Este disco podría ser, tranquilamente, el mejor de la
banda desde 1996, tras la publicación de "These Days", una auténtica joya rockera
que recupera muchos de los ingredientes del grupo y que si bien no se eleva a
la altura de sus grandes obras maestras, los 4 grandes seguidos que suponen una
de las más brillantes y lúcidas evoluciones de un grupo dentro del Rock,
“Slippery When Wet”, “New Jersey”, “Keep the Faith” y “These Days”, sí que
alcanza el sobresaliente como disco de Rock melódico que parece homenajear toda
la trayectoria del propio grupo.
Del hedonismo vacacional veraniego lleno de chicas, sexo y
Rock de “Slippery When Wet” (1986), pasamos al final de ese verano, donde aunque se
mantiene la diversión se empieza a filtrar la nostalgia y una sentimentalidad
exacerbada con los amores rotos y el miedo a la vida adulta que se acerca de
“New Jersey” (1988). Pasamos de la entrada en la edad madura, reivindicativa, de la
conciencia social y la asunción de responsabilidades que supone “Keep the
Faith” (1992), a la reflexión sobre lo conseguido, la estabilidad tranquila y
sosegada, introspectiva, de la madurez asimilada que mira al amor, a la
preocupación social, al pasado, desde un prisma más oscuro y descarnado que
sella su cuarta obra maestra consecutiva, “These Days” (1995).
Con el nuevo milenio y tras completar una evolución ejemplar
repleta de calidad y madurez, se abrían nuevos caminos para la banda: debían elegir hacia donde encaminar su carrera, reiterarse, repetirse, seguir evolucionando,
cambiando, y si era esto segundo hacia donde, ya que con “These Days” se había
llegado al final de un camino. El nuevo milenio representaba un reinicio a
todos los niveles y parecía claro que significaba una apuesta por la libertad creativa total para una banda que siempre ha sido muy independiente, aunque
apegada a las tendencias pujantes. Una libertad creativa que parecía no tener
límites, pero siempre respetando su estilo reconocible, donde se podían tocar
todo tipo de palos sin servidumbres.
Esto se confirmó en cierta medida, pero no de una manera del
todo concluyente. Bon Jovi apostó por la libertad creativa, probando todo tipo
de géneros y estilos musicales, pero se trataba de una libertad y apuesta más de planteamiento inicial, estructural, que en la ejecución. Es decir, la banda
comenzó a explorar muchos estilos de una forma más decidida, aunque siempre
lo hicieron, pero como base para sus discos, sin desarrollarlo musicalmente con
la libertad y expansión que sería de esperar en una banda sin nada que
demostrar, con lo que refugiados en la flexibilidad ecléctica de los diversos
estilos a explorar no se arriesgaba dentro de ellos, apostando por temas
directos y rígidos, eliminando fases instrumentales y los matices tan queridos
en el grupo, limitando la libertad de sus músicos y no arriesgando más allá de
ese planteamiento inicial. Así podían hacer un álbum de Pop Rock, AOR o Country pero en los temas
concretos primaba la rigidez, la falta de libertad, la ausencia de matices…
Así se plantea un disco muy ecléctico como "Crush" (2000), donde se
combinan temas de puro Hard Rock con otros de puro Pop, power ballads con
otras acústicas y tremendamente aburridas. Así se realiza el último disco de
Hard Rock de la banda, “Bounce” (2002), donde de nuevo el eclecticismo resta eficacia
y cohesión al conjunto, con más baladas insulsas y temas Pop que no encajan
bien en el conjunto. Así llega “Have a nice day” (2005), un disco más cohesionado, este
sí, que apuesta por el Modern Rock, pero cuyo defecto, siendo un trabajo
excelente, está en esa falta de matices, apostando por lo directo y sencillo,
la rigidez efectiva, coartando la labor de sus brillantes músicos.
Quizá todo esto acabó generando cierta apatía en sus
componentes, con consecuencias tan lamentables como la salida de Sambora tiempo
después, a pesar de que el grupo pareció dirigirse hacia una senda algo más homogénea
y rica, pero no lo suficiente, especialmente viendo el resultado de su último
álbum de estudio, “What about now” (2013), el peor en la carrera de la banda. Algo que
seguro creció con la extrapolación de todos estos síntomas, falta de libertad,
matices, momentos instrumentales, a los directos…
Esto cambió en cierta medida con “Lost highway” (2007), que si bien
sigue esa tendencia de jugar y apostar por otros estilos decididamente, es un
álbum de Country Rock, se recuperan con bastante acierto los matices y cierta
riqueza instrumental.
