Crítica: LA NIEBLA (1980)

JOHN CARPENTER

Clásica historia de terror y fantasmas de las de toda la vida. Una maldición y una afrenta que busca ser vengada. Una misteriosa niebla que comienza a aparecer por las noches en la víspera y día del centenario del pueblo de Antonio Bay, hace rememorar a los habitantes la fecha de su fundación, 100 años antes, y algunos de los hechos que sucedieron, como el hundimiento de un barco que confundido por un resplandor chocó contra las rocas, muriendo todos los tripulantes. En la celebración del mencionado aniversario, esa extraña niebla de la que surgen sombras comienza a sembrar el pánico en la población.     

Carpenter una vez más demuestra su talento visual y narrativo, su carácter clásico a la hora de contar historias, una historia de terror atmosférica, con un pulso y tempo narrativo excelente. Con influencias de Poe (el prólogo es suyo), y de Lovecraft, Carpenter nos regala una historia de las de siempre, con un comienzo estupendo a la luz de una hoguera donde se cuenta una historia de terror que luego acaba convirtiéndose en verdadera. La forma de rodar la niebla es espectacular, y la amenaza que logra crear con su progresar denso y lento, sublime. Esa niebla "inteligente" que busca su venganza acaba siendo un personaje más, de hecho quizá sea el personaje más definido de toda la cinta.

Elegante, sobria, con el ritmo y tempo adecuados dignos del talento de Carpenter, es evidente que la cinta no renuncia a sustos efectistas y a ciertos tópicos y clichés del género. Con todo, lo que queda es la tremenda calidad de un director que logra producir miedo, rodar escenas de suspense y horror sin usar el gore en absoluto, al estilo clásico, con contraluces, sombras que surgen, apariciones lejanas en segundo plano etc. etc, y crear una atmósfera subyugante que sumerge sin remedio al espectador en el film. Gran mérito de esa atmósfera hay que dársela también a la estupenda fotografía (Dean Cundey). Con respecto a los personajes poco se puede decir, ya que son estereotipos, personajes "maniquís", son meros mecanismos narrativos para lo que verdaderamente importa, la historia, la atmósfera, la poesía. Una historia que no es novedosa salvo por ese indeterminado e inaccesible ente terrorífico, esa niebla bella y amenazante. Ese es el talento de Carpenter, convertir una clásica historia en algo interesante, entretenido y que produzca terror. No es tanto lo que se cuenta si no lo bien que lo cuenta.

Como en las grandes películas de terror basadas en la atmósfera lo mejor está al comienzo, esa tormenta, los sucesos extraños que empiezan a acontecer intrigan, seducen e hipnotizan con esa poesía habitual del género. Luego la película si bien mantiene un aceptable nivel conservando la tensión en todo momento pierde algo de su fuerza.

Buena banda sonora de la época, muy del estilo Carpenter y mención especial para Jamie Lee Curtis, a la que el propio Carpenter convirtió en estrella dos años antes con la mítica "La noche de Halloween", y Janet Leigh, la inolvidable protagonista de "Psicosis". Tom Atkins pasa sin pena ni gloria. Bastante conseguida, sin ser una de las grandes obras de Carpenter, logra lo que se propone de manera minimalista, o mejor dicho, a la forma clásica, sin truculencias ni gore, siendo el suspense el mejor de sus aliados.

¡Qué bien ha quedado y quedará siempre la niebla en el cine!