Terrence Malick ha sido considerado hasta hace poco, lo que no implica que siga siéndolo para muchos, un director mítico, de culto, en gran parte debido a la extrañeza de que hasta hace pocos años su filmografía constaba tan solo de 2 películas. La consideración crítica hacia las mismas ayudó sobre manera a esa opinión. La veneraron sin medida y con justicia. Tanto “Malas tierras” (1973), como “Días del cielo” (1978) son dos estupendas películas, la primera una revisión muy personal a la historia de Bonnie y Clyde, la segunda una profunda reflexión sobre la miseria y la pobreza. Cuando casi nadie contaba con ver más cintas suyas llegó, 20 años después, “La delgada línea roja”, otra profunda reflexión en esta ocasión acerca de la guerra. También fue recibida de forma entusiasta por la crítica, lo que mantuvo el estatus de director de culto del cineasta, con justicia aunque quizá con un excesiva sobrevaloración.
A partir de su acercamiento a la guerra los proyectos de Malick se están haciendo más seguidos y esa aura de intocable se ha desvanecido un tanto. Su cinta “El nuevo mundo” (2005), no fue bien recibida del todo y ahora nos llega “El árbol de la vida” que por su estilo tan personal creará polémica.
En cualquier caso no puede esconderse que Malick es un director sui generis, especial, personal y único que entusiasmará o repelerá pero que difícilmente dejará indiferente.
“El árbol de la vida” va a recibir palos por muchas razones, su estilo único, su complejidad visual, el uso de las metáforas visuales y forma poética para contar una historia, exigen del espectador medio un esfuerzo al que no está acostumbrado. Otros que sí lo están no soportarán su pausa, ensimismamiento o directamente sus tesis profundamente religiosas. Este punto, la religiosidad, le traerá un buen número de críticas negativas.
Un panteísta.
La última obra de Malick es un poema visual, se cuenta una historia pero de forma no narrativa, apenas hay narración y la que hay está tan fragmentada, es tan episódica y busca tanto la reflexión a través de la imagen que redunda aún más en la idea y concepción poética de la obra. Una cinta que es pura sugerencia e impacto emocional… como la poesía. Cine-poesía.
El cine de terror o algunos cineastas que son universos paralelos han frecuentado esto (Dreyer, Lynch, Buñuel, Kubrick, Tourneur, el mejor cine de terror…). Las alabanzas y las críticas que se han hecho a la película, al menos muchas de ellas, son ciertas, yo mismo me he debatido a la hora de poner nota, y finalmente he tirado por las satisfacciones más que por los defectos.
Es complejo analizar una cinta así, como es lógico, pero también muy satisfactorio. Dar sentido y explicación a las propuestas de Malick en esta cinta y desentrañar todo el meollo posible, sus virtudes así como sus defectos.
Apenas hay diálogos, hay frases categóricas, profundas, duras, de envergadura, que invitan a la reflexión, voces en off casi todo el tiempo, algo típico en Malick, lo que hace difícil el interés del espectador, que es exigido siempre. No hay frivolidad, no hay superficialidad ni humor. Complejidad e inteligencia.
¿En ocasiones parece que estás viendo un anuncio de compresas o de “te gusta conducir”? ¿Es pausada y roza o sobrepasa la cursilería en ciertos momentos? ¿Es reiterativa en algunas metáforas y partes del metraje? La respuesta a esto es sí, pero debo advertir del pecado que se comete, en ocasiones, con este tipo de propuestas o con casi cualquier otra. En muchas ocasiones sublimamos cosas excelentes que tienen defectos que nos negamos a valorar o tiramos a la basura cosas regulares pero que contienen momentos muy brillantes. “El árbol de la vida” con sus defectos es una película y una propuesta que merece atención e interés.
Malick es plenamente consciente de que su película es para públicos minoritarios, y no cede a la más mínima concesión comercial, salvo contar con Brad Pitt, si esto puede considerarse concesión. Toma todos los riesgos del mundo y muestra una total independencia y libertad creativa. Algo que es de agradecer en los tiempos que corren.
Estéticamente es deslumbrante, de una belleza inusitada, donde el encuadre, la fotografía, los paisajes elegidos pretenden realzar a la naturaleza, que siempre en las cintas de Malick tiene una importancia principal. Malick la mira y la muestra como la demostración de la existencia de Dios, casi siempre desde un punto de vista positivo, el lado bueno de la naturaleza. Una concepción bastante romántica en esa importancia de la naturaleza y la búsqueda de la libertad, que engarza con el romanticismo paisajista, un Caspar David Friedrich por ejemplo.