Todos ellos son buenos discos, o muy buenos, pero no alcanzan
la altura excelsa de los de las décadas anteriores, los 80 y 90, algo que
siempre se les pedirá, y contienen ciertos defectos que les perjudican en
demasía. Aún así, si hubieran elegido mejor los temas a incluir, cambiando
varios de los que forman parte de los álbumes por canciones que dejaron
increíblemente fuera, hubieran logrado una altura extraordinaria, de
sobresaliente sin duda.
Dicho esto llegamos al disco que nos ocupa, posiblemente el
mejor del nuevo milenio, aunque sigue sin ser redondo ni alcanzar las cotas de
sus grandes obras maestras. Un disco que sigue la senda del anterior “Lost highway” en cuanto a la recuperación de matices y detalles instrumentales, que
aparecen reducidos en cualquier caso, y que, sobre todo, recupera la esencia
más rockera, que sin llegar a ser un disco de Hard Rock sí posee elementos del
estilo dentro de una esencia de puro Rock melódico, el estilo general de “The circle”.
La recepción de “The circle” no fue la merecida, quizá debido
a que su single de presentación no tenía el impacto de otros y le persiguió
cierta polémica cuando Sambora se vio obligado a cambiar el solo de guitarra,
mejor dicho, hacer uno para sustituir a la parte de transición instrumental de
acompañamiento, ya que solo guitarrero no había, algo demasiado frecuente en
los últimos trabajos del grupo. De la elección de singles se podría hablar
largo y tendido. Primer single y con polémica. Múltiples protestas por la
ausencia de solo de guitarra, algo inaudito en el grupo, obligaron al
guitarrista a volver al estudio para grabar uno, que es el que quedó en la
versión final. Incluso aficionados grabaron versiones con solos hechos por
ellos a modo de reivindicación personal y también presión. Esto de prescindir
de solos es otra demostración de esa paulatina eliminación de la presencia
instrumental que se venía observando incluso en los directos. Por supuesto el
tema con solo mejora ostensiblemente, un tema que es excelente por otra parte.
No es un mal tema “We weren’t born to follow”, todo lo
contrario, pero supongo que la gente esperaba otro hit en la onda de “It’s my life”, por lo que el tono más sobrio de este le hizo pasar, inmerecidamente, más
desapercibido, como al disco.
“The circle” es un disco de puro Rock melódico con arranques
de Hard Rock y un par de temas Pop en onda U2, muy cohesionado y de melodías
tan variadas como brillantes. Una auténtica joya infravalorada, pero que poco a
poco se va convirtiendo en uno de los discos predilectos de los fans del grupo
con merecimiento. Un disco completo,
variado, que sigue demostrando el increíble y amplio espectro musical que
domina el grupo, manteniendo su estilo y personalidad propia, y que recuperar su
tono más rockero, aunque lejos de la potencia de sus discos más duros. Un
pastel, una golosina de Rock melódico talentoso, con mucho sentimiento,
musicalidad e intensidad.
“The Circle” tiene además una aparente aspiración de
homenaje recopilador de toda su carrera, ya que hay muchos guiños a temas y
discos anteriores a los que parece rendir tributo para cerrar ese círculo que
señala el título del álbum.
Podemos escuchar fraseos de guitarra que nos recuerdan a los
que podíamos oír en los primeros discos del grupo, por ejemplo en el “7800
Fahrenheit” , de la mano de Sambora; tenemos temas que nos remiten a la época
ochentera como “Love’s The Only Rule”, el propio single “We Weren’t Born To Follow”, que tiene un deje a ese clásico que es “Born To Be My Baby” del "New
Jersey", o el ramalazo a “Livin' On A Prayer” de “Work For A Working Man”; otros
que nos llevan a los 90, con el “Keep The Faith” en “Bullet” o el “These Days”
en “Work For The Working Man”, que mezcla décadas; temas modernos y actuales
cercanos a los nuevos tiempos en el grupo en la onda del “Have A Nice Day”, por
ejemplo, con “Superman Tonight” o “Thorn In My Side”; temas con aliento a
clásico del grupo como “Brokenpromiseland”; otros que coquetean con la onda
Country del “Lost Highway” como los temas lentos “Live Before You Die” o “Learn To Love”, y otros que se acercan a los temas Pop del “Crush” como “Fast Cars" o
“Happy Now”… Variado, cohesionado, con mucho Rock, mucha clase y fiel al estilo
del grupo. Una verdadera joya.
