Ida Lupino es uno de los personajes femeninos más interesantes del cine clásico hollywoodiense, quizá no es la más famosa de las actrices pero sí ha sido un referente, sin duda, ya que en su momento fue la única mujer directora en Hollywood. Tengo un cariño especial por Ida Lupino, quizá por las películas en las que participó o por ser una valiente y una pionera, o quizá simplemente por su extraordinario talento. Participó en películas como “Mientras Nueva York duerme” Fritz Lang 1956, “El rey del rodeo” de Sam Peckinpah 1972, “El último refugio” 1941 y “La pasión ciega” 1940 de Raoul Walsh o “Sueño de amor eterno” 1935 de Henry Hathaway y trabajó con directores como William A. Wellman, Anatole Litvak, Michael Curtiz, Nicholas Ray, Don Siegel o Robert Aldrich entre otros. Fue actriz, directora y guionista. Como directora realizó varias películas como “Ultraje” de 1950 o “El bígamo” de 1953, siendo esta “El autoestopista”, quizá, su título más representativo como directora. Fue co-guionista de “Infierno 36” de Don Siegel en la que también participó como actriz. Fue guionista de más títulos. En definitiva una auténtica cineasta pionera de Hollywood.
“El autoestopista” es un correcto thriller que ha sido bastante influyente, con buen pulso y muy masculino.
Un asesino que va dejando un reguero de cadáveres por las carreteras haciendo autostop, es recogido esta vez por dos amigos que van a Méjico a divertirse a pesar de haber contado a sus mujeres que se iban de pesca. Serán obligados a llevar al asesino hasta la costa, a Santa Rosalía, para que desde allí éste pueda huir. Esto les llevará a recorrer muchos kilómetros juntos.
Los personajes están lo suficientemente bien dibujados para contrastar sus personalidades, aunque los dos amigos no tiene apenas profundidad ni matices, se limitan a obedecer durante toda la película. El asesino es otra cosa, bien construido y carismático, con ese ojo que nunca se cierra (un gran detalle), con toques homoeróticos que justificaría que no se deshaga de ellos mucho antes, ya que en realidad no le hacían mucha falta. En ocasiones repetitiva tiene buenas escenas para el desarrollo de la personalidad sádica del asesino, como la de los tiros a las latas. Emmett Myers, el asesino, está retratado como una especie de superhombre malvado (el ojo que no se cierra) y es sin duda lo mejor de la cinta. Una trama sencilla, absorbente, algo previsible y entretenida.
Por tanto tenemos un aseado thriller, una película de culto, con buenos momentos y detalles y otros más discretos, pero que en sus escasos 70 minutos de duración y los pocos medios a disposición te atrapa desde el principio, con esa amenazante sombra que hace autostop, y no te suelta hasta su algo decepcionante final. Gran labor de Ida Lupino en la dirección, con encuadres adecuados para crear tensión, gran talento visual (ese plano donde se enfoca a las sombras para retomar a los protagonistas que las producen), y buenos momentos de suspense creados. La película influyó seguramente en “Carretera al infierno” Robert Harmon 1986.
No puedo estar más de acuerdo en que Ida Lupino era maravillosa, las películas que nombras son clásicos estoendos, en cuanto a la peli no opino ya que no la vi, pero espero conseguir pronto una versión decente para verla :)
ResponderEliminarMe alegro de verte otra vez por aquí. Como dig oun cariño especial por ella. Espero que te guste si la ves.
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