miércoles, 25 de mayo de 2016

DIFERENCIAS, HOMENAJES Y MENTIRAS









A ningún madridista debe fastidiarle o incomodarle que se homenajee a los grandes jugadores de la casa o las leyendas madridistas cuantas veces sean necesarias, cafres aparte. Me parece maravilloso y justo que esto sea así, se llamen como se llamen, me caigan mejor o peor, me identifique más o menos con ellos, hayan metido más o menos la pata en el pasado, pero lo que no puedo permitir, es que se utilice todo esto para manipular, mentir y atacar al club de mis amores, y menos cuando se ha comportado de manera ejemplar.

He sido contundentemente crítico con Casillas en sus últimos años aquí, de igual forma que un entregado admirador de Arbeloa durante toda su trayectoria madridista. Lo he puesto negro sobre blanco muchas veces. Pero ni una cosa ni otra me lleva a cuestionar los homenajes que el club tuviera a bien dedicar a ambos, ni a los aficionados que quisieran honrarlos en su momento o en los momentos por venir. Lo que nos dieron nunca puede justificar una titularidad impuesta, pero sí justifica un sentido homenaje. Los que se les han dado y se les darán.

Desde el antimadridismo se ha afeado el homenaje a Arbeloa comparándolo con el que recibió Casillas, extrañados por el cariño que se le dio al defensa en contraposición a las críticas que recibió el guardameta en sus últimos años. ¿Dónde está la raíz de esto?

Que parte de la afición madridista cuestionara a Iker al final de su carrera se debió a su rendimiento y su comportamiento más afín con los periodistas y los amigos de la selección que con su propio club, al que estoy convencido que quiere, pero que lo demostró de una forma muy peculiar.

Se preguntan muchos casillistas el porqué de ese cariño casi unánime hacia Arbeloa y las encendidas críticas de un gran sector de la afición contra Iker. Quizá estas actitudes de muchos aficionados se deben también a que han visto como Arbeloa se machacaba en los entrenamientos, acudiendo a Valdebebas incluso cuando las sesiones eran voluntarias, mientras veían el poco gusto que tenía Iker por el gimnasio y esos menesteres, reconocido por él y expuesto en pruebas audiovisuales con videos y fotos. Quizá en que vieron como Arbeloa aceptó su rol y su paulatina pérdida de importancia en el equipo con absoluto respeto, sin cambiar un ápice y apoyando a todos sus compañeros, con mención especial a los que ocupaban su misma posición en el campo, como Carvajal, siendo su principal apoyo y bastión, mientras comparaban con las ambigüedades y silencios de Casillas

Se ha hablado muchas veces de enfrentamientos entre Arbeloa y Casillas. Con sus declaraciones parecían confirmarlo con la boca pequeña y gran respeto. Enfrentamientos lógicos que existen en todos los vestuarios.

No me extraña que fuera así porque son dos jugadores opuestos con filosofías opuestas, con lo que el posible conflicto no es raro. Cuando Arbeloa mira al espejo de Casillas ve lo que no quiere ser. Cuando Casillas mira al espejo de Arbeloa ve lo que no puede llegar a ser. Cada uno ve en el otro lo que no es. Iker ve en Arbeloa al madridista de corazón, dispuesto a todo por el club de sus amores, al que antepone a todo, a él mismo. Arbeloa ve en Iker justo lo contrario. Esas imágenes que devuelven esos espejos paradójicos les definen.

