viernes, 2 de marzo de 2012

Crítica: LA INVENCIÓN DE HUGO (2011) -Última Parte-

MARTIN SCORSESE







Todo está repleto de relojes. Hugo y su padre leían a Julio Verne, autor que también mencionará el librero y al que adaptó el propio Méliès en “20.000 leguas de viaje submarino”. Otro hacedor de sueños.

Hugo comparará el propósito de las máquinas con el de las personas, todos tienen uno. Ese es el motivo por el que las arregla, le pone triste que no funcionen, aplicará lo mismo, por tanto, a las personas. El redentor. Arreglar, reparar, redimir

Es en este momento cuando volveremos a ver los planos generales sobre París, el mundo como un mecanismo dice Hugo, con lo que cobrarán todo su sentido los planos iniciales.

El sueño o la pesadilla de Hugo contendrá relojes y trenes, como no podía ser de otra manera, un presagio de que su destino se acerca, un destino que teme porque no sabe lo que le deparará, así si vimos trenes recorrer las vías por encima, por debajo y a lo lejos de Hugo, en su sueño uno lo atropellará. Pero no es un simple sueño, es un sueño dentro de un sueño, en el segundo lo veremos convertirse en el autómata, necesitado de reparación y a la vez reparador del destino de los demás.

Christopher Nolan en “Origen” (2010) ya se introdujo en el mundo de los sueños, de los sueños dentro de los sueños y los vinculó con el cine y la ficción, pero en un lenguaje codificado.


Esa constante vinculación entre vida, sueños, memoria, recuerdos, ficción y cine, y la idea de éste último como redentor no sólo está desde el guión, también lo vemos en la puesta en escena. Así veremos como el escritor fan de Méliès quedará fascinado con el modo en que se crean los sueños haciendo películas, como le dice el propio director; Hugo e Isabelle mirarán igualmente fascinados esa magia creada que sale de un proyector en el cine en el que se cuelan (Isabelle por tanto vive una aventura, su mayor deseo), la misma mirada que tienen junto a “Mamá Jeanne” cuando ven “Viaje a la Luna” (superando los miedos y frustraciones tras el visionado); Méliès sentirá lo mismo la primera vez que ve el cinematógrafo; Hugo rememorará lo que le contó su padre sobre su primera experiencia viendo una película, “Viaje a la Luna” de nuevo… miradas fascinadas, soñadoras…


El tío Claude aparece muerto a la rivera del río, dejó de dar cuerda a los relojes y, por tanto, el desenlace no podía ser otro.

Hugo da cuerda a los relojes, y a las personas, la profesión se convierte en metáfora, todos necesitamos que nos den cuerda de una forma u otra. Todo ejemplificado en el autómata.

Los chicos y Tabard irán a ver a la familia Méliès y tras discutir un poco y rememorar el pasado “Mamá Jeanne” accederá a ver la única película que, en teoría, se conserva de su marido, donde ella participa como actriz. “Viaje a la luna” (1902).

Pocas veces ha sido tan emocionante una proyección como la que vemos en casa de los Méliès. Manual, donde el arte, el pasado, los orígenes, el respeto, el amor, los recuerdos y la emoción se funden en las miradas de las 4 personas que ven la película.


Georges Méliès descubrirá la proyección y caerá derrotado en su rencor con el mundo, redimido por fin por ese chaval que no cejó en su determinación de descubrirle al gran cineasta su verdadero lugar en el mundo, su verdadero propósito.


Méliès nos contará su pasado como mago, la construcción de su propia cámara, como quedó fascinado por el invento de los Lumière, aunque estos pensaban que no era más que una moda pasajera. Veremos al fascinador fascinado, al mago hechizado. Lumiére no fue un visionario con respecto al futuro del cine, D. W. Griffith tampoco, pensó que en las películas jamás se hablaría.

George Méliès relatará cómo después de la guerra dejó de interesar su arte y su frustración. Todo un ejercicio de metacine totalmente disparado y rubricado con el cameo del propio Martin Scorsese como fotógrafo.


