Vi este remake musical mucho antes que la original y siempre
recordaré la célebre escena con Bill Murray haciendo de masoquista que visita
al dentista. Es una escena que despertó carcajadas en mi infancia, y eso es imposible
de olvidar. Siempre recordaré esta escena, incluso la he visto suelta porque me
encanta. Ese sádico dentista que encuentra su némesis en ese masoquista que
disfruta como un enano con los dolores y torturas que recibe. Es una secuencia
hilarante y antológica. Bill Murray está, como es costumbre, sencillamente
sublime, recibiendo una excelente contrarréplica de Steve Martin. Los gestos
orgásmicos de Murray al ver el instrumental y cuando Martin se lanza hacia su
boca con desenfreno son inolvidables.
Pequeña joya remake de la original película de Roger Corman
de 1960, reinventándola y convirtiéndola en un musical, que por otra parte ya
se representaba en Broadway.
Surrealista, alocada, disparatada, con estética de comic, se
disfruta desde que empieza hasta que acaba, con una música vitalista y que
contagia optimismo, una banda sonora extraordinaria que consigue algo extraño, y
es que un musical sin apenas coreografías no canse, pero sí entusiasme y divierta.
Una extraña planta surgida de un eclipse salva de la ruina a
una pobre floristería de suburbio. Una planta que repentinamente comenzará a
hablar y a pedir sangre humana a su dueño, Seymour, que vive enamorado de su
compañera Audrey, maltratada por un sádico novio dentista.
Los personajes son clichés, pero en su caricaturesco retrato
funcionan a la perfección, logrando que sus relaciones y conflictos resulten de
una eficacia extraordinaria. El timorato Seymour Krelborn (Rick Moranis),
enamorado de la voluptuosa, romántica y sensible Audrey (Ellen Green), que vive
atemorizada por su macarra, machista y psicópata novio, el desfasado dentista
Orin Scrivello, interpretado por Steve Martin… Mención aparte merece la planta
carnívora, Audrey II (Levi Stubbs, que pone la voz), que es un personaje
absolutamente extraordinario, manipulador, seductor, ambicioso, insaciable,
lascivo y francamente malvado. Audrey II es verdaderamente tronchante. Una
mefistofélica planta que prometerá todo a Seymour a cambio de sangre humana
fresca. O cuerpos, ya puestos. Un estratosférico villano.
Escenas realmente divertidas y conseguidas (la
mencionada visita de Bill Murray al dentista es de antología, un papel que en
la de Corman interpretó Jack Nicholson en una de sus primeras apariciones en la
gran pantalla) y unas interpretaciones en algunos casos insuperables (impagables los pequeños papeles del propio Murray o de Steve Martin, sin desmerecer a los
protagonistas, como Rick Moranis o Ellen Green) son sólo algunas de sus virtudes.
La pobre Audrey recibe palizas puntuales de Orin, porque
según él tiene que mantenerla a raya, y ella no se atreve a denunciarle,
encontrando en Seymour todo lo que busca, sin que ninguno se atreva a dar
el paso por miedo al rechazo y compromisos adquiridos. Desde la puesta en
escena la veremos en muchas ocasiones ocultar su rostro o colocarse tras
elementos del decorado (cristales, por ejemplo) incidiendo en esa vida
clandestina y sufrida que soporta con extenuante sacrificio y vergüenza.
Complejo de inferioridad y perfecto retrato de la mujer maltratada, tema de
plena actualidad.
Seymour es la pura torpeza e incompetencia, un pazguato, un
pusilánime incapaz de actuar, pero que despierta todos los instintos
protectores y maternales en Audrey. Ambos personajes, débiles, se sienten
atraídos y se comprenden a la perfección, se identifican el uno con el otro y
defienden sensiblemente.
Es divertido oír a Audrey, que posee un bestial complejo de
inferioridad, diagnosticar complejo de inferioridad, precisamente, a Seymour…
que efectivamente también lo tiene. También es divertido oírla por ese deje tan característico de la actriz, Ellen Green.
En su evolución, Audrey pasará de madre a novia y amante, de
la ternura al amor pasional, mientras que Seymour se convertirá en alguien
decidido y que tendrá que actuar para conquistarla y alejarla del maníaco de
Orin.
Para ello, la malvada planta será clave, ya que sacará determinados
aspectos de la personalidad de Seymour que permanecían ocultos, atenuados,
adormecidos, lo que es un punto a favor de la planta, aunque lo hiciera en
beneficio propio.
De aquí podríamos extraer, que teniendo en cuenta la
repentina aparición de la planta, Audrey II no es más que una personificación y
creación de la psique de Seymour, el medio para sacar toda esa rabia y
frustración, para conducir, focalizar y expresar todo eso que permanece oculto,
que no se atreve a mostrar, esa parte de su carácter que reprime. Es por ello
llamativo que la llame como a su adorada enamorada.
Cuando esos instintos se desmadren no le quedará más remedio
que deshacerse de la planta, que amenazaba con engullirlo a él mismo. Una
planta que es justo lo opuesto a Seymour, descarada, macarra,
gamberra, lasciva, sin escrúpulos… Una vez Seymour es capaz de actuar y dar la
cara, de mostrar firmeza de carácter, Audrey II, esa carismática planta
carnívora, no tendrá sentido. Por fortuna no se verá obligado a matar a Orin,
sino que éste morirá en un afortunado (para Seymour) accidente con su gas de la
risa.
Steve Martin se lo pasa en grande con su encarnación de
sádico dentista. Su chupa de cuero, su tupé, sus ademanes rockero-macarras,
definen un personaje extraordinario. El actor está francamente hilarante y
tronchante, con esas miradas y juegos a cámara y esa cara de disfrute en sus
tropelías sádicas.
