martes, 18 de noviembre de 2014

Crítica: LO IMPOSIBLE (2012)

JUAN ANTONIO BAYONA












La segunda película más taquillera del cine español tras "Los otros" (Alejandro Amenábar, 2001), uno de los mayores éxitos de nuestra historia. Película muy americana en todos sus componentes, cine catastrófico y de sensiblería excesiva, que es donde radica una de sus virtudes, visto lo visto, y uno de sus grandes defectos.

Lo imposible” cuenta la odisea de una familia española que sufrió de lleno el impacto de un tsunami en la costa del sudeste asiático en 2004. Una historia de separaciones, sacrificios, generosidad y amor.




La película se plantea de inicio con la estructura de búsqueda, algo que la entronca en cierta medida con el cine de Steven Spielberg, que ha sido un referente muy usado al hablar de esta cinta de Bayona y algo que ya se vio en su anterior obra, “El orfanato”.

Es digno de elogio que el cine español vaya apostando definitivamente por otro tipo de propuestas alejadas de los panfletos políticos partidistas, manipulados o maniqueos sobre la Guerra Civil, y donde lo hortera, el sexo gratuito y el mal gusto han sido preponderantes todos estos años. Cineastas que han mamado de los grandes maestros americanos, clásicos o modernos, y que apuestan por historias que de verdad conecten con el público. Esto es germinal aún, pero poco a poco se irán creando grandes historias y películas. “Lo imposible” es buen ejemplo de todo esto, una cinta de factura impecable, buena narración, emocionante e intensa que busca el entretenimiento y provocar sensaciones en el espectador, sin más. El éxito ha sido descomunal.


La historia que cuenta “Lo imposible” es muy básica y sencilla, una familia separada que busca reunirse. No hay más. Las historias paralelas que se intercalan durante la narración funcionan con mayor o menor fortuna, pero a menudo aportan poco más que sensiblería excesiva.

La dirección es digna de un buen artesano, sin presentar genialidades ni grandes detalles de puesta en escena lleva la narración de forma fluida, manejando al espectador medio a su antojo hacia donde pretende, creando el estado anímico perfecto para buscar la lágrima que haga de la cinta algo especial para ellos.




Se ha comentado muy a menudo que Spielberg era sensiblero y forzaba las situaciones para conmover, pero lo cierto es que aunque Spielberg no disimula sus intenciones en ningún sentido, la autenticidad del fondo de sus propuestas refuta los argumentos en esa línea. Un ejemplo lo tenemos con “E.T. El extraterrestre” (1982), que podéis leer aquí mismo. Con Bayona no ocurre exactamente lo mismo, es más vacuo y vacío y de sensible pasa a ser sensiblero, pero su narrativa es eficaz y elogiable. Está todo demasiado medido.




La cinta se inicia presentando a la familia protagonista, una familia que se dispone a pasar unas vacaciones. Lo cotidiano, vidas en transcurso con preocupaciones sobre cambios y futuros que se debaten… Esto lo que pretende es crear un necesario e intenso vínculo emocional, sin existir esta presentación lo que le ocurra a los personajes nos daría igual. Pero además de esto hay una reflexión interesante de fondo, cómo todos los problemas cotidianos, dudas e incertidumbres sobre qué caminos tomar, acaban resultando superfluos e intrascendentes cuando acontece un hecho trágico como el que veremos. En ese momento el futuro, los proyectos y las planificaciones pierden sentido, el único futuro es sobrevivir, encontrar y estar junto a los tuyos. Es decir, eso es lo único por lo que merece la pena desvivirse, lo único verdaderamente importante.








Lo más notable de la cinta está en esta primera parte con las escenas del tsunami, realmente deslumbrantes y con un presupuesto pequeño para este tipo de cintas. Muy bien dirigido, impactante, asfixiante, aterrador, bien rodado y en su extensión desasosegador y desesperante. Transmite a la perfección el miedo, la desorientación, el pánico y la impotencia que se debe sentir en un momento así.

Tras esto, la larga búsqueda. Las escenas que siguen a madre e hijo tras el tsunami tienen una mezcla de fisicidad y depuración estética que forman una asumible fusión, dolor y sufrimiento light, suavizado por dicha estética.

Naomi Watts está muy acertada en su papel, un personaje que no hace más que sufrir, algo que es muy agradecido en el cine. Ewan McGregor es uno de esos actores que siempre apetece ver, su agradable rostro, su simpatía y el ser un actor competente hacen fácil la identificación con él. Aquí tiene un papel menos sabroso que su compañera, pero está correcto. Los niños no desentonan en exceso.




La cinta empieza y acaba con una hoja de papel en manos de los protagonistas, de muy distinto sentido, el ocio de la lectura en primer lugar y el dolor de la tragedia en el final. Nada volverá a ser lo mismo.


