Una de las películas
de Ridley Scott mejor valoradas por el público en los últimos tiempos que no
tuvo la repercusión buscada y merecida en su día, tachada de patriotera y
propagandística.
La realidad, fuera de interpretaciones tendenciosas, progres
y faltas de profundidad, es que “Black Hawk derribado” es un magnífico
ejercicio de estilo y una impecable cinta de acción bélica. Una película
realizada por uno de los más brillantes técnicos de la actualidad que se limita
a dejar su impronta y virtuosismo visual sin meterse en grandes profundidades y
reflexiones, lo que en Scott suele ser sinónimo de éxito.
Cuando Ridley Scott no trata de insertar historias de
presunto intelectualismo de su mano en los guiones y estos tienen material
suficiente para construir una historia apañada, lo normal es que con el talento
del director inglés tengamos una estupenda película.
Scott narra el hecho real de la intervención americana en
Mogadiscio (Somalia) en una misión de paz organizada por Naciones Unidas, donde
se pretendía capturar al tirano Aidid y acabar con su régimen y la guerra en
1993. Una misión que parecía bien preparada pero que se complicará cuando dos
helicópteros Black Hawk sean derribados y el resto del equipo, en honor a sus
principios (no dejar a nadie atrás), busque a los supervivientes, con lo que la misión se transformará en
un rescate desesperado.
Se plantea así una historia y una situación que entronca
bastante con la actualidad. Situaciones que estamos obligados a combatir, que
tenemos que combatir y contra las que hay que luchar, porque no hay otra
opción. El fanatismo jamás ha entendido a razones.
La fase de planteamiento es brillante, tanto desde el punto
de vista estético como desde el narrativo, definiendo la situación y
presentando, posteriormente, a los personajes principales y sus roles.
Una frase de Platón sobre la guerra inicia la película y
plantea una tétrica reflexión. “Sólo los muertos han visto el final de la
guerra”. Una narración que nos sitúa en 1992 y abril de 1993 y retrata la
bestial hambruna que se lleva por delante a la población inmisericordemente,
una hambruna usada como arma, vehículo de control y sometimiento, por el
dictador Aidid. Esa es la situación que Naciones Unidas pretende solucionar y
para ello nos centraremos en la magnífica labor del ejército americano, con los
Delta Force y los Rangers compitiendo en méritos.
20 mil marines fueron enviados a poner orden y restablecer
el suministro de envíos que Aidid confiscaba. El caudillo Aidid esperó la
retirada de los americanos para volver a atacar, lo que llevó a Estados Unidos a
enviar a sus fuerzas especiales, Delta Force y Rangers, para derrocar de una
vez a Aidid. La misión, planificada para tres semanas, se alarga hasta las
seis.
Las primeras secuencias son terroríficas. La observación
impotente de asesinatos indiscriminados y despiadados de los hombres del
dictador apoderándose de los alimentos enviado por la Cruz Roja que dejan allí
los militares, incapacitados para intervenir por ordenanzas de la ONU. Así
gestionan el hambre, robando la comida donada para distribuirla a su antojo y
que la población dependa de ellos. Un cruel y tiránico sometimiento por la
fuerza. Una impotente visión para los soldados… y todo el mundo.
Iniciamos la narración el 2 de octubre de 1993.
Esencia de Ridley Scott.
Una vez más el aspecto técnico deslumbra en una película de
Ridley Scott, con una estética soberbia, muy reconocible, que es lo que siempre
ha brillado en su cine. En esta ocasión además tenemos una buena historia
narrada con gran vigor.
El uso del color en el cine de Ridley Scott ha sido
estudiado en todas las escuelas de cine, y debe serlo. Es uno de los
realizadores más influyentes en este sentido del cine moderno. Sus saturaciones
fotográficas han sido imitadas y recogidas por infinidad de cineastas actuales,
y la manera de crear atmósferas y jugar con los contrastes en una aspiración
“neoexpresionista” hicieron de algunos de sus títulos (“Alien, el octavo pasajero” o “Blade Runner”) columna vertebral de la estética cinematográfica moderna.
-Su estética de azules y colores fríos, que se contrastan
con otros muy saturados o anaranjados, con focos de luz externos al escenario
creando juegos de sombras y contrastes, son puro deleite.
