Especialista en efectos especiales y director, Byron Haskin
frecuentó todo tipo de géneros, un buen artesano que logró algunos hitos y
varias joyas en su filmografía. Aquí llega con un buen título de cine negro de
deslumbrante reparto que cumple con creces las expectativas de los amantes del
género.
Haskin es conocido por su trabajo con los efectos especiales
en cintas de ciencia ficción especialmente, así como su dirección en distintas
joyas y obras peculiares, muchas de ellas destacadas por los efectos especiales
también. Dos de sus trabajos más conocidos fueron “La guerra de los mundos”
(1953) y “Cuando ruge la marabunta” (1954), donde la ciencia ficción y la
aventura se funden con unos deslumbrantes efectos especiales para la época.
Además de estos dos títulos bien conocidos por todos los cinéfilos, son destacables,
por unos motivos u otros, “Demasiado tarde para lágrimas” (1949), “La isla del
tesoro” (1950), “Su majestad de los mares del sur” (1954), “La conquista del
espacio” (1955), “De la tierra a la luna” (1958), “Las aventuras de Simbad”
(1963), “Robinson Crusoe en Marte” (1964)…
“Al volver a la vida” es un aceptable título, sin grandes
pretensiones ni genialidades, pero con un reparto de campanillas: Burt
Lancaster, Kirk Douglas y Lizabeth Scott.
Un tren que llega, un amigo que espera, un atractivo hombre
que levanta miradas femeninas y es retratado a través de sombras que aprisionan
su silueta en rejas, recordando su
procedencia. Sombras y rejas recordatorias… Así se presenta al protagonista de
esta historia, puro ritmo clásico. Él es Frankie Madison (Burt Lancaster). El
amigo es Dave (Wendell Corey), al que recordaréis por su papel de policía
descreído en ”La ventana indiscreta” (Alfred Hitchcock, 1954). El regreso a la
vida tras 14 años en presidio.
En los primeros minutos quedarán definidos los caracteres de
los dos antagonistas y los secundarios, así como la causa del conflicto y lo
acontecido en el pasado, sugerido de forma perfecta y confirmado en un
flashback posteriormente.
“Sólo parece que está igual”.
Con pequeños detalles y sutilezas va quedando todo definido,
por ejemplo en la visceral y repentina reacción al nombrar a “Dink” (Kirk Douglas),
que tiene Frankie (Burt Lancaster), lo que denota rencor y un conflicto no
resuelto. Un “Dink” al que parece haberle ido muy bien en el tiempo en el que
Frankie estuvo encerrado, codeándose con la alta sociedad en un próspero
negocio, un club de fama, el Regent Club. Un rencor que sabremos justificado,
ya que “Dink” se olvidó de su amigo sin muchos escrúpulos. Dave, por su parte,
el tercer amigo en discordia, se mantiene sumiso y algo neutro.
Frankie querrá dar un paseo por Broadway para saborear su
libertad como primera aventura. Dave le anuncia que tiene dinero dentro de una
Biblia, buena imagen de ese mundo pervertido. Dave no tardará en ir a informar
a Dink de la reacción y comportamientos de Frankie, un amigo al servicio de su
jefe… Luego descubriremos que Dink le ofreció parte en el negocio pero él la
rechazó. Aquí se nos presenta a Dink, un ambicioso, frío, inteligente y
calculador empresario, con lo que la fase de exposición de personajes y sus
conflictos queda casi concluida en tiempo récord.
Frankie asume su pena, sabe lo que hizo y que era culpable,
pero no olvida la traición de su amigo… Es muy divertida la escena en la que
Frankie pretende recuperar lo que es suyo con su antigua banda, con los modos
de los años 20, como en sus tiempos, pero no entiende que el mundo ha
evolucionado mientras él estuvo encerrado. Antes todo era sencillo, simple, básico,
en los años 20, cuando él era alguien y cogía lo que quería, pero ahora los
cambios le resultan insufribles, desconcertantes, no entiende lo que ocurre, no
entiende el proceso burocrático, los papeleos, las asociaciones, las
sociedades, los contratos, se encuentra perdido y desubicado, asumiendo que ese
ya no es su mundo, que es un hombre fuera de lugar, anacrónico. Lancaster es un
hombre de blancos o negros, como era en el tiempo en el que era alguien, pero
le asfixian los grises de la nueva época.
Tanto Frankie como Dink se conocen y saben cómo se
comportará el otro. Frankie es directo, Dink sibilino, cada uno con sus armas
intentará manejar al otro. Dink es consciente de lo que hizo, pero pondrá todo
de su parte para manipular a su ex amigo. Es seguro de sí mismo y confía
plenamente en su carisma para dominar a Frankie, como ya lo hizo en su día.
Vive en el lujo, le veremos recibiendo un placentero masaje.
Ese conocimiento mutuo se transformará en una batalla
psicológica, legal y táctica, con Dink preparando el terreno y Frankie
intentando sorprenderle para tirar por tierra los preparativos que el primero
tenía para él, comenzando con las recriminaciones y las indirectas. Douglas se
pondrá sensiblero, con explicaciones sentimentales realizadas de perfil y de
espaldas, de pie ante Lancaster, en su primer encuentro.
