Sin lugar a dudas estamos ante uno de los mejores autores de
novela negra, de novela negra clásica, incluso fuera del género, pero que como
tantos otros ha estado, y en realidad sigue estando, bochornosamente
infravalorado. Como le ocurrió a Jim Thompson, otro de los grandes del estilo,
su obra estuvo olvidada durante mucho tiempo, hasta que por suerte el cine,
francés especialmente, con François Truffaut a la cabeza, lo sacaron del
ostracismo.
Resulta lamentable que dos de los genios de la literatura
americana que se prodigaron en la novela negra como Jim Thompson y David Goodis, hayan sido ignorados con descaro durante tanto tiempo, un tiempo que por fortuna
los ha colocado donde merecen, en el Olimpo del género y de la literatura.
Junto a Raymond Chandler, Dashiell Hammett y Jonathan M. Cain, los grandes de
la novela negra clásica.
Tras ganarse la vida publicando relatos en revistas Pulp,
pasó a convertirse en prolífico guionista en los años 40, ya que nadie parecía
interesado en publicar sus novelas en aquella época. “Dark Passage” fue su
primera obra publicada y su adaptación al cine un clásico del género, que tiene
en el manejo del punto de vista subjetivo su principal atractivo, así como la
presencia de la imprescindible pareja dentro del noir, Humphrey Bogart y
Lauren Bacall, “La Senda Tenebrosa” (Delmer Daves, 1947).
Su muerte podría estar sacada de uno de sus relatos, un
infarto cerebral que pudo ser provocado por una paliza recibida días antes, al
resistirse a un robo, aunque este, como otros muchos puntos en su vida, no
pueden aseverarse con seguridad. Su vida, como su obra, como sus personajes,
destinados a la fatalidad, al fracaso, al vagabundeo vital, absolutamente
desesperanzado… Un autor que tenía como temas esenciales el fracaso, el destino
fatal, la vida sin salida ni esperanza. Un autor maldito imprescindible.
Junto a mi padre pasé muchos domingos viendo la serie “El
fugitivo”, que él veía de pequeño y que grababa cuando la repusieron para que
la viéramos juntos los domingos por la mañana. Goodis demandó a los
responsables de la serie por estar basada en su novela “Dark Passage”,
precisamente. Tras muchos vaivenes se falló a favor del autor, aunque él ya no
pudo verlo. Falleció en 1967.
El libro que nos ocupa, “Viernes negro”, tiene un inicio
trepidante, frenético, lleno de acción, que contrastará con su posterior
evolución, donde se convertirá en un thriller psicológico.
Uno de los aspectos estilísticos más destacados de la novela
lo tenemos en el manejo del punto de vista con los nombres de los personajes.
Goodis sólo pasa a llamarlos por su nombre cuando algún personaje lo cita de
forma natural, el nombre en cuestión. Antes se refiere a ellos a través de
algún rasgo físico o descriptivo. Excepción hecha del protagonista, al que
sigue en todo momento, siguiendo su punto de vista, su periplo y aventura.
Tenemos muchos de los ingredientes clásicos del relato
negro: el hampa, el crimen, la noche, el boxeo (casero y en referencia a un
personaje), el póker, la ciudad, el tabaco… Detalles característicos: el
tabaco, la forma de encender un cigarrillo; así como gestos que caracterizan a
los personajes, como el encogimiento de hombros del protagonista. También hay
un interesante juego con el color verde, que aparece en muchas ocasiones al
inicio de la novela.
Los personajes son excelentes, nada planos, en especial
Charley, el jefe de la banda de ladrones. Personajes muy sinceros, de hecho el
que más miente es el protagonista. Los roles están muy bien definidos en la
banda, diferenciados. El sumiso, el violento, el inteligente, la chica carnal,
la espiritual. Personajes que funcionan a la perfección por sus contrastes,
contrapuestos. Así tenemos un triángulo amoroso; dos chicas opuestas, rubia/morena,
gorda/delgada; dos esbirros contrapuestos, el sumiso y el violento…
Nuestro protagonista tiene un vínculo especial con la
muerte, parece el enviado de la misma. Todo el mundo muere a su alrededor,
especialmente la gente que quiere…Terminará casi igual o peor que al comenzar
el relato. 400 dólares más y un abrigo, pero muchas pérdidas.
No se evitan las truculencias ni la sensualidad, algo no muy
transitado en las novelas de la época. Hay truculencia, sexo,
sordidez y violencia, lo que dota a la novela de mucha modernidad.
“Viernes negro” es una novela claustrofóbica y muy
psicológica, que tiene cierta estructura circular, con un inicio en exteriores,
pero una fase central, casi toda la novela, encerrados en una casa, lo que
provoca esa sensación claustrofóbica mencionada. Tan solo al final de la novela
volveremos a salir de la casa, salvo un breve paseo del protagonista, si bien
es cierto que el clímax acontecerá en la guarida de la banda…
El mundo que retrata Goodis, ese mundo fatalista, sin
salida, está lleno de familias rotas, desestructuradas, criminales… Un entorno
y una sociedad llena de desgracias, tragedias. Un universo depresivo que tiene
mucho de autobiográfico, con ese hermano enfermo y terminal. Un mundo
depresivo, gris, desesperanzado.
Todo le sirve al autor para desarrollar reflexiones sobre la
eutanasia, sobre la realidad y la visión pública que toma como real y verdadero
vaguedades. Sobre la intimidad como la más fehaciente realidad en un gran número de
ocasiones. Sobre la imposibilidad de contentar y gustar a todos porque aunque
se sea un gran hombre, alguien excepcional o bueno, siempre quedarán los
envidiosos. Sobre la fatalidad del destino, el fatum, ligado a la superstición,
el viernes 13, el viernes negro. La mala suerte.
Quizá haya alguna licencia para hacer avanzar la acción en
forma de comportamiento o suceso no justificado del todo de manera convincente,
pero esto es sólo una apreciación inicial, ya que en realidad todo acaba siendo
coherente. Es una novela sólida en su trama y psicología. Con todo, podríamos preguntarnos por qué
nuestro protagonista no se va de esa casa sin más. Sí que existe una extraña incontinencia verbal en algunos miembros de la banda, sobre todo en las chicas,
contando su vida personal a un desconocido nada más verle… Defectos menores y
que adquieren cierto sentido cuando conocemos las circunstancias de los
personajes y su evolución.
Además de todo este atractivo panorama presentado por
Goodis, podemos gozar de algunas referencias culturales con los pintores Camille
Corot y Gustave Courbert, y músicos como el trompetista de Jazz Dizzy Gillespie
y el compositor Claude Debussy.
Una estupenda novela negra que sirve para conocer el
personal universo de un autor extraordinario, y eso que no es de sus títulos
más notables.
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