Aquí, ese contraste tiene cierta función narrativa. Un
prólogo de colores azulados y grisáceos, en tonos apagados, retratan la
hambruna y la muerte de una sociedad sometida y destruida por las guerras de
clanes y los dictadores y caudillos. A ese look se suma un pesaroso travelling
describiendo ese terrorífico entorno.
Esta estética cambiará radicalmente a unos tonos ocres,
amarillos y anaranjados, de la realidad del presente (de la película), en una
desértica Somalia. Colores para la misión.
-Las angulaciones, con espectaculares picados en el inicio,
serán pieza clave en el estilo de la película. Scott rueda francamente bien y
se luce en las escenas de acción, en las que, salvo algunas excepciones, logra
describir todos los sucesos a la perfección, dejando claro donde está cada elemento
y cada personaje con gran precisión. Es verdad que en alguna ocasión hay cierta
confusión debido a un montaje algo caótico con demasiado salto de eje, pero en
general resulta tremendamente satisfactorio.
-Los planos generales, los picados aéreos y las maniobras
militares, con muchísimos extras y espectaculares movimientos de masas, son
detalles visuales de inmenso talento y mucha dificultad. Planos generales de
situación, picados, que son una maravilla. Gente, helicópteros, vehículos… Planificar todo eso tal y como se hace es una auténtica odisea. Escenografía y
decorados son una maravilla.
-Una de las primeras escenas nos remite a “Blade Runner”
(1982), también a su inicio. Es el interrogatorio al suministrador de armas de
Aidid. Un chulo y prepotente con dos elementos significativos, sus gafas y su
puro. Un travelling nos llevará de unas al otro. Posteriormente, tendremos otra
imagen con este mismo personaje que vuelve a remitirnos a aquel interrogatorio
de “Blade Runner”, cuando le vemos en soledad con su puro, el humo y un
ventilador en lo alto.
-Como en “Alien, el octavo pasajero” (1979), Scott modula la
tensión y el suspense a la perfección con una larga fase de planteamiento de
media hora.
-Scott es un director tremendamente esteticista, como supondréis
por lo que expongo, pero eso no merma su fisicidad, lo que es un gran mérito.
El sudor, el polvo, la sangre, el cansancio, incluso el dolor, quedan
perfectamente retratados. Al suministrador este le veremos sudar con fruición en
una escena rodada en estricto plano y contraplano.
Los planos aéreos con la arena, el polvo levantándose por
las aspas de los helicópteros, son una virguería visual.
-La testosterona y el militarismo siempre han sobrevolado la
filmografía de los hermanos Scott. Retratos varoniles y donde las armas se
convierten en símbolos fálicos. Retratos de camaradería y soledad, alejados de
parejas o familias, o anhelantes de ellas, como un bastión o un sostén
indispensable. "La teniente O’Neil” (1997), “Alien, el octavo pasajero”, “Top Gun” (Tony Scott, 1986)… Ni
que decir tiene que esta que nos ocupa es uno de los mejores ejemplos de todo
esto en la filmografía de Ridley Scott.
-Scott usará la cámara lenta y la música en sentido
dramático para enfatizar ese dramatismo por las heridas, situaciones o muertes
de los soldados americanos, marcando un contraste obligadamente maniqueo con
sus enemigos.
-Desde el guión se saca buen partido a todo, poniendo las
cosas cada vez más complicadas, sumando peripecias y problemas. Por ejemplo,
cuando acuden al rescate del primer helicóptero, otro será derribado también...
-Ridley Scott retrata magistralmente el caos y la caótica
situación que viven esos soldados, los tiroteos y la atmósfera violenta, tensa
e imprevisible. El sonido de las balas, el polvo sobrevolándolo todo, el calor,
la incertidumbre de que en cualquier esquina puede salir alguien con un arma o
una bomba... Un entorno hostil al máximo…
Aquí se plantea uno duelo, cariñoso, entre los Delta Force y
los Rangers. Las armas, el orgullo de grupo, la colaboración, camaradería,
espíritu de nación y vínculo de
pertenecer a algo mayor y que merece la pena, esencia militar, son aspectos que
se traslucen durante la película.
El duelo entre Deltas y Rangers se escenifica de manera
especial en dos de sus mandos. El sargento Delta, Sanderson (William Fichtner),
que va al ataque, mientras que el capitán Ranger, Steele (Jason Isaacs) es
conservador.