Dink es un seductor, un ambicioso que consigue siempre lo
que quiere. Su modo de lograrlo consiste en buscar las debilidades ajenas y
aprovecharlas a su favor, algo que Kay, la chica, intuye, lo que le genera dudas y
frustración en un conflicto personal entre el corazón, el enamoramiento, la
razón y los hechos. Kirk Douglas tiene aquí un rol que recuerda en cierta
medida al que mostrara en “Retorno al pasado” (Jacques Tourneur, 1947).
El duelo entre Frankie y Dink es un duelo entre la
visceralidad e impulsividad del primero contra la frialdad y el cálculo
inteligente del segundo. Si Dink pierde es por infidelidad a esos dones, por
orgullo, una infidelidad a sus cualidades que beneficia a Frankie si la encauza
bien, ya que aunque la impulsividad le ayude a movilizarse, deberá adquirir
frialdad e inteligencia sibilina para sacar de sus casillas al cínico Dink.
Dan (Mike Mazurki), es el portero del club, fiel esbirro de
Dink. Kay Lawrence (Lizabeth Scott), es la chica de la función, novia de Dink,
presentada por sus manos en el piano con Frankie entrando en cuadro, lo que
supone un futuro vínculo. Ella es una rubia gatita, traviesa y coqueta, a la
que veremos acicalarse ante un espejo, retocándose el carmín tras besar a Dink,
que hará lo propio ante otro espejo para comprobar que no tiene manchas. Es el
retrato perfecto de la falsedad de esa relación. Kay parece enamorada hasta las
trancas de Dink… Le tiemblan las manos cada vez que va a verle… o quizá sea
mitad amor mitad miedo. Lo que queda claro es que conoce o intuye sus mentiras
y engaños, su forma de ser. No confía en él.
Kay acabará valorando la sinceridad desgarrada de Frankie
(Burt Lancaster), algo a lo que no está acostumbrada y que supone una
excepcionalidad en su vida, pero el desarrollo de la relación entre ambos es poco creíble,
demasiado apresurada y falta de elaboración. Ella también es una ex
presidiaria, pasó cuatro años en la cárcel.
“He aprendido a hacer de todo salvo lo correcto”.
“No te preocupes por mí, salgo de la cárcel, no de la
universidad”.
Lizabeth Scott es una gran actriz de cine negro, una hermana
pequeña de la gran Lauren Bacall, sin el carisma de aquella, pero quizá mejor
actriz. Le tengo un cariño especial, sobre todo cuando aparecía en este tipo
de cintas.
Dink se quitará de en medio a Lancaster en cuanto pueda, al
verse pillado por las reivindicaciones y peticiones de su ex socio. Utilizará a
su novia para buscarle evasión, pero todo subraya la falsedad del personaje,
que en cuanto Frankie sale de su despacho pide que se lleven las simbólicas
cervezas que éste le envió, representantes líquidas de la antigua comunión del
trío de amigos, un acto que vemos en plano general con objetos en primer plano
a los lados del encuadre, un encuadre amplio, un rasgo estilístico muy usado
por Haskin en la película.
Dink se perturbará cuando Frankie pronuncie distraídamente
el nombre de Nick Palestro, haciendo tabalearse la seguridad que mostraba, su
fachada, ese control que creía tener.
Un último personaje cobra protagonismo, su presentación es a
los 20 minutos en la barra del bar, con miradas de Lancaster desde el segundo
plano. Ella es la señora Richardson (Kristin Miller), la versión femenina de
Dink. Tan fría como él, puro cinismo. Sin escrúpulos coqueteará con Frankie,
pero mantiene una relación oculta o semi oculta con Dink, al que parece saber
manejar. Una relación extraña que se irá desentrañando. Ella le complicará las
cosas a Dink, por lo que se verá obligado a seguir apagando fuegos como
buenamente pueda.
“¡Ramera!”
Expresionismo y encuadre. Estilo clásico.
La bendición estética que supone la influencia expresionista
en el cine negro siempre es un deleite visual y Haskin juega con ello con
soltura y habilidad, manejando la iluminación con acierto además de utilizar
muy bien los encuadres, siempre dentro del estilo clásico. Así, en el hotel, la
planificación seguirá el lenguaje cinematográfico clásico, de un plano general
mostrando la estancia a planos más cortos cuando Lancaster habla de asesinato y
traición, en un momento expresivo, incluso con el énfasis de la angulación, en
ligero contrapicado sobre él cuando habla de dicha traición, como si de una
advertencia se tratara. Con encuadres enfatizando y subrayando los sentimientos
y decisión de los personajes.
-Los contrapicados ocasionales enfatizan la crispación, la
tensión y el conflicto entre personajes y en determinadas situaciones. Haskin
se muestra como un director de encuadre más que de movimiento de cámara en esta
cinta.
-Haskin además plantea encuadres incómodos, lo que también
enfatiza el dramatismo y la tensión de las escenas. Encuadres con objetos en
primer plano, ocultando parte del mismo, con los personajes al fondo,
asfixiados por ellos.
