Andrew Niccol es una de las promesas más interesantes del panorama actual desde que nos deleitó con “El show de Truman”, un clásico absoluto y una de las mejores obras de los últimos años. En la maestría de aquella mucho tuvo que ver la presencia de Peter Weir en la dirección, como es lógico, pero la idea e historia eran absolutamente geniales y provocó que muchos se interesaran por su nombre, cosa poco habitual tratándose de un guionista.
Cobró entonces especial interés su debut como director, “Gattaca” (1997), que llegó a nuestro país después de la obra maestra de Weir.
Con “In time”, Niccol nos trae una nueva distopía, como ocurriera en “El show de Truman” o “Gattaca”, y leyendo el planteamiento la cosa promete y parece llevar al bueno de Niccol al Olimpo de la ciencia ficción, siendo al cine lo que Bradbury o Auxley a la literatura. La lástima es que en esta ocasión la cosa es tan floja que la decepción es mayúscula.
Quizá a Niccol le falte un director de verdadero talento y rigor intelectual, un Peter Weir, para tratar sus imaginativos argumentos y quitar lo sobrante, como en esta cinta, por ejemplo. Son muchos los defectos, especialmente su lamentable confusión ideológica de brocha gorda y unas inquietudes sociales de superficialidad burda, sumido de lleno en lo políticamente correcto y el discurso demagógico. Donde la abstracción absolutista o política o social sería virtud, aquí se cae todo el andamiaje por las razones expuestas.
Niccol, tras el buen planteamiento, construye una cinta entretenida, con saltos en la trama que logran al menos que no sea lineal, pero que no evita quedarse en la superficie. Así, ricos malos y pobres buenos, y cuando la relación amorosa, que evidentemente debe ser entre dos personas de clase diferente, tenga futuro, el rico deberá asumir los postulados del pobre. Esto es lógico que se haga, ya que el drama del pobre chico (Justin Timberlake), nos solidariza a todos, el problema es que Niccol se queda tan en la superficie, en la brocha gorda, y lo limita todo de forma tan maniquea que al final sólo puedes disfrutar de manera seria su película viéndola como un entretenimiento de acción, donde los malos persiguen a los buenos y todos deben darse prisa para llegar a tiempo. Una crítica social que desde luego no rezuma sutileza precisamente.
Niccol ha aprendido bastante y deja algún detalle de puesta en escena bueno y coherente con la trama, como cuando vemos al protagonista correr, como hace habitualmente, para preservar el tiempo y al darse cuenta de que le sobra adaptarse a la calma reinante.
En la cinta podríamos sacar distintas reflexiones, pero sobre todo poniendo de nuestra parte gracias al interesante planteamiento, ya que en el desarrollo todo, una vez más, se queda en la superficie. La muerte como parte de la vida, el hecho de perder el tiempo como esencia de esa vida, la idea de que en la posibilidad de perder el tiempo, de consumirlo disfrutando de lo que haces sin tener que estar pendiente de ello, aunque seas consciente de que es limitado, es una de las cosas que nos hacen humanos y sobre todo nos individualiza, nos permite desarrollarnos eligiendo como perder nuestro tiempo, es decir, la idea de cualquier limite como restricción de la identidad, de la libertad (evidentemente) y, por tanto, de nuestra naturaleza de ser humano. La posibilidad de elegir tus intereses y dedicarte a ellos, tus aficiones. Sin ello no somos nada ni nadie.
La trama remite a múltiples referentes, desde Robin Hood, con esa pareja que roba a los ricos para dárselo a los pobres, a Bonnie y Clyde, esa pareja de ladrones que son buscados y perseguidos...
Niccol se recrea en el concepto de capitalismo darwiniano para criticar al capitalismo y lo salvaje de su idea, pero una vez más recurre a la brocha gorda, creando un mundo autoritario que tiene más que ver con las diferencias de clase y revoluciones sociales de ideologías marxistas, con estados fuertes y omnipresentes, que con un análisis mínimamente sutil de lo que critica. En cualquier caso el mensaje queda claro, “ser rico supone machacar a los demás y eso no debería ser así”.
Centrándonos en aspectos de autor de la cinta para ir sacando algunas cosas interesantes, tenemos la función del agua que Niccol suele usar en sus películas-guiones. Tanto en “El show de Truman” como en “Gattaca”, también aquí, el agua tiene una importancia simbólica con respecto a los personajes y las ideas de la cinta. De alguna manera, en el agua el protagonista se encuentra a sí mismo, está en su medio natural y encuentra su esencia. Una idea similar a la naturaleza en Weir. En el agua los personajes encontrarán su verdadera naturaleza. En “In time”, el baño que se dan los protagonistas les acaba de liberar de los complejos que tienen y les impulsa a ser ellos mismos.
Otro de los aspectos que suelen ser comunes a las cintas de Niccol es la relación o influencia paterno-filial. En “El show de Truman”, por ejemplo, es la ausencia la que motiva y vincula al protagonista. También en “Gattaca” esta relación es importante. En “In time” la ausencia del padre y la muerte de la madre (Olivia Wilde) formarán el armazón psicológico del protagonista. También la influencia de su padre provocará la reacción de ella (Amanda Seyfried).
