viernes, 17 de julio de 2015

BON JOVI: The Circle (2009)











Este disco podría ser, tranquilamente, el mejor de la banda desde 1996, tras la publicación de "These Days", una auténtica joya rockera que recupera muchos de los ingredientes del grupo y que si bien no se eleva a la altura de sus grandes obras maestras, los 4 grandes seguidos que suponen una de las más brillantes y lúcidas evoluciones de un grupo dentro del Rock, “Slippery When Wet”, “New Jersey”, “Keep the Faith” y “These Days”, sí que alcanza el sobresaliente como disco de Rock melódico que parece homenajear toda la trayectoria del propio grupo.





Del hedonismo vacacional veraniego lleno de chicas, sexo y Rock de “Slippery When Wet” (1986), pasamos al final de ese verano, donde aunque se mantiene la diversión se empieza a filtrar la nostalgia y una sentimentalidad exacerbada con los amores rotos y el miedo a la vida adulta que se acerca de “New Jersey” (1988). Pasamos de la entrada en la edad madura, reivindicativa, de la conciencia social y la asunción de responsabilidades que supone “Keep the Faith” (1992), a la reflexión sobre lo conseguido, la estabilidad tranquila y sosegada, introspectiva, de la madurez asimilada que mira al amor, a la preocupación social, al pasado, desde un prisma más oscuro y descarnado que sella su cuarta obra maestra consecutiva, “These Days” (1995).

Con el nuevo milenio y tras completar una evolución ejemplar repleta de calidad y madurez, se abrían nuevos caminos para la banda: debían elegir hacia donde encaminar su carrera, reiterarse, repetirse, seguir evolucionando, cambiando, y si era esto segundo hacia donde, ya que con “These Days” se había llegado al final de un camino. El nuevo milenio representaba un reinicio a todos los niveles y parecía claro que significaba una apuesta por la libertad creativa total para una banda que siempre ha sido muy independiente, aunque apegada a las tendencias pujantes. Una libertad creativa que parecía no tener límites, pero siempre respetando su estilo reconocible, donde se podían tocar todo tipo de palos sin servidumbres.





Esto se confirmó en cierta medida, pero no de una manera del todo concluyente. Bon Jovi apostó por la libertad creativa, probando todo tipo de géneros y estilos musicales, pero se trataba de una libertad y apuesta más de planteamiento inicial, estructural, que en la ejecución. Es decir, la banda comenzó a explorar muchos estilos de una forma más decidida, aunque siempre lo hicieron, pero como base para sus discos, sin desarrollarlo musicalmente con la libertad y expansión que sería de esperar en una banda sin nada que demostrar, con lo que refugiados en la flexibilidad ecléctica de los diversos estilos a explorar no se arriesgaba dentro de ellos, apostando por temas directos y rígidos, eliminando fases instrumentales y los matices tan queridos en el grupo, limitando la libertad de sus músicos y no arriesgando más allá de ese planteamiento inicial. Así podían hacer un álbum de Pop Rock, AOR o Country pero en los temas concretos primaba la rigidez, la falta de libertad, la ausencia de matices…





Así se plantea un disco muy ecléctico como "Crush" (2000), donde se combinan temas de puro Hard Rock con otros de puro Pop, power ballads con otras acústicas y tremendamente aburridas. Así se realiza el último disco de Hard Rock de la banda, “Bounce” (2002), donde de nuevo el eclecticismo resta eficacia y cohesión al conjunto, con más baladas insulsas y temas Pop que no encajan bien en el conjunto. Así llega “Have a nice day” (2005), un disco más cohesionado, este sí, que apuesta por el Modern Rock, pero cuyo defecto, siendo un trabajo excelente, está en esa falta de matices, apostando por lo directo y sencillo, la rigidez efectiva, coartando la labor de sus brillantes músicos.





Quizá todo esto acabó generando cierta apatía en sus componentes, con consecuencias tan lamentables como la salida de Sambora tiempo después, a pesar de que el grupo pareció dirigirse hacia una senda algo más homogénea y rica, pero no lo suficiente, especialmente viendo el resultado de su último álbum de estudio, “What about now” (2013), el peor en la carrera de la banda. Algo que seguro creció con la extrapolación de todos estos síntomas, falta de libertad, matices, momentos instrumentales, a los directos…

Esto cambió en cierta medida con “Lost highway” (2007), que si bien sigue esa tendencia de jugar y apostar por otros estilos decididamente, es un álbum de Country Rock, se recuperan con bastante acierto los matices y cierta riqueza instrumental.