El madridismo está honrado y feliz por los éxitos que consiguió Casillas junto a sus compañeros para el club, incluso para la selección, como lo está de los conseguidos por Arbeloa. Nadie olvida ni olvidará que Casillas fue determinante, decisivo e importantísimo, algo incuestionable, incluso muchos le perdonarán con el tiempo lo que ahora le critican, otros quizá no. Lo que ocurre en el caso de Álvaro es que tanto los madridistas como la propia institución deben estar orgullosos de que los valores que tanto se propugnan de boquilla se hayan personificado categóricamente en él, blandiéndolos con satisfacción y descaro por donde quiera que ha ido. Valores demostrados de verdad dentro y fuera del campo. Una demostración patente y una conquista de la que el Real Madrid C. F debe sentirse orgulloso y poner de ejemplo a toda generación venidera, como se debe hacer con los Gento, Di Stéfano, Stielike

Cuando Iker salía con sus buenas palabras hacia los rivales era algo que podía resultar simpático, era un gesto generoso de un chaval humilde, palabras que hemos oído en muchísimos madridistas, sabedores de que eran los mejores, palabras que han salido de la boca de Arbeloa igualmente.

Pero cuando el madridismo empezó a sufrir, cuando se le cuestionaba todo, hasta su identidad, donde los éxitos del rival eran utilizados por ellos y por el periodismo antimadridista con la intención de injuriar, desprestigiar y acabar con el club más poderoso del mundo (cantera, fichajes millonarios, estilo, contraataques, chulos, prepotentes…), la afición necesitaba y quería un escudo, alguien que nos defendiera de algo que ocurría desde hace décadas pero que en la derrota se convirtió en apaleamiento, y ahí sólo unos pocos valientes salieron a defender al club de nuestros amores.

Los elogios al Barcelona, las ambigüedades, poner a la selección antes que al Real Madrid, dejaron de resultar simpáticos porque estaban fuera de lugar y denotaban un sentimiento frío, despreocupado y egoísta hacia el madridismo.

Casillas no supo o no quiso entender esa situación, tranquilo y relajado en su buenismo impostado y cómodo, más preocupado por quedar bien con los rivales que con los suyos, algo que era aplaudido por periodistas y esos rivales que no hacían más que ultrajar a su club.



Arbeloa, en cambio, nunca provocó, pero siempre respondió a antimadridistas y periodistas, a insultos y desprecios vulgares y chabacanos, y cuando lo hizo, lo hizo siempre desde el respeto, la ironía, la inteligencia y el madridismo más puro. Lamentablemente la mayoría prefieren quedarse en la superficie de las formas que ir a las profundidades del fondo. Ese fue el problema que tuvo Álvaro y del que se libró durante mucho tiempo Iker, pero lo que se siembra al final se recoge.

No se engañen, el señalar esas diferencias entre las celebraciones proviene de los de siempre, recurriendo a falsedades y demás historias. A Casillas le querían y le seguirán queriendo muchísimos madridistas por todo el mundo, a menudo desconocedores y ajenos a todos estos vericuetos y escabrosos temas, y si hubo una parte de la afición que ha sentido esa desafección con el portero mostoleño ha sido por el enorme cariño que le tenían y que sintieron traicionado por todo lo expuesto aquí y tantas veces en otros lados, por lo mucho que se le ha querido, por lo mucho que se ha dado la cara por él. ¡Si yo os contara las broncas en mi casa defendiéndole!  

Con Arbeloa esto no ha pasado nunca porque nunca tuvo miedo alguno a lo que pudiera decir un rival al que le da igual tanto el Madrid como el ambiente que pueda crear en otro sitio (o sea, la selección) siempre que pudiera atacarnos, a las críticas que pudieran provenir del periodismo antimadridista o superficial por defender al madridismo, a sus entrenadores y sus compañeros. No tener servidumbres ni reparos ante lo que pueda ocurrir por todo eso, poniendo al Madrid por delante de su titularidad o lugar en el equipo, es lo que marcó la diferencia para tantos. Arbeloa recogió lo que sembró.

Las inoportunas declaraciones o amenazas sobre los motivos de su marcha del Madrid el día de la despedida de Arbeloa es otro ejemplo más donde Iker vuelve a decepcionar…

Entiendo las comparativas de antimadridistas, pero no que las compren los madridistas por muy casillista o raulista que sean. Ni las circunstancias ni las decisiones de los implicados ni los momentos en que sucedieron los homenajes fueron los mismos en cada caso.

