La fluidez narrativa, de puesta en escena, en la dirección,
en el guión, la vivacidad de los diálogos, su picardía e inteligencia… nos
señalan de forma inequívoca y magistral que estamos ante algo especial.
Paradigma del western clásico y vigoroso. Los vaciles, recriminaciones,
cariñosas en el fondo, y bromas serán constantes. Amistad varonil sostenida en
los gestos.
Una amistad varonil que se escenifica de forma ejemplar cuando
Dude siente los calambres por su síndrome de abstinencia, haciendo insoportable
la espera. Hawks hará un travelling hacia primer plano, algo no muy habitual en
el director, para solidarizarse con el personaje, después mostrará la
preocupada y solidaria mirada de Chance a su amigo que sufre. Luego el director
mostrará a Dude en un plano más general, resaltando su pequeñez, su debilidad…
todo esto antes de que comiencen los diálogos para quitar trascendencia a la
situación. Hawks parece detener el tiempo. Chance ha marcado a su amigo y
cuando vea que los dolores se agudizan lo sacará para hacer la ronda, ayudando
con su gesto a pasar mejor el “trago”.
Cuando Dude le pregunte que si ese gesto
ha sido por cómo estaba él, Chance lo negará, ejemplificando a la perfección la
amistad hawksiana basada en gestos y no en palabras. Chance sabe que verbalizar
ciertas cosas hace más daño, le hace sentirse más vulnerable, más débil, por
eso nunca actúan de esa forma, se le quita trascendencia… además de la incomodidad
de los héroes hawksianos a la hora de verbalizar sentimientos. La amistad
ejemplar. Los personajes de Hawks actúan para demostrar, aunque hablen mucho.
La escena de la ronda es soberbia, travellings alternativos
siguiendo a Dude y Chance, el sheriff poniendo nervioso a uno de los esbirros
de Burdette y su ayudante aliviando un poco su necesidad. Travellings que
acaban describiendo todo el poblado con sus lugares típicos, la cantina “El
Toro Rojo”, el saloon, el hotel, el banco, el fotógrafo, tiendas diversas… todo
bañado por el viento para crear atmósfera y suspense.
“Durante dos años ha estado bebiendo lo que podía pagar y lo
que le pagaban los demás”.
He comentado que una de las grandes motivaciones de Hawks
para hacer “Río Bravo” era el comportamiento del protagonista de “Solo ante el
peligro” (Fred Zinnemann, 1952), que pedía ayuda a gente e incluso era salvado
por su mujer en última instancia. Para Hawks esto no era ser un buen
profesional, ni bueno ni malo, no era un profesional. Así veremos cómo Wayne
rechaza la ayuda que le ofrece Ward Bond y le explica estas mismas razones, él
es un profesional y sólo cuenta con profesionales, es su trabajo y no puede
involucrar a gente inocente, que además sería perjudicial y complicaría aún más
su labor. En cambio si aceptará a Colorado porque él sí es un profesional de
eso, sabe manejar una pistola y es guardaespaldas de Ward Bond.
Conoceremos aspectos del pasado de los personajes por
pequeñas referencias, en el caso de Dude será gracias a una conversación entre
Chance y Wheeler (Ward Bond), en la que el primero explicará que Dude era uno
de los mejores pistoleros que ha conocido, que se enamoró de una chica mala que
llegó en una diligencia, cosa que le sirve de aviso y por lo que rechaza él
mismo a Feathers, y tras un desengaño acabó desesperado tocando fondo y
alcohólico. Lo mismo ocurrirá con Stumpy en una conversación con Nathan
Burdette, en la presentación del último. Allí Stumpy desvelará que Burdette le
acabó quitando sus pequeños terrenos, quedando desamparado y viéndose obligado
a acudir al abrigo de Chance.
Wayne y Dickinson, un amor apasionado.
Chance y Feathers están destinados a entenderse. Todo
empezará con ella atacando y él defendiéndose e intentando largarla lo más
lejos posible, un clásico. Ella está segura y vacila y bromea con el duro
sheriff, hurga en su herida, la timidez, la vergüenza y su incomodidad con las
mujeres en el tú a tú. Pedirle que la registre lo pone contra las cuerdas. El
vínculo está creado, no hay mejor excusa. Refregará su error al sheriff al
juzgarla como ladrona, precipitado por las ansias de enviarla lejos. A partir
de aquí ya tiene mucho ganado, ya que Chance deberá pedir disculpas y mostrar
una actitud sumisa, vencido por las evidencias. La excitación y atracción mutuas
son evidentes, lo demuestran los desesperados intentos de Wayne de echar a la
bella dama y la sonrisa complacida de ella al ver la contundencia con la que él
resuelve el asunto del timador en el hotel. Es divertido que esta relación
tenga como guía inicial al jovencito sensato, valiente y bravucón de Colorado.
