viernes, 25 de abril de 2014

Crítica: LOS PUENTES DE TOKO-RI (1954)

MARK ROBSON








Tremendamente decepcionante y floja película de propaganda, de esas que dan mala fama a este tipo de cintas a pesar de que el reparto es excelente. Una cinta sin apenas historia, alargada de forma innecesaria, de progresión dramática insustancial y casi nula y personajes planos y vacíos, meros estereotipos. Además su tono es fallido e inconsistente, pasando de la aventura y la comedia a la tragedia brusca sin medida y tacto.

Los puentes de Toko-Ri” reivindica a los héroes de la Guerra de Corea recreando un asalto casi suicida a los puentes de Toko-Ri. Harry Brubaker (William Holden) será uno de los encargados de llevar a cabo este arriesgado pero vital ataque, presenciaremos cómo vive el día antes de la misión junto a los suyos y la ejecución de la misma.  






Mark Robson es más que un competente artesano con muchos interesantes, buenos o magníficos títulos en su haber, por ejemplo en el terror con “La séptima víctima” (1943), “La isla de la muerte” (1945) o “Bedlam, hospital psiquiátrico” (1946). Con “El ídolo de barro” (1949) alcanzó una de sus cimas artísticas, una de sus obras maestras, ambientada en el mundo del boxeo, junto a “Más dura será la caída” (1956) con Humphrey Bogart, también ambientada en el mundo del boxeo… Por supuesto no podemos olvidar otra de sus joyas indispensables englobada en el cine de suspense, la maravillosamente hitchcockiana “El premio” (1963), que alargó una pequeña alianza con Paul Newman con el que rodó junto a su mujer, Joanne Woodward, “Desde la terraza” en 1960. Estos son algunos de sus títulos más notables, pero tiene otros muchos realmente apreciables.


Entrando en la cinta que nos ocupa, en su inicio tenemos algunos de los mejores momentos del metraje, con un Robson mostrando magistralmente el protocolo militar de la marina para el despegue y aterrizaje de aviones en sus portaviones, su metodología, planos excelsos que nos hacen sentir que estamos más en un documental que en una obra dramática. Esto que es una virtud en esta escena, acaba siendo uno de los grandes defectos, ya que “Los puentes de Toko-Ri” carece casi por completo de historia y narración y tiene sus puntos fuertes en este inicio y en el clímax final, con una parte central que engloba la práctica totalidad de la cinta donde la digresión y la falta de desarrollo es la nota predominante.




Los puentes de Toko- Ri” está mal escrita y narrada, es superficial, se centra en lo anecdótico de forma abusiva, es digresiva, resulta inconexa con esos cambios de tono y narración dispersa y sin progresión dramática ni personajes que tengan desarrollo, apenas esbozados. La trama principal es nimia, no avanza, la espera de un militar para acometer su misión, con gags de comedia entre medias que no aportan lo más mínimo más allá de retratar una amistad entre varios hombres, que tampoco acaba de resultar convincente fuera del vínculo que produce estar cerca de la muerte y la confianza de los unos en los otros en tal circunstancia. Más que amistad hay gratitud sincera. Todo lo que vemos son pruebas y preparativos en el mejor de los casos y meras anécdotas en el peor. Un flojo guión que no logra ocultar su carácter propagandístico en ningún momento.


Tras la primera secuencia, que está muy bien y donde se presenta a los personajes con un tono que va de la aventura a la comedia con estilo documental, pasamos a una fase de intrascendencia plena donde se pretende dibujar a los personajes, el conflicto interno de la mujer de Brubaker, Nacy, interpretada por Grace Kelly en un papel que no tiene apenas nada que llevarse a la boca, por ejemplo. La relación de amistad entre Brubaker (William Holden) el simpático Mike (Mickey Rooney) y el resto de soldados problemáticos resulta bastante absurda y superficial, como mencioné antes, sin relación con nada y que sólo pretende justificar un vínculo que no acaba de convencer. Estas escenas de comedia con Rooney están alargadas hasta la exasperación y resultan redundantes. Como descripción de personajes resultan vulgares. Unas digresiones que se extienden con el matrimonio protagonista y escenas como la de la piscina. Bifurcaciones sin sentido. Alimentando una pretendida tensión en tono de comedia, estirando los tiempos de manera gratuita e insustancial, dejando clara su falta de contenido.





La escena entre Holden y Kelly en la cama desarrolla mejor los miedos de ambos, pero resulta esquemática, arquetípica y rígida, académica.

Llegado este punto, los previos al ataque, se hace evidente que estamos ante una descarada y mal elaborada cinta de propaganda, falta de cohesión y completamente dispersa.



La trama central y principal es la del ataque a los puentes, pero tras la mención inicial no volveremos a saber de ella hasta el último tercio, con el clímax y los momentos de tensión en soledad de Brubaker, temeroso con razón de que esa misión suicida sea la última, de no ver más a su familia, su mujer y sus hijos.

En los preparativos tendremos escenas notables desde el aspecto visual, como el video en plano subjetivo que se enseña a los valerosos pilotos. Aquí será donde Robson dedique algo de tiempo a los conflictos psicológicos de su protagonista, aunque resultan de una evidencia y simplismo atroz, con ataques de pánico estirados de nuevo en demasía, sólo compensados por el buen trabajo del magnífico William Holden.




Así tenemos tres partes plenamente diferencias, la primera con los protocolos y metodología de la marina y la aviación, sin importancia narrativa pero visualmente excelente, una segunda que pretende desarrollar personajes pero que resulta completamente superflua, convencional, simplista y un tanto absurda, y la tercera con el ataque donde Robson pone toda la carne en el asador a nivel visual.

   



El clímax es excelente, un ataque aéreo deslumbrante y realista que le valió a la película el Oscar a los mejores efectos especiales. Grandiosos planos de ataques aéreos y respuestas de enemigos invisibles, pasadas de los escuadrones que no pierden aviones en los primeros ataques destruyendo puentes con éxito, maravillosos planos subjetivos y la mala suerte de nuestro protagonista, que es el único alcanzado, un tanto gafe. También es brillante cuando todo se hace minimalista para la tragedia, la cobertura de los aviones protegiendo a su compañero, el intento de rescate en helicóptero de Mike (Mickey Rooney), la tragedia… Está bien tratada la idea de enemigo invisible, que sólo aparece al final… Lamentablemente el trágico final desconcierta por la indefinición en el tono de la película, no encaja bien, nunca hay sensación de fatalismo, no se acaba de mostrar ese aspecto de forma concluyente, por lo que el final resulta descafeinado y poco acertado. En realidad no es el final lo desacertado sino la indefinición del tono.








El reparto cumple como no podía ser de otra manera, Grace Kelly y Mickey Rooney hacen lo que pueden competentemente con lo que tienen, mientras que William Holden está muy correcto. Robson cumple en los puntos fuertes, pero poco más puede hacer con este guión.

Una cinta que toca un conflicto bélico poco tratado en el cine, la Guerra de Corea, pero con poco éxito viendo los resultados, aunque sólo por ello tiene cierto interés.





1 comentario:

  1. A pesar de toda la crítica basura que antecede ...seguramente roja como los chinos de la película es una película magnífica por su tema y desarrollo más allá de la impecable actuación del principles actores del film sin desperdicio ...demasiado para el corto tiempo que dura la película

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