Encantadora toda ella, con unos decorados que recuerdan al cine clásico, también a la serie B, y una historia de perdedores y de reivindicación del individuo que no hacen sino enriquecer el conjunto. Unos decorados fantásticos recreando varias calles de ese barrio. Un buscado artificio perfectamente coherente con su esencia de musical, donde tendremos incluso narradoras cantarinas, como esas tres chicas que presentan la película y advierten de la venida de la famosa planta cantando “Little Shop Of Horrors”. Tres chicas que aparecerán durante casi todos los temas de la película de forma protagónica o haciendo coros. “Skid Row”, con la descripción de ese deprimente barrio suburbial es un nuevo ejemplo. “Some Fun Now”, un estupendo tema, servirá de transición en el crecimiento de Audrey II con nuestras tres amigas cantantes. “The Meek Shall Inherit”, será otro breve interludio.
Las canciones sirven tanto para desarrollar a los personajes como
para que expongan sus ocultos sentimientos y dramas. La mencionada “Skid Row”
es un primer ejemplo, pero hay muchos más. “Somewhere That’s Green” describe
los sentimientos de Audrey, sus miedos a dejar a su novio, la conciencia de
cómo es, sus afinidades hacia Seymour y sus sueños de tener una casa con jardín.
“Dentist!” es la memorable e impagable presentación del personaje interpretado
por Steve Martin. Muy bonita, realmente magnífica, es “Suddenly, Seymour”,
donde el bueno de Seymour se declara. “Mean Green Mother From Outerspace”, un
estupendo Rock, con la planta reivindicándose ante Seymour en el psicodélico
clímax...
Hay temas realmente buenos en una onda Opera-Rock que merecen mucho la pena. Los actores están más que competentes en sus labores vocales,
además. Especialmente una Ellen Green que se sale, por ejemplo en esa maravillosa "Suddenly, Seymour". También temas narrativos, como ese “Da-Doo” que nos enseña como descubrió
Seymour la planta. “Grow For Me” hace coros al momento donde Seymour descubre
la pasión sangrienta de su planta. “Feed Me (Git It)” será la canción con la
que Audrey II hable (y cante) por primera vez… un estupendo tema Rock.
“Suppertime” supone la complicidad de Seymour con la planta, que se zampa a su
jefe, que pretendía chantajearle. Luego sonará morbosamente, al estilo manga,
con esa planta intentado meter mano a Audrey… y comérsela.
No puedo dejar de mencionar los efectos especiales, con esa
planta carnívora, que es un personaje realmente insuperable y a reivindicar. Un
trabajo excelso. El crecimiento de la planta es espléndido y se puede
leer en sus labios tranquilamente (es verdad que la explosión final es muy
cutre, pero se lo pasaremos). Una maravilla. Sencillamente deliciosa. La
podríamos considerar un antecedente a la comedia negra musical que hizo Tim Burton
en “Sweeney Todd” (2007). Aunque aquella se estrenara antes en Broadway.
El final previsto fue censurado o rechazado. Se quería que la extraterrestre planta acabara tanto con Audrey como con Seymour. Luego se comercializaría por todas las casas del mundo, para así destruir ciudades y devorar a la humanidad. Un final un tanto tétrico y apocalíptico.
Podemos disfrutar de la presencia de John Candy, un habitual
en muchas comedias ochenteras, como locutor de radio. Y James Belushi,
interrumpiendo divertidamente una canción. Vincent Gardenia, apellido floral
también, está magnífico como jefe de Rick Moranis.
Frank Oz deja una estupenda realización, con planos cuidados
y largos y un acierto en su artificio. Gran ritmo e inmejorable estética.
A los que no les guste el musical pueden tener ciertas
reticencias, pero lo cierto es que las canciones no molestan, entre otras cosas
porque la mayoría son muy buenas. Es verdad que en ocasiones se acumulan muy
seguidas, pero es un mal menor que no impide su disfrute.
Una comedia (y también drama, ciencia ficción, romántica,
musical, terror…) muy divertida, basada en la película de Corman y el musical
de Howard Ashman con canciones de Miles Goodman; con ocurrencias
extraordinarias en diálogos y situaciones, muchos de los cuales ya aparecían en
la original de Corman, pero que aquí van un poco más allá. Una inmejorable opción
para los amantes del musical (o no), un pequeño clásico ochentero.
comorrrrrrr un 4??????jajajaja,no en serio,se lo merece.....yo como tu,siempre me acuerdo de bill murray y lo que no me acordaba es de la cantidad de caras conocidas que participaban en la pelicula.....tengo que volver a verla porque desde pequeño no la he vuelto a ver......despues de tanto tiempo sigues pensando que watchmen sigue siendo mala???creo que siempre sera mi pelicula preferida de superheroes...,,,,,,,te lo digo porque te iba a retar con una reseña de esta pelicula pero he visto que hiciste una muy brebe hace años.....lastima sobre todo una version de 3 horas y pico que salio en suelo gringo y habria que analizarla mas detenidamente.........saludos amigo
ResponderEliminarSiempre es un placer recibirte, Metaleros! Sí, se lo merece, cumple a la perfección con lo que pretende y es complicado atacarla en errores jejeje.
EliminarNo me parece mala WATCHMEN! Sí creo que está sobrevalorada, tiene indudables virtudes, pero hay algo que encaja mal en la adaptación con esos diálogos filosóficos algo pedantes, que seguramente funcionarán mejor en la novela gráfica. Snyder no es un director que me convenza, y me lo ha confirmado muchas veces...
Me interesa esa versión que dices de 3 horas.
Un saludo, crack.