La dirección recuerda ocasionalmente a David Lynch, la poesía, el uso de las metáforas visuales (esa puerta que el personaje de Sean Penn cruza al final de la cinta por ejemplo), el uso de los efectos sonoros en determinados momentos (nadie los usa como Lynch). Un Malick muy lynchiano que busca en el interior de sus personajes aunque con miradas distintas. Su ritmo parsimonioso desesperará al espectador medio que no sepa muy bien lo que va a ver, debe estar avisado. Lo cierto es que no es una cinta lenta, en el sentido de que no es narrativa, pero su ritmo es parsimonioso, pausado siempre. El uso del montaje es variado y también pausado recurriendo de forma habitual a algo por lo que tengo cierta repulsa, los cortes sucesivos en un mismo plano, el montaje dentro de un mismo plano (es decir coloco la cámara y voy a ver como alguien se baja del coche, pasea unos metros para llegar al sitio al que se dirige y entra, el montaje al que me refiero mantendrá la cámara, no la moverá pero en el montaje cortará ese paseo en pedazos, viendo como para el coche, al personaje ya bajado del mismo y saltándose varios metros de paseo. Una reminiscencia de lo que se hacía en la Nouvelle Vague y que desde hace un tiempo se debe considerar el colmo de la modernidad). Sobra.
El conflicto entre lo divino y la naturaleza se plantea de inicio y sobre él irá toda la reflexión de la película. Muchos la han entendido como atea, supongo que interesadamente, ya que desde el comienzo toma partido por lo divino defendiendo su postura no sólo desde la fe. Desde el inicio el personaje de Jessica Chastain, dice que “no importa lo que le suceda”, y lo que le sucede nada menos es la pérdida de un hijo, hecho este que no la hará cambiar un ápice en su elección.
Desde el comienzo el uso de las metáforas visuales con las que se desarrollan los conceptos del film inundan la pantalla, especialmente al principio donde la película prácticamente sólo se fundamenta en esas metáforas y breves frases de los personajes. Son tal cantidad que casi son inabarcables, un deleite visual y poético, ciertamente.
Un hecho, la muerte de un hijo en la guerra, trastoca la vida de una familia de clase media en los años 50. Este hecho es el inicio para la reflexión de Malick, que abarcará de lo más, los inicios de la creación, a lo menos, las intimidades de una familia cualquiera y sus cuitas.
Las frases, que como ya he mencionado no son diálogos en su mayoría, que se dicen en la película, son rezos, plegarias a Dios, conversaciones con él. Brad Pitt, que tiene aquí algunos de los planos más auténticos de toda su filmografía y que pensé podría hacer su interpretación más notable, no logra salir a pesar de todo de sus tics y limitaciones.
La forma fragmentada que comenté en que Malick cuenta su historia, una historia mínima, exige al espectador, da todos los detalles pero el espectador debe poner atención, un esfuerzo por su parte. Así una vez se recibe la noticia de la muerte del hijo de la familia, veremos en el montaje pinceles, utensilios de pintura, material artístico, una guitarra en una habitación, veremos a un chaval usándola, es decir el hijo que ha muerto, un hijo que tenía talento artístico. Hasta muchos minutos después no vuelve a aparecer, lo que al espectador que no esté atento y recuerde le puede complicar la comprensión en algún momento, aunque Malick siempre va dejando detalles para que nadie se pierda. Nada es gratuito, todo está por algo.
La pérdida se recalca con las consabidas metáforas visuales, la sombra de un chaval, árboles secos, sin hojas… que remiten a la muerte y a la desolación interior de los personajes tras la pérdida. El sentimiento de culpa que crece, especialmente si falta la fe, el replanteamiento de las cosas importantes y las grandes pérdidas de tiempo en nimiedades…
Jack, el personaje que interpreta Sean Penn, el hermano mayor de la familia, al que vemos en la edad adulta e infantil, vive en una lujosa casa con su pareja, en ella hace un homenaje a su hermano fallecido el día del aniversario de su muerte, una única vela, un homenaje minimalista en su propia cocina. Su personaje, como casi todos los de la cinta, aparece agigantado, siempre enfocado por un gran angular, a menudo desde abajo, la cámara algo más baja que el rostro, realzando al hombre, al ser humano, enfatizándolo. El ser humano como pilar de la existencia. Pero esto es por la consideración que nosotros tenemos de nosotros mismos, no porque sea lo verdadero o lo que Malick piensa. Malick de hecho piensa lo contrario, que nuestras circunstancias son una mínima parte de la existencia, sin despreciar la importancia del ser humano, al que presta toda su atención e interés.