La película está salpicada de varias set pieces que pretenden hacer un fresco sobre temas y sentimientos que aparecen en las desgracias, comportamientos humanos, así como retratar el suceso en su globalidad, con bastante acierto. Veremos la pequeña trama del niño rubio que recogen madre e hijo protagonistas, que tendrá final feliz; la del francés y su generosidad ofreciendo su móvil sin apenas batería; la búsqueda, en una trama de estructura igual a la de la película, pero a pequeña escala y diversificada, del hijo mayor, Lucas (Tom Holland), por el hospital a familiares de los convalecientes… Todas ellas pretenden ofrecer un fresco general sobre esa situación excepcional y de desgracia, pero no con intención documental, sino para enfatizar las emociones, poner al espectador en el punto emocional adecuado y extraer hasta la última lágrima en el momento justo. Estas set pieces funcionan de forma eficaz pero resultan poco naturales. De nuevo emociones excesivamente manipuladas y edulcoradas, sensibleras. La entrega, el sacrificio, la solidaridad, el amor, la familia, son temas que se tratan y se subrayan durante toda la trama, con eficaz emotividad y exceso de sensiblería. Una vez más demasiado calculado todo.





Otra búsqueda, la de Lucas a su desaparecida madre en el hospital, presenta aspectos kafkianos, pero no acaba de funcionar del todo tampoco. Excesivamente artificiosa.

Uno de los aspectos visuales más reseñables llega con ese montaje paralelo donde María (Naomi Watts), como la virgen, y otra mujer compañera de cama en el hospital, se juegan la vida. Veremos el quirófano preparándose para las intervenciones y volveremos al tsunami visto en primera persona por María. En esta escena tenemos el que es el plano de la película, foto de los carteles incluso, cuando María renazca, suba a la superficie, agarrándose a la vida con esa mano que brota del agua, escenificando un parto, un nacimiento… Una vuelta a la vida, como así fue.



Las escenas donde madre e hijo vagan sin un rumbo definido están algo estiradas y caen en el ensimismamiento de un anuncio de compresas depresivo. Con todo, el talento visual y la claridad en el objetivo que tiene Bayona logran que todo llegue a buen puerto. Si bien la emoción puede resultar algo artificial, no se puede negar que ha conectado con el público, lo cual es una excelente noticia y promete futuras experiencias igual de placenteras si Bayona mantiene estas credenciales.








Como ya hiciera en su anterior trabajo, “El orfanato” (2007), la familia y la búsqueda son piezas claves de la narración. Si en su opera prima eran unos padres, especialmente la madre, los que buscaban desesperadamente a su hijo desaparecido, aquí todo será más épico y diversificado, ya que serán todos los miembros de una familia los que se busquen los unos a los otros, logrando el ansiado reencuentro al final como catarsis emotiva a tanta tensión acumulada. El milagro, lo imposible.




Estos dos temas son muy spielbergianos, un director que parece uno de los referentes más evidentes del realizador español. Buena cosa.

El trabajo interpretativo es muy correcto, a Naomi Watts le valió una nominación al Oscar incluso, y la dirección es competente, si bien sobran pinceladas musicales excesivas y demasiados planos New Age presuntamente poéticos que, como he comentado, contrastan con la dureza de la historia para hacerla asumible, pero que resultan poco auténticos.

En cualquier caso, si te gusta el cine de emociones en todos los sentidos, no dejes de apostar por esta cinta que ya ha marcado un hito en el cine español.






6 comentarios:

  1. Acertadísimo traerla el día de du estreno en TV.
    Interesante lo q explicas acerca de un cierto nuevo rumbo del cine español, aunq sea balbuceante y caiga en errores. Ojalá traiga más títulos dignos de alabanza.
    Dicho esto, mira, yo no la voy a ver. Demasiado sufrimiento aunq acabe bien. Y eso q me gusta mucho Ewan McGregor.
    Pero muchas gracias. Tu información y tus explicaciones son siempre útiles. Nunca sabes cdo vas a encontrarte en una conversación cinéfila!!
    Jajajaja!!
    Bss!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja qué crack. La verdad es que te entiendo, hay pelis que por su planteamiento, si te las tomas de determinada manera, incomodan más que hacen disfrutar y claro, esta es un poco agobiante jejeje

      Besos!

      Eliminar
  2. Como siempre, muy buena crítica.
    Yo sí la vi en el cine y me gustó, pero tampoco la doy un 10. La gente me decía que salías llorando a moco tendido y, o yo soy muy dura o no me impactó tanto como debería....jajaja
    Como bien dices, las secuencias del tsunami...dan escalofríos!
    Felicidades!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues precisamente porque te conozco sé que no es porque seas dura, porque te conozco sé que eres sensible. Es una peli que no acaba de transmitir autenticidad, y puede que muchos capten o captemos eso, sin más :))

      El tsunami es lo mejor, eso sí transmite el horror en todo su esplendor.

      Gracias, Merce. Un besazo, bueno, dos.

      Eliminar
  3. Esta película fue de esas que me dejaron un poco a medias, cuando fui a verla habia escuchado tantísimos comentarios que al sentarme en la butaca pensé que era una de esas que me marcaría y aunque tiene alguna escena impactante no esta dentro de mi catálogo de cintas imprescindibles.

    Tus comentarios me parecen muy certeros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me pasó básicamente lo mismo, yo procuro no leer ni escuchar nada, especialmente desde que escribo más de cine, pero a veces es inevitable oir cosas, que no tienen por qué provocar el objetivo buscado curiosamente, pero sí influir.

      No es para tanto, pero tiene su pase.

      Muchas gracias por tu comentario, Sara.

      Eliminar