La soledad de Bob quedará matizada por la presencia de un
perrito y una chica. Chica y perro siempre estarán vinculados, siempre juntos en
sus encuentros con Bob.
-Bob debe decidir si seguir en su burbuja de soledad,
blindado, o abrirse a esa relación. Sus dudas las consultará con su "primo" Marv
(James Galdolfini). Es una decisión determinante, ya que implicará finalmente
dejar atrás otras relaciones poco aconsejables… Curiosamente, Marv preguntará
por la chica, haciendo evidente que tanto ella como el perro son inseparables
en su relación con Bob. Marv relativizará la responsabilidad que supone tener
un perro.
-El siguiente encuentro entre Bob y Nadia será para recoger
al perro de la casa de la chica, una vez ha decidido quedárselo. Así irán a
comprar y se documentará con las instrucciones básicas para el cuidado del perro, desarrollándose la
relación con la chica.
Encontramos paralelismos entre los habituales valores
adjudicados a los perros en Bob. Fidelidad, protección, abnegación, entrega…
Son muy buenas y bonitas las miradas tímidas, esquivas,
secretas y cálidas, que Bob le lanza a Nadia cuando está distraída.
-El nuevo encuentro de la pareja será en un café,
protegiéndose de la lluvia, como vaticinó el intrigante Eric, ex novio
de Nadia y dueño del perro Rocco. Allí el vínculo de la pareja se afianzará,
con el perro presente, por supuesto, ya que se harán confidencias, a pesar de
que Bob sigue mostrándose discreto con la chica. Ella contará la procedencia de
las cicatrices.
Su relación se hace extraña, ya que él pretende desmarcarse
de esa gente y ese entorno, pero ella lo ve como uno más de ellos.
“¡Vaya mierda de día, Mark!”
“Nadie te ve venir, ¿verdad, Bob?”
Los Coen siempre están cerca en la narración de la película,
no sólo por el peculiar personaje protagonista, sino por la pausada y sobria
dirección, el aliento a cine negro clásico actualizado y ciertas digresiones en
forma de conversación, que también nos recuerdan a su cine. Las conversaciones
digresivas retratarán la complicidad entre Bob y Marv, por ejemplo. Roskam
también retrata momentos cotidianos, la intimidad de Bob, especialmente con su
perro.
El clímax vendrá con la entrega del dinero en el bar el día
de la Super Bowl.
El manejo de la tensión por parte de Roskam es acertado,
pero le falta fuerza, vigor, para que impacte, asfixie y logre la atmósfera de
amenaza que busca.
Este manejo de la progresión en la tensión tiene muchos
ejemplos, como las paulatinas apariciones de Eric, el dueño del
perro. Primero en un segundo plano desenfocado, haciendo un casual comentario
sobre el perro que pasea Bob. Luego con una amenaza de chantaje presentándose en
la casa de Bob. Posteriormente citando a Nadia, a la que parece conocer
bien, ya que menciona sus cicatrices y su procedencia…
Todo esto también se sirve de un acertado uso de cebos,
algunos mencionados, que van creando un suspense y una sensación de violencia
soterrada y a punto de estallar, aunque pocas veces llegue a hacerlo. Un
ejemplo sutil: el muerto que se menciona varias veces en la película, un tal
Richie, es un elemento que pasa de ser intrascendente a ser esencial. Primero
veremos a un grupo de amigos homenajeando su recuerdo en el bar de los
protagonistas. Luego Eric, el dueño original de Rocco, se adjudicará la
comisión del asesinato, pero al final descubriremos que fue el propio Bob el
que lo cometió…
Lo mismo ocurrirá con el depósito en el sótano de Bob, una
aparición ocasional que al final cobrará sentido. Hay objetos que sirven de
cebo con la función de generar suspense, por ejemplo el paraguas que Eric se
lleva de casa de Bob y que poco después devuelve a su interior,
dejando claro que el supuesto asesino entró de nuevo en algún momento; o la
figura del angelito rota, simbólica, ya que se relacionaría con nuestro
protagonista.
Los silencios y los comportamientos inquietantes son siempre
significativos y muy usados por Roskam para crear atmósferas tensas, aunque en
ocasiones generan problemas de ritmo porque no resultan naturales y parecen
demasiado afectados. Lo que sí logran transmitir es esa idea de insinuación de
violencia, de violencia a punto de estallar, contenida, soterrada, pero que
casi nunca detona… Un ejemplo lo tenemos en la escena del bar con los matones
chechenos y el whisky.
La violencia, en cambio, sí estallará con el asesinato de
Marv (James Gandolfini) a su socio en el plan, dando un paso más en la
progresión dramática y en la tensión de la película. Una escena cruda, pasando
por encima de la víctima con el coche.
Marv se reunirá con Eric en una conversación que concluye
con plano frontal, como la de Bob con Nadia cuando tomaron café el día de
lluvia. Aquí se pacta un chantaje, que será el que pretenderá Eric con Bob.
Eric está fatal de la cabeza, turnará amenazas con buenas maneras arbitrarias y
erráticas.
La escena del clímax en el bar es excelente y ejemplo
perfecto de esa modulación de la tensión y progresión dramática. Tensando la
cuerda el día de la Super Bowl. Marv preparando cosas en su casa, Eric
apareciendo en el bar con Nadia, las entregas de dinero que comienzan a
sucederse, Marv llamando a Eric para seguir con su plan, Bob y su eterna
tranquilidad distraída en apariencia…
Bob desenmascarará a Eric cuando le cuente la historia del
fallecido Richie y los chanchullos de su primo. Es una excelente y tensa escena
que también acaba en violencia, matando a Eric. También mencionará el depósito
de su sótano, donde guardaría el cadáver de Richie…
“Así es, por supuesto. Iba a hacerle daño a nuestro perro”.
Las filosóficas explicaciones de Bob en su decisión de asesinato se acaban
cargando de razón de alguna manera.
Si os fijáis, en el espejo roto se aprecia la imagen del
rostro de Eric, el asesinado. Es un gran momento la llamada de Marv y el
silencio de él y Bob. Del mismo modo la muerte de Marv, su asesinato, está muy
bien mostrado. Resignado a morir una vez asume que ha caído en una trampa.
Un buen thriller, con guión de Dennis Lehane, autor de la
propia novela. Lehane es un autor muy de moda en Hollywood, suyas son “Mystic
River”, “Shutter Island” o “Adiós muñeca, adiós”, obras adaptadas por Clint
Eastwood, Martin Scorsese y Ben Affleck respectivamente.
Lo peor son ciertos problemas de ritmo ocasional,
ensimismamientos, falta de fuerza que lastra las buenas intenciones de la modulada tensión y violencia.





















Me ha gustado mucho, y la tengo en cta para poder verla.
ResponderEliminarMuy interesante el trabajo del prota, con gestos q describes, y q podemos ver bien con el apoyo tan importante de las imágenes.
Gracias por el análisis, q destaca los detalles como los desenfoques etc, y q ayuda a comprender mejor.
Me encanta leerte. Siempre es un momrnto interesante y agradable. Un buen momento del día.
Gracias de nuevo!
Bss!
Es una película interesante, cierto. Me gusta bastante Hardy.
EliminarGracias por valorar el esfuerzo, Reina. Un beso!