El montaje es la magia del cine, como bien muestra Nolan también en su soberbia “Origen”, es la posibilidad y el mecanismo de los sueños. Extraordinaria la escena donde vemos como el montaje produce una escena mágica.

La cima, el éxito, el celuloide inmortal convertido en tacones de zapatos o botas militares, los decorados de los sueños derruidos en una pesadilla. El signo de los tiempos.

Georges Méliès aceptará su pasado, renunciará a olvidarlo y se redimirá gracias a Hugo.


Las historias cotidianas en la estación siguen su curso, así el quiosquero encontrará la forma de acercarse a la dueña el café comprando otro perro, la amistad de los chuchos posibilitará la tranquilidad de la relación.


El policía no cejará en su persecución a Hugo, este se escapará y dará lugar a una de las escenas más impactantes visualmente, con Hugo colgando del reloj de la estación para ocultarse de los dos sabuesos y recordando de paso a Harold Lloyd en la película que vio. Una vez más Scorsese vincula la ficción de lo que vio en el cine con la vida usando lo que vio de manera práctica. Pura magia constante.


Al final de esta persecución la pesadilla de Hugo casi se hará realidad al intentar rescatar al autómata de las vías del tren, al caer éste allí en un forcejeo con el policía. Un tren se acerca a toda velocidad dispuesto a pasarle por encima pero será el propio policía quien lo rescate. Cine, sueños y vida, siempre unidos como veis. El destino ha llegado, el tren parará al lado de Hugo.


La historia de Hugo apelando a la vida que también ha tenido el policía y la aparición de Georges Méliès para defenderle y adoptarle terminan el ciclo de redenciones, la confirmación de la del propio Méliès, la del policía ante las miradas interesadas de la florista…


El homenaje al gran Georges Méliès, la recuperación de muchas de sus películas que se creían perdidas, nos deja otro momento de desbordante emoción. Cuando Méliès da las gracias por la “reparación” que Hugo le ha hecho y el gesto cada vez más emocionado y avergonzado del chico, que en esta escena está sencillamente magistral. Luego tendremos otro ejemplo de metacine cuando el Méliès interpretado por Ben Kingsley se convierte en el Méliès real en un mismo plano.

El cine como redentor. Como se aprecia “La invención de Hugo” encaja perfectamente con los temas más personales de Scorsese.

La mirada emocionada de Méliès en su homenaje es la del orgullo ante su obra, el orgullo que debemos intentar sentir todos ante nuestras obras, artísticas o vitales.

Arreglar. Reparar. Redención.

La invención de Hugo” está tan desbordante de creatividad y magia como el cine de Méliès. Pura imaginación.

Ven las cintas del grandioso cineasta francés, son cortas y realmente mágicas. Las películas de Méliès referenciadas con imágenes son “El viaje a la Luna” (1902), "Le mélomane” (1903), “El reino de las hadas” (1903), “El rey del maquillaje” (1904), “Viaje a través de lo imposible” (1904), “Las cuatrocientas farsas del diablo” (1906),“La fée carabousse ou le poignard fatal” (1906), “Papillon fantastique” (1909), “Les illusions fantaisistes” (1910), “A la conquista del polo” (1912). Las recreadas en “La invención de Hugo”, en rodajes etc. son un buen número… “Le cauchemar” (1896), “Cenicienta” (1899), “La libellule” (1901), “El hombre de la cabeza de goma” (1901), “Faust aux enferns” (1903), “La chrysalide et le papillon dór” (1903), “Le cake-walk infernal” (1903), “Le palais des mille et une nuits” (1905), “Le menuet lilliputien” (1905), “Le raid Paris-Monte Caro en deus heures” (1905), “Las cuatrocientas farsas del diablo” (1906), “El eclipse: El cortejo entre el sol y la Luna” (1907), “Grotte avec flames”, “La dithguika”.