Todos ellos son buenos discos, o muy buenos, pero no alcanzan la altura excelsa de los de las décadas anteriores, los 80 y 90, algo que siempre se les pedirá, y contienen ciertos defectos que les perjudican en demasía. Aún así, si hubieran elegido mejor los temas a incluir, cambiando varios de los que forman parte de los álbumes por canciones que dejaron increíblemente fuera, hubieran logrado una altura extraordinaria, de sobresaliente sin duda.





Dicho esto llegamos al disco que nos ocupa, posiblemente el mejor del nuevo milenio, aunque sigue sin ser redondo ni alcanzar las cotas de sus grandes obras maestras. Un disco que sigue la senda del anterior “Lost highway” en cuanto a la recuperación de matices y detalles instrumentales, que aparecen reducidos en cualquier caso, y que, sobre todo, recupera la esencia más rockera, que sin llegar a ser un disco de Hard Rock sí posee elementos del estilo dentro de una esencia de puro Rock melódico, el estilo general de “The circle”.


La recepción de “The circle” no fue la merecida, quizá debido a que su single de presentación no tenía el impacto de otros y le persiguió cierta polémica cuando Sambora se vio obligado a cambiar el solo de guitarra, mejor dicho, hacer uno para sustituir a la parte de transición instrumental de acompañamiento, ya que solo guitarrero no había, algo demasiado frecuente en los últimos trabajos del grupo. De la elección de singles se podría hablar largo y tendido. Primer single y con polémica. Múltiples protestas por la ausencia de solo de guitarra, algo inaudito en el grupo, obligaron al guitarrista a volver al estudio para grabar uno, que es el que quedó en la versión final. Incluso aficionados grabaron versiones con solos hechos por ellos a modo de reivindicación personal y también presión. Esto de prescindir de solos es otra demostración de esa paulatina eliminación de la presencia instrumental que se venía observando incluso en los directos. Por supuesto el tema con solo mejora ostensiblemente, un tema que es excelente por otra parte.



No es un mal tema “We weren’t born to follow”, todo lo contrario, pero supongo que la gente esperaba otro hit en la onda de  “It’s my life”, por lo que el tono más sobrio de este le hizo pasar, inmerecidamente, más desapercibido, como al disco.

The circle” es un disco de puro Rock melódico con arranques de Hard Rock y un par de temas Pop en onda U2, muy cohesionado y de melodías tan variadas como brillantes. Una auténtica joya infravalorada, pero que poco a poco se va convirtiendo en uno de los discos predilectos de los fans del grupo con merecimiento. Un disco completo, variado, que sigue demostrando el increíble y amplio espectro musical que domina el grupo, manteniendo su estilo y personalidad propia, y que recuperar su tono más rockero, aunque lejos de la potencia de sus discos más duros. Un pastel, una golosina de Rock melódico talentoso, con mucho sentimiento, musicalidad e intensidad.

The Circle” tiene además una aparente aspiración de homenaje recopilador de toda su carrera, ya que hay muchos guiños a temas y discos anteriores a los que parece rendir tributo para cerrar ese círculo que señala el título del álbum.


Podemos escuchar fraseos de guitarra que nos recuerdan a los que podíamos oír en los primeros discos del grupo, por ejemplo en el “7800 Fahrenheit” , de la mano de Sambora; tenemos temas que nos remiten a la época ochentera como “Love’s The Only Rule”, el propio single “We Weren’t Born To Follow”, que tiene un deje a ese clásico que es “Born To Be My Baby” del "New Jersey", o el ramalazo a “Livin' On A Prayer” de “Work For A Working Man”; otros que nos llevan a los 90, con el “Keep The Faith” en “Bullet” o el “These Days” en “Work For The Working Man”, que mezcla décadas; temas modernos y actuales cercanos a los nuevos tiempos en el grupo en la onda del “Have A Nice Day”, por ejemplo, con “Superman Tonight” o “Thorn In My Side”; temas con aliento a clásico del grupo como “Brokenpromiseland”; otros que coquetean con la onda Country del “Lost Highway” como los temas lentos “Live Before You Die” o “Learn To Love”, y otros que se acercan a los temas Pop del “Crush” como “Fast Cars" o “Happy Now”… Variado, cohesionado, con mucho Rock, mucha clase y fiel al estilo del grupo. Una verdadera joya.