-We Weren’t Born To Follow: Primer single y con polémica. Fuera de dicha polémica,
el single no generó el impacto debido, se esperaba uno más típico, el clásico
himno de estadio que reventase todo y volviera a situar al grupo en lo más
alto, que es lo que siempre se espera, pero en cambio tenemos un tema más
sobrio y muy elaborado en su estribillo, una canción madura, efectiva y muy
conseguida, un Rock melódico de calidad pero sin ese impacto de intensidad
desbordada, todo más matizado. Un single distinto a los que venían haciendo y
que recibió elogios por esa misma razón, huyendo de los más tópicos y muchas
veces no muy acertados, estilo “Everyday”. Un gran tema, pero que parecía no
iba a ser especialmente llamativo. Fuera de trayectorias comerciales posibles,
el hecho es que “We Weren’t Born To Follow” es un tema impecable, Rock melódico
excelente y al puro estilo Jovi con un estribillo alargadísimo y que sin buscar
la progresión hacia agudos clásica del grupo en sus estribillos más logrados,
busca en la acumulación y extensión del mismo la intensidad deseada que, por
supuesto, logran, con unas melodías y armonías más moderadas, menos desbocadas, muy maduras y conseguidas. Un tema positivo, alegre y perfectamente medido que
encajaría bien en su anterior disco también, “Lost Highway”. El arranque define
la melodía sin esperar, todo el acompañamiento musical liderado por la guitarra
y una alegre batería, Rock melódico a pleno rendimiento. No hay riff, pero sí
una melodía definida de guitarra de la mano de Sambora. Jon interviene en las
primeras estrofas acompañado por predominantes bombos en la percusión, en su
siguiente paso, la segunda estrofa, se añaden apuntes de guitarra que crean una
expectación, una tensión latente para el estallido de lo que será el
estribillo. La intensidad va subiendo en la rasgada voz de Jon. Así, tras un
“yeah, yeah” a modo de puente, al arranque armónico y repleto de musicalidad
que escuchamos al inicio será el adorno perfecto para el estribillo que procede
a cantar Jon, con ricos matices de guitarra en el acompañamiento, una primera
estrofa de dicho estribillo controlada excelentemente en su melodía y una segunda
que reduce ligeramente la intensidad, pero se hace más armoniosa y dulce
cerrándose de manera positiva y alegre con más “yeah yeah”, donde Sambora
destaca, que rubrican el estribillo a la perfección. Volvemos a las estrofas, ahora en una
sola parte para entrar de lleno en el estribillo de nuevo, la canción
progresando perfectamente. Tras el estribillo entra el polémico solo y lo hace
de forma espectacular, un solo sencillo y efectivo. La estructura clásica del
tema sigue su curso, con lo que entramos en el estribillo final que desemboca
en armonías donde los coros con el “yeah yeah” comparten momento y dialogan con
estrofas improvisadas del estribillo en distintos tonos por parte de Jon,
definiendo un excelente final. Un gran primer tema, un gran single, que
define muy bien el tono del disco y nos hace entrar en materia de la mejor forma
posible.
