Curioso western, que sin incluir los parámetros típicos del género, salvo algunos, los bares, los espectáculos, el póker… y siendo un western tardío, no es ni crepuscular ni naturalista como era la tendencia en esos años. Está dentro de esa propensión, que también pervertía en cierta medida los códigos del género, de mezclar western con comedia. En esta década de los 60 tendríamos muchos ejemplos, “4 tíos de Texas” (Robert Aldrich, 1963), “Texas” (Michael Gordon, 1966), cintas de Burt Kennedy como “Ladrones de trenes” (1973) o “Asalto al carro blindado” (1967), incluso las del personaje de Rooster Cogburn en “Valor de ley” de Henry Hathaway (1969) y “El rifle y la biblia” (1975) de Stuart Millar. La magnífica “El día de los tramposos” de Mankiewicz (1970) y también “Dos hombres y un destino” George Roy Hill (1969), por citar algunas.
La tradición de la comedia en el western viene de lejos, así tenemos la estupenda “Arizona” de George Marshall de 1939, un director que haría más comedias en el western como “Furia en el valle” (1958).
Así, dentro de su peculiaridad y que se sitúe fuera del western crepuscular, sí estaría dentro de una tendencia de la época. Lo más reseñable es que siempre resulta divertida y que logra transmitir, como en tantas otras ocasiones, la fascinación por ese juego de cartas, el póker, que tantas veces y tan brillantemente ha sido filmado. Una fascinación muy bien reseñada con esos planos de las manos barajando, del reparto de fichas y todo lo que envuelve al juego. El póker, un juego que ha resultado ser increíblemente cinematográfico.
Llama la atención como se filman las miradas en la película, la del jugador cuando ve a la mujer, la de Henry Fonda cuando ve las fichas de póker, la del niño cuando ve sacar el dinero al camarero… Luego esa tendencia se pierde, pero está muy logrado de inicio.
Mención especial requiere Henry Fonda, sin estar todo el tiempo en pantalla, de hecho está menos que el resto del reparto, está pletórico, esa mezcla de naturalidad e intensidad tan difícil de conseguir. Sólo por eso merece la pena la película, me encanta sobre todo el comienzo, con él presente, de la partida de póker.
Hay muchas escenas destacables, mencionaré la tronchante y magníficamente interpretada escena del banco.
No sería raro pensar que esta comedia ambientada en el western fuera el modelo para la simpática aportación que hizo Mel Gibson con “Maverick”, otra comedia del oeste sobre tramposos y timadores y centrada en el juego del póker, dirigida por su amigo Richard Donner en 1994, que antes fue una serie de televisión.
Grandes actores en el resto de papeles que están a gran altura, la cándida en apariencia pero avispada en el fondo Joanne Woodward, la mujer de Paul Newman, el estupendo Jason Robards, que se sale en su papel, Burguess Meredith, Kevin McCarthy, Robert Middleton…
Una película sin pretensiones, divertida, que se ve del tirón y disfruta sin problemas, sumamente tramposa pero tan encantadora que no ofende. Buena descripción y definición de personajes. Aceptable dirección con potentes y expresivos movimientos de cámara. Tiene cierto look televisivo.
Me encantó cuando la vi de pequeño en "Con H de humor" y la volví a ver el año pasado y me gustó lo mismo o más. No sé por qué no es más famosa.
ResponderEliminarLos actores son lo mejor de la película, has comentado a Henry Fonda y Jason Robards, que realmente lo bordan y están entre mis actores favoritos (vuelven a coincidir en "Hasta que llegó su hora" de mi adorado Leone), pero yo destacaría, para que conste en acta, la presencia también de grandes secundarios como el banquero, Paul Ford, que borda su papel, y Charles Bickford, ese terrateniente en "Horizontes de grandeza" que llena siempre la pantalla con su carácter y personalidad.
Muy cierto Raúl, has hecho perfectamente en reivindicarlos porque están muy bien también. Un entretenimiento de los de verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias por el aporte.