Jon Bon Jovi a las voces, Richie Sambora en las guitarras, David Bryan a los teclados, Tico Torres en la batería y el denostado Hugh McDonald al bajo.




-We Weren’t Born To Follow: Primer single y con polémica. Fuera de dicha polémica, el single no generó el impacto debido, se esperaba uno más típico, el clásico himno de estadio que reventase todo y volviera a situar al grupo en lo más alto, que es lo que siempre se espera, pero en cambio tenemos un tema más sobrio y muy elaborado en su estribillo, una canción madura, efectiva y muy conseguida, un Rock melódico de calidad pero sin ese impacto de intensidad desbordada, todo más matizado. Un single distinto a los que venían haciendo y que recibió elogios por esa misma razón, huyendo de los más tópicos y muchas veces no muy acertados, estilo “Everyday”. Un gran tema, pero que parecía no iba a ser especialmente llamativo. Fuera de trayectorias comerciales posibles, el hecho es que “We Weren’t Born To Follow” es un tema impecable, Rock melódico excelente y al puro estilo Jovi con un estribillo alargadísimo y que sin buscar la progresión hacia agudos clásica del grupo en sus estribillos más logrados, busca en la acumulación y extensión del mismo la intensidad deseada que, por supuesto, logran, con unas melodías y armonías más moderadas, menos desbocadas, muy maduras y conseguidas. Un tema positivo, alegre y perfectamente medido que encajaría bien en su anterior disco también, “Lost Highway”. El arranque define la melodía sin esperar, todo el acompañamiento musical liderado por la guitarra y una alegre batería, Rock melódico a pleno rendimiento. No hay riff, pero sí una melodía definida de guitarra de la mano de Sambora. Jon interviene en las primeras estrofas acompañado por predominantes bombos en la percusión, en su siguiente paso, la segunda estrofa, se añaden apuntes de guitarra que crean una expectación, una tensión latente para el estallido de lo que será el estribillo. La intensidad va subiendo en la rasgada voz de Jon. Así, tras un “yeah, yeah” a modo de puente, al arranque armónico y repleto de musicalidad que escuchamos al inicio será el adorno perfecto para el estribillo que procede a cantar Jon, con ricos matices de guitarra en el acompañamiento, una primera estrofa de dicho estribillo controlada excelentemente en su melodía y una segunda que reduce ligeramente la intensidad, pero se hace más armoniosa y dulce cerrándose de manera positiva y alegre con más “yeah yeah”, donde Sambora destaca, que rubrican el estribillo a la perfección. Volvemos a las estrofas, ahora en una sola parte para entrar de lleno en el estribillo de nuevo, la canción progresando perfectamente. Tras el estribillo entra el polémico solo y lo hace de forma espectacular, un solo sencillo y efectivo. La estructura clásica del tema sigue su curso, con lo que entramos en el estribillo final que desemboca en armonías donde los coros con el “yeah yeah” comparten momento y dialogan con estrofas improvisadas del estribillo en distintos tonos por parte de Jon, definiendo un excelente final. Un gran primer tema, un gran single, que define muy bien el tono del disco y nos hace entrar en materia de la mejor forma posible.