-En la primera escena juntos vimos como Chance salía por
piernas ante las burlas de Feathers, la timidez de él y sus rudos arrebatos son
irresistibles para ella, que cala enseguida la forma de ser del sheriff. En
esta ocasión vuelve a vencerleal
confundirse el sheriff en su juicio sobre ella. Ya comenté que los héroes de
Hawks cometen errores, aquí un ejemplo que se añade a la inseguridad que le
crean las relaciones personales, sobre todo con mujeres. Su eficacia en los
juicios con respecto a su trabajo está fuera de toda duda, pero al referirse a
Feathers falla estrepitosamente. Todo quedará ejemplificado de manera visual
cuando Chance pida disculpas a la mujer en la parte baja de una escalera, en un
plano de inferioridad, mientras ella se mantiene en un escalón superior, la
dignidad, la verdad y la razón. Pronto bajará para seguir progresando en su
vínculo y acercamiento. La escalera, clásico símbolo de tránsito y evolución,
en este caso de la relación.
-La evolución seguirá cuando la pareja se siente a conversar
sobre su pasado, más bien el de ella, algo que hará bajar definitivamente las
defensas del sheriff. Por supuesto todavía no se rendirá, debe superar sus
propios miedos e inseguridades, liberarse para poder comportarse con
naturalidad con ella, ser más “explícito” o claro, a su manera, pero el paso
hacia eso se da con su primera conversación a solas en el bar. Ya no la ve
tanto como una amenaza y asume su presencia. En esta conversación, donde se
disculpa, Feathers demuestra tener los valores y el comportamiento adecuado
para pertenecer al selecto grupo de Chance, por ejemplo cuando dice que ella no
abandonó a su marido, a pesar de ser un tramposo, sino que fue él el que la
abandonóa ella… La lealtad. La
aceptación de la disculpa de Feathers por Chance vendrá simbolizada en una
invitación a tomar una copa. Él pensará que ella se irá por la mañana, pero no
sucederá, ha encontrado un destino en su desorientado transitar y ese destino es
Chance. Su agradecimiento por la comprensión del sheriff será velando su sueño
a pesar de las reticencias de él…mientras maquina su forma de proceder para
terminar de seducirlo. Es que Chance, desde luego, no es un tramposo…
-A partir de aquí habrá discusiones, enfados, tiras y
aflojas en la habitual y siempre gozosa guerra de sexos, con diálogos
divertidos y digresivos en los que Feathers irá rindiendo paulatinamente a
Chance.
-Chance irá siempre con su rifle, evidente símbolo fálico de
poder. Se lo veremos incluso en la conversación con Feathers, aunque de forma
especial cuando se enfrente a los villanos.
-La escena clave y definitoria de la relación amorosa entre
Chance y Feathers, nos retrata a la perfección a la mujer hawksiana que ya he
analizado. Franca, pasional, sincera, impetuosa, más decidida en el amor que
los timoratos hombres. Tras negarse a irse en la diligencia, con su camisa
amarilla, dará dos besos a Chance, tan solo el segundo correspondido. Esta
escena es calcada, incluso en el diálogo, al primer beso entre Slim y Harry en
“Tener y no tener” (Howard Hawks, 1944). Ella será la dueña de la escena, incluso
dirá a Wayne cuando debe irse, un Wayne al que desobedece siempre, al revés de
lo que vemos en su trabajo, donde el sheriff manda y ordena sin que nadie se le
oponga. Una escena magistral.
“Me alegra haberlo intentado otra vez, es mucho mejor cuando
es a dúo”.
-Cuando Chance se entere de que Feathers ha conseguido un
trabajo en el hotel habrá otra discusión, perros y gatos buscando marcar
territorio, la guerra de sexos lanzada. Ella lo provoca, lo prueba, lo seduce…
-La escena cumbre, absolutamente maravillosa, preciosa, es
la que rubricará la unión de Feathers y Chance sin palabras, cuando el sheriff
baje y coja en brazos a la intrépida mujer que vela su sueño con una escopeta.
La subirá en brazos, de nuevo por la escalera, que como comenté es el símbolo
del tránsito y que ahora es testigo del penúltimo paso en esa relación mientras
suben juntos a pasar la noche. Aquí los objetos también son importantes, tras
una breve conversación Chance aceptará una copa, la bebida como vínculo entre
ellos, ya les vimos tomar una antes, de igual forma que el juego con los
cigarros marca la evolución con Dude. El sublime gesto de recogerla y subirla
en brazos será sin palabras. Una vez más los gestos sustituyéndolas. Sublime
romanticismo. La perfección.
