Crítica: EL PUENTE DE LOS ESPÍAS (2015) -Última Parte-
STEVEN SPIELBERG
El humor sobrevuela y puntúa toda la película, pequeñas
escenas donde se nota la mano de los Coen para aligerar la tensión dramática.
Uno de los momentos más llamativos a este respecto lo tenemos con el tema de la
falsa familia de Abel, que mandará una carta que el ruso leerá en contrapicado
cuando se la dé Donovan (Tom Hanks). El abogado, en su viaje a Alemania, se verá allí, en
la embajada rusa, con esa supuesta familia, que resulta extraña y tronchante,
una actuación poco convincente. En esa escena tendremos travellings con gran
angular que nos remiten, por ejemplo, a “El discurso del rey” (Tom Hooper,
2010), en un estilo muy kubrickiano.
También en contrapicado será el juicio y la condena al
piloto americano por los soviéticos.
Otro detalle irónico lo tenemos en la entrevista de Donovan
con el Fiscal General alemán, en una sala donde una camarera recoge los
desayunos que allí han tomado en una reunión, lo que tiene algo de informalidad
y desplante hacia el americano. Se encadena así un desayuno con otro, ya que
venimos de disfrutar el del propio Donovan mientras se reunía con el agente de la CIA, Hoffman (Scott Shepherd). En esta escena el Fiscal desvelará que el piloto americano habló, con
lo que se pone en duda la lealtad del soldado americano.
Una ironía que define uno de los aspectos conceptuales de la
película, ligado al individualismo siempre defendido por Spielberg. Las
sociedades y sus ideales de boquilla que finalmente sólo son defendidos por
unos pocos y grandes hombres.
Diferencias y similitudes.
Spielberg contrasta los dos sistemas, el americano, con sus
pros y contras, y el soviético. El colectivismo soviético tiene poca salvación
en la cinta de Spielberg, salvo en la persona de Rudolf Abel como individuo,
representando grandes valores como la fidelidad, la dignidad y la valentía de su
comportamiento. En el lado americano veremos como el sistema pretende hacer una
farsa, un paripé, con esas libertades que dice defender, pero ese sistema de
libertades permite a individuos como Donovan volcar las cosas. El piloto
americano, por ejemplo, no aguantará la presión.
“No se preocupe. Da igual lo que piense la gente, usted sabe
lo que hizo”.
Es interesante la manera minimalista en que se compara la
opresión que de distinta forma aplican ambos sistemas, aunque finalmente el
americano es salvado por su propia esencia individualista. Un ejemplo muy
llamativo de cómo ambos lados aplican la opresión, lo tenemos en que todos
parecen saber detalles muy precisos de aspectos de la vida de Donovan. En la
CIA sabrán como le gusta el café con total exactitud, para pasmo de nuestro
protagonista, mientras que en la embajada rusa sabrán dónde compró el abrigo
que le acaban de robar.
-Secretario ruso: Y, por favor, señor Donovan, ¡póngase un
abrigo, que hace frío!
-Donovan: Me han robado el que llevaba.
-Secretario: ¿Qué esperaba? Era de Saks de la Quinta Avenida, ¿a qué
sí?
Los soviéticos torturarán al preso americano, mentirán y
presionarán, llevando todo al límite, incluso el futuro que le espera a Abel (Mark Rylance) será trágico, en teoría… En el lado americano no será así, una idea maravillosamente simbolizada con esos dos viajes en metro explicados con
anterioridad, donde en uno se ve a unos hombres intentar saltar el muro en
Berlín siendo abatidos por soldados, mientras que en otro, al final, se ve a
unos chavales saltando una verja en completa libertad, marcado la diferencia
esencial. Diferencias
indiscutibles. No evita, en cualquier caso, la crítica al sistema americano,
que pretenderá, desde sus instituciones, condenar saltándose la legalidad que
ellos mismos se han dado al espía ruso, así como despreciarán la vida del
estudiante de económicas, en contraposición a la del piloto capturado, por
puro interés político.
-Donovan: ¿En qué debo fijarme?
-Abel: En si me abrazan o me hacen sentar atrás.
Mientras torturan al piloto americano privándole del sueño
para sacarle toda su información, veremos cómo Abel despierta de un plácido
descanso en su celda, marcando más diferencias.
