A ningún madridista debe fastidiarle o incomodarle que se
homenajee a los grandes jugadores de la casa o las leyendas madridistas cuantas
veces sean necesarias, cafres aparte. Me parece maravilloso y justo que esto
sea así, se llamen como se llamen, me caigan mejor o peor, me identifique más o
menos con ellos, hayan metido más o menos la pata en el pasado, pero lo que no
puedo permitir, es que se utilice todo
esto para manipular, mentir y atacar al club de mis amores, y menos cuando se
ha comportado de manera ejemplar.
He sido contundentemente crítico con Casillas en sus últimos
años aquí, de igual forma que un entregado admirador de Arbeloa durante toda su
trayectoria madridista. Lo he puesto negro sobre blanco muchas veces. Pero ni
una cosa ni otra me lleva a cuestionar los homenajes que el club tuviera a bien
dedicar a ambos, ni a los aficionados que quisieran honrarlos en su momento o
en los momentos por venir. Lo que nos dieron nunca puede justificar una
titularidad impuesta, pero sí justifica un sentido homenaje. Los que se les han
dado y se les darán.
Desde el antimadridismo se ha afeado el homenaje a Arbeloa
comparándolo con el que recibió Casillas, extrañados por el cariño que se le dio al defensa en contraposición a las críticas que recibió el guardameta en sus
últimos años. ¿Dónde está la raíz de esto?
Que parte de la afición madridista cuestionara a Iker al
final de su carrera se debió a su rendimiento y su comportamiento más afín con
los periodistas y los amigos de la selección que con su propio club, al que
estoy convencido que quiere, pero que lo demostró de una forma muy peculiar.
Se preguntan muchos casillistas el porqué de ese cariño casi
unánime hacia Arbeloa y las encendidas críticas de un gran sector de la afición
contra Iker. Quizá estas actitudes de muchos aficionados se deben también a que
han visto como Arbeloa se machacaba en los entrenamientos, acudiendo a Valdebebas
incluso cuando las sesiones eran voluntarias, mientras veían el poco gusto que
tenía Iker por el gimnasio y esos menesteres, reconocido por él y expuesto en
pruebas audiovisuales con videos y fotos. Quizá en que vieron como Arbeloa
aceptó su rol y su paulatina pérdida de importancia en el equipo con absoluto
respeto, sin cambiar un ápice y apoyando a todos sus compañeros, con mención
especial a los que ocupaban su misma posición en el campo, como Carvajal,
siendo su principal apoyo y bastión, mientras comparaban con las ambigüedades y
silencios de Casillas…
Se ha hablado muchas veces de enfrentamientos entre Arbeloa
y Casillas. Con sus declaraciones parecían confirmarlo con la boca pequeña y gran
respeto. Enfrentamientos lógicos que existen en todos los vestuarios.
No me extraña que fuera así porque son dos jugadores
opuestos con filosofías opuestas, con lo que el posible conflicto no es raro.
Cuando Arbeloa mira al espejo de Casillas ve lo que no quiere ser. Cuando
Casillas mira al espejo de Arbeloa ve lo que no puede llegar a ser. Cada uno ve
en el otro lo que no es. Iker ve en Arbeloa al madridista de corazón, dispuesto
a todo por el club de sus amores, al que antepone a todo, a él mismo. Arbeloa
ve en Iker justo lo contrario. Esas imágenes que devuelven esos espejos
paradójicos les definen.
El madridismo está honrado y feliz por los éxitos que
consiguió Casillas junto a sus compañeros para el club, incluso para la
selección, como lo está de los conseguidos por Arbeloa. Nadie olvida ni
olvidará que Casillas fue determinante, decisivo e importantísimo, algo
incuestionable, incluso muchos le perdonarán con el tiempo lo que ahora le
critican, otros quizá no. Lo que ocurre en el caso de Álvaro es que tanto los
madridistas como la propia institución deben estar orgullosos de que los
valores que tanto se propugnan de boquilla se hayan personificado
categóricamente en él, blandiéndolos con satisfacción y descaro por donde
quiera que ha ido. Valores demostrados de verdad dentro y fuera del campo. Una demostración
patente y una conquista de la que el Real Madrid C. F debe sentirse orgulloso y
poner de ejemplo a toda generación venidera, como se debe hacer con los Gento,
Di Stéfano, Stielike…
Cuando Iker salía con sus buenas palabras hacia los rivales era
algo que podía resultar simpático, era un gesto generoso de un chaval humilde,
palabras que hemos oído en muchísimos madridistas, sabedores de que eran los
mejores, palabras que han salido de la boca de Arbeloa igualmente.