-When We Were Beautiful: Muchas esperanzas tenía en este tema cuando oí el pequeño avance, estaba destinado a ser un pelotazo. Un tema lento, de estructura progresiva que parecía emparentarse con los U2. El caso es que si bien la concepción es brillante y sus primeras estrofas también lo son, dicha estructura acaba simplificándose y los momentos álgidos resultan decepcionantes. Se plantea como un tema atmosférico, pero acaba resultando demasiado ligero. Siendo un buen tema, era difícil que quedara mal tal y como estaba gestado, es de los más decepcionantes por el potencial que tenía. Pensé en un tema en la onda de “(You Want To) Make a Memory”, con un planteamiento similar, pero en realidad es una balada Pop intensa, correcta, pero más ligera de lo que aparenta en principio. Sonido atmosférico y acústica despiertan al tema y a la voz de Jon. En un punto y seguido aparecen la eléctrica y la batería, mientras la suave voz de Jon sigue desgranando estrofas en la calma del tema. El primer estribillo vuelve a recurrir a una guitarra de base y apoyo melódico al estilo de U2, donde la batería marca un solemne e intermitente ritmo desde el bombo y con lejanos redobles. Una vez termina el estribillo, la batería cobra ritmo, pero siempre desde el bombo, y los coros se suman a la función, de nuevo con un Sambora muy presente. Los coros que utilizan el “Shalala”, demasiado utilizados por Jon desde su segundo disco en solitario, me tocan un poco las narices, aunque aquí suenen más potentes. Es una parte muy tribal, con ese bombo y esos coros. Segundo paso en la progresión melódica y de intensidad. Con la mencionada base entramos en las nuevas estrofas con un magnífico Sambora acompañando de fondo la voz principal de Jon, así llegamos al segundo estribillo en este canto tribal, casi ancestral, y de tintes nostálgicos que rompe sensacionalmente en el solo de guitarra, que tiene una entrada soberbia. Un segundo estribillo donde la caja por fin encuentra su protagonismo para marcar el ritmo. El solo de Sambora es muy bueno, marcando las notas con gran sentimiento, exquisito. Retomamos momentáneamente la calma del inicio de la canción tras el solo y renacemos con la base de guitarra que nos ha ido acompañando durante todo el tema, disparados hacia el estribillo, que nos acompañará hasta el final, repleto de musicalidad. La batería con la caja marcando el ritmo y unos coros que van cobrando fuerza haciendo armonía a la voz principal que sigue desarrollando el estribillo. Una parte final donde se unen todos los elementos de manera magistral y que logra cotas muy intensas con la voz principal de Jon, doblada por Richie, mientras los coros de fondo se siguen fundiendo con todo el acompañamiento. Del mismo modo que crecimos, menguaremos, las voces principales se apagarán, quedarán los coros y el acompañamiento musical, que cesará poco a poco con la desaparición de la percusión hasta que todo se desvanezca. Un buen tema que se disfruta si se huye del prejuicio inicial que mencioné al principio. Es el tema más largo del disco.

-Work For The Working Man: Magnífico y rockero tema que es casi un himno proletario, que además fusiona maravillosamente fondo y forma, la temática del mismo con el estilo y los recursos musicales. Con un inicio que recuerda de forma clara al himno “Livin' On A Prayer” (de hecho los temas tocan una temática parecida, desempleo, paro y su angustia...), esta tercera canción torna en su reivindicativo mensaje hasta convertirse en un tema que encajaría perfectamente en sus discos de los 90. La batería y el bajo iniciales parece sacados directamente de la mítica canción de 1986, imposible no reconocerla, incluso los apuntes de teclado parecen guiños a aquella, mientras un Jon especialmente sensual juguetea con las estrofas haciendo crecer el tema. La guitarra irrumpe con el puente para dar paso al estribillo, que crea la perfecta fusión entre fondo y forma mencionada. Un estribillo que casi simula el sistemático trabajo industrial, con una incesante batería y unos varoniles coros que gritan “Work” de manera constante, el martilleo continuo del trabajo incesante, como si se moldease hierro en una siderúrgica. Un estribillo largo, seco, elaborado y contundente, muy rockero. Hay mucho sabor americano en este tema. Retomamos las estrofas con el pleno acierto de esa base de ritmos persistente, potente, con un bajo sublime. Las guitarras dejan contados apuntes, férreos, duros, y acompañan con garra el estribillo en el que nos embarcamos nuevamente. Una vez salimos del segundo estribillo llegamos a la mejor parte de la canción, una caída, como pausa en el trabajo, que sigue martilleando de fondo, donde la voz de Jon se hace más lírica y la guitarra de Sambora puntea haciendo armonías para que poco a poco el tema se vaya recuperando en un enérgico grito reivindicativo, donde los ritmos se van acelerando hasta el grito de Jon, una recuperación del tema maravillosa. Así, una vez el tema se ha recuperado, entramos con todo el vigor en el último estribillo, que una vez termina convierte la canción en una especie de plegaria siderúrgica. Un final que nos puede recordar al de la maravillosa “Undivided” del “Bounce”. Gran tema.