-La relación llega a buen puerto y tendrá otra deslumbrante
escena final donde se nos muestran muchas de las constantes del director, las
dificultades para mostrar sus sentimientos del héroe, el descaro de la mujer y
la rendición final del hombre ante ella. Todo sin verbalizarse, con gestos o
indirectas, como explicará la propia Feathers en unas divertidísimas líneas de
diálogo antes de que Chance lance sus medias por la ventana. El retrato
femenino en la escena final no puede ser más ejemplar, la compleja psicología femenina
perfectamente retratada, sus manipulaciones, sus provocaciones, su ropa sexy,
sus pruebas al hombre… De igual forma el retrato del héroe será el clásico del
hombre hawksiano, orgulloso, vergonzoso, tímido, inexperto y apabullado por la
franqueza y decisión femenina.
-La escalera se vincula de forma clara a la relación amorosa, a la relación entre hombres y mujeres, su progresión. Veremos varias escenas donde Feathers subirá o charlará con su enamorado en una escalera, del mismo modo Chance subirá a verla en repetidas ocasiones. La primera vez que entramos en el hotel Alamo, Carlos hablará de las mujeres conforme sube las escaleras también.
Hawks destaca en todos los ámbitos, por ejemplo en las
escenas de acción, aventura o suspense. El asesinato a Pat Wheeler (Ward Bond),
con perfecto uso del punto de vista, está rodado de forma magnífica. Un gran
plano. Así se inicia una secuencia deslumbrante que continúa con el rechazo a
Colorado, que quiere sumarse al grupo, y el acto de reivindicación de Dude.
¡Qué iluminación! ¡Qué luz! ¡Qué bien mostrada y rodada la noche!
El tiroteo, los silbidos de aviso, la táctica para acorralar
al asesino, los encuadres, la ejemplar forma que tiene Hawks de mostrar cada
lugar y que sepamos dónde estamos y donde está cada personaje, el uso del
establo, el mugido…
Chance sabe que es un tremendo riesgo dejar que Dude lleve
la voz cantante, pero en la amistad masculina no se duda del amigo, acepta y
asume el riesgo como parte de la vida y de su amistad, además confía en él y
saben comportarse como profesionales.
-Chance: ¿Te consideras capaz?
-Dude: Me gustaría.
-Chance: A mí también.
Así sigue esta secuencia, con una escena inolvidable, un
travelling solidario que sigue a Dude, matices de inmenso talento. Dentro del
bar, ante un buen número de esbirros de Burdette, tendremos otra muestra de
genialidad y sencillez en la dirección, jugando con los puntos de vista y
alargando la tensión. Así veremos picados desde la visión del asesino, una
iluminación oscura para el asesino, claridad para nuestros protagonistas. La
subida de adrenalina será buena para nuestro amigo Dude, que cuando comienza a
recibir humillaciones responderá con eficacia. Unos intentos de humillación que
pretenden simular los de la escena inicial con la escupidera. Dude parecerá
titubeante inicialmente, pero se repondrá, así Hawks, en una escena con ciertas
similitudes a la mencionada, nos muestra la mejoría y evolución del personaje,
que reacciona de forma distinta en esta ocasión. Despreciará la moneda que le
lanzan, e incluso se permitirá el lujo de devolverle el desprecio al que la
lanzó, humillando al pretendido humillador. Actos, talento visual y de puesta
en escena. El juego con las gotas de sangre es una virguería. Un cebo que tuvo
su inicio cuando Dude afirmó que le había alcanzado con un disparo en su huida.
Su eficacia le reivindica. El personaje va recobrando el orgullo y la dignidad,
la evolución que debe emprender todo personaje hawksiano con problemas.
Hawks situará la escena y los encuadres en función de las
órdenes que Dude va dando, dueño y señor de la secuencia. Magistral suspense.
Por supuesto Dude tendrá el reconocimiento de Chance.
“Aseguraría que en adelante entrarás por la puesta principal”. La sonrisa
satisfecha de Dude lo dice todo.
Como he venido diciendo, los amigos no muestran sus
sentimientos, al elogio le seguirá acto seguido el reproche, la zanahoria y el
palo. Por supuesto Dude lo recibirá bien, “El día que cambie me preocuparé”.
Como comprobaréis todas las ideas mencionadas cumpliéndose a rajatabla en los
personajes de “Río Bravo”.
Hawks dota de carisma a sus personajes, algunos lo
desprenden de por sí y en otros casos se les dota de algún elemento o gesto.