Donovan logrará acuerdos individuales con rusos y alemanes
para el canje de Rudolf Abel (Mark Rylance) por Frederic Pryor (Will Rogers) y
Francis Gary Powers (Austin Stowell), el problema es que son acuerdos por
separado, ya que rusos y alemanes aceptan canjear su preso, pero no el del otro
por Abel. Donovan encuentra más colaboración con los rusos, pero hay
desavenencias con los alemanes del este, ya que quieren escenificar el canje
con los Estados Unidos como prueba de que estos les consideran un estado
soberano. Estados Unidos no consideraba un estado soberano a la Alemania
comunista, la oriental, por lo que éstos quieren aprovechar el canje para
presionar y lograr ese reconocimiento. Donovan usará sus mañas de experto en
seguros, utilizando el mismo argumento que vimos al inicio: “No estamos
hablando de dos casos, señor, es sólo uno. Uno, uno, uno”.
La sobriedad y la contención priman durante toda la
película, y en el clímax no iba a ser menos. Una emoción honda y sobria para un
clímax depurado y minimalista, donde sólo hay conversaciones, ocasionales
llegadas de coches y esperas como suspense… Aunque lo que llega al espectador
es el vínculo emocional entre esos dos amigos de naciones rivales que se han
comprendido totalmente y están dispuestos a jugársela por el otro. Cuando vemos
que a Abel no le reciben con un abrazo, sino que lo sentarán atrás ante la
mirada tensa de Donovan, solo cuando todos se han ido, el espectador sensible
sentirá el impacto.
Una escena final preciosísima donde el héroe, hasta ese
momento anónimo, saldrá a la luz para recibir la admiración familiar y social.
Rufolf Abel se reunió con su familia y nunca fue reconocido
como espía por los rusos. El piloto Francis Gary Powers murió en un accidente
aéreo en 1997 y recibió la estrella de plata. Frederic Pryor recibió un
doctorado en economía por Yale y es profesor emérito actualmente. Kennedy contó
con James B. Donovan como negociador en otros asuntos tras demostrar su valía
en el caso de Rudolf Abel. Uno de los asuntos fue en Cuba, una negociación
por 1113 prisioneros tras la invasión de Bahía de Cochinos… Él se trajo a 9703
hombres, mujeres y niños…
“El puente de los espías” entra en la tradición del cine de
rescate y negociación que dio el Oscar a “Argo” (Ben Affleck, 2010), y de las
spielbergianas “La lista de Schindler” (1993) y “Salvar al soldado Ryan”
(1998), en otras dimensiones.
Es la primera película de Spielberg en tres décadas que no
cuenta con la música de John Williams, algo que se me hace duro. La causa fue
un problema de salud menor, según han comentado, ya resuelto, así que en las
siguientes obras volveremos a contar con su talento en el cine del director
americano. De hecho, así ha sido en su siguiente obra pendiente de estreno, “Mi
amigo el gigante” (2016), en el reencuentro de Spielberg con el cine infantil,
que cuenta con las notas del gigante John Williams. Con todo, Thomas
Newman hace una bella partitura, muy en la onda lírica de Williams, justamente
nominada a mejor banda sonora este año.
No tiene muchas posibilidades este año la cinta de Spielberg
de llevarse algo, salvo, quizá, a mejor actor secundario para Mark Rylance, que
ha vuelto a trabajar con Spielberg en su siguiente película, la citada “Mi
amigo el gigante”. Son 6 las nominaciones que tiene (película, actor
secundario, banda sonora, guión original, diseño de producción y sonido). Lo
que sí estoy en condiciones de asegurar es que es una joya, una obra de calidad
suprema del mejor realizador del cine moderno, ese que ha heredado las esencias
y el talento de los que ahora son grandes indiscutibles… Como se le considerará
a él, si es que alguien no lo considera aún, que me extrañaría. Una película
brillante durante todo su metraje, pero que tiene un inicio y un último tercio
sencillamente magistrales. Una soberana obra para paladear con delectación.
Estupendo final!!! Me ha gustado mucho la imagen cenital nocturna con sombras!! Pero bueno ya has hablado d la fotografía. Buen detalle incluír un comentario de la música, y la entrevista al dire.
Estupendo final!!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la imagen cenital nocturna con sombras!! Pero bueno ya has hablado d la fotografía.
Buen detalle incluír un comentario de la música, y la entrevista al dire.
Gracias y bss!!!
Gracias Reina. Opté por la entrevista porque las escenas que vi no me convencían para esta parte. Además siempre está bien oír a Spielberg jaja
EliminarUn beso.