-Superman Tonight: Llegamos a una de las canciones más sublimes del disco, un portento de musicalidad y sentimiento, de riqueza melódica y lirismo, un medio tiempo con garra que suena moderno, actual e imperecedero. Melódicas y tímidas notas de guitarra, toques suaves de pandereta, una atmósfera creciente de producción moderna, cambios de tonalidades en las 6 cuerdas, ligeros matices, la aparición de Jon, el bajo surgiendo desde lo subterráneo… un inicio magnífico. Repentinamente irrumpe la batería para seguir desgranando las primeras estrofas en una excelente y suave melodía surcada de rasgueos acústicos. Los coros de Sambora se suman a Jon en el puente que llega a uno de los mejores estribillos del disco, de una intensidad deslumbrante y esplendorosa, como en los mejores tiempos, con ritmos entrecortados y una melodía excelsa. Un cambio enérgico que te entrega por completo. Un estribillo largo, de producción cósmica, espacial, atmosférica, realmente potente. Los ritmos entrecortados se suman a la base en las siguientes estrofas. “Superman Tonight" es una composición extraordinaria, así lo vemos en el segundo puente, distinto del anterior y que nos sumerge de nuevo en el estribillo, impecable. El solo de Sambora, con Slide, es sencillo pero da un contraste perfecto a un tema tan “espacial”, con ese recurso tan clásico y de sabor añejo en la guitarra. La batería acompaña con una mayor presencia de los platos en el solo. La tormenta sonora cesa y llegamos a un parón, una tensa y falsa calma donde Jon recita una estrofa de transición antes de estallar de nuevo. La recuperación, con unos coros como solo Bon Jovi sabe hacer, es una auténtica gozada. He alabado las recuperaciones de los temas en Bon Jovi hasta la saciedad, pero es que todo elogio se queda corto. Nuevamente en el estribillo, que se repite en dos ocasiones, la segunda con un tono más intenso y agudo, forzándolo y dando el clímax perfecto que merece el tema, una delicia escuchar ese matiz más potente… Y si de matices hablamos debo comentar uno de los momentos que más me gustan de todo el disco, Jon cantando el título del tema, los coros del grupo por todo lo alto y el último “tonight” recitado tras una memorable pausa. Sencillamente perfecto. Escuchad esos detalles, particularmente me ponen los pelos de punta. El segundo tema más largo del disco.

-Bullet: El tema más potente del disco, puro Hard Rock melódico que encajaría perfectamente en el “Keep The Faith”, de hecho es una canción que podría rendir tributo al disco de 1992. Un trallazo, un disparo, en consonancia con el propio título. Un Sambora enorme. Talk Box clásico en el grupo que aparece en el inicio de este trueno rítmico y guitarrero, ritmos con cierto toque étnico, que también recuerdan al tema “Keep The Faith”, y primeras estrofas vocales. Puente de naturalidad extraordinaria, que llega como consecuencia lógica, y estribillo de gran lirismo, que rompe con la línea rítmica anterior para sumergirse en una melodía intensa y acertada, un estribillo largo que sin perder potencia se endulza en la melodía. Los rasgueos rifferos antes del estribillo y a la salida del mismo dan aún más potencia y fuerza al conjunto. Repetimos estructura para llegar de nuevo al estribillo, más potente, buscando los agudos y una mayor intensidad, que lejos de quedar exhausto mantiene la fuerza en una estrofa de transición previa al solo de guitarra de Sambora, el mejor del disco, contundente, preciso y espectacular, con un impecable uso del “wah wah” al final del mismo. Un solo de inicio que recuerda al de “Homebound Train” del “New Jersey” y termina en la onda del de “Damned” del “These Days”. Parón con órgano casi eclesiástico y voz con filtro lejano. Arranque para continuar el estribillo e ir dándole más intensidad buscando los agudos de nuevo a coro entre Jon y Richie en un gran clímax. El cierre de la canción es con el poderoso riff por todo lo alto. Temazo.

-Thorn In My Side: Un nuevo temazo, Rock melódico moderno pero con esencia clásica, un tema que remite a algunos del “Have A Nice Day”, fresco y repleto de melodía, con un estribillo largo y perfecto. Una guitarra sin apenas amplificación marca unos compases iniciales para que entre la voz de Jon definiendo la melodía central en las primeras estrofas. Un abrupto arranque suma la base rítmica y de acompañamiento del tema, puro Rock Melódico con vigor. Así llegamos a un enérgico y rítmico puente, lleno de fuerza para encarar con ganas el estribillo, que es pura melodía de frases alargadas sucedidas de otras más rítmicas, y coros que hacen armonías de fondo y un final del mismo más oscuro y de tono bajo. Nuevas estrofas con mucha presencia del bombo a los que se añade el Charlie para dar frescura según avanzamos. Repetimos estribillo, pero a la salida del mismo se añaden coros y entra el solo de guitarra con una pasmosa naturalidad, un  solo magnífico, uno de los mejores y más conseguidos, lástima que no sea más largo. Una vez terminada la parte instrumental volvemos al potente y rítmico puente para sumergirnos en el estribillo del clímax, donde en la parte final los coros hacen sus armonías y Jon va dejando desvanecer su presencia fundiéndose con ellos. Una joyita, de las muchas que deja el disco. De los temas más destacados.