Colorado y Dude tendrán gestos característicos. Colorado se tocará la nariz,
gesto sobre el que hablaré en curiosidades, y Dude se pasará habitualmente la
mano por la cara y la boca, gesto que tendrá importancia narrativa, ya que
cuando uno de los villanos se haga pasar por él, imitará dicho gesto para pasar
desapercibido en la distancia.
Del mismo modo Chance (John Wayne) valorará las virtudes de
Colorado, no se dejará llevar como la mayoría por su pose, vaciles y aire
chulesco. Lo tiene calado, por eso sabe que sería un buen miembro para su grupo.
“Yo diría que es tan bueno que sabe que no tiene que
demostrarlo”.
En cambio y en contraposición, no querrá la ayuda de Carlos (Pedro González González),
no es un profesional.
“No Carlos, te lo agradezco, pero no quiero que nadie me
ayude”.
El vestuario de Dickinson nunca será simbólico pero estará
acorde con lo narrativamente necesario, si quiere seducir será más sugerente,
si la cosa es más formal no lo será tanto… El color amarillo es muy utilizado.
También la veremos en ropa interior, con una bata roja y dando juego a unas
medias sexys.
Ya comenté que tanto Dude (Dean Martin) como Stumpy (Walter
Brennan) son personajes sobre los que sabremos ciertos aspectos de su pasado,
lo mismo sucederá con Feathers (Angie Dickinson). Las mujeres de Hawks a menudo
tienen un pasado turbio del que huyen, algo en común con muchos de los
personajes masculinos, Feathers es ejemplo de esto. Un amor traumático del que
escapa, como le ocurre de otra manera a Dude.
Nathan Burdette (John Russell), el gran villano de la
función, hace acto de presencia, más distinguido que su hermano, respetará las
normas encarándose con Dude antes de entrevistarse con su hermano. Altivo,
creído, seguro de sí mismo, creerá que su sola presencia y su amenazante poder
harán ceder al sheriff y los suyos. Con otros valdría, pero los valores de
nuestros protagonistas están más que claros y tanto Chance como Stumpy dejarán
las cosas claras. El conflicto está lanzado y planteado. Es un auténtico placer
ver a Walter Brennan en cada aparición, su regocijo mientras vacila a Burdette y
cumple con su deber transmiten tal vitalidad y energía que es imposible no
cogerle cariño. Esto será una constante, como constante es su disciplina y
cumplimiento del protocolo que le ordena su jefe. Chance por su parte siempre
procurará proteger a sus amigos, para que no sufran ni les hagan daño,
especialmente si no son profesionales, para que no les ocurra lo que le ocurrió
a Pat Wheeler (Ward Bond).
Wayne retrata al villano y da varios datos necesarios para
que los conozcamos nosotros, el tiempo que resta hasta que llegue el juez, 6
días, y la situación en la que se encuentran ambos. Todo rodado con un
clasicismo perfecto, intenso y depurado. Supremo.
Alcanzada la primera hora nos queda claro que la película
corre por dos vías, la trama de Burdette y la amorosa entre Wayne y Dickinson,
parejas en importancia. Además de la progresión de Dude.
El “toque a degüello”, la melodía que las tropas mejicanas
usaban antes de entrar en combate y que mermaba psicológicamente a su rival,
tendrá una función parecida pero con resultado distinto sobre el personaje que
interpreta Dean Martin. Su uso en el asalto a “El Alamo” (1836) es paradigmático.
Burdette la ordenará y Martin se rebelará, precisamente, contra ella, por la
perturbación que le ocasiona, tomando, definitivamente, la decisión de no beber
más. Todo en la narración vinculado a lo que verdaderamente importa a Hawks, la
evolución de sus personajes, en este caso el de Dude.
El plano donde se muestra la puesta de sol que da término a
la jornada de Dean Martin, que está junto a su caballo, es de una belleza
increíble. Es el comienzo de la tensión, la música, la bota nerviosa de Chance,
la angustia de Dude… creciendo. El plano de la bota de Wayne será un plano
corto que se va abriendo, de esta forma primero remarca cómo se siente el
personaje y luego describe la situación de él y la estancia.
Mientras esperamos tendremos más momentos digresivos, de
esos de los que Tarantino tanto aprendió, conversaciones sobre mujeres o cosas
intrascendentes, bromas, vaciles y demás circunstancias que acentúan el
realismo, las relaciones de los personajes e inundan de naturalidad toda la
historia.
Me encanta verle las enaguas al talento de Hawks de la mano de tu análisis.
ResponderEliminarDisfrutando mucho!!
Gracias y un beso!!!
Jajajaja qué gran frase Reina. Muchas gracias a ti. Besos.
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