El plano secuencia final redondea la película, estilísticamente se podría decir que le da forma circular al empezar ésta con un plano secuencia también. Más minimalista en la forma pero intenso en el fondo con todos los personajes reunidos en la casa de los Méliès, policía y florista unidos como pareja, él con un artilugio nuevo para su pierna que funciona perfectamente creado por Hugo, otra reparación hecha por el chaval; Hugo haciendo trucos de magia; Méliès hablando apasionadamente con su mujer y Tabard, el escritor, sobre su trabajo; el librero recomendando libros, lo que más le apasiona, al quiosquero y la dueña del café sobre perros; los músicos que veíamos en la estación ponen música en el mismo decorado e Isabelle observa como Hugo disfruta y escribe sobre él en un libro mientras la cámara de Scorsese nos lleva a otra habitación donde encontramos al autómata, que es la creación en sí misma, y la clave de todo, satisfecho con lo que ha logrado. La voz en off de la propia Isabelle, que cierra la película con unas bellas palabras, rubrica la cinta con un final feliz donde la familia, el hogar y el amor son la razón de ser. Una bellísima escena.

Por si alguien duda, comentar que Hugo no existió, es un personaje de ficción en una historia real. Todo lo que acontece con Méliès es cierto. Una vez más la mezcla y la confrontación difuminando los límites de la realidad y la ficción. La concepción visual tan fantástica recrea la magia del cine y de la imaginación infantil de forma deslumbrante.

Hemos visto como muchos de los temas clásicos de Scorsese se mantienen en “La invención de Hugo” adaptados al género y tipo de película, infantil y familiar, así el calvario para redimirse, el camino habitual de los atormentados personajes del cineasta aquí se convierte en un camino, que también redime, pero hacia el descubrimiento de uno mismo, de cuál es nuestra función en el mundo.

Los seres solitarios, antisociales, buenos en ocasiones, que se enfrentan a un mundo injusto también está presente en Hugo, donde tanto Méliès como el propio Hugo, incluso Isabelle, son seres solitarios pero a diferencia de los títulos más famosos de Scorsese no son personajes perturbados o lindantes con la psicopatía (“Taxi Driver”, “Malas calles”, “Toro Salvaje”). Las películas de Scorsese suelen tener una fuerte presencia individualista, todo suele girar en torno a un personaje, el resto son, a menudo, complementarios del mismo. Aquí también sucede. Los personajes femeninos han ido cobrando presencia en las películas más personales de Scorsese, pero su cine es masculino en su mayoría. Aquí, Isabelle tiene una presencia importante. La soledad de sus personajes suele supeditar su psicología, aquí ocurre de forma clara. La puesta en escena es deslumbrante y virtuosa pero los movimientos de cámara no son nerviosos ni la violencia tiene presencia en la cinta, algo coherente respecto al género y estilo del film y que Scorsese ha hecho en varias ocasiones, cambiando su estilo frenético para adecuarlo con el fondo del tema tratado. Con todo, la cámara se mueve libre, fluida, juvenil, como corresponde también a la cinta, con extraordinarios planos secuencia.

Los componentes autobiográficos, habituales en su cine, aquí son especialmente íntimos, ese padre cinéfilo que acompaña a Hugo a ver películas se corresponde con la vida del cineasta, así como la infancia solitaria entre otras cosas… como su pasión por el cine. Esa pasión por el cine que le lleva a incluir referencias cinéfilas más o menos encubiertas en todas sus películas.

Johnny Depp es productor de la cinta.

Pocos defectos pueden ponerse a la película, algún truco de guión que no molesta y acaba resultando encantador, como la aparición del escritor en la biblioteca, y poco más.

Una película para los que amen el cine, les guste soñar, vivir, amar y reflexionar. Sí, la magia existe, y aunque algunos lo olvidan o se consideran demasiado importantes para tenerla en cuenta, ahí está.




8 comentarios:

  1. La invención de los efectos especiales.
    Así definiría el final de esta película.
    Creo que sobran las palabras y sobretodo después de todo lo que ya he dicho,jajaja
    Esta cinta la calificaré como increíblemente mágica.
    Es una lección para todo aquel que no cree en los sueños.