-Live Before You Die: La segunda balada de las tres que contiene el álbum, la primera fue “When We Were Beautiful", la primera de las baladas rockeras. Es evidente el bajón de la calidad en las baladas del grupo desde que empezó a apostar por temas lentos más luminosos. Aún así siguen dejando joyas como “Bells For Freedom" o “(You Want To) Make A Memory”. Las dos baladas rockeras que tenemos aquí se alejan de la balada típica de los Jovi, cambiando la estructura y el tipo de melodía, que aquí es luminosa, positiva y de tintes épicos, con contrastes rítmicos, sin el fluir melódico progresivo e intenso de sus clásicos. Teniendo esto en cuenta y aunque este tipo de baladas me guste menos, es evidente que se trata de un estupendo tema, con el que Jon se siente a gusto. Es lo que le sale en estos tiempos. Piano para un comienzo lento. La voz de Jon en las primeras estrofas sin más acompañamiento que las teclas. Primera ruptura rítmica en la segunda estrofa, que es estribillo, acústicas, una percusión suave y mayor ambientación con sintetizador, hasta llegar a una transición instrumental que rompe rítmicamente, sumándose todo el poder de la banda acompañando las estrofas siguientes. Nuevas estrofas con un predominante sintetizador aviolinado. Un segundo estribillo ahora adornado con coros muy ambientales y sintetizador que va dando ese tono épico a la canción. Tras esta parte entramos en el mejor momento del tema, un arranque épico con un esplendoroso e intenso Jon Bon Jovi desgranando unas potentísimas estrofas, mientras el acompañamiento se hace cada vez más espectacular. Parón y breve momento con Jon en calma junto al piano y nueva ruptura rítmica y épica para el estribillo, con los coros acompañando de nuevo y el sintetizador desbocado. La batería crece en latente ritmo esperando estallar en el estribillo, que en esta ocasión se ayuda de armonías de guitarra con punteos de fondo para redondear el tema. Una buena balada distinta a las típicas del grupo.

-Brokenpromiseland: Un temazo, sin el impacto de otros, pero con esencia de clásico. Un medio tiempo rockero de coros geniales y melodía conseguida. Primer tema de los cuatro en los que el maestro Desmond Child participa en este disco y el mejor de todos ellos. Siempre me entusiasma ver la presencia de Child en un disco de Bon Jovi, uno de los grandes compositores del Hard Rock y otros muchos estilos, pero es evidente que sus participaciones en los últimos álbumes del grupo están siendo algo irregulares, lejos de aquellas en los 80 y 90, dejando algunos de los temas más prescindibles o insulsos en estos trabajos (“Happy Now”, “Fast Cars” en el que nos ocupa; “Misundestood” en el “Bounce”; “Army Of One” en el “What About Now”…). Por supuesto ha dejado joyas de indiscutible calidad en esos discos también. Aquí tenemos un medio tiempo rockero que es una delicia. Su inicio increscendo, como si diéramos lentamente a la rueda del volumen para ir apreciando toda la musicalidad de la canción, es un detalle primoroso. Sonidos electrónicos, una batería creciente, la melodía de guitarra y los soberbios coros que nos acompañarán en los mejores momentos. Arranque lleno de colorido y primeras estrofas para la voz de Jon, muy rockeras con guitarras intermitentes casi a modo de riff y muchos detalles en las seis cuerdas que dan frescura. La composición es majestuosa y pasamos de las estrofas al puente y de este al estribillo casi sin darnos cuenta en una progresión sencillamente ejemplar. El estribillo es largo, maduro y potentísimo, lleno de inflexiones y musicalidad. Parón y detalles de sintetizador, nuevo arranque y nuevas estrofas que vuelven por la senda conocida y la naturalidad ejemplar que nos encauza al estribillo otra vez. En este segundo parón, con las fases de sintetizador, tendremos una estrofa extra de Jon realmente intensa, que enlaza con el solo de guitarra, cortito pero francamente sabroso. Un acierto, en especial cuando se añade la voz de Jon al final. Nuevo estribillo, donde disfrutamos de los coros de Sambora, y reaparición de los coros iniciales para deleitarnos con los mejores momentos en este final del tema. Las armonías de los teclados acompañando la melodía y la voz de Jon van cerrando un clímax sensacional. Sintetizador y coros cierran el tema en intimidad. Otra joyita más.