-When We Were Beautiful: Muchas esperanzas tenía en este
tema cuando oí el pequeño avance, estaba destinado a ser un pelotazo. Un tema
lento, de estructura progresiva que parecía emparentarse con los U2. El caso es
que si bien la concepción es brillante y sus primeras estrofas también lo son,
dicha estructura acaba simplificándose y los momentos álgidos resultan
decepcionantes. Se plantea como un tema atmosférico, pero acaba resultando
demasiado ligero. Siendo un buen tema, era difícil que quedara mal tal y como
estaba gestado, es de los más decepcionantes por el potencial que tenía. Pensé en
un tema en la onda de “(You Want To) Make a Memory”, con un planteamiento
similar, pero en realidad es una balada Pop intensa, correcta, pero más ligera
de lo que aparenta en principio. Sonido atmosférico y acústica despiertan al
tema y a la voz de Jon. En un punto y seguido aparecen la eléctrica y la
batería, mientras la suave voz de Jon sigue desgranando estrofas en la calma
del tema. El primer estribillo vuelve a
recurrir a una guitarra de base y apoyo melódico al estilo de U2, donde la
batería marca un solemne e intermitente ritmo desde el bombo y con lejanos
redobles. Una vez termina el estribillo, la batería cobra ritmo, pero siempre
desde el bombo, y los coros se suman a la función, de nuevo con un Sambora muy
presente. Los coros que utilizan el “Shalala”, demasiado utilizados por Jon desde su
segundo disco en solitario, me tocan un poco las narices, aunque aquí suenen
más potentes. Es una parte muy tribal, con ese bombo y esos coros. Segundo paso
en la progresión melódica y de intensidad. Con la mencionada base entramos en
las nuevas estrofas con un magnífico Sambora acompañando de fondo la voz
principal de Jon, así llegamos al segundo estribillo en este canto tribal, casi
ancestral, y de tintes nostálgicos que rompe sensacionalmente en el solo de
guitarra, que tiene una entrada soberbia. Un segundo estribillo donde la caja
por fin encuentra su protagonismo para marcar el ritmo. El solo de Sambora es
muy bueno, marcando las notas con gran sentimiento, exquisito. Retomamos
momentáneamente la calma del inicio de la canción tras el solo y renacemos con
la base de guitarra que nos ha ido acompañando durante todo el tema, disparados
hacia el estribillo, que nos acompañará hasta el final, repleto de musicalidad.
La batería con la caja marcando el ritmo y unos coros que van cobrando fuerza
haciendo armonía a la voz principal que sigue desarrollando el estribillo. Una
parte final donde se unen todos los elementos de manera magistral y que logra
cotas muy intensas con la voz principal de Jon, doblada por Richie, mientras los
coros de fondo se siguen fundiendo con todo el acompañamiento. Del mismo modo
que crecimos, menguaremos, las voces principales se apagarán, quedarán los
coros y el acompañamiento musical, que cesará poco a poco con la desaparición
de la percusión hasta que todo se desvanezca. Un buen tema que se disfruta si
se huye del prejuicio inicial que mencioné al principio. Es el tema más largo
del disco.
-Work For The Working Man: Magnífico y rockero tema que es
casi un himno proletario, que además fusiona maravillosamente fondo y forma, la
temática del mismo con el estilo y los recursos musicales. Con un inicio que
recuerda de forma clara al himno “Livin' On A Prayer” (de hecho los temas tocan
una temática parecida, desempleo, paro y su angustia...), esta tercera canción
torna en su reivindicativo mensaje hasta convertirse en un tema que encajaría
perfectamente en sus discos de los 90. La batería y el bajo iniciales parece
sacados directamente de la mítica canción de 1986, imposible no reconocerla,
incluso los apuntes de teclado parecen guiños a aquella, mientras un Jon
especialmente sensual juguetea con las estrofas haciendo crecer el tema. La
guitarra irrumpe con el puente para dar paso al estribillo, que crea la
perfecta fusión entre fondo y forma mencionada. Un estribillo que casi simula el
sistemático trabajo industrial, con una incesante batería y unos varoniles
coros que gritan “Work” de manera constante, el martilleo continuo del trabajo incesante, como si se moldease hierro en una siderúrgica. Un estribillo largo,
seco, elaborado y contundente, muy rockero. Hay mucho sabor americano en este
tema. Retomamos las estrofas con el pleno acierto de esa base de ritmos
persistente, potente, con un bajo sublime. Las guitarras dejan contados apuntes,
férreos, duros, y acompañan con garra el estribillo en el que nos embarcamos
nuevamente. Una vez salimos del segundo estribillo llegamos a la mejor parte de
la canción, una caída, como pausa en el trabajo, que sigue martilleando de
fondo, donde la voz de Jon se hace más lírica y la guitarra de Sambora puntea
haciendo armonías para que poco a poco el tema se vaya recuperando en un enérgico grito
reivindicativo, donde los ritmos se van acelerando hasta el grito de Jon, una
recuperación del tema maravillosa. Así, una vez el tema se ha recuperado,
entramos con todo el vigor en el último estribillo, que una vez termina
convierte la canción en una especie de plegaria siderúrgica. Un final que nos
puede recordar al de la maravillosa “Undivided” del “Bounce”. Gran tema.