Pero cuando el madridismo empezó a sufrir, cuando se le
cuestionaba todo, hasta su identidad, donde los éxitos del rival eran
utilizados por ellos y por el periodismo antimadridista con la intención de
injuriar, desprestigiar y acabar con el club más poderoso del mundo (cantera,
fichajes millonarios, estilo, contraataques, chulos, prepotentes…), la afición
necesitaba y quería un escudo, alguien que nos defendiera de algo que ocurría
desde hace décadas pero que en la derrota se convirtió en apaleamiento, y ahí
sólo unos pocos valientes salieron a defender al club de nuestros amores.
Los elogios al Barcelona, las ambigüedades, poner a la
selección antes que al Real Madrid, dejaron de resultar simpáticos porque
estaban fuera de lugar y denotaban un sentimiento frío, despreocupado y egoísta
hacia el madridismo.
Casillas no supo o no quiso entender esa situación,
tranquilo y relajado en su buenismo impostado y cómodo, más preocupado por
quedar bien con los rivales que con los suyos, algo que era aplaudido por
periodistas y esos rivales que no hacían más que ultrajar a su club.
Arbeloa, en cambio, nunca provocó, pero siempre respondió a
antimadridistas y periodistas, a insultos y desprecios vulgares y chabacanos, y cuando lo hizo, lo hizo siempre desde el
respeto, la ironía, la inteligencia y el madridismo más puro. Lamentablemente
la mayoría prefieren quedarse en la superficie de las formas que ir a las
profundidades del fondo. Ese fue el problema que tuvo Álvaro y del que se libró
durante mucho tiempo Iker, pero lo que se siembra al final se recoge.
No se engañen, el señalar esas diferencias entre las
celebraciones proviene de los de siempre, recurriendo a falsedades y demás
historias. A Casillas le querían y le seguirán queriendo muchísimos madridistas
por todo el mundo, a menudo desconocedores y ajenos a todos estos vericuetos y
escabrosos temas, y si hubo una parte de la afición que ha sentido esa
desafección con el portero mostoleño ha sido por el enorme cariño que le tenían
y que sintieron traicionado por todo lo expuesto aquí y tantas veces en otros
lados, por lo mucho que se le ha querido, por lo mucho que se ha dado la cara
por él. ¡Si yo os contara las broncas en mi casa defendiéndole!
Con Arbeloa esto no ha pasado nunca porque nunca tuvo miedo
alguno a lo que pudiera decir un rival al que le da igual tanto el Madrid como
el ambiente que pueda crear en otro sitio (o sea, la selección) siempre que pudiera
atacarnos, a las críticas que pudieran provenir del periodismo antimadridista o
superficial por defender al madridismo, a sus entrenadores y sus compañeros. No
tener servidumbres ni reparos ante lo que pueda ocurrir por todo eso, poniendo
al Madrid por delante de su titularidad o lugar en el equipo, es lo que marcó
la diferencia para tantos. Arbeloa recogió lo que sembró.
Las inoportunas declaraciones o amenazas sobre los motivos
de su marcha del Madrid el día de la despedida de Arbeloa es otro ejemplo más
donde Iker vuelve a decepcionar…
Entiendo las comparativas de antimadridistas, pero no que
las compren los madridistas por muy casillista o raulista que sean. Ni las
circunstancias ni las decisiones de los implicados ni los momentos en que
sucedieron los homenajes fueron los mismos en cada caso.
