lunes, 26 de febrero de 2018

Crítica LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONO (2017) -Parte 2/4

STEVEN SPIELBERG











 El Periodismo.

-Plantea Spielberg la disyuntiva entre la libertad de prensa, la calidad y los contenidos en la conversación que mantienen Kay Graham (Meryl Streep) y Ben Bradlee (Tom Hanks) en uno de sus desayunos al principio del film, en una escena rodada en su mayor parte en un solo plano.







La reivindicada libertad de prensa, en la que todos coinciden, y su matiz, la calidad de sus contenidos. ¿Para qué sirve la libertad de prensa si lo que ofreces es basura? ¿Es usada la bandera de la libertad de prensa para poder sacar cualquier basura que resulta comercial o rentable sin importar nada más? Esto último sería hipócrita, falso, amarillista… ¿Debe primar la calidad o lo comercial? ¿Cómo distinguir si la autocensura proviene de una presión política o de tu propio criterio profesional? Esto viene a colación del trabajo de cubrir la boda de la hija de Nixon, que el Post pretende realizar con el tono ácido y provocador de una de sus periodistas, algo que la presidencia pretende evitar. Streep mantiene el criterio de que más allá del interés es un aspecto de la vida personal, independientemente de que sea el presidente, y es lógica la postura del mandatario, sobre todo si se puede realizar el trabajo con un tono menos belicoso. Hanks se rebela ante esta idea, que podría parecerle bien, por el hecho de que nadie tiene porqué decirle cómo hacer su trabajo ni limitar la opinión de su columnista… Interesante debate, ¿no creen?





-En otra magnífica escena, Spielberg desnuda las hipocresías periodísticas. Vuelve a ser en un diálogo entre los dos protagonistas, maravillosamente dramatizado con los movimientos de cámara como explicaré posteriormente. Allí se echarán en cara los pasados en los que confraternizaban con determinados personajes, aspecto que vinculaba su opinión luego, más allá de la predisposición de cada periodista, haciendo primar su afinidad o amistad a su deber por pura conveniencia. Queda desnudo de valor convertirse en adalid de la libertad de prensa sólo cuando te conviene… Pedir a otros la integridad que tú no tuviste. Finalmente, y por muchos errores que cometas en el pasado, cumplir con tu deber nunca debe ser negativo…

-¿Dónde están los límites? ¿Se puede tener amistad con los poderosos, se debe? Bradlee aparece aquí como un insistente defensor de la libertad de prensa, pero no siempre fue así. Todo le parece poco en el presente de la película, pero no fue así con su amistad con Kennedy. Lo mismo ocurre con Katherine y su relación con Johnson, otro presidente, también mencionada. Los egos, las ambiciones, el agradable olor del poder, su embriagadora naturaleza… Esa es otra idea dentro del desarrollo reflexivo sobre el periodismo, la dificultad de separar lo personal de lo profesional, la amistad de la fuente… la seducción de codearse con el poder chocando con la responsabilidad con tu trabajo y lectores… Perder la perspectiva, por interés, por sentimientos, por ideología, de tu deber de control al poder, esencia del periodismo.






La amistad de Katherine y McNamara (Bruce Greenwood) es sincera incluso en la decepción que suponen las mentiras del ex Secretario de Defensa. Ella intenta ser comprensiva, pero no interpondrá ese sentimiento a su deber finalmente. Estupenda su conversación en pie alrededor de una mesa redonda.

Además, y como no podía ser de otra forma tratándose de Spielberg, se nos muestra paso a paso la evolución en la creación de un periódico o algo publicable... Lo hace en sucesivas escenas, pero en perfecta evolución.

La investigación, la búsqueda de fuentes y su protección (recordamos al personaje que nos presentan en la primera secuencia, Daniel Ellsberg, interpretado por Matthew Rhys, que será la fuente principal, y siempre lo vemos como en un segundo plano, entre las sombras, en la clandestinidad, testigo de la hipocresía que le rodea), esa sensacional idea de que la verdad y la transparencia se busquen y encuentren en asfixiantes estancias secretas, a veces clandestinas; ese seguimiento que se hace al artículo una vez terminado en casa de Bradlee, metido en una carpeta, camino de la redacción para su edición, corrección y posterior publicación.






Luego veremos la imprenta, colocando cada letra, una a una, para plasmar todo en el papel. Y ese momento, detalle de auténtico genio y casi referencial, de Spielberg, cuando las rotativas comienzan a rugir, momento que el director recalca en off, con el retumbar de las mismas en la redacción, haciendo temblar las mesas, como ocurría justo antes de presentar al Tiranosaurio Rex en “Parque Jurásico” (Steven, Spielberg, 1993).







Por supuesto, luego veremos a los periódicos, una vez terminados, siendo empaquetados, con el aroma de lo recién hecho y la tinta aún húmeda, para su reparto. Lo vemos todo…












Spielberg transmite la pura pasión por la información, por la prensa, por los periódicos, que aparecen por todas partes, en ese ansia que demuestran Bradlee y sus ayudantes comprando desesperadamente el New York Times, el periódico de la competencia, leyéndolo con avidez, escenificando esas paradojas: el interés, la admiración y la frustración por los éxitos del rival.





En las protestas que vemos, donde los periódicos que les han informado vuelan por los aires, en un contraste marcado con los acomodados periodistas que siguen casi ajenos con su trabajo…

En la casa de Katherine, en las redacciones…

Aunque nos centremos en el Washington Post, fue el New York Times el que encabezó la denuncia de este escándalo, de la mano de Abe Rosenthal. Un New York Times que se anticipaba siempre a todos. Michael Stuhlbarg, omnipresente en las películas nominadas (está en tres, esta, “Call me by your name” y “La forma del agua”), se encarga de interpretar a Rosenthal, en un papel poco significativo.




“… el periódico se dedicará al bienestar de la nación y a los principios de la libertad de prensa”.








2 comentarios:

  1. Spielberg, si se lo propone y tiene una buena historia escapaz de todo, de transmitir pasión, de hacer vibrar y sobretodo de rodearse de los mejores (como en esta ocasión). Se nos pasó en cartelera, pero la veremos sin lugar a dudas. Muy buena crítica.

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    1. Muy de acuerdo, Joan, y gracias por la valoración. Un saludo.

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