-Love’s The Only Rule: Uno de los mejores temas del disco si no el mejor. Puro Rock melódico de los 80 con un sentimiento desbordado y algunos momentos sencillamente excelsos, posiblemente tiene algunos de los mejores momentos que ha dejado el grupo en años en ciertos detalles y matices de esos que tanto reivindico. Un peculiar teclado da suave comienzo al tema, un original David Bryan, como eco nocturno en luces de neón. La base de ritmos espera latente y Jon interviene para descubrir las primeras estrofas. La entrada de la guitarra marca el inicio de la siguiente estrofa, así como la caja de la batería, que acelera el ritmo. Jon sube el tono y entramos en un luminoso puente que avanza un estribillo sencillamente espectacular. Un puente que sube de intensidad hacia agudos y que rompe en estallido musical. El estribillo es una auténtica virguería, puro sentimiento ochentero, largo, potente, subiendo hacia los agudos y con el riff de guitarra, matizado, sosteniéndolo todo. Una vez el tema ha descubierto algunas de sus grandes bazas pasamos a una transición donde descubrimos el increíble trabajo de la percusión en este tema. Tico Torres se sale en esta canción, hace lo que quiere. Nueva estrofa con riff desabrochándose ante nuestros oídos, voces dobladas enriqueciendo las partes vocales en esta fase, el apoyo de Sambora vuelve a ser clave, para llegar al excepcional puente y de nuevo en ese orgásmico estribillo, con homenaje a John Coltrane, uno de los grandes del Jazz, incluido. Con la salida de este segundo estribillo llegamos a uno de los mejores momentos de todo el disco, la fase instrumental del tema. Pone los pelos de punta, puro feeling. Un breve solo, que da paso a varias frases de Jon y a un parón repleto de atmósfera, donde la guitarra de Sambora, con esa producción que deja siempre cierto eco, rasga la melodía y atraviesa los altavoces para incrustarse en el corazón. Un momento repleto de armonías, los teclados de base, la latente batería, riquísima en detalles con platos y Charlie y un bombo que no cesa, los pequeños detalles de Sambora, sus agudos conmovedores, un bajo que sube la intensidad, los coros de Jon, casi oníricos, que se suman repentinamente a la fiesta, una tormenta sonora a punto de estallar y una caja impaciente que nos lleva al último estribillo, que se descubre sublime al aumentar la velocidad e intensidad de su ejecución, con un Jon subiendo el tono y acelerando la frecuencia en sus frases hasta compartir presencia en el desahogo con los coros. Exhaustos y cogiendo resuello, Tico se hará con los mandos, dejando detalles de percusión con los platos, los arrítmicos golpes en bombos y caja para ir cerrando el tema y su personal exhibición a la batería. El único pero que se podría poner al tema es el sonido del teclado, que podría pasar por uno de grupo Pop español poco recomendable, pero una vez todo estalla queda perfecto. La producción, con ese ligero eco que da esa sensación espacial, queda francamente bien en este tema. Imprescindible.

-Fast Cars: Sin ser un mal tema es de los más flojos del disco, junto con el siguiente. El tema más corto del álbum es el segundo con la presencia de Desmond Child en la composición, un aceptable Pop-Rock con muchas variantes y arranques melódicos distintos que lo hacen ameno. Una sutil guitarra, con un sonido utilizado varias veces en el disco, da a luz al tema. Voz y base rítmica entran al mismo tiempo, estrofas muy lentas. Primer cambio repentino donde la eléctrica y un Jon rockero avanzan por el puente de forma incesante hasta un estribillo que se desvanece, se hace pequeño, volviendo al tono lento en un nuevo cambio sorpresivo. La batería también desaparecerá de escena. Reiteramos estructura con diversos cambios, ahora la base es más rítmica y potente mientras Jon nos guía por las nuevas estrofas y una guitarra sostenida espera al fondo. De nuevo en el puente, de lo más notable del tema, para caer en el estribillo, que ahora sí se eleva en toda su potencia y mantiene el nivel. Un estribillo largo, muy aceptable y que tiene en los nostálgicos apuntes de las teclas otoñales de David Bryan uno de sus elementos de contraste más satisfactorios. Sin solución de continuidad nos enfrentamos a una nueva estrofa que mantiene el tema en todo lo alto por más tiempo, con coros recitando “Shala, shala” y un teclado ahora luminoso. Breve pausa y arranque con el estribillo de nuevo, volver a resaltar los toques acertados de teclado. El clímax mezcla la estrofa con los “Shala, shala” y el estribillo hasta su conclusión. Un tema que se escucha fácil sin ser de lo más destacado.