La fragmentación narrativa que se produce con el personaje
interpretado por Olando Bloom resulta gratuita, una excepción en la estructura
de la película que no viene a cuento ni se entiende. No hay nada que justifique
ese inserto para que asistamos a cómo se le reclutó. En esa escena también
sabremos más cosas del personaje interpretado por Ewan McGregor, un burócrata
que se verá obligado a demostrar su valor en el campo de batalla… ¡Con lo a gusto que estaba él haciendo cafés en la oficina!
El retrato que hace Scott en la primera parte del film del
entorno y la cotidianeidad de ese grupo de soldados antes del combate, con sus
excentricidades (cazando animales con sus armas desde los helicópteros), está
muy conseguido. Humor, pintores, ajedrecistas, sudor, duchas, lecturas,
soledad, bromas, parodias a superiores, distensión, comidas, ataques de
epilepsia viendo la televisión…
Estas escenas recuerdan en cierta medida al final de
“Senderos de gloria” (Stanley Kubrick, 1957), uno de los mejores finales de la
historia del cine, retratando la necesaria humanidad en la guerra.
Domingo, 3 de octubre, 5:45 de la mañana. El día de la
misión. El mundo musulmán. Religión y armas.
Un plan lleno de incertidumbres y dudas, con informadores
poco fiables, pero las presiones son tales que no queda más remedio que arriesgar
en un entorno hostil.
Un plan peligroso por la situación y el equipamiento,
obligados a llevar helicópteros Black Hawks en vez de los Specter que
preferían. Helicópteros cubriendo a los Rangers que a su vez cubren a los Delta.
Un plan que da comienzo a las 14:29.
Siguiendo a un coche marcado para fijar la zona, soldados
ultimando detalles personales (cartas o llamadas a familiares)... Lecturas
relajantes, una excentricidad antes de entrar en combate, con “El cliente” de
John Grisham como protagonista...
Un gran momento lo tenemos con esa carrera entre nativos y
militares. Unos con rudimentarios usos
como el boca-oreja, logrando que la información llegue antes que los modernos
vehículos americanos a su lugar.
15:42. Soberbios movimientos coreografiados de multitudes y
planos aéreos desde los helicópteros. El viento, la arena removiéndose… hacen
de todo ello un deleite visual.
Resulta extraño que en el momento de la caída desde el
helicóptero de Bloom, en la que resulta gravemente herido, nadie le dé o
acribillen a balazos. Ese inicio de batalla presenta tiroteos muy confusos, la
posición de la milicia y su amenaza es muy difusa, poco clara.
Ridley Scott recurre a un hábil y poco sutil maniqueísmo en
batalla, enfatizando las muertes de soldados americanos con cámaras lentas,
como el encargado de la ametralladora, que contrastan con las vertiginosas
muertes que se suceden una detrás de otra de los milicianos. Buenos y malos.
Serán muchos los ejemplos de esto y muchos los recursos
usados, desde esas imágenes ralentizadas al uso dramático de la música.
La caída del helicóptero que trunca y revuelve toda la
misión, es un momento espectacular, como brillante es la transición visual que
cambia la textura llevándonos del lugar de los hechos a un monitor en la base
sin corte alguno, cambiando la tonalidad del campo de batalla por el de una
imagen en pantalla en blanco y negro. “Black Hawk derribado”.
Una peli q me tuvo en vilo. Genial.
ResponderEliminarMe encanta como lo explicas. Estupenda glosa del estilo de Scott. Orlando Bloom herido :-| Orlando Bloom rescatado :-|
Y sí: El fundamentalismo hay q combatirlo. Activamente.
Gracias por tu trabajo, gran selección gráfica!!!
Bss
Qué expresividad tiene el muchacho! Jajaja.
EliminarAsí es, aunque a algunos desde su cama y mientras les pasa a otros les cuesta entenderlo...
Gracias a ti!.
Me encantó esta película, pero como ocurre muy a menudo con el cine bélico tiene unos enormes errores (o más bien horrores) de traducción ¿Tan difícil es para los traductores informarse un poquito del asunto sobre el que vas a tener que trabajar?
ResponderEliminarCierto Anónimo. En la siguiente entrada han dejado alguna corrección a colación de este tema. Un saludo.
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