Casillas se despidió como quiso, en soledad con sus amigos
periodistas. Luego rectificó y aceptó el homenaje institucional que la había
ofrecido el club y que rechazó en primera instancia, algo reconocido por todas
las partes. Lo del otro día en el Bernabéu con Arbeloa fue la manifestación
espontánea de la afición hacia un jugador que quieren, y se hubiera producido
exactamente igual con Casillas o Raúl si hubieran anunciado su marcha con
antelación y las circunstancias hubieran resultado análogas, no tras hablar con
el entrenador y saber que tu rol en el equipo iba a cambiar, como ocurrió con Iker
o con el mismo Raúl.
Cuando Raúl volvió para un trofeo Bernabéu tuvo su homenaje
exactamente igual que el que tuvo Arbeloa el otro día junto a su afición,
añadido al institucional que ya se le había dado el club y al que pudo acudir
todo el que quiso, como ocurrió con Casillas. Lo demás son milongas y mentiras
de mal tratos y salidas por la puerta de atrás.
No es cierto, por tanto, que el Real Madrid despidiera por
la puerta de atrás a estos dos iconos. La diferencia, que todos saben y conocen, es clara. Arbeloa anunció su marcha antes del final de la temporada, mientras
que Casillas manifestó públicamente que seguiría incluso comenzada la
pretemporada. Lo mismo ocurrió con Raúl. Es difícil despedirse en el campo con
tu afición tras un partido cuando la temporada no ha comenzado… Lo que sí hizo
el club fue organizarles el mejor homenaje institucional posible y abrir las
puertas del estadio para que fuera todo aquel que quisiera.
Estoy convencido, y no creo que nadie lo dude, de que el club
organizará su partido homenaje a Casillas en el futuro, volviendo a demostrar
respeto a su figura cuando toque. ¿Dónde está el desplante? ¿Dónde está la mala
actitud del club? ¿Dónde está la ausencia de homenaje?
Me parece estupendo y absolutamente legítimo ser casillista
o raulista, siempre que no se anteponga al hecho de ser madridista y se use la
mentira y la manipulación para poner a unos por encima del club.
A mí me pasa en el fútbol lo mismo que al doctor House con la Medicina. Me gusta el fútbol pero no soporto a los futbolistas, igual que House le gusta tratar enfermedades pero no quiere saber nada de los pacientes.
ResponderEliminarEvidentemente que cualquier futbolista pensará en sí mismo, pero hay casos y casos. Mientras que Arbeloa se retira voluntariamente, jugadores como Raúl y Casillas estiran todo lo que pueden su presencia en el Real Madrid, les da igual si el equipo necesita de mejores y más jóvenes jugadores para triunfar, les da igual que su titularidad le haga perder títulos al "club de sus amores". Son ellos, ellos y luego si acaso... ellos. Precisamente por saber renovar el vestuario, es por lo que Luis Aragonés inició esa etapa gloriosa de la Selección Española de Fútbol, mal llamada "Roja". Y el Marqués del Nabo vuelve a caer en el error que cometen muchos, el de mantener a las vacas sagradas, y así le va actualmente. Si había alguna duda de que Sor Del Bosque había ganado Mundial 2010 Euro 2012 por la herencia de Luis Aragonés, en el último Mundial lo demostró y lo está demostrando con la Euro que se avecina.
Pero sigamos con el Real Madrid. Veremos cómo gestiona Zidane esta nueva temporada que se avecina, y a ver si FLorentino Pérez sigue cometiendo los mismos errores de siempre, que seguro que los cometerá porque se ha ganado la Undécima. Lo que va a venir ahora y en los próximos años son los casos de Raúl y Casillas pero con Cristiano y Ramos. La misma historia, distintos nombres. O puede que esta vez las cosas se hagan bien, quien sabe, las ciencias sociales son imprecisas.
Veo un problema gordo en Marcelo, Ramos, Pepe y Cristiano que habrá que resolver. Ahora todo es muy bonito con la Undécima, pero ya veremos...
Muy de acuerdo, el Salvilla. Gran análisis.
Eliminar