se hace previsible la
resolución de la escena.
Un final romántico y feliz, al estilo “Deadpool”, con
“Wham!” de fondo. Lo cierto es que la película tiene una interesante banda
sonora. Y unos divertidos y cómicos títulos de crédito finales.
Aparte del humor dentro de la acción y la violencia, la
película vertebrará su irreverencia y huida del convencionalismo en las
constantes digresiones y diálogos macarras y gamberros, transgresores y completamente
alejados de lo que es normal en una película de superhéroes al uso. Las bromas
sexuales son abundantes y desfasadas, realmente hilarantes en muchos casos.
Su antagonista será Ajax (Ed Skrein), o Francis, como gusta
llamarle a Wade. En su presentación nos mostrará su fuerza de mutante. Parece
un ser acomplejado, prepotente y sádico, al que le gustan los retos. Tiene
enormes reflejos y velocidad, mucha fuerza y no siente dolor, como “Darkman”
(Sam Raimi, 1990). Tiene una esbirro, Ángel (Gina Carano), que es tremendamente
fuerte. Torturará a Wade 24 horas al día hasta lograr una monstruosa mutación.
“…y si no, tendremos que seguir haciéndote daño, de maneras
nuevas y diferentes cada vez más doloras. Hasta que finalmente mutes… o
mueras”.
En el laboratorio de los horrores tendremos una buena y
sórdida ambientación, sucia y poco glamurosa, con un clímax apocalíptico
visualmente notable, donde Wade será ensartado por Ajax con un hierro, para
resurgir de las cenizas, literalmente, como el Ave Fénix.
Otro interesante personaje, de los que más me gustaron, es
Weasel (T. J. Miller), el dueño del bar al que va Wade Wilson y otros
mercenarios. Un bar donde también se usa la ironía con el nombre, “La escuela
de la Hermana Margaret”, lugar para la camaradería de los tipos duros. Con él
tenemos algunos de los mejores diálogos, dentro de su gesto hierático.
“Pareces un aguacate que se ha follado a otro aguacate más
viejo y asqueroso… y no se lo ha follado con cariño, sino con saña… La relación
estaba jodida y era la única catarsis que pudieron encontrar sin recurrir a la
violencia”. “Porque pareces como si Freddy Krueger hubiese follado con un mapa
topográfico de la sierra”. “¡Joder, eso suena a franquicia!”.
“Como un cojón con dientes”.
Morena Baccarin interpreta a Vanessa, el amor de Wade. Desde
los seductores, explícitos, descarados, estrafalarios y gamberros coqueteos
underground, siempre divertidos, se entiende la especial química entre ella y
nuestro protagonista. Como en tantas películas de héroes y superhéroes, el amor
por una chica será una de las motivaciones clave. Dos almas gemelas y frikis,
otro guiño al espectador, que gozan consiguiendo un anillo de Voltron o hablando
de “El imperio contraataca" (Irvin Kershner, 1980) en la cama, entre polvo y polvo.
-Wade: Bromitas de la Guerra de las Galaxias...
-Vanessa: ¡Del Imperio!
-Wade: No jodas, es como si te hubiera creado por
ordenador.
Una relación realmente apasionada y lasciva que comienza con
calma: en vez de ir a la cama irán a unos recreativos, para conocerse, en una
estupenda broma.
Con ellos descubriremos que los superhéroes también
fornican, y vigorosamente, si bien es cierto que lo harán antes de que Wade se
convierta en Deadpool, siendo estrictos. Otro ejemplo de transgresión.
“Feliz día de los enamorados”. “Feliz año nuevo chino”.
“Feliz día de la mujer”. “Feliz Cuaresma”. "Feliz Halloween”. “Feliz día de
acción de gracias”… Entre tanto polvo llegará el compromiso en Navidad,
vestidos de rojo, que es su color…
“Si tu pierna izquierda es el día de Acción de Gracias y tu
pierna derecha es la Navidad… ¿puedo visitarte entre fiestas?”
“La chica perfecta acabará sacando al héroe que llevas
dentro”.
La última de las aliadas de Wade “Deadpool” Wilson, es la
ciega anciana Al (Leslie Uggams). Ella acogerá a nuestro héroe tras su monstruosa
transformación y su complicidad con él será absoluta. Mientras Wade usa y abusa
de su pack masturbatorio con muñecos unicornios y lociones, ella destrozará
muebles de Ikea en su intento por montarlos.
Junto a ellos lo cotidiano y las digresiones siguen su curso
y su máxima expresión, en otra escenificación poco glamurosa de este particular
héroe.
-Wade: No. Tú eres ciega.
“¿Has oído hablar a David Beckham? ¡Parece que se ha tragado
una bombona de helio! ¿Crees que Ryan Reynolds ha llegado a algo por su
interpretación?”
“La sentiré enorme si me la casco con esta mano”.
Es cierto que toda esa frivolidad y toque de sobrado que
tiene el personaje, resta tensión dramática a todas las escenas y a la película
en general. En un tono tan desenfadado casi no hay cabida para ello.
La historia es sumamente sencilla, entregada al tono macarra
y pretendidamente transgresor como gran originalidad. Es un superhéroe difícil
de integrar en el universo Marvel si se pretende unirle a uno de sus grupos y
respetar su esencia.
Ha vencido por paliza en el beneplácito de los fans a “El Escuadrón Suicida” (David Ayer, 2016) de
DC Comics…
Todo este esmero en provocar y resultar transgresora queda
en nada. Su intento de trascender el tsunami de películas de superhéroes, en
realidad, siendo un loable esfuerzo, queda como una mera travesura en su falta
de enjundia, una broma con cierto ingenio que se evapora en burbujas de coca
cola, que acaba reivindicando más el género que invitando a una reflexión sobre
sus tópicos o estereotipos. En cualquier caso es realmente disfrutable, si
entras en su juego te reirás y entretendrás desprejuiciadamente, lo que es
bastante.
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