-Bullet: El tema más potente del disco, puro Hard Rock melódico
que encajaría perfectamente en el “Keep The Faith”, de hecho es una canción que
podría rendir tributo al disco de 1992. Un trallazo, un disparo, en consonancia
con el propio título. Un Sambora enorme. Talk Box clásico en el grupo que
aparece en el inicio de este trueno rítmico y guitarrero, ritmos con cierto
toque étnico, que también recuerdan al tema “Keep The Faith”, y primeras
estrofas vocales. Puente de naturalidad extraordinaria, que llega como
consecuencia lógica, y estribillo de gran lirismo, que rompe con la línea
rítmica anterior para sumergirse en una melodía intensa y acertada, un
estribillo largo que sin perder potencia se endulza en la melodía. Los rasgueos
rifferos antes del estribillo y a la salida del mismo dan aún más potencia y
fuerza al conjunto. Repetimos estructura para llegar de nuevo al estribillo,
más potente, buscando los agudos y una mayor intensidad, que lejos de quedar
exhausto mantiene la fuerza en una estrofa de transición previa al solo de
guitarra de Sambora, el mejor del disco, contundente, preciso y espectacular,
con un impecable uso del “wah wah” al final del mismo. Un solo de inicio que
recuerda al de “Homebound Train” del “New Jersey” y termina en la onda del de
“Damned” del “These Days”. Parón con órgano casi eclesiástico y voz con filtro
lejano. Arranque para continuar el estribillo e ir dándole más intensidad
buscando los agudos de nuevo a coro entre Jon y Richie en un gran clímax. El
cierre de la canción es con el poderoso riff por todo lo alto. Temazo.
-Thorn In My Side: Un nuevo temazo, Rock melódico moderno
pero con esencia clásica, un tema que remite a algunos del “Have A Nice Day”,
fresco y repleto de melodía, con un estribillo largo y perfecto. Una guitarra
sin apenas amplificación marca unos compases iniciales para que entre la voz de
Jon definiendo la melodía central en las primeras estrofas. Un abrupto arranque
suma la base rítmica y de acompañamiento del tema, puro Rock Melódico con
vigor. Así llegamos a un enérgico y rítmico puente, lleno de fuerza para
encarar con ganas el estribillo, que es pura melodía de frases alargadas sucedidas
de otras más rítmicas, y coros que hacen armonías de fondo y un final del mismo
más oscuro y de tono bajo. Nuevas estrofas con mucha presencia del bombo a los
que se añade el Charlie para dar frescura según avanzamos.
Repetimos estribillo, pero a la salida del mismo se añaden coros y entra el
solo de guitarra con una pasmosa naturalidad, un solo magnífico, uno de los mejores y más
conseguidos, lástima que no sea más largo. Una vez terminada la parte
instrumental volvemos al potente y rítmico puente para sumergirnos en el
estribillo del clímax, donde en la parte final los coros hacen sus armonías y
Jon va dejando desvanecer su presencia fundiéndose con ellos. Una joyita, de
las muchas que deja el disco. De los temas más destacados.
