Crítica: MISIÓN IMPOSIBLE IV: PROTOCOLO FANTASMA (2011) -Última Parte-

BRAD BIRD

Esta cuarta parte ha evolucionado de forma decidida y convencida hacia el cómic, un Bond con estilo cómic, una visión distinta y a la vez íntimamente relacionada con el héroe creado por Ian Fleming.

Goce y entretenimiento puros, sin concesiones y con una sana parodia de tópicos, una cinta plenamente consciente de lo que es, que no se toma en serio de forma trascendente pero sí lo hace, y mucho, con lo que pretende, da un espectáculo de primer nivel con todos los ingredientes mencionados. Una cinta que tiene intriga, humor, acción, pero que su esencia está en el género de aventuras, tiene muchísimo del espíritu de Indiana Jones, casi más que de cualquier otro referente.

La dirección de Brad Bird es segura, bastante clásica, cine de aventuras de aliento clásico, con pulso, pasión y sacando partido a todos los elementos a su disposición, sin gestos autorales vacuos y mezclando géneros de forma natural y precisa, la intriga, la acción, el humor, la aventura…

Un aspecto de obligada reseña y que muestra además la falta de prepotencia de su director, así como de los guionistas y productores, son los homenajes más o menos velados al resto de episodios de la saga, desde los giros de guión y la trama de la primera parte, las escenas de acción y las máscaras de la segunda, con ese duelo de coches que remite al duelo de motos de la película de John Woo, por ejemplo, al aliento romántico, mítico y algo trágico de la tercera... Las escaladas por edificios, saltos al vacío etc. etc. recordarán a momentos de las cintas anteriores. La amalgama que logran los guionistas y el trabajo en la dirección de Bird es digna de encomio.

El maniqueísmo, por supuesto, es absoluto y plenamente consciente, se aleja de lo políticamente correcto y pone a los rusos malos y a los americanos buenos sin complejo alguno, algo que agradezco profundamente, que no se pierda en divagaciones e inseguridades ideológicas tratándose de una cinta de aventuras.

La escena de la bengala en el rio que permite escapar a Hunt y Brandt, mencionada antes, es un bueno ejemplo de autoparodia, no sólo del cine de acción sino de las propias posibles inconsistencias de guión que muchos reprochan luego.

Bird trabaja con suficiente detalle a sus personajes, dibujándolos lo suficiente para definir sus personalidades y sus conflictos, especialmente los del protagonista y Brandt (Jeremy Renner), el resto son más esquemáticos y sin profundidad.

Son muchas las escenas a destacar, desde las mencionadas del pasillo, la cárcel o el río, a la escalada por el infinito rascacielos de Dubai, la escena de la persecución en la tormenta de arena, de estética espectacular, casi expresionista, o la escena del aparcamiento, donde con el leit motiv de un maletín se le saca todo el partido posible a una escena de acción, alargándola hasta el delirio y siendo un buen ejemplo de la imaginativa puesta en escena. Una cinta que es pura adrenalina que funciona en sus momentos más épicos como en los más minimalistas.

Anteriormente he mencionado a Alfred Hitchcock en referencia a la idea de Bird de entretener incluso basándose conscientemente en el absurdo, manipulando al espectador, algo esencial en el cine del maestro inglés, una referencia que no es gratuita y a la que podemos añadir otros ejemplos, como la fiesta en la que Jane debe seducir a Anil Kapoor, que nos puede recordar tranquilamente a “Encadenados” (Alfred Hitchcock, 1946), una película que ya fue referencia en la segunda entrega de la saga, o la idea del falso culpable, donde Cruise es perseguido por algo que no ha hecho, no sólo él sino su unidad, un tema que Hitchcock usaba constantemente, como también lo hacían otros maestros como Fritz Lang. Es por ello que todo resulta tan gozoso y placentero, la idea de un divertimento consciente y nada presuntuoso que ofrece lo mejor de lo clásico con lo mejor de los medios modernos.

El folletín, esas obras donde siempre se deja en una situación imposible al héroe que al final logra salvarse contra todo pronóstico, también ha sido muy querida por los dos grandes maestros mencionados, Hitchcock y Lang, dos de los más grandes directores de la historia del cine, un género que se presta a la parodia y el absurdo si se carece de talento. En “Con la muerte en los talones” (1959) o las distintas entregas de “El doctor Mabuse”, por ejemplo, ese talento mana a raudales y regó todo lo que vino después. Es una pena que haya tantos directores que vulgaricen y destrocen toda esta herencia, pero Brad Bird demuestra que ha sido un alumno aplicado.

Resulta curioso que el macguffin vuelva a ser la amenaza nuclear, una vez más la falta de complejos en la parodia y uso de los elementos más característicos del género.

El resultado final es una de las más gozosas y aplicadas muestras de cine de entretenimiento y acción, con espías e intrigas, que saca un partido absoluto a las más surrealistas escenas de acción, como ya hizo la magnífica cuarta parte de “La jungla de cristal”, “La junga 4.0” (Len Wiseman, 2007).

El trabajo de los actores es muy correcto y Tom Cruise demuestra, una vez más, su eficacia como héroe de acción. Un magnífico actor denostado por circunstancias ajenas a su trabajo de forma absurda y que ha recibido el prejuicio, durante toda su carrera, en base a informaciones de rigurosidad variable, o a que se le considerara un sex symbol. La realidad es que es un profesional ejemplar, un actor muy competente y que se sumerja en el terreno que se sumerja suele salir airoso. Pocos profesionales han cuidado su carrera con el esmero y la dedicación de Cruise, que tras tres décadas en la élite sigue siendo una estrella absoluta e indiscutible. Espectacular derroche físico además el que exhibe.

Jeremy Renner, Simon Pegg, Paula Patton, Michael Nyqvist… cumplen muy bien con algunos trabajos muy correctos.

En la escena final aparecen viejos conocidos de la saga, Ving Rhames, la mano derecha de Hunt en las películas anteriores, y Michelle Monaghan, la mujer de Hunt en la cinta anterior. El tema de la mujer y su destino, es una de las subtramas que da más peso y profundidad a una cinta que logra trascender en cierta medida el entretenimiento vacuo y superficial. La aparición al final de la mujer, con un Hunt que vela por ella en silencio y con discreción, convierte a nuestro protagonista en un héroe trágico, con ciertas reminiscencias griegas (tragedia) y un aliento mítico indiscutible, algo que de alguna manera empezó a plantearse en la segunda entrega, pero que aquí tiene un aspecto más romántico. Un Hunt que se aleja de ella para protegerla, condenado a vagar en la distancia. Su desaparición, con esa capucha y su temor a parar en sus aventuras, con esos auriculares de donde nunca sale música sino nuevas misiones, detrás de un espeso humo, acrecientan su aura de misterio y misticismo, su definición como héroe clásico y trágico. Un Heracles y sus 12 trabajos, aquí tiene un buen número de ellos, más los de películas anteriores; un Perseo y su expedición contra Medusa; un Orfeo y su rescate a Eurídice del Hades, como esa mujer que creíamos muerta y al final nos enteramos de que los actos de Hunt la protegieron. Ella también mirará hacia atrás y desaparecerá… pero no morirá, al contrario, se sentirá protegida.

Un entretenimiento perfecto, para quien sólo busque eso, pero también es más, mucho más.

 

Lee aquí la 1ª Parte de la crítica.