    Un aplauso para usted sr.Sambo y gracias por recomendarme esta película, por hacer una critica tan detallista y meticulosa, simplemente preciosa.
    Me ha tenido enganchada a cada una de sus palabras.

    Un gran trabajo sin duda el que has hecho.
    Mil gracias.

    un besote

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  2. Colorado me pones Luna. Me alegro de haber podido transmitir todo eso que comentas, era un poco la intención. Una película mágica ciertamente. un besazo.

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  3. Mr Sambo me gustó más la película y el ensayo de The artist, lo recomendé ampliamente en LLDM.
    Del Artist me pareció excelente el manejo de cintas del cine mudo-sonoro y actual que manejaste.

    Saludos

    Date vueltas por LLDM hay gente que necesita aprender cine.

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  4. Hola Arcanus, me alegro que te gustara el artículo sobre THE ARTIST y siento que este lo haya hecho menos jejeje.

    A mí también me gustó algo más la cinta de Hazanavicius pero he disfrutado mucho de ambas.

    Siempre leo a Eddie aunque no participe en los comentarios todo lo que debería, buscaré tu comentario de todas formas jajaja.

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  5. Una crítica TOP para una película TOP.

    la vi ayer ya que la tenía pendiente y estuve las dos horas emocionado. Un homenaje al cine literal, a sus orígenes, al uso los efectos especiales, como se usan estos y el montaje.

    Los dos niños están espectaculares, Kingsley siempre lo está y Sacha Baron Cohen es un gran actor. Mucho mérito para Scorsese.

    Una obra maestra en cuanto a efectos visuales y atmósfera. Gran elección de ciudad de Martin.

    La música es emocionante, aumenta la calidad de la película una barbaridad.

    Una película llena de metáforas, que divierte, emociona y enseña a partes iguales, con un muy buen ritmo y un guión potente.

    En IMDb tiene un 7,7, algo inexplicable, es otra película incomprendida por la mayoría de la sociedad,eso nos da el nivel del ser humano.

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  6. Muchas gracias Chu4che, gran comentario y muy de acuerdo con tu opinión. Es una película que seguramente crecerá, que quizá no se ha entendido su totalidad, la gente se quedó con una historia bonita y un homenaje general al cine, pero la cantidad de matices que hay es posible que pasaran desapercibidos.

    Poco a poco creo que se convertirá en película de culto, no em extrañaría.

    Un abrazo crack.

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  7. Por una u otra cosa he terminado viendo esta película tres veces. Pese a su magnifico guión y música, así como un paisaje maravilloso, no puedo evitar retorcerme en mi asiento con la exageración de arriesgados planos de Scorsese, cuyos intentos de innovación funcionan sin discusión en películas de extremada acción (The Departed, Shutter Island), pero quedan cojos en esta película infantil.
    Uno me llama peculiarmente la atención y es el cambio de plano en el momento en el que Melies -el fantástico Ben Kingsley- va a contar su historia. Tan artificial como innecesario.

    Con esa excepción (suficiente como para apoyar que The Artist ganara el Oscar), la película es fabulosa y una oda a los sueños, como bien han indicado varios comentaristas en este blog. Si que me gustaría una crítica del autor del blog (sublime, mis felicitaciones) al reparto en global.

    Por cierto, es un dato curioso que durante 2011 se hicieran tres películas deliciosas (y premiadas) relacionadas con París y con el arte: The Artist, Hugo y Midnight in Paris.

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    1. Un París inspirador, DAunes. Muchas veces esos planos que pueden resultar arteriosos tienen un contenido concreto, pero Scorsese, como le ocurría a Hitchcock, en general, no tiene problemas con que se le reconozca que está tras la cámara. Aunque sabe ser sobrio cuando quiere o cree que la cosa lo necesita.

      Concuerdo contigo en que THE ARTIST está un pelo por encima, es una obra de orfebrería extraordinaria. Hugo, ciertamente te transporta.

      El reparto está muy acertado, el niño protagonista lo tiene casi todo ganado con la mirada, que era lo importante de su interpretación,

      Muchas gracias por sus palabras.

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