-Del mismo modo maneja muy bien las situaciones y los
objetos, por ejemplo con el tema de la antigua cerveza con la que traficaban en
los tiempos de la prohibición y que Frankie envía a Dink a modo de aviso.
-Situará en muchas ocasiones a sus personajes de perfil, un
encuadre retador. Lo vimos en la primera escena en la habitación del hotel con
Lancaster y lo veremos en la presentación de Douglas también en su despacho.
Ambos de perfil, sentados, bebiendo y hablando de muerte a sus acompañantes que
se mantienen de pie. Un duelo desde la distancia magistralmente retratado en
equivalencias visuales. El mismo plano para los dos.
“Pero muchos hombres murieron por esa cerveza”.
-La nuca de un camarero en la presentación de Kay marca el
conflicto. Pasaremos del vínculo entre la chica y el recién salido de prisión,
al encuentro entre los dos ex amigos, con elementos, botellas, en primer plano
del encuadre también apareciendo en la panorámica.
-La cena de seducción que Dink prepara para Frankie usando a
Kay, deja detalles excelentes. Un manipulador que parece tenerlo todo
controlado. Si os fijáis, Dink no apartará su mirada de Frankie, al que observa
atento en todo momento, apreciando el gesto fascinado de su amigo por el lujo
que le rodea, pero sólo le mirará a él, no tendrá ni una mirada para su “amada”
Kay.
-El uso de espejos, ocasional, también resulta eficaz. Un
buen ejemplo lo tenemos en el momento en que Frankie escucha la conversación
entre Dink y Kay sobre él. Veremos al amigo de Frankie en un espejo, lo que
retrata la falsedad del plan de Dink que Frankie va a descubrir en ese momento.
Lo cierto es que la escena resulta algo forzada. Otro espejo devuelve la imagen
de Kay antes de ir al encuentro de Frankie en su habitación de hotel. Otro más
ante Kay, cuando intenta reanimar a Frankie tras la paliza recibida.
-En la escena donde Kay acude a ver a Frankie a su hotel, tenemos más detalles brillantes de
dirección. El rostro ensombrecido de ella resaltando su estado anímico, su
llanto y la reconciliación de la pareja está bien resuelto.
-En la reunión con la banda, Haskin usará planos cerrados,
primeros planos con miradas cómplices o preocupadas, con Frankie y Kay de
protagonistas, para enfatizar esos sentimientos. Ocasionalmente abrirá los
encuadres para incluir a otros personajes, miembros de la banda, pero
manteniendo el vínculo de la mirada en la pareja. Buenos detalles de dirección.
En esta misma escena, Haskin usará un mueble en primer plano, ese recurso
subrayado de colocar algún elemento del decorado en primer plano del encuadre,
un mueble donde se colocará una amenazante arma y un pañuelo, perfectos
elementos para plantear la tensión con lo que está por venir. Estamos de lleno
en el segundo acto.
-En la escena de la reunión en el despacho de Dink, los planos generales y los ligeros picados sobre Burt Lancaster retratan su soledad, aislamiento, frustración y
desencanto ante ese nuevo mundo y esa situación que no entiende. Su única
respuesta puede ser la ira, la reacción violenta. Asfixiado, atrapado, impotente,
inmovilizado ante la atenta y culpable mirada de Dave y la fría de Dink (Kirk
Douglas).
-La rebelión y posterior muerte de Dave deja grandes
detalles de puesta en escena y estilo. Una rebelión que pretende poner en jaque
a Dink (Kirk Douglas), con un primer plano de éste de tintes demoniacos con ese
humo de su cigarro rodeándole, creándole un aura. Para la muerte de Dave el
expresionismo estético recobrará su fuerza, sombras amenazantes que se llevan
la atención del encuadre siguiendo a Dave por las calles, presagio de muerte.
Un reguero de sangre nos avisará la tragedia.
-Una lámpara se impondrá en primer plano en la escena del
clímax, en el decorado donde Frankie se enfrenta a Dink, en su casa. De nuevo
el recurso estilístico y visual de Haskin apareciendo. Es en el momento en que
Dink tiene encañonados a Frankie y Kay, lo que vuelve a resaltar visualmente la
opresión, la tensión del momento.
-El plano final, con ese amor de futuro incierto perdiéndose
en la niebla, es magnífico en su simbolismo y belleza.
YUJUUUU!!!
ResponderEliminarVuelve Cinemelodic, vuelve la ilusión!!!
Jajaja!!!
Estupendo q hayas elegido una clásica B/N.
Y aunq parezca peloteo, andaba leyendo los párrafos, pensando en q estas pelis tienen una fotografía y encuadres q me chiflan cdo me doy de narices con tu análisis al respecto.
Super!!
Graciaaaasss!!!
Bss!!!
Lo tienen. Es fascinante como logran contar una historia con tres escenarios, que pasaría por obra de teatro, sin que jamás te dé la impresión de que sea una obra teatral, sino puro cine. Es el poder de esa fotografía y esos encuadres.
EliminarBesos!