Casillas se despidió como quiso, en soledad con sus amigos periodistas. Luego rectificó y aceptó el homenaje institucional que la había ofrecido el club y que rechazó en primera instancia, algo reconocido por todas las partes. Lo del otro día en el Bernabéu con Arbeloa fue la manifestación espontánea de la afición hacia un jugador que quieren, y se hubiera producido exactamente igual con Casillas o Raúl si hubieran anunciado su marcha con antelación y las circunstancias hubieran resultado análogas, no tras hablar con el entrenador y saber que tu rol en el equipo iba a cambiar, como ocurrió con Iker o con el mismo Raúl.

Cuando Raúl volvió para un trofeo Bernabéu tuvo su homenaje exactamente igual que el que tuvo Arbeloa el otro día junto a su afición, añadido al institucional que ya se le había dado el club y al que pudo acudir todo el que quiso, como ocurrió con Casillas. Lo demás son milongas y mentiras de mal tratos y salidas por la puerta de atrás.



No es cierto, por tanto, que el Real Madrid despidiera por la puerta de atrás a estos dos iconos. La diferencia, que todos saben y conocen, es clara. Arbeloa anunció su marcha antes del final de la temporada, mientras que Casillas manifestó públicamente que seguiría incluso comenzada la pretemporada. Lo mismo ocurrió con Raúl. Es difícil despedirse en el campo con tu afición tras un partido cuando la temporada no ha comenzado… Lo que sí hizo el club fue organizarles el mejor homenaje institucional posible y abrir las puertas del estadio para que fuera todo aquel que quisiera.

Estoy convencido, y no creo que nadie lo dude, de que el club organizará su partido homenaje a Casillas en el futuro, volviendo a demostrar respeto a su figura cuando toque. ¿Dónde está el desplante? ¿Dónde está la mala actitud del club? ¿Dónde está la ausencia de homenaje?


Me parece estupendo y absolutamente legítimo ser casillista o raulista, siempre que no se anteponga al hecho de ser madridista y se use la mentira y la manipulación para poner a unos por encima del club. 






2 comentarios:

  1. A mí me pasa en el fútbol lo mismo que al doctor House con la Medicina. Me gusta el fútbol pero no soporto a los futbolistas, igual que House le gusta tratar enfermedades pero no quiere saber nada de los pacientes.

    Evidentemente que cualquier futbolista pensará en sí mismo, pero hay casos y casos. Mientras que Arbeloa se retira voluntariamente, jugadores como Raúl y Casillas estiran todo lo que pueden su presencia en el Real Madrid, les da igual si el equipo necesita de mejores y más jóvenes jugadores para triunfar, les da igual que su titularidad le haga perder títulos al "club de sus amores". Son ellos, ellos y luego si acaso... ellos. Precisamente por saber renovar el vestuario, es por lo que Luis Aragonés inició esa etapa gloriosa de la Selección Española de Fútbol, mal llamada "Roja". Y el Marqués del Nabo vuelve a caer en el error que cometen muchos, el de mantener a las vacas sagradas, y así le va actualmente. Si había alguna duda de que Sor Del Bosque había ganado Mundial 2010 Euro 2012 por la herencia de Luis Aragonés, en el último Mundial lo demostró y lo está demostrando con la Euro que se avecina.

    Pero sigamos con el Real Madrid. Veremos cómo gestiona Zidane esta nueva temporada que se avecina, y a ver si FLorentino Pérez sigue cometiendo los mismos errores de siempre, que seguro que los cometerá porque se ha ganado la Undécima. Lo que va a venir ahora y en los próximos años son los casos de Raúl y Casillas pero con Cristiano y Ramos. La misma historia, distintos nombres. O puede que esta vez las cosas se hagan bien, quien sabe, las ciencias sociales son imprecisas.

    Veo un problema gordo en Marcelo, Ramos, Pepe y Cristiano que habrá que resolver. Ahora todo es muy bonito con la Undécima, pero ya veremos...

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