-Happy Now: Otro de los temas menos conseguidos. Un tema al puro estilo U2 de poderosa base rítmica y guitarrera, con wah wah distorsionado en el riff. El inicio parece sacado de un disco del grupo irlandés, una melódica guitarra y una potente batería pidiendo a Jon su intervención. Cuando ésta llega el mencionado riff con toques wah wah da peso y potencia a un conjunto ya enérgico. Jon fuerza la voz para el puente introductorio al estribillo que recurre a los ritmos entrecortados y espaciados de caja, más estilo Pop, arrítmicos y pausados, que encajan perfectamente con ese tono más lírico de esta parte. Un estribillo que deja muy buenos momentos vocales e inflexiones muy acertadas, ciertamente. El tema no cesa casi en ningún momento, repitiendo estructura pasamos por las estrofas, con detalles de producción enriqueciendo el conjunto y llegando de nuevo al estribillo tras el paso por el puente. En la salida, estrofa de transición con mucho bombo y lirismo marcado. Breve ruptura guitarrera, meramente testimonial, y vuelta al estribillo, en buena progresión añadiendo potencia en su segunda parte hasta el final. Un final donde la percusión y la base melódica se alzan con el mando brevemente. Aceptable aunque de lo más flojo.

-Learn To Love: Último tema y última balada del disco, peculiar balada que se sale de los esquemas habituales del grupo. Balada Pop lindante con el medio tiempo y reminiscencias a la adorada “Hallelujah” de Leonard Cohen que Jon Bon Jovi se ha aficionado a cantar en los conciertos. Acústicas y piano dando el tono. Estrofas suaves con la voz de Jon transitando. Entrada de la percusión que se suma a lo anterior, despacio. Estribillo que añade guitarra eléctrica y tono épico aunque sin descontrolarse. Un estribillo largo. El ritmo se acelera ligeramente para continuar con las estrofas. Rica percusión. Buenos coros de Sambora acompañando estas estrofas. Nuevo estribillo con Jon afinando al máximo aunque sin perder el control aún. Arranque armonioso con la parte más llamativa del estribillo, el “Halle, Halle”, con una oculta guitarra por detrás punteando brevemente. Parón y estribillo con la predominante y variada percusión dando potencia. Un acompañamiento de eléctrica se suma ocasional hasta el arranque definitivo, el desahogo con toques de guitarra oxigenando el tema. Epílogo con el acompañamiento inicial de piano y acústica que cierra la canción de forma circular. Tampoco es de los más destacados, pero resulta satisfactorio.





Una joya de esta denostada época del grupo, que por mucho que digan sigue entregando notables trabajos. Este es el más claro ejemplo. La producción es excepcional, como suele ser, aunque ojalá recurran a otros productores y prescindan de John Shanks. Aquí acierta con ese leve tono moderno, espacial, con sutiles ecos y reverberaciones, cósmico, que mantiene el clasicismo y esencia del grupo. Filtros sutiles que dan un equilibrio perfecto entre lo moderno y el estilo clásico.

Bon Jovi es un grupo que en su temática conceptual siempre ha apostado por la esperanza y la alegría, por la mira positiva, sin que signifique renunciar a un espíritu crítico o reivindicativo. “The Circle” es máxima expresión de esto con letras comprometidas, críticas, pero siempre esperanzadas. Ya se valorará la labor como letristas de Jon y Richie, que dejaron en los 90 auténticas genialidades.

Quitaos complejos y prejuicios y apostad por este discazo sobresaliente, que es lo mejor que ha hecho la banda en el nuevo milenio. Una banda indispensable en la historia del Rock.



Dedicado a Joseba. Tómalo con calma que es largo, aunque creo que merece la pena.



2 comentarios:

  1. Hola, Mr.Sambo;

    he caído aquí por casualidad, un excelente artículo de Matrícula de Honor. Enhorabuena!

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