En esta escena de presentación del personaje de Penn la puesta en escena marca el distanciamiento entre él y su pareja, que hay problemas, de una forma también expuesta en retazos, minimalista. Una casa amplia, no se comunican, aparecen separados por espacios amplios… Esto mantiene la tesis anterior, nuestros problemas se empequeñecen con otros problemas y estos a su vez se empequeñecen con la existencia en su totalidad. Esa cámara baja recalca el abatimiento de los personajes. Se intercalan planos de momentos felices en el pasado, en la playa, jugando, riendo, en entornos naturales, que contrastan con los de la claustrofobia que transmite el entorno de Penn (en el trabajo, por ejemplo), en el que además parece sentirse atrapado, incómodo, descentrado, distraído (afectado por el aniversario de la muerte de su hermano). Esos planos intercalados son el anhelo del personaje de escapar, de liberarse. El recuerdo idealizado de un pasado que en muchas ocasiones no tenía nada de ideal, como mostrará Malick en la segunda parte de la cinta.
Gracias, Gracias, era una peli que mi santo tenía mucho interés en ver; las críticas que yo había leído habían sido radicales: o en pro o en contra. La tuya me parece equilibrada y creo que, definitivamente, la veré. Además Sean Penn me gusta (bueno, unas veces más que otras).
ResponderEliminarSaludos, MrSambo
Pásate a darnos tu opinión cuando la veas, a ver que te pareció. La parte de mañana es mejor aún que conste jajajajaja
ResponderEliminarNo me dejo buen sabor de boca "La delgada linea roja", unica peli que he visto de Malick, y desconfio un poco de el. En fin, veremos, y a ver como lo hace Bradd Pit, que para mi cuando mejor esta es cuando hace papeles que se salen de lo normal.
ResponderEliminarPor cierto, ayer vi "somewhere!, que casualmente se estrena hoy, de Sofia Copola... te la recomiendo...
Acertadísimo Taillon. Lo que comentas de Pitt es radicalmente cierto. Sobre Malick, si no te gustó aquella ésta te gustará menos aún con casi toda seguridad. No te pierdas mañana la continuación, ya que quizá la peli no te guste pero la crítica será espléndida jajajaja.
ResponderEliminarMe la apunto, me parece una directora interesantísima, con una obra maestra que es “Lost in translation”, pero que después de su "María Antonieta", habrá que ver por dónde va.
No he leído la crónica, no leeré la segunda parte por si Mrsambo es un mardito spoileador :) No he visto ninguna película de Malick salvo 'La delgada línea roja', que precisamente es una de las pocas películas que decidí pedir a los Reyes cuando no existía aún la descarga por internet. Las otras son El paciente inglés y La lista de Schindler. Ah, y la serie La regenta.
ResponderEliminarAsí que me queda trabajo por hacer. El nuevo mundo la tengo bajada, a ver si encuentro las más antiguas.
Jajajajja Osiris que mamon... cierto, de las pelis que tengo interes en ver, primero me gusta verlas y luego vengo aqui para que Mrsanbo me enseñe todo lo que no he sabido ver...
ResponderEliminarEste blogger es un maldito spoileador...
Jajaja sí, es lo que tiene hacer análisis precisos jajajaja, pero no siempre spoileo de forma significativa, en los estrenos suelo avisar al inico además si cuento las claves principales. En esta primera parte no cuento nada especial, mañana sí, tendré que poner el aviso jajajaja
ResponderEliminarMe alegra que hayas avisado que la segunda parte contiene detallitos, no pienso leerla hasta que vea la peli. Me ha encantado esta primera parte, espero verla pronto y poder continuar leyendo tu crítica. Un beso
ResponderEliminarSi sigues así, la Ley Sinde te va a prohibir que escribas más criticas, perjudicas al mundo del cine al hacer análisis mejores que las propias películas.
ResponderEliminarYo ya paso de ir al cine a verla, prefiero disfrutar de tus textos, que más bien se parecen a un buen libro, lo típico, después veo la peli y me decepciona, así que mejor me quedo con lo que escribes...
Ana muchas gracias, la segunda parte es mejor por esos detallitos, pero es una peli complicada de ver, ojo.
ResponderEliminarNorita, jajajaja muchas gracias, me sonrojas pero sí, es verdad molo un montón jajajaja.
Un beso.
Gracias por la advertencia, aún así me arriesgaré a verla, ya te comentaré cuánto de complicada me ha parecido
ResponderEliminarno la recomiendo
ResponderEliminarSinceramente el "arbol de la vida" me defraudo se queda en un quiero y no puedo.
ResponderEliminarUn pricipio con ñoñas imagenes de esas que el amigo coñazo te mando el PowerPoint de filosofía de vida y un intento de hacer una pelicula/arte para quedarse en una pelicula sin rirmo.