Compré y leí este libro de Palahniuk tras el éxito de la
película sobre “El club de la lucha”, pero sin leer aquella novela, lo que
resultó una experiencia interesante al ver un universo reconocible siendo, en
cambio, mi primera aproximación a una obra del autor original.
Tras “El club de la lucha”, Chuck Palahniuk se convirtió en
estrella y en uno de los autores más famosos del momento, pero no tras su publicación, que
tuvo una discreta acogida, ni siquiera tras el estreno de la adaptación que
dirigió David Fincher en 1999, ya que fue un fracaso en taquilla, sino tras
pasar al vídeo y convertirse en película de culto. Es ahí cuando Palahniuk pasó
a ser una celebridad, a ganar premios y a tener millones de fans.
“Asfixia”, publicada 5 años después de su gran éxito con “El
club de la lucha”, se recrea en muchos de los temas tratados en aquella, pero
con menos vigor y fuerza, resultando una especie de “fórmula” en la que basar
su estilo y éxito, aunque entretenida, interesante e igualmente cínica,
nihilista y fresca. Más blanda, pero igual de irónica, o más, y descreída.
Fingir ahogamientos con comida en restaurantes para
responsabilizar a su salvador y que le pase un cheque… Así pretende costearse
los gastos, especialmente médicos para su madre (referente del protagonista y
persona de influencia absoluta en él), Victor Mancini. Este personaje, fracasado
estudiante de medicina y como persona en general, que ejercita su plan en
tantos restaurantes puede, pasea por la vida sin código moral alguno, apático y
sin aparentes vínculos, más allá de su madre, visitando terapias para adictos
al sexo con la única intención de conocer mujeres… Un desolador retrato
moderno.
Los postulados nietzscheanos de “El club de la lucha”, que
se mantienen sugeridos aquí, tienen menos fuerza y peso con ese protagonista que
exhibe su pereza y abatimiento existencial de una forma tan mezquina como
hilarante y desopilante.
En cualquier caso, la mayoría de los aspectos conceptuales
retratados en "El club de la lucha” se mantienen en el grueso de la obra de
Palahniuk y son completamente apreciables en esta “Asfixia”, aunque ciertamente
el autor no ha logrado ponerse nunca a la altura y el éxito de aquella novela.
Palahniuk se recrea aquí en la alienación social para
retratar una resignación hastiada, un aburrimiento vital. Una desidia existencial y un nihilismo rutinario y apático que describe a la perfección a sus
personajes.
Los personajes de Palahniuk carecen de moral, a lo más que
aspiran, en el mejor de los casos, es a confabularse en un sistema propio,
paralelo, ajeno o independiente a la sociedad que los rodea, pero a través de
un tránsito.
Su espíritu inicial será completamente apático y antisocial,
donde la falta de valores o la oposición a los valores más establecidos o
tradicionales, donde lo ajeno y el prójimo les resultan completamente indiferentes,
es su regla predominante.
Misántropos postmodernos de códigos individuales que buscan
saciar necesidades básicas en unos casos y crear una nueva ideología, del caos,
en otros.
El nihilismo en el que navegan los personajes de Palahniuk
es evidente, y este Victor Mancini no es una excepción. Un nihilismo que ha
sido negado por el autor, que prefiere llamarlo romanticismo, aunque no cuela
ni con cola. Sus reflexiones acerca de ese nihilismo, sus códigos,
contradicciones y posibles virtudes dejan muy buenos momentos en su obra.
Palahniuk no da opiniones morales ni juzga a sus personajes,
aunque sus comportamientos hablen por sí solos y obliguen al espectador a tomar
partido, pero es evidente que el autor les tiene simpatía.
El engaño, el desprecio absoluto por los demás, las trampas,
el egoísmo sin fisuras, el aprovechamiento del prójimo, la banalización de las
personas y las relaciones, la anestesia vital y emocional… Temas característicos
de Palahniuk y sus personajes en esa provocación continua que busca incomodar,
perturbar o escandalizar al lector. Victor Mancini es fiel paradigma de
estas ideas.
Personajes automarginados y autodestructivos que se rebelan
de las más distintas y surrealistas formas contra esa sociedad en la que no
parecen encajar, riéndose de ella, abusando de ella, despreciándola en secreto
o boicoteándola desde dentro.
Un autor que parece tener las mismas intenciones
provocadoras que los Bret Easton Ellis (American Psycho) o Irvine Welsh
(Trainspotting), autores icono y referentes de la llamada Generación X.
La prosa de Palahniuk es sencilla, nada compleja. Frases
directas, cortas, poco elaboradas, accesibles, que imiten el sentir y la forma
de comunicarse de la calle. Un estilo satírico repleto de ironía y giros
argumentales sorpresivos y pretendidamente imprevisibles que impacten el lector
junto a sus ideas y tramas escabrosas, morbosas o indecentes… clave de su éxito
entre los más jóvenes especialmente. Del mismo modo, Palahniuk apuesta por las
narraciones fraccionadas, pero no es el caso de “Asfixia”, que es básicamente
lineal.
Todo esto es lo que ofrece “Asfixia” y su protagonista
Victor Mancini, un guía poco creíble, un narrador poco fiable, y del que no debéis
dar por sentadas ninguna de sus opiniones, reflexiones o supuestas
erudiciones.
Esta obra también tuvo su adaptación cinematográfica en 2008,
dirigida por Clark Gregg.
Cinismo, nihilismo y descreimiento social y vital repleto de
humor negro y frescura. No es una obra magnífica, pero sí resulta interesante.
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