-Live Before You Die: La segunda balada de las tres que
contiene el álbum, la primera fue “When We Were Beautiful", la primera de las
baladas rockeras. Es evidente el bajón de la calidad en las baladas del grupo
desde que empezó a apostar por temas lentos más luminosos. Aún así siguen
dejando joyas como “Bells For Freedom" o “(You Want To) Make A Memory”. Las dos
baladas rockeras que tenemos aquí se alejan de la balada típica de los Jovi,
cambiando la estructura y el tipo de melodía, que aquí es luminosa, positiva y de tintes épicos,
con contrastes rítmicos, sin el fluir melódico progresivo e intenso de sus
clásicos. Teniendo esto en cuenta y aunque este tipo de baladas me guste menos,
es evidente que se trata de un estupendo tema, con el que Jon se siente a
gusto. Es lo que le sale en estos tiempos. Piano para un comienzo lento. La voz
de Jon en las primeras estrofas sin más acompañamiento que las teclas. Primera
ruptura rítmica en la segunda estrofa, que es estribillo, acústicas, una
percusión suave y mayor ambientación con sintetizador, hasta llegar a una
transición instrumental que rompe rítmicamente, sumándose todo el poder de la
banda acompañando las estrofas siguientes. Nuevas estrofas con un predominante
sintetizador aviolinado. Un segundo estribillo ahora adornado con coros muy
ambientales y sintetizador que va dando ese tono épico a la canción. Tras esta parte
entramos en el mejor momento del tema, un arranque épico con un esplendoroso e
intenso Jon Bon Jovi desgranando unas potentísimas estrofas, mientras el
acompañamiento se hace cada vez más espectacular. Parón y breve momento con Jon en
calma junto al piano y nueva ruptura rítmica y épica para el estribillo, con
los coros acompañando de nuevo y el sintetizador desbocado. La batería crece
en latente ritmo esperando estallar en el estribillo, que en esta ocasión se
ayuda de armonías de guitarra con punteos de fondo para redondear el tema. Una
buena balada distinta a las típicas del grupo.
-Brokenpromiseland: Un temazo, sin el impacto de otros, pero
con esencia de clásico. Un medio tiempo rockero de coros geniales y melodía
conseguida. Primer tema de los cuatro en los que el maestro Desmond Child
participa en este disco y el mejor de todos ellos. Siempre me entusiasma ver la
presencia de Child en un disco de Bon Jovi, uno de los grandes compositores del
Hard Rock y otros muchos estilos, pero es evidente que sus participaciones en
los últimos álbumes del grupo están siendo algo irregulares, lejos de aquellas
en los 80 y 90, dejando algunos de los temas más prescindibles o insulsos en
estos trabajos (“Happy Now”, “Fast Cars” en el que nos ocupa; “Misundestood” en
el “Bounce”; “Army Of One” en el “What About Now”…). Por supuesto ha
dejado joyas de indiscutible calidad en esos discos también. Aquí tenemos un
medio tiempo rockero que es una delicia. Su inicio increscendo, como si
diéramos lentamente a la rueda del volumen para ir apreciando toda la
musicalidad de la canción, es un detalle primoroso. Sonidos electrónicos, una
batería creciente, la melodía de guitarra y los soberbios coros que nos
acompañarán en los mejores momentos. Arranque lleno de colorido y primeras
estrofas para la voz de Jon, muy rockeras con guitarras intermitentes casi a
modo de riff y muchos detalles en las seis cuerdas que dan frescura. La composición
es majestuosa y pasamos de las estrofas al puente y de este al estribillo casi
sin darnos cuenta en una progresión sencillamente ejemplar. El estribillo es
largo, maduro y potentísimo, lleno de inflexiones y musicalidad. Parón y
detalles de sintetizador, nuevo arranque y nuevas estrofas que vuelven por la senda conocida y la naturalidad ejemplar que nos encauza al estribillo otra
vez. En este segundo parón, con las fases de sintetizador, tendremos una estrofa
extra de Jon realmente intensa, que enlaza con el solo de guitarra, cortito
pero francamente sabroso. Un acierto, en especial cuando se añade la voz de Jon
al final. Nuevo estribillo, donde disfrutamos de los coros de Sambora, y
reaparición de los coros iniciales para deleitarnos con los mejores momentos en
este final del tema. Las armonías de los teclados acompañando la melodía y la
voz de Jon van cerrando un clímax sensacional. Sintetizador y coros cierran el
tema en intimidad. Otra joyita más.