El malo malísimo, del que nadie entiende muy bien sus motivaciones ni por qué es tan malo salvo por una frase al final, que se supone debe justificar su obsesión y maldad, está interpretado por Cillian Murphy, que parece abonado a las cintas de ciencia ficción y a hacer de malote. El rostro que tiene, desde luego, es muy adecuado para ello. El guardián del tiempo.
Quizá Niccol pretendía ser un provocador antisistema, que esas fueran sus pretensiones, pero la brocha gorda hace que no te lo tomes en serio y, sobre todo, que se valga del sistema y una cinta comercial con todos los tópicos del cine de acción y persecuciones, deja bastante al descubierto al bueno de Niccol en sus supuestos postulados.
El look de la cinta sigue la estela de la ciencia ficción realista, tan de moda en la actualidad. Parecen temerosos de crear nuevos universos los cineastas actuales. Como detalle, los coches de aspecto retro son molones.
Niccol, por tanto, nos deleita con un confuso e infumable discurso que no se sabe si es promarxista, anticapitalista, antitotalitario y, por tanto, anticomunista, o qué leches pretende contar, el caso es que le ha quedado algo burdo, sin peso ni profundidad y que además queda diluido en los arranques y concesiones al espectáculo con las variadas escenas de acción, que si se piensa bien, viendo el nivel del fondo, son escenas de agradecer.
La supuesta transgresión en esta supuesta película de tesis, que pretende ser antisistema y esas cosas, es más de lo mismo, y en cuanto rascas un poco no sólo se le ve la costura sino las cicatrices, especialmente las filosóficas. Es lo que pretende criticar pero en hipócrita.
Me atormenta pensar que será de la gente que necesite estar de baja en el mundo de "In time"…
Una lamentable decepción sin la más mínima sutileza psicológica ni de ningún tipo, y que casi contradice las concepciones de su autor, que en “El show de Truman” planteaba casi lo opuesto, gracias a Dios estaba Peter Weir para poner las cosas en su sitio. El prometedor Niccol bajo sospecha.
Pues vaya lástima, esta era una de las pocas películas que me daba ganas de ir a ver. Ya no la veré, si hay algo que me repatea es la memez del "pobre = bueno rico = malo".
ResponderEliminarPues sí, me he llevado un chasco grande porque tenía esperanzas en Niccol, una peli promarxista y a la vez se supone que antitotalitarismos... un caos de tópicos infumable.
ResponderEliminarUna pena.
Muy documentada y muy profundidazada tu cirtica, me gusta tanto dato. Y estoy de acuerdo en casi todo lo que dices de la peli y aun se podria decir mas, seguro.
ResponderEliminarVoy a seguir dando un vistazo por aqui.
Un saludo
Coincido mrsambo,
ResponderEliminarEl planteamiento me pareció burdo, pero la cinta me entretuvo, quizá porque no pensé en ningún momento que estaba ante una película "de tesis". ¿Así que me estaban sermoneando al más puro Wyoming's style? Bah, me parto.
Dos apuntes:
- La escena del vuelco del descapotable es serie B total. Se ve un micromachine y un montoncito de arena, todo muy cutre.
- El padre de la señorita Amanda (que, por cierto, cómo está la moza... ¿la viste en Chloe?) es Pete Campbell, de Mad Men. No me parece mal actor, pero da grima solo verle.
Sigu así, mister. Eres un crack.
Makelelillo, muchas gracias y espero que si diste una vuelta por el resto del blog lo disfrutases, un abrazo.
ResponderEliminarDienekes, pues sí, sermoneo cutre además al estilo Wyoming jajaja. Lo que dices de Pete Campbell es muy cierto, tiene un rostro que transmite toda la "despreciabilidad más despreciable". Muy buen apunte.
Muchas gracias cracken.
La vi este verano, me la recomendaron como muy buena, que verla en la gran pantalla había sido increíble. Pero en el fondo me dijeron que la viera porque iba a disfrutar con las escenas de acción y con otras "algo subidas de tono".
ResponderEliminarPero a parte de eso poco más, estoy algo cansado de que me metan el conflicto ricos - pobres, en la ficcion, creo que en Robin Hood llegó a su máximo y ya tenemos suficiente con lo que vemos cada día en los telediarios. Eso si, pasamos un rato entretenido con los amigos viendola, pero nada más.
No sabía que era obra del padre de El Show de Truman, que es una de mis películas favoritas, y de Gattaca (siempre agradeceré a los profesores que se les ocurrió ponerlas un día en clase), obras maestras, a las que esta no llega ni a la suela del zapatito.
Gracias como siempre por tu trabajo Sambo, es un placer leerte y darte mi opinión.
Gran gusto NoneGL14, EL SHOW DE TURMAN es una de las mejores películas de las últimas décadas y también de mis favoritas.
ResponderEliminarEse conflicto que mencionas queda ya muy desfasado y aquí se trata de manera muy burda, si se hubiera dedicado a ser un espectáculo de acción sin más... Éste es guionista de Truman y director de GATTACA, que como bien dices es otra joya.
Gracias a ti por pasarte por aquí amigo, es un placer especial verte y leerte.