-Love’s The Only Rule: Uno de los mejores temas del disco si
no el mejor. Puro Rock melódico de los 80 con un sentimiento desbordado y
algunos momentos sencillamente excelsos, posiblemente tiene algunos de los
mejores momentos que ha dejado el grupo en años en ciertos detalles y matices
de esos que tanto reivindico. Un peculiar teclado da suave comienzo al tema, un original David Bryan, como eco nocturno en luces de neón. La base de ritmos espera latente y Jon
interviene para descubrir las primeras estrofas. La entrada de la guitarra
marca el inicio de la siguiente estrofa, así como la caja de la batería, que
acelera el ritmo. Jon sube el tono y entramos en un luminoso puente que avanza
un estribillo sencillamente espectacular. Un puente que sube de intensidad
hacia agudos y que rompe en estallido musical. El estribillo es una auténtica
virguería, puro sentimiento ochentero, largo, potente, subiendo hacia los
agudos y con el riff de guitarra, matizado, sosteniéndolo todo. Una vez el tema
ha descubierto algunas de sus grandes bazas pasamos a una transición donde
descubrimos el increíble trabajo de la percusión en este tema. Tico Torres se
sale en esta canción, hace lo que quiere. Nueva estrofa con riff
desabrochándose ante nuestros oídos, voces dobladas enriqueciendo las partes
vocales en esta fase, el apoyo de Sambora vuelve a ser clave, para llegar al excepcional
puente y de nuevo en ese orgásmico estribillo, con homenaje a John Coltrane,
uno de los grandes del Jazz, incluido. Con la salida de este segundo estribillo
llegamos a uno de los mejores momentos de todo el disco, la fase instrumental
del tema. Pone los pelos de punta, puro feeling. Un breve solo, que da paso a
varias frases de Jon y a un parón repleto de atmósfera, donde la guitarra de
Sambora, con esa producción que deja siempre cierto eco, rasga la melodía y
atraviesa los altavoces para incrustarse en el corazón. Un momento repleto de
armonías, los teclados de base, la latente batería, riquísima en detalles con
platos y Charlie y un bombo que no cesa, los pequeños detalles de Sambora, sus
agudos conmovedores, un bajo que sube la intensidad, los coros de Jon, casi
oníricos, que se suman repentinamente a
la fiesta, una tormenta sonora a punto de estallar y una caja impaciente que
nos lleva al último estribillo, que se descubre sublime al aumentar la velocidad
e intensidad de su ejecución, con un Jon subiendo el tono y acelerando la
frecuencia en sus frases hasta compartir presencia en el desahogo con los
coros. Exhaustos y cogiendo resuello, Tico se hará con los mandos, dejando
detalles de percusión con los platos, los arrítmicos golpes en bombos y caja
para ir cerrando el tema y su personal exhibición a la batería. El
único pero que se podría poner al tema es el sonido del teclado, que podría
pasar por uno de grupo Pop español poco recomendable, pero una vez todo estalla
queda perfecto. La producción, con ese ligero eco que da esa sensación
espacial, queda francamente bien en este tema. Imprescindible.
-Fast Cars: Sin ser un mal tema es de los más flojos del
disco, junto con el siguiente. El tema más corto del álbum es el segundo con la
presencia de Desmond Child en la composición, un aceptable Pop-Rock con muchas
variantes y arranques melódicos distintos que lo hacen ameno. Una sutil
guitarra, con un sonido utilizado varias veces en el disco, da a luz al tema.
Voz y base rítmica entran al mismo tiempo, estrofas muy lentas. Primer cambio
repentino donde la eléctrica y un Jon rockero avanzan por el puente de forma
incesante hasta un estribillo que se desvanece, se hace pequeño, volviendo al
tono lento en un nuevo cambio sorpresivo. La batería también desaparecerá de
escena. Reiteramos estructura con diversos cambios, ahora la base es más
rítmica y potente mientras Jon nos guía por las nuevas estrofas y una guitarra
sostenida espera al fondo. De nuevo en el puente, de lo más notable del tema, para caer en el estribillo, que ahora sí se eleva en toda su potencia y
mantiene el nivel. Un estribillo largo, muy aceptable y que tiene en los
nostálgicos apuntes de las teclas otoñales de David Bryan uno de sus elementos de contraste
más satisfactorios. Sin solución de continuidad nos enfrentamos a una nueva
estrofa que mantiene el tema en todo lo alto por más tiempo, con coros
recitando “Shala, shala” y un teclado ahora luminoso. Breve pausa y arranque
con el estribillo de nuevo, volver a resaltar los toques acertados de teclado.
El clímax mezcla la estrofa con los “Shala, shala” y el estribillo hasta su
conclusión. Un tema que se escucha fácil sin ser de lo más destacado.
-Happy Now: Otro de los temas menos conseguidos. Un tema al
puro estilo U2 de poderosa base rítmica y guitarrera, con wah wah distorsionado
en el riff. El inicio parece sacado de un disco del grupo irlandés, una
melódica guitarra y una potente batería pidiendo a Jon su intervención. Cuando
ésta llega el mencionado riff con toques wah wah da peso y potencia a un
conjunto ya enérgico. Jon fuerza la voz para el puente introductorio al
estribillo que recurre a los ritmos entrecortados y espaciados de caja, más
estilo Pop, arrítmicos y pausados, que encajan perfectamente con ese tono más
lírico de esta parte. Un estribillo que deja muy buenos momentos vocales e
inflexiones muy acertadas, ciertamente. El tema no cesa casi en ningún momento,
repitiendo estructura pasamos por las estrofas, con detalles de producción
enriqueciendo el conjunto y llegando de nuevo al estribillo tras el paso por el
puente. En la salida, estrofa de transición con mucho bombo y lirismo marcado.
Breve ruptura guitarrera, meramente testimonial, y vuelta al estribillo, en
buena progresión añadiendo potencia en su segunda parte hasta el final. Un
final donde la percusión y la base melódica se alzan con el mando brevemente.
Aceptable aunque de lo más flojo.
-Learn To Love: Último tema y última balada del disco,
peculiar balada que se sale de los esquemas habituales del grupo. Balada Pop lindante con el medio tiempo y reminiscencias a la adorada “Hallelujah” de Leonard Cohen que Jon
Bon Jovi se ha aficionado a cantar en los conciertos. Acústicas y piano dando
el tono. Estrofas suaves con la voz de Jon transitando. Entrada de la percusión
que se suma a lo anterior, despacio. Estribillo que añade guitarra eléctrica y
tono épico aunque sin descontrolarse. Un estribillo largo. El ritmo se acelera
ligeramente para continuar con las estrofas. Rica percusión. Buenos coros de
Sambora acompañando estas estrofas. Nuevo estribillo con Jon afinando al máximo
aunque sin perder el control aún. Arranque armonioso con la parte más llamativa
del estribillo, el “Halle, Halle”, con una oculta guitarra por detrás punteando
brevemente. Parón y estribillo con la predominante y variada percusión dando
potencia. Un acompañamiento de eléctrica se suma ocasional hasta el arranque
definitivo, el desahogo con toques de guitarra oxigenando el tema. Epílogo con
el acompañamiento inicial de piano y acústica que cierra la canción de forma
circular. Tampoco es de los más destacados, pero resulta satisfactorio.
Una joya de esta denostada época del grupo, que por mucho
que digan sigue entregando notables trabajos. Este es el más claro ejemplo. La
producción es excepcional, como suele ser, aunque ojalá recurran a otros
productores y prescindan de John Shanks. Aquí acierta con ese leve tono
moderno, espacial, con sutiles ecos y reverberaciones, cósmico, que mantiene el
clasicismo y esencia del grupo. Filtros sutiles que dan un equilibrio perfecto
entre lo moderno y el estilo clásico.
Bon Jovi es un grupo que en su temática conceptual siempre ha
apostado por la esperanza y la alegría, por la mira positiva, sin que
signifique renunciar a un espíritu crítico o reivindicativo. “The Circle” es
máxima expresión de esto con letras comprometidas, críticas, pero siempre esperanzadas.
Ya se valorará la labor como letristas de Jon y Richie, que dejaron en los 90
auténticas genialidades.
Quitaos complejos y prejuicios y apostad por este discazo sobresaliente, que es lo mejor que ha hecho la banda en el nuevo milenio. Una
banda indispensable en la historia del Rock.
Dedicado a Joseba. Tómalo con calma que es largo, aunque creo que merece la pena.
Hola, Mr.Sambo;
ResponderEliminarhe caído aquí por casualidad, un excelente artículo de Matrícula de Honor. Enhorabuena!
Rest
Muchísimas gracias, Rest, un placer!
EliminarUn abrazo!